«La Fiesta de San Juan,» de Jules Breton
El origen de la noche de San Juan
resulta difícil de hallar, ya que cuenta con un pasado muy remoto. Lo
que sí está claro es que es una festividad que posee una mezcla de
sustratos de diferentes civilizaciones que el cristianismo adoptó, y que
ha conseguido mantenerse hasta la actualidad.
El emperador bizantino Teodosio se empeñó en perseguir a todos aquellos que practicaban los cultos paganos cuando, en el siglo IV, declaró el cristianismo como religión oficial del Imperio Romano de Oriente y Occidente, en el «Edicto de Tesalónica».
Lo que no llegaría a saber el emperador es que su decreto no sería del
todo consolidado por sus aliados cristianos. Gran parte de las
festividades religiosas que celebramos hoy en día contienen un origen
pagano. Por mucho ahínco que Teodosio y sus descendientes pusieran en
acabar con los rituales que consideraban herejes, la realidad es que
estos acabaron por formar parte de la cultura cristiana.
La noche de San Juan es el ejemplo más significativo. Las sociedades cristianas absorbieron esta tradición de origen pagano, convirtiéndola en la conmemoración de la natividad de San Juan Bautista, quien había nacido, según la Biblia, el 24 de junio, coincidiendo con el día próximo en que las antiguas civilizaciones celtas habían honrado al Sol.
Para las primeras comunidades, el Sol estaba enamorado de la Tierra, a quien se negaba a abandonar a partir de la llegada del solsticio de verano, la noche del 21 de junio,
cuando los días se irían acortando. De esta manera, celebraban el
instante en que el Sol se mostraba a la Tierra en su máximo esplendor y
poder, dando así la bienvenida al buen tiempo. Al ser la noche más corta
del año, las antiguas sociedades creían que era el momento ideal para
ahuyentar los malos presagios y atraer el amor y la fertilidad, mediante
los rituales alrededor del fuego y el agua. Los antiguos celtas llamaban a esta festividad «Alban Heruin».
San Ambrosio y el Emperador bizantino Teodosio. Obra de Anton van Dyck
Pero cuando Roma y el Cristianismo se impusieron, esta festividad
adoptaría un significado menos mágico. La leyenda del Sol y la Tierra
fue reemplazada por el relato bíblico de San Juan Bautista, el santo que
guardaba relación con el fuego (la hoguera que su padre Zacarías
encendió cuando nació) y el agua (el bautismo de Jesús en el río
Jordán).
Pese a este cambio, los cristianos no renunciaron a seguir encendiendo enormes hogueras alrededor de las cuales celebraban los ritos, ya que permaneció la costumbre de quemar lo malo para atraer lo bueno. Eso sí, siempre bajo la presencia de la cruz cristiana. De esta manera, se consolidó una celebración que mezclaba la tradición latina con el ritual pagano, hasta hacerse muy tradicional en todos los rincones del mundo, especialmente en la Península Ibérica.
Articulo escrito por: Guillermo Caso de los Cobos
Publicado originalmente aquí
8 comments:
La Iglesia cristiana -o, en su caso, las propias sociedades cristianas- trasladó a sus rituales muchas celebraciones paganas para dar cierto sentido de continuidad a lo festejado o conmemorado; eso sí, con un panteón diferente.
Un abrazo, Myriam.
Cierto, la mayoría de las fiestas cristianas de hoy en día, son adpociones de fiestas paganas,
Las religiones siempre atentas. No se les escapa ni una :-)
Musu bat.
Al querer ser la religión dominante, tomó para si muchas fiestas, que ya estaban enraizadas en la gente...Todo cun cambio de mentalidad que imagino costaría lo suyo.
Besote.
Aquí en el centro de la península, no hacemos hoguera, con la caló que viene ahora nos basta :D
Quemamos lo malo, cuidado no equivocarse...
Es curioso, siempre el origen de nuestras fiestas es pagano y la iglesia se resiste a admitirlo.
Es cierto que dependiendo de donde acudas a por la información los orígenes son diferentes, pero todos tiene un halo que los magnifica. Abrazos
Hay diversas festividades que la cristiandad tomó. Esta de quemar lo viejo, como el campo de cultivo, es muy bonita
Un abrazo y buen día
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