Al vencer al Rey meda Astiages, el Rey persa Ciro II, el Grande, quien reinó por 559-535 aEC, extendió sus dominios por la meseta central de Irán y gran parte de Mesopotamia y fue el fundador del Imperio Aqueménida que alcanzó su máxima extensión con su tercer Rey, Dario I el Grande. El Imperio Aqueménida fue, como sabemos, conquistado por Alejandro Magno en 330 a EC. Durante Dario I el Imperio abarcó 5.5 millones de kilómetros cuadrados. Incorporando
a varios pueblos de diferentes orígenes y creencias, se destaca por su
modelo exitoso de administración centralizada y burocrática (a través de
sátrapas bajo Dario, Rey de Reyes). Para ello, se construyeron infraestructuras como
sistemas de carreteras y un sistema postal (el que según Jenofonte, había sido iniciado por el Rey Ciro) el uso de un idioma oficial a través de sus territorios, y el desarrollo de servicios civiles y desde luego, un gran ejército profesional. Los éxitos del imperio inspiraron sistemas similares en los imperios posteriores.
Una de las instituciones más eficaces en la época del Rey Dario I, fue la del Angarium (en latín, del griego Ἀγγαρήιον angareion) que era la institución
de los mensajeros reales montados en la antigua Persia. Los
mensajeros, llamados ángaros (ἄγγαρος), se alternaban en estaciones que
tenían una distancia de un día de cabalgata a lo largo de la Carretera Real. Los
jinetes estaban exclusivamente al servicio del Gran Rey y la red
permitió el transporte de mensajes de Susa a Sardis (2699 km) en tan sólo siete
días. Para que nos hagamos una idea de la velocidad que ello significaba, recorrer la misma distancia en caravana duraba noventa días.
Heródoto, alrededor del 440 aEC, describió así el sistema de mensajería persa que había sido perfeccionado por Darío I aproximadamente medio siglo antes: "Ahora no hay nada mortal que realice un viaje con más velocidad que estos mensajeros, tan hábilmente inventado por los persas: pues dicen que de acuerdo con el número de días de los que consta todo el viaje, tantos caballos y hombres están a intervalos, cada hombre y cada caballo designado para un viaje de un día. Ni la nieve ni la lluvia ni el calor ni la oscuridad de la noche impide realizar a cada uno la tarea que se le propone, con la máxima velocidad. El primero cabalga y entrega el mensaje con lo cual se carga al segundo, y el segundo al tercero, y después de eso se pasa de uno a otro, como en la carrera las antorchas entre los helenos, que realizan para Hefesto. De sus caballos los persas llaman Angarium ".
Una frase que describe a los ángaros, traducida como "Ni nieve, ni lluvia, ni calor, ni tinieblas de noche detienen a estos mensajeros de la rápida finalización de sus rondas designadas", está inscrita en el edificio de correos de James A. Farley en la Ciudad estadounidense de Nueva York.
La carretera real
El curso del camino ha sido reconstruido a partir de los escritos de Herodoto, la investigación arqueológica y otros registros históricos. Comenzando en Asia Menor (en la costa del mar Egeo de Lidia, a unos 96 km al Este de Esmirna en la actual Turquía), se dirigía hacia el Este a través de lo que ahora es la sección media del Norte de Turquía (cruzando el rio Halys según Herodoto), luego pasaba a través las Puertas Cilicias en los Montes Tauro a la antigua capital asiria Nínive (actual Mosul, Iraq), para dirigirse hacia el sur, a Babilonia (cerca de lo que hoy es Bagdad, Iraq).
Desde cerca de Babilonia, se cree que se ha dividido en dos rutas, una que viaja hacia el Noreste y luego hacia el Este a través de Ecbatana (en el Irán actual) y a lo largo de la Ruta de la Seda, y la otra hacia el Este a través de la futura capital persa Susa (en la actualidad Irán) y luego al Sureste a Persépolis. Por supuesto, tales rutas para viajeros y comerciantes a menudo demorarían meses. Durante el reinado de Darío I, el Grande, se construyeron numerosos puestos avanzados reales (Caravanserai, de los que hablé aquí).
Con el sistema de postas y relevos de caballos frescos, los ángaros, veloces mensajeros de Darío, fueron el mejor y más eficaz medio de Comunicación del Rey de Reyes, para mantenerse informado en tiempo record -una semana- de cuanto ocurría en su vasto Imperio. Tan importante fue este Sistema de Correos que posteriormente, los romanos lo copiaron y adaptaron a sus necesidades (Ver el Cursus publicus) y fue el origen de nuestro Sistema Postal moderno occidental.
Fuentes enlazadas en el texto
y aquí
y aquí
Imágenes de la Red.
7 comments:
Sin duda estos mensajeros eran el antecedente del servicio de correos y de las empresas que se dedican a la entrega urgente de paquetes a domicilio.
Un abrazo, Myriam.
Siempre aprendemos algo interesante contigo, amiga....
Interesante, llegar aqui es aprender disfrutando. A mi me ha recordado a mi madre cuando le pedíamos algo excesivo y nos respondía, "tu que te crees, que soy el rey de Persia" Abrazos
Lo bien que les hubiera venido el teléfono... :)
Besos y salud
Y por aquí en el imperio inca, los mensajes se llevaban en forma similar, atravesando los Andes, pero a pie, ya que no había caballos!
La idea del Pony express, el primer servicio postal e USA, vino justamente de estos mensajeros reales. Las culturas americanas también tenían un sistema similar. Todo se entrelaza.
Besos
Casi casi tan eficaz como el WhatsApp :-)
Musu handi bat.
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