Foto por (c) Myriam Goldenberg
Contemplo la vela mientras oscila
su luz, ¡tan frágil! Basta una corriente
de aire para apagarla
o con los dedos índice y pulgar
mojados en saliva
matar así, sin más
-solo porque se puede-
su levedad festiva;
sentirse, sin motivo alguno. dios,
cuando soy mucho menos
que esta llama que miro
sin comprender del todo su belleza,
mi nada que se agota
en ella
Poema por (c) Pedro Ojeda Escudero, 2017
Cada vez que enciendo mis dos velas y medito,
recuerdo este poema.
4 comments:
tambien me gusta el poèma
con la velas de cironela !
Las llamas, de la vela, de la chimenea, de la hoguera... tienen la propiedad de hechizar las miradas y volvernos reflexivos, filosóficos, poéticos y ocurrentes. Es la magia del fuego, que nos retrotrae a tiempos remotos donde la vida dependía de él.
Un abrazo, Myriam.
A mi, ver la llama oscilar, me relaja mucho. Quizás como dice Cayetano: hechiza la mirada
Besote
Simple y bonito, creo que desde ahora lo tendré presente.
Un abrazo.
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