Friday, June 1, 2012

El ciclista explorador (1)



Las campanas dejaron de sonar. Se levantó de la cama y abrió la ventana. La mañana fresca entraba con la brisa en su aposento, llamándolo como todas las madrugadas a sus dos horas de bicicleta. Se puso los pantalones cortos y la chomba, fue al baño  se lavó la cara y los dientes, orinó. Salió dando un portazo y una vuelta de llave. De dos en dos bajó los escalones; desayunaría a su regreso antes de ducharse para ir a su trabajo en   la oficina de correos.

Mientras Jorge sentía como el viento arañaba sus mejillas, concentrado como iba en el pedaleo, no prestaba atención a los detalles de la ruta. La ciudad comenzaba recién a despertar, a él le gustaba sentir esa sensación temprana que la hacía en brumas, entre dormida y despierta. Después de unas cuantas cuadras dobló a la derecha y se internó por el callejón de los cipreses, hasta llegar a la plazoleta de Irribarren;  en la fuente de las palomas  giró hacia la izquierda en donde  se abría un túnel que no conocía; hacia poco que había visto a la última topadora irse del lugar.  -¡Extraño que hayan hecho un túnel justamente aquí! ¿Será para un nuevo ferrocarril?-  se dijo,  y con curiosidad de niño explorador, se internó en él.

La oscuridad era tenebrosa, un par de murciélagos volaron rozándole la cabeza y una ráfaga húmeda sopló helándole las orejas y la nariz. Sintió un escalofrío. La lamparilla de su bicicleta apenas  alumbraba un tenue hilo de luz rancia, pero siguió pedaleando hacia adelante. -Esto debe llevar a algún sitio... veamos a donde- se decía, para ahuyentar el miedo que iba calando en su interior. De pronto chocó contra una piedra y cayó al suelo, un poco más lejos vio una luz amarillenta que asomaba,  zigzagueando como una serpiente, tal como había aprendido en la mili se acercó,  se acercó a rastras  hasta llegar al borde de un enorme hueco. Miró hacia abajo, hacia donde sentía los extraños ruidos y observó.

 Y lo que vio le hizo erizar la piel.

20 comments:

Natàlia Tàrraco said...

Myriam, me has enganchado, pedaleo en el túnel, al lado de Jorge, el pedaleador mañanero. Intuyo un paisaje húmedo, parecido al norte de España, un lugar tranquilo al amanecer y todas las horas...pero, !sigue, sigue!
Besito inquieto.

Nómada planetario said...

Creo que son las obras del metro, que las han dejado a medias como ha ocurrido aquí.
También yo me pegué una buena torta con la bici en un túnel francés, camino del col del Galibier.
Espero el desenlace.
Un abrazo.

Verbo... said...

... síguelo !!!

se ve
interesante !



Besos

Merche Pallarés said...

¡Ay, qué suspense! No puedo esperar a mañana... ¡Termínalo hoy! Besotes, M.

lichazul said...

bien por el relato Myr, nos dejas interesados en este pedaleo prestado

besitos y luz
fleiz fin de semana

Tracy said...

Nos leemos mañana de cualquier forma hoy ya me irizaron la piel, los murciélagos.

Asun said...

Seguro que esas cosas le pasan a Jorge por haber salido de casa sin desayunar.
¡Si es que la cabeza no puede pensar con lucidez poniéndose a hacer ejercicio de par de mañana y con el estómago vacío! :-)

Veremos a ver mañana qué eso tan espeluznante que le hace erizar la piel.

Besotes

Isabel said...

Pues nos has dejado en ascuas.

Hasta mañana.

Besos.

Catalina Zentner Levin said...

Ya estoy esperando la continuación. El principio es más que prometedor.
Un beso,

Catalina Zentner Levin said...

Ya estoy esperando la continuación. El principio es más que prometedor.
Un beso,

Silvia Cristina Cuesta said...

Hola Myrian!!! Siempre es lindo leerte!!!

Te dejo un fuerte abrazo..

Silvia Cristina

Janeth said...

Amiga nos dejas en ascuas, un relato de misterio,.... que seria lo que vio que lo españto tanto??...esta bien mañana continuaremos leyendo,...amiga gracias por tus siempre lindas palabras en mi blog; me encanta que me escribas,... sabes hace ya varios años que no me viene el sueño, asi que para mi es normal escribir hasta las tantas de la madrugada, cuando a veces se asoma el sueñito que es para mi tan valioso, es entonces que me acuesto a dormir, debe de ser la edad que no puedo conciliar el sueño,...no me gustan los medicamentos asi que me aguanto y la paso como mejor me gusta hacerlo; leyendo o escribiendo la verdad no es tan malo....me pregunto si los buhos tendran mi mismo problema,....espero que no...

Bertha said...

De momento no opino porque estoy de un curioso que se me lleva el viento.Mañana con la segunda entrega comento, los relatos de suspense me encanta...!

Hasta mañana Myriam jejeje.

Merche Pallarés said...

Ya es mañana... Besotes, M.

María said...

¡¡Tatachaaaaaaaaan!! :-)


Muaaaaaaaaaaaaakss


Sigo arriba...

Ildefonso Robledo said...

Buen arranque, amiga. Lo foto es magnifica...

mj said...

Pobre Jorge, menudo mamporro!!
´sigo hacia arriba para saber que pasa. Hasta ahora en el próximo comentario.
Un beso

Abril Lech said...

Ahora vengo mirando las imágenes... con detenimiento... preciosas. En la parte II del cuento me siento en medio de Brujas o Bruselas... preciosas callecitas llenas de recovecos y misterios de años y años...

Pedro Ojeda Escudero said...

Todo comienza -así comienza todo- en un acto rutinario: salir, levantarse, subirse en la bicicleta. A partir de un momento, la ciudad se trasforma. La vida entera.
Un acierto, Myriam. Toda una parábola.
Besos.

matrioska_verde said...

mañana vuelvo y leo el relato por entero que ahora ya se me hace muy tarde.

he tardado un poco en llegar a tu blog porque este fin de semana estuvimos de ruta motera por Alcalá de Henares (Madrid) y claro, me atrasé en las lecturas... pero lo dicho, mañana vuelvo.

biquiños,