Saturday, June 2, 2012

El ciclista explorador (2)



Jorge aguantó la respiración, el olor que subía como un vapor era francamente nauseabundo y le producía arcadas. Un olor como a ajenjo y azufre mezclados. Clavó la vista tratando de grabar cada detalle de lo que veía. Había varios hombres con mamelucos amarillos excavando en la roca. Otros cargaban unas carretillas que llevaban hacia una  fosa  en las que las descargaban y de la fosa salían grandes llamaradas. Un poco más lejos, al fondo, estaba una horripilante figura  de ojos rojos y vidriosos, sentada  sobre lo que parecía ser un trono de oro con piedras preciosas. Las sienes le comenzaron a pulsar con fuerza.

De pronto, Jorge sintió que una serpiente fría y gelatinosa se le enroscaba en las piernas, pataleó, se la sacudió de encima con asco y  antes de que lo mordiera,  desenfundó su sevillana y se la clavó, directo en la cabeza. A tientas empezó a correr alejándose del lugar, notó que la oscuridad iba siendo  menos densa,  pudo percibir  hasta como un airecito, o eso le pareció. –¡Entra algo de aire! uffff, seguro que  en esa dirección voy saliendo de este atolladero....¡nunca debí meterme en semejante lío!. Exclamó para sus adentros; las manos le sudaban pero siguió corriendo, corrió todo lo que pudo,  sintió también  que unas sombras lo seguían, pero no se  animó a  darse  vuelta.

Siguió, pues,  en la dirección del aire, la luz se iba filtrando y  después de andar lo que creyó una media hora más o menos, logró finalmente, salir del túnel por un hueco.  Miró atrás a ver si ahora lo seguían pero no vio a  nadie; sintiéndose más seguro, jadeante, se apoyó contra el muro a descansar un poco, al tiempo que   lamentaba haber dejado la bicicleta caída ahí donde  había matado al inmundo reptil. Comenzó a andar más despacio tratando de ver dónde se encontraba, pero no reconocía las calles, ni los carteles de los negocios, ni las marcas de los vehículos estacionados, ni nada. Una sensación de extrañeza se iba apoderando de él. Su estómago vacío rugía pidiendo alimento por lo que instintivamente buscó un bar y al ver algo que parecía un bodegón doscientos metros más adelante en la calle desierta de gente -que iba para colmo en subida-   y aunque se sentía  desfallecer siguió sin detenerse hasta que con el último aliento, llegó y entró.




19 comments:

Natàlia Tàrraco said...

Ayyy Myriam de mi corazón, siempre me han dado repelús los túneles oscuros. !Las calderas del Pedro Botero! Una sierpe maldita...un relato de terror muy bien dosificado, escrito, emocionante.
Mañana el fin, uf, qué nervios.
Besitooooooooo.

Verbo... said...

No importa que tipo de túnel sea, físico o emocional, cuando se sale de el, y se respira aire libre, llega un poco de paz al alma.


Besos

Javier Rodríguez Albuquerque said...

No llego tarde del todo. Expectante ante el sorpresivo final.
Un beso.

Bertha said...

...aaun hay que esperar mas ufff!!!jejeje.Que desatino Myriam, sabes lo que llama mucho la atención(la sevillana) me presumo que sera algun tipo de puñal no?

-Bueno esperaremos otro día mas...

Un abrazo preciosa hasta mañana!

TORO SALVAJE said...

Que angustia me dio cuando lo perseguían.

Tengo curiosidad por ver como acaba.

Besos.

Abejita de la Vega said...

¿La "sevillana" es un arma? ¿Qué será del ciclista? Nos dejas en ascuas.

Igual está soñando...

Besos

María said...

¿Se puede llegar al infierno internándose en un túnel que queda a ras de tierra? .... Mmmmm yo creí que para llegar al infierno había que bajar... y bajar... y bajar ...jajaja no sé, me da que se ha metido en un agujero negro de esos que pululan por el universo...

Bueeeeeno, mira que eres mala MYR jajaja vaaale mañana sin falta vuelvo a ver si esta fase espacio temporal alterada tras salir del túnel nos lleva a buen puerto...por tu bien que el final sea bonito cariño porque estoy yo muy subversiva últimamente y como termine mal esta intrigante historia, te monto una sentada protestando frente a tu blog jajaja



Mil besos preciosa y muy buen finde cielo.

Myriam said...

BERTHA y ABEJITA: la sevillana es una navaja, si y si ponen "Navaja sevillana" en imagenes de google, tienen una variedad de modelos.
Besos

Myriam said...

A TODOS: gracias, gracias por venir a leer y comentar este folletín. Nos vemos mañana. Besos

Merche Pallarés said...

No vale. Mañana es hoy... :( Gracias por aclarar lo de la sevillana que también me pilló de sorpresa. Besotes, M.

Yudith Valles de Perez said...

Hola Myriam, saludos, cuanto tiempo! Bien espero leer ese final y te comento. Besos

Alas.Rotas said...

Otra bonita historia en tu haber, eres flexible en tus letras y mágica en su contenido esta vez es Jorge quien nos hace recordar y hasta oler ese olor nauseabundo que nos hace respirarlo como si estuviéramos ahí. Eres toda una maga de la prosa. Un beso

lichazul said...

muy buen trabajo Myr, relatas con buen vértigo los pedaleos de este ciclista.
felicitaciones, abrazo y feliz inicio de semana

Janeth said...

Mi querida amiga un lindo cuento, y es que a veces el destino nos depara ciertas sorpresitas en el camino de nuestro andar, mira al pobre padalista lo que le paso por estar explorando, espero con ganas el desenlace de tan maravillosa historia llena de suspenso y emocion

Ildefonso Robledo said...

Magnifico, amiga. Has creado una atmosfera bellamente asfixiante...

Un abrazo

Txema said...

Conocía las navajas de Albacete pero no las sevillanas. Bueno ya estoy deseando saber si el ciclista comerá algo.

besos Myr

virgi said...

Un ciclista valiente tendrá su recompensa.
Yo cargaba siempre una navajilla, me encantaba, pero he tenido que dejarla, demasiados registros en demasiados sitios.
Vuelvo mañana (¿o será ya hoy?)
Besos besos

mj said...

Bueno, y va el tío y tiene ganas de comer después de lo vívido!!!

Decirte Myriam que es un relato impecable. Sigo...
Un beso

Pedro Ojeda Escudero said...

Este ejercicio que hago, leyendo hacia atrás tu narración, funciona: es como bucear hacia las razones.
Veo ahora un combate con el reptil. Me gustaría hacerlo simbólico, porque todos nos hemos encontrado con uno... y sin llevar una navaja a mano.
Besos.