Hace unos años en mis entradas relativas a Japón, comencé una serie sobre la mujer en Japón. Entonces tomé tres películas realizadas por tres directores distintos: aquí la primera (retrata a la mujer a principios del S XX) , aquí la segunda (a la Mujer alr. de 1690, durante el tercer Shogunato que fue muy represivo para la mujer) y aquí la tercera (que retrata a la mujer actual).
Japón estuvo gobernada desde 1192 hasta 1867 por los guerreros samurays de tres shogunatos: Primero el de Kamakura que duró 141 años, luego el de Ashikaga de 277 años y posteriormente, el de Tokugawa (con capital en Edo)
que se extendió por el lapso de unos 264 años. En todo este tiempo
casi 7 siglos, Japón fue gobernada por clanes guerreros. Una sola
vez de 1333 a 1336, hubo un intento de restaurar la monarquía, como la
había habido antes de que los militares usurparan el poder, cosa que no
pudo lograrse hasta la Restauración Meiji en 1867 que marcó el fin de la era de los Shogunatos.
Durante el Shogunato de Kamakura, existió un tipo de mujer especial de la que no he hablado antes, la mujer guerrera "Onna-bugeisha":
La Onna-bugeisha ("artista marcial femenino") era un tipo de mujer guerrera que pertenecía a la nobleza japonesa. Estas mujeres participaron en la batalla, comúnmente junto a los hombres samurai. Eran miembros de la clase bushi (samurai) en el Japón feudal y fueron entrenadas en el uso de armas para proteger su hogar, familia y honor en tiempos de guerra.
Mucho
antes de la aparición de la famosa clase de samuráis, e incluso, del Primer Shogunato, los combatientes
japoneses estaban altamente entrenados para empuñar una espada y una
lanza. Las mujeres aprendieron a usar naginata, kaiken y el arte de tantojutsu en la batalla. Tal entrenamiento aseguraba la protección en comunidades que carecían de combatientes masculinos.
Una de esas muchas mujeres, más tarde conocida como la Emperatriz Jingu (c:a 169-269 EC), usó sus habilidades para inspirar el cambio económico y social. Fue legendariamente reconocida como la onna bugeisha que lideró la invasión de Corea en el año 200 EC después de que su esposo, el Emperador Chūai, el décimo cuarto emperador de Japón, fuera asesinado en la batalla.
La historia real de la emperatriz Jingū, que fue un personaje histórico no cabe duda, se mezcla con la leyenda. Hasta principios del Siglo XX, era considerada una figura totalmente histórica y décimo quinto Gobernante del Japón imperial. Desde entonces, su historicidad ha sido re-evaluada, siendo Jingū eliminada del orden tradicional de sucesión, cierto es que para los gobernantes masculinos de la época, también fallan las fuentes históricas pero no por eso han sido removidos.
Una de esas muchas mujeres, más tarde conocida como la Emperatriz Jingu (c:a 169-269 EC), usó sus habilidades para inspirar el cambio económico y social. Fue legendariamente reconocida como la onna bugeisha que lideró la invasión de Corea en el año 200 EC después de que su esposo, el Emperador Chūai, el décimo cuarto emperador de Japón, fuera asesinado en la batalla.
La historia real de la emperatriz Jingū, que fue un personaje histórico no cabe duda, se mezcla con la leyenda. Hasta principios del Siglo XX, era considerada una figura totalmente histórica y décimo quinto Gobernante del Japón imperial. Desde entonces, su historicidad ha sido re-evaluada, siendo Jingū eliminada del orden tradicional de sucesión, cierto es que para los gobernantes masculinos de la época, también fallan las fuentes históricas pero no por eso han sido removidos.
Empress Jingū, por Okinaga-Tarashihime no Mikoto, 1326.
Colection del Templo de Aka-ana Hachimangū, Shimane Prefecture.
Colection del Templo de Aka-ana Hachimangū, Shimane Prefecture.
Según la leyenda, la Emperatriz Jingū dirigió milagrosamente una conquista japonesa de Corea sin derramar una gota de sangre. A pesar de las controversias que rodearon su existencia y sus logros, ella fue un buen ejemplo de onna bugeisha.
Siglos después de su muerte, Jingū fue capaz de trascender las estructuras socio-económicas vigentes en el Japón de la época. En 1881, la emperatriz Jingū se convirtió en la primera mujer en aparecer en un billete de banco japonés. Diseñada para detener la falsificación, su imagen se imprimió en papel oblongo.
Yen con la imagen de la Emperatriz Jingū, 1881
Durante períodos de Heian tardío (798- 1185) y Kamakura ( 1185–1333), que fue el período del Shogunato Kamakura y la emergencia del guerrero samurai, las mujeres cobraron preeminencia en el campo de batalla.
Esto cambió durante el Shogunato Tokugawa (1600-1868), también conocido como período Edo. Debido a la
influencia de la filosofía neo- confuciana (en especial la de Kaibara Ekiken y su manual de cómo debían comportarse las mujeres) y al lucrativo mercado del
matrimonio, el estado de la onna-bugeisha
disminuyó significativamente. También la función de los maridos de las Onna-bugeisha cambiaron. Los guerreros Samurai ya no estaban preocupados por las batallas y la guerra, se habían convertido en burócratas. Las mujeres, específicamente hijas de la mayoría de los hogares de clase alta, pronto fueron peones de sueños de éxito y poder. Los ideales de valentía y altruismo fueron reemplazados
gradualmente por una obediencia civil silenciosa y pasiva.
Emperadora Jingū, impresión en bloque de madera por Yoshitoshi Tsukioka (1880)
Onna-bugeisha empuñando el arma naginata
9 comments:
He retomado un poco las historia para seguirla bien, Siempre es tan interesante lo que nos cuentas. Un abrazo
gracias aprendernoos tantas cosas
Una historia muy interesante, se aprende mucho a tu lado. Abrazos y feliz semana.
Mujeres guerreras en Japón. Y hasta alguna apareciendo en billetes de banco. Cómo ha cambiado la historia.
Un abrazo, Myriam.
Sí, yo también he tenido que repasar para ponerme al día.
Como siempre, muy interesante y ejemplar.
Musu handi bat.
Muy interesante articulo. Gracias
=)
La cultura japonesa siempre me ha parecido fascinante. Ahora con toda la documentación que nos das, el conocimiento refuerza la fascinación.
¿Alguna vez seremos capaces de entender la historia de la humanidad como un todo? Lo digo por nuestro desconocimiento de aquella tierra. Gracias.
Besos.
Estas entradas tuyas tan interesantes, hay que leerlas muy despacio, pues aportan cantidad de información de otros pueblos, otros lugares que me resultan desconocidos. Volveré a ellas
Besos
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