El gobernante del Persianto Turco mogol timúrida de Persia, Sha Ruj (1404–1447) -hijo menor del fundador de la dinastía del Khan Amir Timúr (conocido también como Tamerlán) envía una gran embajada a la corte del Emperador Yongle de China, Tercer Emperador de la Dinastía Ming. Uno de los enviados persas, Ghiyāth al-dīn Nakāsh, lleva un diario de sus viajes por toda China, que pronto será ampliamente conocido en todo el Irán, Oriente Medio y Turquía, gracias a su inclusión en obras las históricas de Hafiz-i Abru y Abdur Razzak. En dicho diario, el autor escribe sobre la rica economía de China y los enormes mercados urbanos, su eficiente sistema de mensajería en comparación con el de Persia, la hospitalidad de sus anfitriones en las estaciones de mensajería para proporcionar alojamiento cómodo y comida, y sobre los productos de lujo y artesanía de los chinos.
El Shah Ruj controlaba las principales rutas comerciales entre Asia y Europa, incluida la legendaria Ruta de la Seda, permitiendo así que el comercio circulara por toda la región y como resultado, se hizo inmensamente rico. Eligió tener su capital no en Samarcanda (actual Uzbekistán) como lo había hecho su padre, sino en Herat (actual Afganistán). Esto se convertiría en el centro político del Imperio Timuúrida y la residencia de sus principales sucesores, aunque ambas ciudades se beneficiaron de la riqueza y el privilegio de la corte de Shah Ruj.
El Shah Ruj fue un gran mecenas de las artes y las ciencias, que floreció bajo su gobierno. Pasó su reinado centrándose en la estabilidad de sus tierras, así como en mantener relaciones políticas y económicas con los reinos vecinos. Los historiadores Thomas W. Lentz y Glenn D. Lowry afirman que a diferencia de su padre, Shah Ruj gobernó el imperio Timúrida no como un guerrero-conquistador turco-mongol, sino como un sultán islámico. En las crónicas dinásticas fue exaltado como un hombre piadoso, de gran diplomacia y modestia; un gobernante islámico modelo que reparó gran parte del daño físico y psicológico causado por su padre, el khan Timúr.
El Shah Ruj fue un gran mecenas de las artes y las ciencias, que floreció bajo su gobierno. Pasó su reinado centrándose en la estabilidad de sus tierras, así como en mantener relaciones políticas y económicas con los reinos vecinos. Los historiadores Thomas W. Lentz y Glenn D. Lowry afirman que a diferencia de su padre, Shah Ruj gobernó el imperio Timúrida no como un guerrero-conquistador turco-mongol, sino como un sultán islámico. En las crónicas dinásticas fue exaltado como un hombre piadoso, de gran diplomacia y modestia; un gobernante islámico modelo que reparó gran parte del daño físico y psicológico causado por su padre, el khan Timúr.
Timúr (conocido también como Tamerlán) (1336-1405) fue el último de los grandes conquistadores nómadas de la Estepa euroasiática, y su imperio preparó el escenario para el surgimiento de los imperios que usaron la pólvora más estructurados y duraderos en los siglos XVI y XVII.
Timúr previó la restauración del imperio mongol de Genghis Khan (fallecido en 1227) y según el experto en geopolítica Gérard Chaliand, se veía a sí mismo como el heredero de Genghis Khan. Aunque no era un descendiente de Genghis Khan, claramente trató de invocar el legado de las conquistas de este último durante su vida. Según la historiadora Beatrice Forbes Manz, en su correspondencia formal, Timúr continuó a lo largo de su vida presentándose como el restaurador de los derechos de los Gengisidas, esto es, de los descendientes de Gengis Khan. Justificó sus campañas contra iraníes, mamelucos y otomanos como una reimposición del control mongol legítimo sobre las tierras tomadas por los usurpadores. Para legitimar sus conquistas, Timúr se basó en los símbolos y el lenguaje islámicos, se refirió a sí mismo como la "Espada del Islam" y fundó instituciones educativas y religiosas. Él convirtió a casi todos los líderes del Clan Borjigin al Islam durante su vida.
Dos miniaturas persas de un manuscrito de Zafaranama (c:a 1467),
en una biografía de Timur, ilustrada por Kamāl ud-Dīn Behzād,
alojada en la Biblioteca John Work Garrett de la Universidad John Hopkins.
Timúr derrotó de manera decisiva a los Caballeros Hospitalarios cristianos en el Sitio de Esmirna, en 1402, llamándose a sí mismo ghazi (guerrero por la fe de Mahoma). Como ressultado, la mayorñia dde la población cristiana-que era ma mayoría en la ciudad- fue asesinada y Timúr entregó luego la ciudad a los Aydínidas, ántiguos gobernates- que formaron el Beilikato de Aynin (Emirato) que posteriormete, sería anexionado al Imperio Otomano- ver la Timetable histórica de Esmirna aquí.
Al final de su reinado, Timur había ganado el control completo sobre todos los restos de los khanatos de Chagatai, Il y Horda, e incluso intentó restaurar la dinastía Yuan en China.
Los ejércitos de Timúr eran multiétnicos y fueron temidos en toda Asia, África y Europa. Los académicos estiman que sus campañas militares causaron la muerte de 17 millones de personas, lo que representa aproximadamente el 5% de la población mundial en ese momento.
Los ejércitos de Timúr eran multiétnicos y fueron temidos en toda Asia, África y Europa. Los académicos estiman que sus campañas militares causaron la muerte de 17 millones de personas, lo que representa aproximadamente el 5% de la población mundial en ese momento.
Imperio Tumúrida en los tiempos del Khan Timúr (Tamerlán)
(Por esa época Felipe II de Castilla andaba enrollado con su Válido Âlvaro de Luna
y el Duque Felipe II de Borgoña-entre otras actividades- coleccionaba manuscritos iluminados,
llegado a poseer 600 en su biblioteca particular)
y el Duque Felipe II de Borgoña-entre otras actividades- coleccionaba manuscritos iluminados,
llegado a poseer 600 en su biblioteca particular)
5 comments:
Joder con Timúr. Vaya pieza. No se andaba con tonterías. :-)
Musu handi bat.
Jolines, la historia qué de matices tiene
Un abrazo y feliz tarde
Guerra y comercio. Primero lo uno y luego se abría lo otro. La sangre y luego la seda. Una buena lección de Historia. 😘
A Timur le tenían temor. Le iba bien el nombre.
Saludos, Myriam.
Hola Myriam,
Estupendo recorrido de la historia.
El nombre de Timúr evoca destrucción y grandes matanzas, conquistador de tierras y pueblos. Es un alivio saber que eso pasó hace años!
Abrazo
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