El secuestro de Edgardo Mortara por Moritz Oppenheim, 1862
El 23 de Junio de 1858 dos oficiales de la policía a las órdenes del Papa Pio Nono (Pio IX), entraron en la casa situada en el ghetto judío de Bologna de los humildes comerciantes Mariana y Salomone (Momolo) Mortara y tomaron de sus padres por la fuerza al niño Edgardo de unos 6 años para llevarlo a Roma y ser educado por guardianes católicos. Bologna, era entonces parte los Estados Pontificios. El crio nunca fue devuelto a sus padres y se convirtió en cura, falleció a la edad de 89 años, en 1940.
¿Cómo fue esto posible? El caso adquirió inmensa notoriedad en la época y fue utilizado como uno de los argumentos políticos que probablemente influyeron para derribar el poderío papal y los Estados Pontificios (creados en 751, reducidos en 1861 a la provincia de Lacio, que en 1870 pasaron a formar parte de la Italia unificada por reino de Cerdeña). A pesar de ser este secuestro un suceso del siglo XIX, reviste hoy actualidad pero de ello, hablaré en mi próxima entrega pasado mañana.
Todo comenzó cuando el inquisidor dominico de Bologna, a la sazón el padre Pier Feletti, fue informado de que un niño judío había caído "gravemente" enfermo y había sido bautizado en la fe católica por la empleada cristiana -de nombre Anna Morisi que trabajaba con esta familia- sin el consentimiento de sus padres. Poco importaba el hecho de que el niño, como se demostró luego, no estuviera enfermo en peligro de muerte, lo que convertía a esta conversión en un ilícito atropello de la autoridad eclesiástica sobre los miembros de otro credo. Según el Derecho Canónico una vez que el niño era bautizado lícita o ilícitamente pasaba a integrar el cuerpo místico de la iglesia de Cristo.
De nada sirvió que el médico de los Mortara certificara que Edgardo no había estado enfermo en peligro de muerte, de hecho sobrevivió hasta la vejez (algo que su santidad papa Pio Nono y el resto de la Curia atribuyeron a un milagro de Cristo). De nada sirvió que el padre del niño fuera a Roma a suplicarle al Papa que le devolviera a su hijo (presa de la desesperación, la madre enfermó por lo que no pudo acompañar a su marido en este viaje, quedándose, pues en Bologna), ni que se movilizara la comunidad judía internacional. El Papa seguía impertérrito en su postura: "Non possumus" (no podemos) retornar el niño a sus padres.
En el diario jesuita "Civiltá Cattolica" de entonces informaba a sus lectores que Edgardo se encontraba en un estado de beatitud en el que mostraba "una maravillosa felicidad". Uno de los obispos (el polaco Josef Pelczar) incluso llegó a manifestar que cuando Mamolo Mortara -padre del niño- fue a ver a su hijito a Roma, éste le preguntó en un estado de calma beatífica: "¿Por qué llora Ud, Padre?", al mejor estilo del evangelio de Lucas cuando Jesús fue hallado en el Templo.
El antropólogo e historiador David Kretzer (nac. en N.Y., EEUU, 1948) que ha estudiado en profundidad los documentos del caso Mortara, relata en su libro ed. 1998 sobre este secuestro, que entre los años 1814-1818 hubo en Roma 47 casos similares, por lo que este sería uno más de entre ellos. ¿Qué es entonces lo que lo hace tan especial?
Sigue pasado mañana
7 comments:
Muy curioso el caso que nos das a conocer. Espero el siguiente escrito y nos descubres el misterio. Un beso.
Interesante e intrigante... :)
Besos y salud
Lo que viene a ser un secuestro en toda regla. En nombre de la fe y sin respetar la otra fe.
Un abrazo, Myriam.
Quedamos a la espera de respuesta.
La historia siempre vuelve, pero no me adelanto, espero para saber como termina. Un abrazo
¡Qué peligrosa la gente que cree poseer la Verdad!
Y quien sabe cuántos anónimos les sucedió lo mismo...
Besote guapa
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