Los
secretos pueden crecer como murallas o columnas de cemento en una
configuración familiar, por ejemplo, incluso entroncados y trasvasados en
varias generaciones. En sí, los secretos se basan en el
miedo a que de saberse eso que tanto se teme que se sepa, la familia se
disuelva por odio o por vergüenza. Tal es la presión que se
ejerce, el empeño que se pone en mantenerlo, que tarde o
temprano termina sucediendo justamente aquello que más se ha
querido evitar: su revelación, porque toda la energía va dirigida a
su mantenimiento, en detrimento de cuidar otros aspectos que hacen a la
calidad de las relaciones interpersonales. No estamos hablando aquí de
que uno de los integrantes de una pareja nueva le cuente al otro todas
sus intimidades de parejas anteriores que hubiera tenido, por ej., cosa que está en pleno derecho de no
hacer. No es eso. Estamos hablando de aquellos secretos que otro miembro tiene
derecho a saber porque le incumben directamente: por ejemplo, un hijo adoptado,
tiene derecho a saber que sus padres lo adoptaron. O un hijo tiene derecho a
saber que tuvo un abuelo negro, porque mañana el hijo que tenga puede
nacerle negro y no puede ni debe culpar a su mujer de infidelidad, que es lo
primero, eventualmente, que haría al ser ambos blancos. Y digo negro por poner un ejemplo cualquiera,
pero que, es muy gráfico para lo que quiero señalar. A ese tipo de secretos me
refiero, a secretos que deben decirse, que no se pueden guardar porque atañen a
otros seres humanos y su silencio puede causarles daño.
La
novela de Lorenzo Silva "La marca del meridiano", Ed. Planeta
2012, comienza justamente con un secreto que debe decirse, pero el
portador del secreto, el personaje y voz narradora brigada de la
Guardia civil, Rubén Bevilacqua, de 48 años, decide esquivar el bulto con un "no se de que me estás hablando" cuando
su pareja laboral y subalterna de hace 15 años, la sargento Virginia
Chamorro, le increpa "Tú te
estás guardando algo" y amplia, insistiendo: "Rubén, no me chupo el dedo. Y.... ". A
esta altura, Bevilacqua sabe que no puede hacerse el tonto, se planta y
le dice "Lo que hay y me guardo es cosa
mía y si me lo reservo es porque creo que puedo hacerlo...." pero a la
vez, le asegura que lo revelará solo si es necesario, absolutamente "imprescindible", porque "su deber es guardar discreción" (una discreción de conveniencia, más que por la víctima
implicada, por él, porque como veremos más adelante, su revelación, lo deja a
él mismo muy mal parado). Ella se siente dolida por su desconfianza, y se
lo dice, pero no lo presiona más.
Recién ya casi al final de la Novela, con la investigación sobre el asesinato del subteniente en la reserva Rafael Robles, en Logroño, la Rioja, muy avanzada, y cuando uno de los criminales apresados para interrogación llamado Serret, al final del capítulo 18, responde a la pregunta que la sgto Chamorro le hace de:- ¿Nos vas a contar algo?, con un -"Poco puedo contarte yo, nena. Mas sabe tu jefe". Por los siguientes datos que este detenido revela, sabe el Brigada Bevilacqua que no era un farol y que su tiempo de gracia, había terminado (es decir que sí o sí tenía que revelar el secreto).
La revelación del secreto tan bien guardado por Rubén
Bevilaqva (RB) durante tanto tiempo, va a revelarse, en efecto, crucial para la
resolución del caso y el portador lo revela en el siguiente capítulo, el
19. (Toda la novela tiene 20, más un epílogo).
El brigada RB, nos dice él como vos narradora que es, en el baño "cometí el error de mirarme al espejo", un espejo que le devuelve su verdadera imagen, esa que ha estado intentando guardarse, para ocultarla, incluso, negársela a si mismo. "No podía eludirlo" y ya no lo hizo más, llamó por lo tanto, a su compañera Chamorro, y le largó todo el rollo, non stop, cómodamente sentado en la cama, mientras ella, en la silla, lo escuchaba con actitud atenta, receptiva es decir, una escucha activa, con los cinco sentidos, sin casi interrumpirlo, más que con alguna pregunta necesaria. RB da una serie de excusas que no son excusas, pero que le sirven para ir entrando en tema y sigue con el relato: La víctima, Robles, era un policía corrupto, (su jefe cuando él era joven y con quien trabajó en Barcelona), que lo fue introduciendo de a poco en la corrupción: "ni Robles me dejó verlo todo de golpe, ni yo caí de golpe tampoco". RB se diferencia de su jefe en que cuando recibe la oferta sin tapujos, la rechaza. "de hecho, la rechacé varias veces", dice, y agrega "lo que puedo alegar en mi defensa es que nunca consentí en acostarme con una puta". En esa época, a RB se le juntan muchas cosas, entre las cuales su matrimonio entra en crisis, su mujer se traslada con el hijo de ambos a Madrid y él, queda en Barcelona en esa unidad, con ese jefe a la espera de un traslado; para el tiempo que lo consigue, su matrimonio ya había colapsado. El se había enamorado además, (aún estando casado) como un tonto de una camarera (propiciado por su jefe, pero que "se dejó encontrar"). En ella, en la camarera, él encontró su sitio para perderlo poco después; vivió "los momentos más felices" de los que guarda memoria. Algo que tampoco había querido contarle a Chamorro años antes cuando estuvieron juntos en una misión en Barcelona y ella intuía entonces que había lugares que le traían recuerdos. La cuestión es que, se armó un "zafarrancho", con divorcio incluido, y traslado a Madrid, ahora, para estar cerca de su hijo. A la chica de Barcelona dejó de verla por dos años, cuando la buscó y la encontró, ella ya estaba casada con un buen hombre. Y el cuerpo de la Guardia Civil, ganó un hombre reconvertido en honesto y dedicado a su trabajo a tiempo completo.
Chamorro agradece la confianza de la
revelación del secreto tomándole la mano, algo que RB no esperaba.
A la mañana siguiente RB relata al guardia
Juan Arnau, muy por encima esta historia, con moraleja incluida "Ahora sabes porqué no cruzo la raya Juan. Porque la
crucé una vez y, como dice el dicho, la cagué con ventanas a la calle. Tanto
que no acabó conmigo de puñetero milagro".
Como hemos visto, este no es un secreto
familiar, obviamente, sino que es un secreto cuya revelación es de vital importancia
para la resolución de un caso criminal.
Voy a señalar algunos aspectos importantes en la novela, pero plenamente aplicables a una situación de la vida real:
1- El portador del secreto, en este caso el Brigada
Rubén Bevilaqcua, lo carga y guarda celosamente por años. Se ha negado a
revelarlo en varias ocasiones anteriores en que se le ha pedido o esperado que revele algo.
2- El portador del secreto solo lo revela cuando
le salta a la cara, cuando no hay escapatoria posible -espada contra la pared
Vs caso sin resolver- y espejo de por medio, su conciencia le habla.
3- Quien lo recibe y lo aprecia, en este caso la
Sgto Chamorro, pasado el chock (sorpresa, conmoción) inicial lo acepta, y agradece la confianza,
dándole aquí, la mano. Algo que suele suceder, si hay respeto y afecto,
una relación interpersonal de cualquier índole suele sobrevivir a una
revelación tal, incluso, el vínculo se estrecha por la confianza otorgada y la
sinceridad de la revelación. Ha desaparecido ese "pilar mudo" que se erguía, como muro,
entre los dos.
4- La revelación en estos términos, siempre
es catártica para la persona que revela el secreto. La
persona se siente liberada: el peso (de culpa, verguenza, etc) ha sido
descargada, sin por ello, haber perdido el respeto y afecto del receptor.
5- El caso de la novela se resuelve, gracias a
esta pieza fundamental, que se ha revelado, tal como se resolvería cualquier
situación en la vida real que se hubiera visto afectada por el secreto.
6- En sí, el personaje de Rubén Bevilaqva muestra su humanidad. Y como tal, su capacidad de cometer errores y
rectificar. En la novela, vemos a un hombre que ha caído, pero también a
un hombre que se ha levantado y lo ha hecho al hacerse cargo y rectificar, pero
también y aún más ha crecido en su autoconocimiento, cuando ha
tenido las agallas de enfrentarse a su espejo, a su yo más íntimo, a sus
aspectos más oscuros y poder decir a viva voz, a su compañera de
trabajo, de forma implícita con su actitud: "heme aquí, éste soy yo
completo (integrado blanco-negro, bueno-malo), ésto es lo que he hecho, caí, pequé, tomé conciencia, me arrepentí y
rectifiqué. No estoy orgulloso, pero ésto es lo que soy y en quién hoy me he
convertido".
Contribución
a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda
desde su blog La
Acequia. © Myriam Goldenberg
14 comments:
Como dice Gabo "Hay una vida pública, una privada y otra secreta" Casi como un esquema donde se generan todos los relatos. O como una partida donde los ases permanecen ocultos esperando el momento oportuno.
Parece que los secretos guardan siempre la cualidad de ser revelados tal cual como en un juego, de lo contrario pierden su quinta esencia.
Besos!!!
He leído esa novela y me gustó mucho.
Soy incapaz de analizarla como tú.
Besos.
Sabes generar interés :)
La pongo en "lista de espera" para leerla más adelante.
Un beso.
No sé cómo será la novela, lo que sí sé es que el arranque tuyo del primer párrafo es genial, me he quedado con ganas de que fuera más largo.
Leído tu excelente aporte, en efecto, veo cómo Silva ha graduado excelentemente todo lo que significa ese secreto y, es más, lo inserta en una doble vía: la personal del brigada y la de la propia investigación.
Gracias, Myriam.
Besos.
No sabía de está novela. Un análisis que me ha intrigado mucho...Y voy a buscarla.
Besote
Me encanta como has analizado la novela de Silva, Myriam, la cual no he leìdo pero que por tu anàlisis imagino muy interesante, manteniendo la intriga y el conflicto psicològico. Os felicito por este tipo de reflexiones literarias que llevàis a cabo de vez en cuando.
Un abrazo querida,
Chusa
Espléndido como siempre, tu análisis ahonda en la reacción que entiendo sería la más normal en el común de los mortales, lo que no justifica el secreto. Como demuestras, lo denuncia.
Gracias por hacernos ver otra dimensión de la novela.
Un abrazo.
Todos tenemos derecho a tener nuestros secretos, pero yo creo que cuanto menos mejor, entre otras cosas porque me parece que esos secretos mantenidos a lo largo del tiempo nos perjudican a nosotros mismos.
No he querido seguir leyendo tu análisis, pues estoy al principio de la novela y creo que me vas a desvelar casi todo lo que yo quiero descubrir. Quizá esté equivocada y no digas el meollo de la cuestión, pero por si acaso....
Un abrazo
Luz
No leí esta novela, pero quién no guarda secretos? Todos tenemos más de alguno inconfesable.
Aprovecho para felicitarte por tus últimas entradas en La acequia, los análisis que hiciste sobre los personajes masculinos y femeninos de La busca son fabulosos.
Besos, mente privilegiada!!
Y gracias por todo, mi dulce Myr.
Un tema interesante: el secreto. Las dos caras presenta, por ejemplo, en la infancia cumple su papel.
Abrazos.
Buenas noches, Myriam:
Interesante tu estudio psicológico y sobre los secretos.
El mundo en el que se mueven los investigadores es muy peligroso para personas que no tengan una auténtica idea de la honradez.
A Bevilacqua, su error-aventura? le costó la vida familiar. Si bien, no parece que le importara en exceso, a pesar de los dos años que tuvo que dedicar a solucionar la superficie del desaguisado.
Hay trabajos que o dan con una mujer como Consuelo, o son incompatibles con una vida a la antigua usanza.
Abrazos
A Bevilacqua le perdonamos que haya traspasado la línea del meridiano, tan atractivo es el personaje. Lo describes de manera magistral.
Espero que no se hayan enfadado los lectores que todavía no conocían la clave.
Buen trabajo, Myriam. Besos.
Ya he terminado el libro. las aportaciones que vais haciendo me parecen todas muy interesantes porque te enriquecen mucho. Si puedo encontrar tiempo me gustaría escribir mi opinión también.
Besos Myriam
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