Aerial overview (Photo: BFU/ Police, Incident B773
at Munich on Nov 3rd 2011 )
El paleógrafo Pedro Martinez Perales
se levantó como siempre a las 6.30 de la mañana. Luego de acicalarse
como Dios manda y desayunar, partió hacia el antiguo
monasterio de los filibusteros descalzos en la loma del Piringolo. Hacía
tiempo que andaba estudiando los manuscritos medievales iluminados que
los filimonjes celosamente guardaban en las empolvadas estanterías llenas
de ácaros, en una sala fría y oscura que destinaban a Biblioteca.
A Pedro no le importaba estornudar (siempre cuidando de no estropear el material antiguo, claro) porque era feliz con sus investigaciones. Pronto llegaría a probar que hubo mujeres escribas. Estaba muy concentrado en su trabajo, cuando de pronto lo interrumpe un monje muy parecido al finado iluminador de manuscritos Adelmo de Otranto, cuyo crimen el Prior encarga investigar al franciscano Guillermo de Basquerville, sí, el mismo de la novela de Umberto Eco, "El nombre de la rosa". Al levantar la vista y observarlo, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y su corazón comenzó a latir rápido con fuerza. Estornudó y tosió. Pensó que el espectro venía a pedirle cuentas, o a advertirle. Casi se desmaya del susto, luego se percató del despiste: este no era el personaje de la novela. Se relajó y siguió en lo suyo, pero no por mucho tiempo más, exactamente el mismo que tardó el efecto del veneno de la tinta en recorrer su organismo.
A Pedro no le importaba estornudar (siempre cuidando de no estropear el material antiguo, claro) porque era feliz con sus investigaciones. Pronto llegaría a probar que hubo mujeres escribas. Estaba muy concentrado en su trabajo, cuando de pronto lo interrumpe un monje muy parecido al finado iluminador de manuscritos Adelmo de Otranto, cuyo crimen el Prior encarga investigar al franciscano Guillermo de Basquerville, sí, el mismo de la novela de Umberto Eco, "El nombre de la rosa". Al levantar la vista y observarlo, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo y su corazón comenzó a latir rápido con fuerza. Estornudó y tosió. Pensó que el espectro venía a pedirle cuentas, o a advertirle. Casi se desmaya del susto, luego se percató del despiste: este no era el personaje de la novela. Se relajó y siguió en lo suyo, pero no por mucho tiempo más, exactamente el mismo que tardó el efecto del veneno de la tinta en recorrer su organismo.
Convocatoria de Pepe del blog Desgranado momentos.
24 comments:
Basquerville habia olvidado a su perro ?
En ese relato "noir" todo me huele mal.
Un abrazo.
Era listo: no se chupaba el dedo.
Un abrazo, Myriam.
Buenos días intenso el relato como el misterio que encierra , ese despiste de chuparse el dedo le llevo al más allá ..
Un abrazo y feliz día.
Si al final, somos así, un espectro, que no asustamos...
Besote guapa. Relato intenso
Aquí le despiste es mayúsculo, con dedo humedecido por pasar las páginas incluido.
Interesantes tus enlaces, gracias por compartir. Un abrazo y por un feliz jueves, con personajes novelescos que nos abduzcan, si existe este tiempo verbal.
Uno no debe andar metiéndose los dedos en la boca sin lavarse antes las manos... que luego pasa lo que pasa. ¡No será que las madres no insisten en eso! jajaja!
Bss.
Y mira que ya se había leído la novela.
Si es que no aprendemos :-)
Musu bat.
Un despiste mortal. Parece que habrá una nueva secuencia de asesinatos, para una secuela de El nombre de la rosa.
Bien contada la historia.
Un abrazo
Siempre lo he dicho: Hay que tener mucho cuidado con lo que chupa uno... :)
Besos y salud
Un final de lo más inesperado, quién iba decir que este personaje se infiltrara y que hiciera lo mismo. En fin que hay que ir con cuidado con lo que lees e investigas.
Un abrazo
Y es que, tanto de la historia, como de los libros que uno lee, se han de tomar como (pre)aviso de lo que puede suceder… Un despiste que le salió caro.
Un placer leerte, Myriam.
Abrazo, y feliz día.
Dedos y lengua negros... mmm...
Bss
Ahhh lo que son las casualidades! justamente ayer comentábamos en casa que mientras estaba embarazada de mi hija, lei dos veces esta novela por que me entusiasmó y atrapó el misterio que envolvía al enigma de los muertos en el monasterio, como así también la descripción puntillosa que da de la biblioteca y del homenaje sugerido a jorge Luis Borges, el bibliotecario ciego.
Buen aporte para este jueves, Myriam. Un abrazo
Magnífico relato, Myriam. Has descrito la escena con enorme realismo. Un despiste que le salió caro al protagonista.
Un saludo.
Muy interesante y un gran homenaje a Umberto Eco y Al nombre de la rosa. Gracias y un abrazo.
estaba claro que la historia no acabaría bien... el pobre había leído muchas cosas en su vida menos la que justo la que debería haber leído...
Jolines y es que hay despistes en los que te va la vida....Muy bueno, besos.
Vaya! sí que fue un despiste.
Abrazo
Mucho me temo que a partir de ahora, cuando de libros se trate, procuraré leerlos con guantes totalmente impermeables. No deseo que ningún Guillermo de Baskerville o similar investigue las causas de mi muerte.
Me ha encantado tu relato.
Gracias por sumarte a mi convocatoria.
Un abrazo.
Parece que el resultado que anticipaban sus investigaciones merecían ser tapadas con un crímen! No por mucho tiempo espero! Era de imaginarse con estos filimonjes de la órden de los filibusteros, no prometen nada bueno
Genial aporte Myriam. Me ha gustado mucho! Me dieron ganas de releer la novela...
Buen finde
Si es que hay despistes que no terminan nada bien.
Un placer leerte Myr.
Un beso enorme.
Uno de los mayores despistes que he leído y por un libro.
¡Un abrazo!
Tu relato, me ha entrado como venemo, por los ojos, ya que se trata de letras ( no he estornudado, lo juro). Seguramente iré por esas citas, que con ingenio has agregado al relato, para obligarnos a caer en tentación.
Besotes!!!
Post a Comment