La diplomacia china desplegó toda su artillería este viernes con la
celebración del segundo foro sobre la Ruta de la Seda, proyecto clave
del presidente Xi Jinping basado en la creación de una enorme red de infraestructuras global que puede costar hasta un billón de dólares.
Su concepción en 2013 llamó la atención de todas las capitales del
planeta tanto por su ambición como por las incógnitas que rodeaban al
plan. Hoy su expansión es innegable, pero persisten las preguntas sobre
sus fines políticos y viabilidad económica. Xi trató de despejar esas
dudas con promesas de más transparencia y sostenibilidad.
En
la ceremonia de apertura de la cumbre, Xi dejó de lado las habituales
promesas de miles de millones de euros en préstamos para dar respuesta a
las críticas vertidas sobre el proyecto, basadas en la opacidad de los
contratos o la rentabilidad de los proyectos. “Tenemos un fuerte
compromiso con la transparencia y la gobernanza limpia en esta
cooperación. Adoptaremos reglas y estándares ampliamente aceptados y
alentaremos a las empresas participantes a seguirlos en el desarrollo,
operación, adquisición y licitación de los proyectos (...) Las leyes de
los países participantes deben ser respetadas y tenemos la necesidad de
asegurar la sostenibilidad comercial y fiscal de todos los proyectos”,
aseguró. En esta línea se prevé que la declaración final del encuentro
incorpore un lenguaje que aborde algunas de las preocupaciones de sus
socios, con referencias más claras en asuntos como la transparencia, los
estándares internacionales de inversión o la financiación sostenible y
la deuda.
No se trata de un cambio radical en comparación con el enfoque
inicial, pero muestra la voluntad de Pekín de reducir la velocidad y
ajustar el plan por su bien a largo plazo. Dentro de China se oyen voces
sobre el riesgo de estas inversiones o los posibles incumplimientos de
los préstamos. Las autoridades están esbozando reglas para acotar qué
proyectos se integran en la iniciativa para evitar dar la imagen de que
la nueva Ruta de la Seda es un cajón de sastre en el que todo cabe.
También se ha mostrado cierta flexibilidad al renegociar algunos de
los proyectos que estaban en peligro: en Malasia, por ejemplo, la
construcción de una línea ferroviaria en su costa oriental sigue
adelante después de que China recortara su coste en casi un tercio del
valor inicial.
Un total de 37 jefes de Estado y 5.000 participantes de 150 países se reúnen
entre este viernes y sábado en la capital china, cifras que superan con
creces las delegaciones que asistieron a la primera cumbre celebrada en
2015. Para Pekín es el evento diplomático del año y ha puesto todo su
empeño en convencer tanto a sus propios ciudadanos como a la comunidad
internacional de que el proyecto está siendo un éxito y que no hay nada
que temer. Los críticos aseguran que este plan es un instrumento de
Pekín para dominar el mundo, mientras sus defensores defienden que es
una especie de plan Marshall del siglo XXI que ayudará a desarrollar
regiones olvidadas. China ha logrado en estos últimos años que 125
países respalden abiertamente su plan, entre ellos Italia, el único miembro del G-7 que lo ha hecho, lo que ha provocado recelos tanto en Washington como en Bruselas.
Pekín ha desembolsado hasta el momento más de 70.000 millones de dólares para financiar proyectos
como carreteras, puertos, líneas ferroviarias, puentes, oleoductos,
centrales eléctricas o infraestructuras de telecomunicaciones en Asia,
Europa, África e incluso Latinoamérica, región que queda muy lejos de la
antigua Ruta de la Seda.
Pero el ambiente en el que celebra este foro es muy distinto de las grandes expectativas formadas en el encuentro organizado hace dos años.
Pekín se ha encontrado con dificultades considerables, desde
acusaciones de que el programa es una mera herramienta para expandir la
influencia china fuera de sus fronteras a los problemas derivados en
aquellos países que solicitan préstamos para megaproyectos (que en
ocasiones resultan comercialmente inviables o poco transparentes) y
acaban atrapados en una espiral de deuda. Ha habido reveses, por
ejemplo, en Malasia, Sri Lanka, Pakistán, Nepal, Maldivas, Myanmar o Etiopía.
“Con estos acuerdos, Pekín quiere mostrar su capacidad de adaptación
para asegurarse que la Ruta de la Seda sigue adelante y que estos
incidentes son, en realidad, baches en el camino y no barricadas”,
afirma Thomas Eder, investigador del Instituto Mercator de Estudios
sobre China (MERICS). “Pero incluso aunque se hable mucho de
transparencia en esta cumbre y sobre cómo lograr que otros países pueden
beneficiarse más de estos proyectos, la dificultad recae en su enfoque
básico, diseñado para que ayude a la economía china a crecer. Si China
financia gran parte estos proyectos, probablemente nunca habrá
licitaciones públicas y abiertas para los contratos principales, con lo
cual las empresas extranjeras no se beneficiarán de ellos”, añade el
experto. Hasta el momento, la participación de empresas de terceros
países en estos proyectos ha sido muy limitada y los contratos han sido
monopolizados por empresas chinas. También ha habido denuncias de que
estos proyectos no realizan estudios de impacto ambiental y social; Xi
prometió al respecto hacer prevalecer “los criterios ecológicos”.
Artículo por Xavier Fontdeglòria
Publicado en el diario El País el 26 de abril 2019
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11 comments:
Entre USA y China viva Europa !
Atención a China, un gigante que puede -y de hecho ya empezó- marcar el rumbo económico del mundo.
Un abrazo.
Es un gigante que estaba dormido, pero caray, se han puesto las pilas. Un buen post, gracias por compartir.
Un abrazo y a ver si con esa infraestructuras nos superan con creces, que será que sí. Un abrazo y feliz lunes
Ufff!!! A mi estas cosas me dan pavor. Creo que suponen un paso más hacia el abismo al que nos dirigimos... irremediablemente.
Musu bat.
China es el futuro, ellos son discretos pero seguros, hace años dijeron que a los pueblos se les conquista con el crecimiento de SU poblacion, y van camino de ello. Abrazos
Poco a poco asistimos al relevo de la potencia dominante...
Besote guapa
Mudanças haverão, a China já acordou com sua população de mais de 1 400 000 000, uma potência que há tempo vem dando sinais de muita força, principalmente fazendo frente aos EUA.
Vamos aguardar, um pouco inquietos estamos...
Beijo, Myriam! Uma boa semana.
Esta gente van a terminar siendo los dueños del planeta...
Besos y salud
Siempre es un placer leerte mi querida Myriam.
Un abrazo y feliz semana.
Menuda megaproyecto tienen en mente...
Lentamente y sin apenas meter ruido,se harán los dueños del universo.
Saludos.
Mira que interesante nota, no la tenía y me gusta leer sobre estos temas. China pisa fuerte.
¡Un abrazo!
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