Jorge
aguantó la respiración, el olor que subía como un vapor era francamente
nauseabundo y le producía arcadas. Un olor como a ajenjo y azufre
mezclados. Clavó la vista tratando de grabar cada detalle de lo que
veía. Había varios hombres con mamelucos amarillos excavando en la roca.
Otros cargaban unas carretillas que llevaban hacia una fosa en
las que las descargaban y de la fosa salían grandes llamaradas. Un poco más
lejos, al fondo, estaba una horripilante figura de ojos rojos y vidriosos, sentada sobre
lo que parecía ser un trono de oro con piedras preciosas. Las sienes le comenzaron a pulsar con fuerza.
De
pronto, Jorge sintió que una serpiente fría y gelatinosa se le enroscaba en
las piernas, pataleó, se la sacudió de encima con asco y antes de que
lo mordiera, desenfundó su sevillana y se la clavó, directo en la
cabeza. A tientas empezó a correr alejándose del lugar, notó que la oscuridad iba
siendo menos densa, pudo percibir hasta como un airecito, o eso le pareció.
–¡Entra algo de aire! uffff, seguro que en esa dirección voy saliendo de este atolladero....¡nunca debí meterme en semejante
lío!. Exclamó para sus adentros; las manos le sudaban pero siguió corriendo, corrió todo lo que pudo,
sintió también que unas sombras lo seguían, pero no se animó a darse vuelta.
Siguió,
pues, en la dirección del aire, la luz se iba filtrando y después de
andar lo que creyó una media hora más o menos, logró finalmente, salir del túnel por un hueco.
Miró atrás a ver si ahora lo seguían pero no vio a nadie; sintiéndose más seguro, jadeante, se apoyó contra el muro a descansar un poco, al tiempo que
lamentaba haber dejado la bicicleta caída ahí donde había matado al inmundo reptil. Comenzó a andar más despacio
tratando de ver dónde se encontraba, pero no reconocía las calles, ni
los carteles de los negocios, ni las marcas de los vehículos estacionados, ni nada. Una sensación de extrañeza se iba
apoderando de él. Su estómago vacío rugía pidiendo alimento por lo que
instintivamente buscó un bar y al ver algo que parecía un bodegón
doscientos metros más adelante en la calle desierta de gente -que iba para colmo en
subida- y aunque se sentía desfallecer siguió sin detenerse hasta
que con el último aliento, llegó y entró.
19 comments:
Ayyy Myriam de mi corazón, siempre me han dado repelús los túneles oscuros. !Las calderas del Pedro Botero! Una sierpe maldita...un relato de terror muy bien dosificado, escrito, emocionante.
Mañana el fin, uf, qué nervios.
Besitooooooooo.
No importa que tipo de túnel sea, físico o emocional, cuando se sale de el, y se respira aire libre, llega un poco de paz al alma.
Besos
No llego tarde del todo. Expectante ante el sorpresivo final.
Un beso.
...aaun hay que esperar mas ufff!!!jejeje.Que desatino Myriam, sabes lo que llama mucho la atención(la sevillana) me presumo que sera algun tipo de puñal no?
-Bueno esperaremos otro día mas...
Un abrazo preciosa hasta mañana!
Que angustia me dio cuando lo perseguían.
Tengo curiosidad por ver como acaba.
Besos.
¿La "sevillana" es un arma? ¿Qué será del ciclista? Nos dejas en ascuas.
Igual está soñando...
Besos
¿Se puede llegar al infierno internándose en un túnel que queda a ras de tierra? .... Mmmmm yo creí que para llegar al infierno había que bajar... y bajar... y bajar ...jajaja no sé, me da que se ha metido en un agujero negro de esos que pululan por el universo...
Bueeeeeno, mira que eres mala MYR jajaja vaaale mañana sin falta vuelvo a ver si esta fase espacio temporal alterada tras salir del túnel nos lleva a buen puerto...por tu bien que el final sea bonito cariño porque estoy yo muy subversiva últimamente y como termine mal esta intrigante historia, te monto una sentada protestando frente a tu blog jajaja
Mil besos preciosa y muy buen finde cielo.
BERTHA y ABEJITA: la sevillana es una navaja, si y si ponen "Navaja sevillana" en imagenes de google, tienen una variedad de modelos.
Besos
A TODOS: gracias, gracias por venir a leer y comentar este folletín. Nos vemos mañana. Besos
No vale. Mañana es hoy... :( Gracias por aclarar lo de la sevillana que también me pilló de sorpresa. Besotes, M.
Hola Myriam, saludos, cuanto tiempo! Bien espero leer ese final y te comento. Besos
Otra bonita historia en tu haber, eres flexible en tus letras y mágica en su contenido esta vez es Jorge quien nos hace recordar y hasta oler ese olor nauseabundo que nos hace respirarlo como si estuviéramos ahí. Eres toda una maga de la prosa. Un beso
muy buen trabajo Myr, relatas con buen vértigo los pedaleos de este ciclista.
felicitaciones, abrazo y feliz inicio de semana
Mi querida amiga un lindo cuento, y es que a veces el destino nos depara ciertas sorpresitas en el camino de nuestro andar, mira al pobre padalista lo que le paso por estar explorando, espero con ganas el desenlace de tan maravillosa historia llena de suspenso y emocion
Magnifico, amiga. Has creado una atmosfera bellamente asfixiante...
Un abrazo
Conocía las navajas de Albacete pero no las sevillanas. Bueno ya estoy deseando saber si el ciclista comerá algo.
besos Myr
Un ciclista valiente tendrá su recompensa.
Yo cargaba siempre una navajilla, me encantaba, pero he tenido que dejarla, demasiados registros en demasiados sitios.
Vuelvo mañana (¿o será ya hoy?)
Besos besos
Bueno, y va el tío y tiene ganas de comer después de lo vívido!!!
Decirte Myriam que es un relato impecable. Sigo...
Un beso
Este ejercicio que hago, leyendo hacia atrás tu narración, funciona: es como bucear hacia las razones.
Veo ahora un combate con el reptil. Me gustaría hacerlo simbólico, porque todos nos hemos encontrado con uno... y sin llevar una navaja a mano.
Besos.
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