Don Felipe Ganzúa y Válvula, iba ensimismado arrastrando la maleta por
los corredores encerados, siguiendo las flechas que parpadeaban
monotamente aquella tarde de abril, la misma en que Doña (en realidad
era Srta, pero todos le decíamos Dña) Flora Quintana y Saenz que tenía
una gata joven, me pidió que la acompañara al veterinario, porque su
bella gata de pelo aterciopelado y ojos almendrados pardo-verduzco,
estaba enferma con dolores abdominales. No suelo acompañar a todo el que
me lo pide, pero esta vez accedí viendo lo desesperada que estaba Dña
Flora y esa tendencia nata o innata que tengo de ayudar siempre al
necesitado. El señor siguió arrastrando su maleta hasta que, como no se
acordaba a que terminal dirigirse, se detuvo para chequear los datos en
su pasaje, mejor dicho, en su tarjeta de embarque. Busca, busca y
re-busca sin encontrarla, sin ella, huelga decirlo pero lo digo igual,
no puede subir al avión. Mientras tanto, en la Veterinaria, José
Ignacio, el doctor, comienza a auscultar a la gata de Dña Flora que pega
un chillido agudo, le clava las uñas en el brazo derecho justo cuando
él estaba a punto de inyectarle un anestésico y sale disparada. La
sala de espera estaba llena a tope, mejor dicho, llena a reventar.
Había perros grandes y chicos, una cotorra, un armadillo, un cobayo,
dos tortugas, todos con sus respectivos dueños y cinco patos que un
buen samaritano había traído de la laguna de Juárez, que se habían
insolado y estaban con ataque de pánico y fuertes jaquecas. Cuando la
gata corrió hacia ellos, volaron desorientados y el dóberman que estaba
en un rincón de la sala, tiró de la correa con la que lo sujetaba su
dueño, abalanzándose sobre uno de los patos mostrando la dentadura
blanca y brillante con clara intención de comérselo. El pato se
desmayó, en el preciso momento en que un fox terrier, que tenía un
muchacho de remera verde y pantalón a cuadritos, con sus cascos
puestos y el MP3 a pleno, salta atacando al dóberman, -el foxterrier,
no el chico, que seguía imperturbable escuchando su música, bueno ese
bochinche distónico, disléxico y disonante, que los jóvenes llaman
música- se arma una bataola de aquellas. La gata que se había subido a
uno de los almohadones de los sillones, se lanza a la esquina de la sala
y en un rincón se pone a defecar y tanto se esfuerza, que expulsa un
anillo con un brillante que se había tragado en casa de Dña flora que
brilla de forma radiante en el montón ya saben de qué. Por su lado, Dn
Felipe decide, cabizbajo y enfurruñado, volver a su casa en la que cree
que dejó el pasaje, sin recordar que si ya estaba de ese lado en el
aeropuerto era porque tenía la tarjeta de embarque y la tarjeta no se la
dan sin el pasaje, pero eso lo recordó estando ya en su casa, "qué
gillipollas que soy" -bufó y se dijo muy quedo, no fueran a pensar los
vecinos que hablaba con los fantasmas y se pusieran a cotillear -"Dejo
aquí mis cosas y me voy a tomar una pinta al café de Paco".
Contribución a la Convocatoria de Maga de Qamar desde su blog "La trastienda del pecado" con el tema "el/un olvido" Más relatos aquí
29 comments:
Me gustan las historias paralelas.
De los inconvenientes de viajar. Y las peripecias con la gata.
Bien contado. Un abrazo.
Madre mía. Bárbaro. Lo he leído casi sin aliento. La que se ha montado en el veterinario; ja, ja, ja…
Y no menos el pobre señor y su “extraviado” pasaje.
Buenísimo, Myriam.
Lo he disfrutado un montón. Ágil y trepidante.
Abrazo grande, y muy felices días💙
Me ha encantado Myriam, me ha resultado un relato muy divertido, te felicito, muy bien narrado.
Besos.
Dos historias bien alineadas :él con su despiste y la gata con su huida altero el consultorio; pero que agusto se quedó;)
Un 🤗 preciosa
¡Genial!
Un relato apasionante.
Todo un reto, decir tanto en tan pocas palabras.
Me ha encantado.
Besos.
Nos dejas dos despistes diferentes, pero unidos por las risas o mejor las carcajadas.
Esa gata hizo de las suyas, pero mira no hay mal que por bien no venga el defecar le sirvió para que esa joya de la familia saliera a la luz jajja. Y por otro lado ese hombre si que tiene guasa, ajajja. Muy bien tus dos por uno. Un besazo y feliz resto de fiestas.
La que has musgo, pollito!!!
Esa gata es un peligro a cuatro patas. Cómo para dejarla sola y que se aburra.
Pero, anda, que el buen hombre y el jaleo que se lleva que si sí que sí no. Nada que no se solucione con un encuentro en un bar.
Millones de gracias por sumarte a la convocatoria y dejarnos este regusto.
Un beso grande 😚
Hubiera dicho lo mismo de ocurrime a mi, "que gilipollas soy".
Saludos
Desconozco el motivo de esconder el segundo párrafo, pero merece la pena leerlo ...
GINEBRA: Menos mal que recoeaste, al final, el aliento. Muchísimas gracias por tu comentario. Es una alegría para mi que te haya gustado esa parte del relato. Besotes! Y muy felices días festivos para ti también.
DAKOTA: Muchísimas gracias. Me alegras el día. Besos
BERTHA: Muchísimas gracias por tu comentario y atención. Sé lo ocupada que estas en esos días. Besos
MARIPAZ: Los coordinadores de los relatos de los jueves establecen un limite alrededor de las 350 palabras, por eso lo tuve que cortar. Aprendi de mis años de estudiante en Suecia a ser sintética pero presentando sí, toda la información relecante. En un exámen si hacias bla, bla, bla no te aprobaban jaja. La cosa no iba por volumen sino por calidad. En un texto literario, a veces es dificil. Mil gracias por tu cariñoso comentario tan apreciativo. Besos.
CAMPI : Enormes gracias por tu comentario. Me pone muy contenta que te haya gustado. Felices fiestas para ti y los tuyos y besos.
MAG: Mil gracias a ti por proponer este tema que me permitió recuperar este texto (cuya resolución se encuentra en la segunda y ultima parte que tuve que cortar por motivos de espacio). A veces se producen cruces en nuestra vida dignos de recordar o inventar basados en hechos reales. Gracias por estar aquí, y por toda tu dedicación de este jueves. Besos enormes y felices días festivos.
EMILIO: ¿Cierto? Jajajaja... ¿Y quien no en tal situación? Aunque yo lo hubiera dicho eb criollo argentino Jajajaja. Por suerte, hasta ls fecha, nunca me ha sucedido. Abrazo grande.
BEAUSEANT: también te deje comentario en la segunda y última parte de este texto, agradendo todo ti interés. No la escondo, en realudad, la tuve que cortar por motivos de espacio. Como son muchos los textos de los participantes y nos leemos y comentamos mutuamente, los organizadores piden un limite de palabras de alr. de las 350. Besotes.
Hola, Myriam:
Tu relato atrapa desde el principio por el misterio de la narrativa dual y la naturalidad con la que lo desarrollas hace que lo leamos de un tirón. Me parece muy acertado el recurso formal de usar un párrafo, da intensidad al cuento.
Ahora leo la versión completa.
Un abrazo, Myriam.
Myriam me gustó mucho las historias que desarrollas paralelamente y que me han hecho reír, una en su estrepitoso batiburrillo y la otra en su final magistral
Un beso fuerte querida Myriam.
Me ha encantado, me ha divertido muchísimo imaginarme las escenas. Buenísimo. Ayer por la mañana estaba yo misma en una de esas salas de espera, no ocurrió nada por el estilo pero jejeje ciertamente, nunca se puede estar segura.
Besos y abrazos, Myriam, y que tengas un feliz fin de semana.
Divertidísima la escena del desbande en la veterinaria! Muy descriptiva y chistosa. Un abrazo
NINO: Enormes gracias por tu comentario. Originalmente todo el relato estaba en un solo párrafo. Lo dividí, acortándolo para esta ocasión porque me pasaba en el límite de palabras de 350 pedido por los anfitriones. Un abrazo, y voy a la segunda parte a comentarte lo que me escribiste y también te agradezco. Un abrazo y felices fiestas para ti y los tuyos.
TRACY: Me alegra mucho que te diviertan las historias patalelas -esa era la intención- que al final del relato original se juntan. Beso enorme.
ESTHER: Es que en una consulta puede pasar cualquier cosa, si a nosotros no nos gusta esperar, aa los animales menos, aunque en tiempos post Covid, no se juntan tantos pacientes (el relato fue escrito hace varios años, creo que en el 2014). Me pone muy, pero muy contenta que te haya divertido. Beso muy grande.
MONICA: Y yo, feluz de que te hubiera oarecido chistosa, esa era la intención: poder reir um rato. Beso enorme y mil gracias por tu comentario.
Fíjate que volví a pensar que era teatro a lo Ionescu...
Y me sigue gustando
Besote guapa
Buenas historias ambas, pero la de la veterinaria no tiene desperdicio, pude imaginarme el revuelo de animales, la situación y cara de sus dueños, muy buen relato, me gustó mucho, saludos.
PATRICIA F.
COLOTORDOC: Me pone muy contenta que hayas vuelto a leer este relato y qie te haya recordado el teatro de Ionesco, que sin haber sido esa mi intención me llena de orgullo. Beso y abrazo, Manuel.
PATRICIA: la dueña de la gata y el que perdió el pasaje intersectan sus vidas en la, segunda parte de este relato, pero sí, la escena en la veterinaria es muy revoltosa jajaja con tanto animal. Sí te pareció divertida, he cumplido mi objetivo. Besos.
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