Amanecía y todo estaba ya preparado para zarpar este primer día de primavera en que el sol irradiaba cálidos rayos y el aire traía la fragancia de las flores recién abiertas. Salíamos al mar y yo estaba feliz. Carlos, mi compañero de aventuras, mi amigo inseparable, el único capaz de entender mi naturaleza indómita y la necesidad mía tan profunda, tan sincera, tan grande de recorrer mundos, había decidido que era ya hora de emprender un viaje, así que salimos a navegar desde el Puerto de Katakolo hacia el de Samos en donde hicimos una parada de dos días para visitar a unos amigos y luego al tercero, embarcamos hacia Balat, Analolia, y yo, la verdad sea dicha, no cabía en mi de alegría. Tocamos, por fin, puerto y menos mal, porque el oleaje había sido salvaje y la embarcación se había movido mucho, como un barquito de juguete en las anchas olas que el viento levantaba peligrosamente y en un momento, temí lo peor, pero ya estábamos en tierra firme, a salvo. Al descender, Carlos me acarició con el mismo cariño de siempre, me ensilló y partimos a pleno galope hacia los Montes Tauro para cruzar por las Puertas Cilícias, las mismas que sintieron antes los pasos de Alejandro Magno y Pablo de Tarso.
14 comments:
Cuando se empieza un viaje, no se sabe qué puede pasar,pero lo más importante siempre es volver y poderlo contar. Si además se cuenta con la compañía de alguien querido, mejor que mejor, para juntos poderlo recordar.
Besos
Uhmmm creo que ha sido un buen relato desde la perspectiva de ese caballo que tiene un alma indómita y que gracias a ese viaje pudo dejar que su espiritu se serenase, aunque solo fuera durante la travesía.
Me ha gustado el relato.
un besote
¿No os encontrasteis mientras navegabais ninguna barca de goma con refugiados?, por ahí hay muchos, tampoco es raro de encontrar cuerpos flotando, lo hubiera incluido en el relato.
Saludos
Deseo que perdura tu vida de sueno !
Nadie sospecharía hasta el final del relato que quien narra en primera persona es un inteligente caballo.
Un saludo, Myriam.
Sorprendente final Myriam. Me ha gustado mucho...
Besote
¡Qué hermoso Myriam! Nunca hubiese imaginado el final. Los enlaces del relato son un maravilla.
Eso de "me ensilló" no me queda nada claro... :)
Salud y besitos
Me ha pasado lo mismo que a Cayetano, hasta el final del relato no me he dado cuenta de que el ser indómito con necesidad de recorrer mundos, era un caballo. Me ha gustado mucho.
Besos Myriam
Eres sorprendente, pues mira por donde has salido con tu final.
Un abrazo.
jaja pues sí, este tipo de relatos son perfectos para pilar in fraganti a todos los que te comentan si haberte leído jajaja mi querida yegua ... jaja ya decía yo, qué ímpetu... vaya espíritu indómito se le ha despertado a nuestra MYR jaja .. claro que podría haber sido a un mero personaje .. en fin, son geniales tus toques de humor preciosa!
Se lo van a pasar pipa tus nietas con tus historias ;)
Un beso gigaaante y dos terrones de azúcar jaja
Genial relato. Me encanta ese Carlos que trata tan bien a su caballo, que este casi casi puede soñar con ser libre y trotar feliz con un dueño así. Muy bien contado. Bss
Una hermosa escena mítica, Myriam.
Besos.
Que buen relato, Myriam. Ese espíritu indómito, me ha cautivado.
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