Wednesday, May 23, 2018

La casa del profesor

Foto mía

Erik Landau, el profesor de Historia  en la Universidad de Tübingen, en Alemania,  estaba escribiendo una biografía sobre Ana de Bretaña y sus tres maridos (Maximiliano I de Austria, Carlos VIII de Francia y Luisito de Orleans,  cuñado del anterior, quien ocuparía el trono de Francia con el nombre de  Luis XII). Ana   había nacido en 1477, el mismo año en que el barbudo, caballero de la Orden del Santo Sepulcro y    expulsador-de-judíos  Eberhard I, duque de Württemberg,  había fundado la Universidad en la que él ahora daba clases, su tan querida Universidad, llena de alumnos que recibieron el Premio Nobel.    La misma en la que el  trío Hölderlin- Schelling- Hegel  compartió habitación  de estudiantes y en la que años más tarde tuviera una Cátedra de Teología un mustio  Cardenal que  llegó a  Papa con el nombre de Benedicto XVI.  La misma, en fin, que desde finales del S. XIX había introducido leyes de igualdad -o algo por el estilo-  permitiendo por las mismas  el acceso de estudiantes judíos a las aulas de tan magna institución.

Triste es  recordar -se decía el Profesor-  que  esta tan prestigiosa Universidad desempeñó un papel destacado en los esfuerzos por legitimar como "científicas" las políticas raciales del Tercer Reich, por lo que  al menos 1158 personas fueron esterilizadas en el Hospital Universitario. Esterilizaciones sin consentimiento de las víctimas, desde luego. Una cifra pequeña si tenemos en cuenta de que en Alemania el total previo a la guerra fue de más de  300.000 esterilizaciones, de acuerdo al Prof. Friedlander, y que después ya se pasó directamente a la eutanasia de  enfermos genéticos, minusválidos, etc. etc.  y de ahí a la Solución  Final.  

Ya desde incluso antes de la victoria del Partido Nazi en las elecciones generales de marzo de 1933, apenas quedaban  profesores judíos y algunos estudiantes judíos en la Universidad de Tübingen. La "Ley para la Restauración del Servicio Civil Profesional" de 7 de abril 1933, la "Ley contra la sobre-población de escuelas y universidades alemanas" del 25 de abril 1933 y las  "leyes de Nuremberg" de 1935,  pusieron fin a la igualdad jurídica de los judíos en Alemania y dieron paso al horror  que vendría después. El profesor agudizó la memoria,  sí,  era verdad recordó, el posteriormente laureado físico Hans Bethe, por ejemplo,  fue despedido de su querida Universidad el 20 de abril de 1933 debido a su origen "no ario" y el profesor de religión Traugott K. Oesterreich y el matemático Erich Kamke se vieron obligados a jubilarse anticipadamente,  en ambos  por el origen "no ario" de sus esposas, pero hubo muchos,  muchos más.  En fin, para qué seguir con la lista, se dijo, y salió agobiado y cabizbajo a tomar aire.



Foto tomada de  la red

Por las noches -se comentaba en el barrio- la extraña casa del Profesor cobraba unos  extraños reflejos, y como si se llenara de espíritus, se escuchaban puertas y ventanas abrirse o cerrarse, golpeteos por los techos,  un extraño trepidar de cadenas arrastrarse por los viejos pisos de madera y alguno que otro desgarrador lamento, mientras que Ana y sus tres maridos iniciaban la danza de las ánimas en pena  a la que de a poco se iban integrando todos, incluido el atormentado profesor.

 

10 comments:

Ester said...

No me extraña que en muchas ciudades de Alemania haya tantos monumentos y recuerdos para con las victimas, piden disculpas de todos los modos y tantas veces como tienen ocasión. La casa y y la leyenda me encanta, una fiesta los tres maridos, Ana y todos los actores de la historia bailando al mismo compás.
Un abrazuco

Cayetano said...

Tiempos terribles aquellos llenos de horror que todavía algunos niegan o minimizan.
Un abrazo, Myriam.

Diana de Méridor said...

Vaya, uno de esos lugares sobre los que agrada leer relatos y ver películas... pero no tanto estar allí! Es para salir corriendo. Demasiado concurrido por los espíritus, porque otros lugares se conforman con un fantasma, pero esta casa es insaciable.

Bisous

Javier Rodríguez Albuquerque said...

Tiempos terribles, donde gran parte de la estaba implicada en la ignominia.
Musu handi bat.

Pedro Ojeda Escudero said...

Recordar para no olvidar, para no repetir.
Gracias.

Neogeminis Mónica Frau said...

Hay casas de altos estudios que deberían avergonzarse de su historia. No digo borrarla, porque tanto lo bueno como lo malo del pasado hay que recordarlo siempre, intentando que no vuelvan a repetirse los mismos errores. Te confieso que me quedé con ganas de saber más de Ana y esos tres maridos que, seguramente le fueron más impuestos que sugeridos. Como siempre, muy interesante tu artículo.
Un abrazo
P.d
Por ahi se te deslizó entre guiones un "lago"que debió ser "algo"
=)

Colotordoc said...

Tiempos dramáticos...y duros para muchos, que aun sufriendo, no supieron entender...

Ojala no vuelva a ocurrir, pero ya sabes como es la naturaleza humana

Besote

Ambar said...

Conocer la historia debería servir para no cometer los mismos errores que cometieron quienes nos precedieron, lo malo es que no es así.
Besos

Genín said...

Viviendo tan atormentado no me extraña que no tuviera ganas de pintar la casa el profesor :)
Besos y salud

Ele Bergón said...

Tiempos que no deberíamos dejar que volvieran a repetirse.

Besos