Artículo escrito por Ángel Martínez González-Tablas publicado en Público.es
Excatedrático de economía internacional y desarrollo en la universidad Complutense de Madrid, presidente de la fundación FUHEM.-
Excatedrático de economía internacional y desarrollo en la universidad Complutense de Madrid, presidente de la fundación FUHEM.-
Hay
personas que no deberían morir. Hay personas que no mueren. Hay personas
que no nos podemos permitir que mueran. José Luis Sampedro es una de
ellas.
No
tuve la suerte de seguir sus clases como estudiante. En los primeros
años 1970, entré en el departamento de Estructura Económica de la
Facultad de ciencias económicas de la Complutense, que él había fundado,
cuando lo abandonaba para dedicarse a la literatura. Poco después tuve
el honor de que presidiera el tribunal de mi tesis doctoral y de que,
con una generosidad que nunca he podido olvidar, me dijera con la
sencillez que le caracterizaba que le agradaría escribir el prólogo si
la investigación desembocaba en un libro. Lo cumplió y terminó su
Preliminar citando versos del romancero: "Yo no digo mi canción/ sino a
quien conmigo va". Décadas más tarde pude poner mi nombre junto
al suyo y el de Carlos Berzosa en un pequeño libro conjunto al que
provocadoramente puso el título de Megamultimuchaglobalización y
en un homenaje con motivo de sus noventa años, le califiqué como
maestro del pensamiento discrepante, porque siempre su mirada lúcida se
apartó del vientre seco de la ortodoxia y porque también aceptó con
limpieza y apertura la discrepancia respecto a sus propias posiciones. Y
esto último no es nada fácil para alguien al que muchos considerábamos
un maestro, un maestro para el que la aceptación de la crítica formaba
parte de su actitud intelectual y humana.
Hace poco más de dos
años tuvimos ocasión de departir a solas durante toda una mañana
inolvidable en los cursos de verano de la Complutense en El Escorial.
Hablamos de la irracionalidad del sistema, de la crisis, de la situación
de los estudios universitarios de Economía, de su nunca anteriormente
manifestada tristeza por el abandono del término Estructura en los
estudios de Economía, para buscar refugio en una aséptica e
indiferenciada Economía Aplicada, algo que leía como un signo obscuro en
tiempos obscuros ¡De tantas cosas en una mañana tan limpia! No
quiero detenerme en anécdotas distintas de las que acabo de exponer,
porque tuvo muchos amigos que pueden contarlas con mayor fundamento y
legitimidad, ni tampoco analizar la trayectoria de un economista que fue
profundamente heterodoxo sin buscarlo y de cuyo último libro Economía humanista
tuve ocasión de escribir en una recensión para la Revista de Economía
Crítica que materiales escritos hace treinta o cuarenta años conservan
una frescura y un actualidad sorprendentes, como cuando refiriéndose al
saber convencional en Economía hablaba de "admirable talento inútil con
que estudia las hojas quien es ciego para el bosque".
Paradójicamente,
para quienes han seguido su trayectoria, en una ocasión reciente me
decía con franqueza y fina ironía que él no era ya de este tiempo, que
por tantas razones le resultaba ajeno, que el suyo fue otro, sin que mi
intento de argumentación contraria consiguiera que su movimiento de
cabeza dejara de mostrar que no conseguía convencerlo, mientras su
cálida sonrisa amparaba mi esfuerzo inútil.
Aún así, quisiera
hablar de la persona y su tiempo, de lo que percibo como su legado.
Trabajó una parte de su vida profesional en un entorno bancario, el
Servicio de estudios del Banco Exterior de España, en el que el contacto
con la estructura del poder, con la lógica del sistema, con los
directivos que, en pleno franquismo, lo eran porque formaban parte del
mismo le tuvo que resultar inevitable. Mirado desde la pureza absoluta
de una perfecta campana de cristal, podría afirmarse con desconfianza
que transitó por caminos de arrieros y de barro, pero su reflexión y su
discurso nunca dejaron de estar orientados, en contra de la tendencia
dominante, por el hambre y no por la riqueza, por los seres humanos y no
por los consumidores, sin que tampoco esos vínculos le impidieran,
llegado el momento, emprender ligero de equipaje una andadura creativa y
libre, lo cual nos enseña que el espejismo de las manos sucias se
desvela por la práctica y no por la apariencia.
Nunca tuvo rubor
en afirmar que el emperador está desnudo, que el sistema está podrido,
que en contra de la pléyade de voces que proclaman que sólo pueden
construirse discursos serios aceptando la crudeza de la realidad y
trabajando a su servicio, vivimos tiempos que demandan negación y
resistencia, a través de las que los desposeídos acumulen fuerzas y
aprendan a andar la senda del pragmatismo utópico, en la que, a la
postre, lo necesario siempre es posible.
¿Cómo
pudo conservarse joven mientras la biología seguía su curso y envejecía
hasta llegar a ser un venerable y vacilante anciano? Yo creo que porque
no aceptó que la ruta de la sensatez conduce inexorablemente de las
veleidades revolucionarias de juventud al prudente conservadurismo de la
madurez. Siempre mantuvo las ventanas abiertas y el rumbo serenamente
firme, orientado por convicciones que pueden expresarse con facilidad,
pero que son difíciles de vivir de forma consecuente. Siempre consideró
que el planeta tierra, la naturaleza, es para los seres humanos útero y
placenta que nos protege y nos da la vida, que nos permite desarrollar
nuestra condición de seres vivos, junto a otros con los que compartimos
el hábitat que nos hace posibles. Tampoco dudó nunca de que somos las
personas y no las cosas lo que realmente importa, es la salud, la
alimentación, la educación, el afán de superación, la libertad, la
calidad de vida en suma. En su pensamiento, no hay individualidad
inteligible si se ve amputada de su dimensión social, somos seres
sociales, no somos comprensibles sin las personas que nos precedieron,
sin las que nos rodean y con las que compartimos condición y vida, más
cooperando que compitiendo, de modo que la solidaridad no es tanto una
actitud virtuosa como un comportamiento necesario para la supervivencia
de la especie y para la afirmación de su dignidad.
Jose Luis, no
volveremos a acompañar tus pasos ni a escuchar tu voz, ni a disfrutar de
tu humor, ni a sentir el brillo ilusionado de tu mirada, velada por los
años, pero no abandonaremos el sendero y mientras lo hagamos caminarás
silencioso a nuestro lado.
Foto: de internet
25 comments:
En memoria. No lo olvidemos.
Un abrazo
Las generaciones venideras no pueden permitirse que su espíritu y lucidez muera, ciertamente...
Besos
Se ha ido todo un genio y un gran hombre. Ya me gustaría a mí llegar a su edad y tener la cabeza tan bien amueblada como la tenía este talento. Como decía ayer un periódico valenciano, con su muerte el movimiento del 15-M se ha quedado huérfano. Descanse en paz.
Besos.
Gran homenaje.
Un beso.
Es de los hombres morir, pero hay muertes que nos dejan huérfanos, suerte de sus palabras, de su persona, de su intensidad y su no cesar, nunca, eso nos quedará para siempre.
Besito.
Su legado y aporte seguirá vivo en quienes lo comprendieron y entendieron en su corazón.
Besos Myr!!!
Un merecido homenaje. Para mí es el autor de "La sonrisa etrusca", un libro exquisitamente tierno. Un abuelo y un nieto.
No lo olvidaremos.
Descanse en paz. Todas las muertes son tristes, es así.
Myriam, me ha emocionado tu cariñoso homenaje a JL Sanpedro, escrito con el corazón.
Tienes buena letra y llegas al ánimo de quien te lee.
bssoss
Gracias SPAGHETTI, por lo que dices, pero el autor del artículo es Ángel Martínez González-Tablas, lo dice al inicio del texto.
Un abrazo
Es verdad!!!jo, me salté la autoría pensando que era el pie de foto...o sin pensar nada y fui directo al texto.
Pues nada, que vaya mi felicitación a quien lo escribió...Martinez Gonzalez-Tablas...a quien no conozco.
Gran hombre, gran pensador, destilaba sencillez...
Este 2013 se está llevando gente muy buena...
Besote
Me uno a tu homenaje. Un buen articulo. Gracias por compartirlo.
Bss
Buena idea por tu parte, ponerlo aquí.
Maravilloso personaje, lo descubrí como muchos lectores, como autor de un precioso libro, La Sonrisa Etrusca.
Abrazos.
He enteré ayer desde otro blog y luego en las noticias que murió Sampedro.
D.E.P.
Mil gracias por tu aportación con tu micro en la entrada del relato conjunto de mi blog, muy agradecida, Myr.
Un beso enorme.
Un gran homenaje a este hombre que dijo que para él lo más importante era que dijesen de él que "era una hombre bueno". Así lo fue y es verdad que no morirá porque sus ideas siempre las tendremos con nosotros para pensarlas y obrar en consecuencia, como él quería.
Un abrazo
Luz
Vas muuy rápido para mi cielo, pero en esta entrada que por cierto te ha quedado tan sentida y preciosa como merecido homenaje a este grandísimo hombre que además veo has tenido la suerte de conocer de cerca ¡¡vaaaaaaaya afortunada eres MYR!! cómo me alegro por ti, supongo que sin quererlo se te pegó una parte de su grandísima humanidad...creo que pocos hombre tan humanos y lúcidos como este grandísimo hombre SAMPEDRO.
Un beso para él y uno enooorme e inmeenso para ti bonita...graacias, casi me emocionas ¿sabes?:-)
...Subo:-)
Ayyyy Diooos...pero seré chorlito, si no es tuyo esto que he leído que es de Martines Gonzáles Tablas... ya alucinaba yo al leer que habías dejado la economía para dedicarte a la literatura jajajaja...
Perdón.... si es que un día voy a decir una blasfemia por culpa de lo rápido que leo y suelto lo primero que me viene...
Aaaaaayyyy ...¡¡qué desastre!!:-)
En fin... ahora sí que subo:-)
Sampedro nunca morirá, además de su legado deja su energía en muchos corazones, sin ir más lejos en el autor de este artículo tan elogioso y sincero.
biquiños,
Una de las mentes más preclaras. Hay personas que no deberían morir.
besos
Se nos ha ido un hombre lúcido hasta el último momento de su vida...
Que la tierra le sea leve.
Besos.
Se ha muerto la persona, nos queda el escritor, humanista, economista crítico y tantas cosas que nos ha dejado en herencia.
Besos Myriam
Gracias por hacernos compartir este escrito, ya sabes cuanto significa para mí el MAESTRO.
Los que son recordados jamás mueren.
Grandísimo artículo. Solo diré que hay personas que nunca mueren... Lástima que sean una especie en extinción.
Besos
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