Viene de aquí
¡Cómo recuerdo ésta, mi primera travesía! (1): El día era soleado y los vientos propicios traían consigo el olor a salitre; el contramaestre impaciente y alerta esperaba la orden de su comandante, el general Belisario para levar anclas y zarpar del puerto de Constantinopla con dirección a Siracusa, en Sicilia, y luego a Cartago, Norte de África, en la campaña contra Guelimer, Rey -usurpador (2)- de los Vándalos, ordenada por el Emperador Justiniano I, el año era 532 y ya habían sucedido las revueltas de Nika en la Capital del Imperio (que casi le cuestan el trono, de las que hablaré en otro momento). Esta sería la primera guerra de reconquista de los territorios del Imperio Romano de Occidente que habían caído en poder de los bárbaros, misión que nuestro emperador consideraba sagrada. Con una flota de 17.000 mercenarios -10.000 de infantería y de entre 5 y 7.000 de caballería- todo cargado, desplegadas las tres latinas -que así se llamaban las velas- y tensa, muy tensa, toda la jarcia muerta; los remeros -robustos esclavos- distribuidos en una fila de veinticinco hombres a babor y 25 a estribor, remaban al compás del tambor Taaam- taaam - tam tam; en formación nos seguía el resto de la flota imperial. El cómitre caminaba por la crujía los más o menos 40 metros de popa a proa y viceversa, asegurándose de que todo estuviera en orden y de que los remeros se dejaran, en efecto, el lomo en cada palada. Belisario en la Popa, en su Skené -carpa- descansaba unos minutos sobre su litera de la ciática que inmisericorde lo aguijoneaba desde la cintura y le recorría toda la pierna derecha como una maldita corriente eléctrica; apuró unos sorbos de vino de Modona y estimulado por el calor del vino y los masajes que Antonina, su mujer, le hacía con grasa de castor mezclada con raíz de jengibre y pesuñas de cabra molidas, medio entre enfurruñado y beodo con vehemencia clamó: "¡A tomar por culo la Paz Perpetua conseguida por Genserico con nosotros, los romanoi, en 474", (Este rey vándalo fue bisabuelo del actual, al que Belisario tenía entre ceja y ceja y deseaba tanto encadenar).
Bitácora de a bordo: Septiembre 13 de 533, Batalla de Ad Decimum, victoria del Ultimus Romanorum, Comandante Supremo de todas las fuerzas de Oriente del Emperador Justiniano: El General Flavio Belisarius, acompañado de su esposa Antonina, sus cronistas de abordo oficiales -y no oficiales, como la que esto escribe-, sus 50 remeros, soldados, etc, etc etc, en su dromón y el resto de la flota, desembarcaron en Caputvada, en las costas de África, como 18 km al sur de Cartago (3). El rey Guelimer ante el inminente ataque romano decidió dividir sus fuerzas (unas 11.000 en total), una parte comandadas por su sobrino y otras por su hermano. El hermano muere en batalla, el sobrino no logra encerrar las tropas romanas por los flancos. La carnicería es feroz y los vándalos se desbandan. Guelimer abadona Cartago que, huérfana, se rinde y Belisario y Antonina se sientan muy orondos en el trono de dicha ciudad. La victoria definitiva, empero, la obtuvo Belisario en la Batalla de Tricamarum casi 4 meses después, en la que este persiguió a Guelimer hasta la ciudad de Hipona, en Numidia -la misma de san Agustín -(4) en donde lo capturó y de paso, ya que estamos, se hizo con la ciudad y sus tesoros. Este fue el tristísimo fin del reino vándalo, cuya historia resumida, para evitar cansar a mis lectores, he relatado obviando detalles de como me trataban mis compañeros y de cuanto hube de maquinar industrias para que no descubrieran mi condición de mujer en medio de tal marea de pitos, remos y flautas.
Belisario y Antonina regresaron a Constantinopla con el tesoro vándalo y Guelimer encadenado, tapando de paso la boca de todos sus enemigos que gran envidia le profesaban y en su ausencia habían tramado, por todos los medios, desprestigiarlo. El desfile fue Triunfal y Belisario recibió de manos del mismísimo Emperador Justiniano su tan bien merecido Triunfo, quien regocijado quedó con tanto tesoro y reo apresado. Y la Emperatriz, aún más.
Continuará y en la próxima, les hablaré de mi emperador y su mujer.
Notas:
(1) Relata Procopina de Cesarea: personaje ficticio creado por mi como contrapunto a Procopio de Cesarea.
(2) Guelimer usurpó el trono a su primo Hilderico
(3) Actual Tunes
(4) Actual Algeria.
Belisario y Antonina regresaron a Constantinopla con el tesoro vándalo y Guelimer encadenado, tapando de paso la boca de todos sus enemigos que gran envidia le profesaban y en su ausencia habían tramado, por todos los medios, desprestigiarlo. El desfile fue Triunfal y Belisario recibió de manos del mismísimo Emperador Justiniano su tan bien merecido Triunfo, quien regocijado quedó con tanto tesoro y reo apresado. Y la Emperatriz, aún más.
Flavius Belisarius
Continuará y en la próxima, les hablaré de mi emperador y su mujer.
Notas:
(1) Relata Procopina de Cesarea: personaje ficticio creado por mi como contrapunto a Procopio de Cesarea.
(2) Guelimer usurpó el trono a su primo Hilderico
(3) Actual Tunes
(4) Actual Algeria.
10 comments:
Ameno y divertido pasaje histórico, recreado por ese personaje inventado, tan creíble por otra parte.
Un abrazo, Myriam.
Que tiempos aquellos en que Cordoba pertenecía a Bizancio... Nadie, por aquí, sabe ya esas cosas...
Hermoso recorrido e interesantes vivencias
Besos
>André
Un paseo por las historias, en plural, ameno y entretenido. Un abrazo
Me encanta echarle un vistazo a la Historia de vez en cuando... :)
Besos y salud
Un rigor histórico, que este personaje cuenta...Como me gusta mucho esa forma de contar la historia.
Besote guapa
Difícil travesía la de nuestra heroína, ocultando su femenina condición.
Los vándalos vivían también en Vandalia, Vandalucia, Andalucia, Al Andalus. Los españoles tenemos algo de vándalos, en el buen sentido.
Besos, Myriam. Sigo a Procopina.
Un post magníficamente trabajado y ameno. Muchas gracias por pasar por mi espacio. Retomando un poco también esto de los post.
Bss
Me ha encantado perderme en esta travesía,
un saludo
Una historia que engancha, la has hilvanada magníficamente y me has tenido atenta hasta el final.
Ha sido un placer venir a visitarte.
Cariños en abrazos.
kasioles
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