Wednesday, April 4, 2012

Las caras de la violencia en la Obra de Teatro "Urtain" (3)




Segunda Parte (Pulsar aquí) 

La violencia intrínseca al acto de boxear y la violencia en la familia de URTAIN:   escenas 5 a 1 inclusive.

Escena 5, última parte:  Después de que reporteros anuncian la próxima defensa del Título de Campeón de Europa contra su próximo rival en Londres: Henry Cooper, vemos un ácido altercado de la pareja Cecila (la primera mujer) y Urtain:  Urtain le dice que va a participar en otra pelea, que Henry Cooper le quiere quitar el cinturón. Cecilia le responde amargada y resentida: “pues dáselo”.  Y agrega despechada:  “siempre hay un combate y otro y otro y no te cansas”. Urtain le tira dinero, gritándole que es eso es  lo que quiere, que lo tome. Ella le responde “lo que quiero es una familia”. Urtain le dice: “vente a Madrid”. Cecilia le contesta:  “Madrid es feo, no me gusta Madrid ¿Qué hay en Madrid? ¡Hay gentuza!”  Humillante Cecilia lo increpa: Y ¡esas fotos!... ¡Qué vergüenza!,  Rosito “el Pollo” las ha visto..... Urtain reacciona mal, diciéndole que por él nadie tiene que sentir vergüenza. ¡Vergüenza, no, nunca!  y algunas cosas más. La discusión termina en que ella le dice “Anda, vete, haz un combate o dos o diez o mil” En un momento se medio abrazan, también. (La Vergüenza  que Cecilia sentía le recordaba sin duda al boxeador,  la vergüenza que su padre había sentido por él, tal como lo veremos más adelante, por eso reacciona tan agresivamente a su desprecio).

 El Cuadrilátero se  tiñe de una luz roja y vemos durante unos seis minutos como a Urtain “le gusta follar como si estuviera dando hostias”. Vemos como se abalanza sobre Cecilia cuando ésta le dice “ahora, no, no” , pero que luego ella se deja hacer, "en cuatro patas" y Urtain por detrás de ella de rodillas.   Música rápida y el resto de los que están en el cuadrilátero también simulan tener sexo. Por ejemplo,  vemos a uno como si se  masturbara y a  una chica inclinarse sobre el manager -que está sentado en una esquina- como si le hiciera una fallatio (estimulación  sexual oral de un varón).  El manager  -o el entrenador- le dice a Urtain ”Deja de follar, José, follar te deja blando. Te quita las fuerzas, después subes al ring con las piernas como un flan”. Urtain sigue en lo suyo y responde “a mi me gusta follar”.  La música es alegre. La Luz, rojiza. 

Escena 4: Brutal derrota de Urtain frente a Henry Cooper en Londres:  a pesar de que el entrenador le diera instrucciones a Urtain para que atacara directo  a la cara de Henry Cooper, que era su punto débil y le dijera que le hiciera sangrar las cejas, que le rompiera los párpados para que no pudiera ver, Urtain es derrotado de forma apabullante. El escenario está oscuro, hay una luz mortecina blanca en cono que alumbra a los contrincantes,  se ven los golpes en primeros planos y salpicados de agua, se oye una música dramática que acompaña.  Alguien grita: “Tienen que parar el Combate”  otro “Joder le van a matar” y cae la toalla. Urtain chorrea sangre  por el ojo derecho. Cae. La música para de golpe.  (Durante la pela se oían también como eco de pensamientos-frases que le había dicho Cecilia “quieres hacer un combate, pues hazlo o uno, o dos,  o cien, o mil, no importa” o  del padre y del "amigo” que lo introdujo en el boxeo:  “lo de levantar piedras ya no tiene futuro. Tú lo que tienes que hacer es subirte a un ring y soltar hostias”).  
Hacia el final de esta escena vemos a un Urtain sangrando, jadeando, gritar:  “¡¡Dónde está mi dinero, quiero mi dinero!! ¡¡ladrón, la porra, ladrón, ladrón, la porra, cabrón!!”.   Da vueltas en  el cuadrilátero sosteniéndose apenas en las cuerdas del ring mientras grita:  “¿¡Por qué!? ¿¡por qué!?”  y entre otras cosas:  “parezco un monstruo” y así no quiere ver a sus hijos para que no se asusten. Cae  al  piso.  Se incorpora agarrándose a la soga y llorando dice: “No me merezco ésto”..  Block out.

Escena 3:  En ésta escena se da a discusión entre el Manager de Urtain  y el Presidente de la Federación de Boxeo que es también el Médico personal de Franco. El primero le pide que consiga de Franco  que Urtain se saque la foto, porque hay que aprovechar el momento de Urtain,  que es ahora que acaba de ganar el Campeonato de Europa. El Manager no quiere arriesgarse a que Urtain pierda ante Cooper y en consecuencia, pierda  la oportunidad  de  hacerse la foto con Franco, porque  Urtain representa a España,  en sí, Urtain  es un mito en que la calidad importa poco, pero que “tiene bravura, tiene fuerza, tiene cojones”,   un mito en el que poco o nada importa la persona de Urtain,  sino el hecho de lo que representa para España, convirtiéndose en Urtain: el muñeco roto.

Escena 2: El locutor de saco blanco dice a la audiencia: “Buenas Noches, bienvenidos  a ésta: La Pelea”. Luego  dice que hay que entretenerse en la vida, incluso  con el dolor ajeno. “El dolor ajeno cuando no te salpica  de lleno en la cara también es entretenido de ver, por eso estamos aquí”. 

No solo dice en su presentación que este deporte es una forma de vida para las personas que en él participan, sino que va más allá y señala  que ellas “hacen el trabajo sucio”.  Ese que alguien tiene que hacer, porque por ejemplo, todos quieren comer jamón del bueno, pero nadie quiere matar al cerdo. El locutor dice que está a su lado, al lado de Urtain, porque está sedado, le han dado un tranquilizante para elefantes, que si huele el miedo,  solo con sus manos puede matar y lo presenta al público: “Señores y Señoras  con todos ustedes: el Tigre de Cestona, Urtain”.  Urtain toma la palabra y dice: “Buenas noches, me llamo José Manuel Ibar Aspiazu, me gusta el boxeo que me da dinero, antes levantaba piedras.” Luego agrega: “Yo quiero saber que he hecho yo, para que todo lo que hago sea tan sucio” (Una frase que como hemos visto, se repite en la obra, como un leitmotiv).

Se oyen latigazos en el fondoVemos a Urtain como pasa una piedra (bola) por los hombros. Cae, se levanta, se oyen latigazos. Vemos a un hombre a lo lejos dar latigazos. Urtain cae al piso, no se incorpora solo, lo ayudan dos personas....

“Senores y Señoras, con Uds El Padre”.  Vemos al padre con boina negra, encarnado por el mismo actor -Roberto Alamo- que interpreta a Urtain. Atrás de él una luz  blanca como un sol lo ilumina.  Vemos al padre dar latigazos. El padre dice que el abuelo era más fuerte que su padre hasta que murió. Qué su padre era más fuerte que él hasta que murió y que ahora él es más fuerte que su hijo hasta que muera y oímos los mensajes negativos que le decía a su hijo: “La vida es angustia, es mala,  tú eres vasco, con  fuerza en la sangre, al final de la vida me he dado cuenta de que todo es engaño, hijo”. “¡Qué vergüenza, un hombre llorando!”. "Tu eres hombre y un hombre no llora nunca. No quiero oírte llorar nunca”. (De ahí la inhabilidad de Urtain para mostrar sentimientos -excepto cuando llora derrotado- o decir "te quiero")

Escena 1: El padre toma  un vaso de agua. Hay mucho ruido y se oye a alguien decir que a José Manuel “Lo echaron de la fundición por  levantar piedras”.  Alguien desafía al padre y le dice, refiriéndose a Urtain “donde no llegaste tú, llegará él”. El padre responde ”Yo soy más fuerte que mi hijo,  cuando tenía su edad y que cualquiera de todos vosotros juntos“ y pregunta “¿Cuántos se tiraron sobre el chico Goroztiza?”  Le responden: “15”. El padre entonces apuesta a que él soportará 16 hombres salten encima de él.  Vemos como saltan uno a uno "encima" de él hasta que muere reventado. Cuatro hombres lo miran expirar. En un primer plano de su cara nosotros, el público, lo vemos expirar. Y los cuatro se alejan hacia las esquinas.  Oscuro, solo una luz cónica blanca sobre el cadáver tendido.  Y ahora vemos que  la cámara enfoca  al locutor de saco blanco que en un primer plano,  dice al público: “Es primavera en Cestona. 14 de mayo de 1943. Hoy ha nacido un niño de José y Feliza Ibar, un niño, se llamará: José Manuel. Buenas Noches”.
Fin de la Obra.

El  acento en la escena 5, ultima parte: Está puesto en su ya deteriorada relación con su primera mujer, Cecilia. En la que ella lo humilla y le exige regresar a casa y le recrimina -con justicia- que siempre quiere una pelea más.  Por su parte vemos como Urtain no entiende razones y quiere seguir una pelea más, para ganar dinero por la familia, para volverse a casa y vemos como él tiene sexo con ella forzándola, porque le gusta “follar”.  No hace el amor con ella. La folla, así a lo bruto, a lo animal: tiene sexo como descargando hostias, descargando su pulsión instintiva.  (También vemos, es cierto,  que Urtain abraza a su mujer).  

El acento en la escena 4: Está puesto íntegramente en la intrínseca brutalidad del deporte del boxeo, en como cada uno de los boxeadores  revienta al otro a golpes, magistralmente mostrado en la derrota de Urtain contra Cooper en Londres, 1970. Una escena tremenda.

El acento en la escena 3: está puesto en la construcción de Urtain el mito, cosificando a la persona. Poco importa Urtain  como ser humano, pero mucho lo que brinda a España en tanto que mito y más si se saca una foto con el Caudillo.

El acento en la escena 2: está  puesto a-  en como el público tiene sed de diversión a costa del dolor ajeno. Volvemos a lo que dije en la Parte (2) sobre el Circo Romano y del “Mátalo, mátalo”:   Para que haya  Boxeo, tiene que haber un público que disfruta con él y es lo que señala el locutor en su presentación de "La Pelea" y alguien tiene que hacer el Trabajo Sucio, como los soldados que van al frente de Batalla.  b- en la violencia que el padre ejerció sobre el hijo, a latigazos, para hacer de él un hombre, macho, fuerte; un vasco de pura cepa.  Avergonzándose, además, si su hijo lloraba, porque "los hombres nunca lloran", así como el resto de los mensajes o mandatos negativos (la vida es angustias, etc) que impregnó en su hijo.

El acento en la escena 1:  está puesto en la creencia del padre de Urtain en que es más macho quien es más fuerte. Algo que él mismo aprendió de su padre (y éste del suyo) y que este padre transmite de forma horrible a su hijo, Urtain,  por latigazos, si, pero también por la brutal apuesta en la que muere pisoteado por 16 hombres que le saltan encima.

La  semana que viene la cuarta parte: La violencia en la estética de la obra. 

Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.  © Myriam Goldenberg

10 comments:

Merche Pallarés said...

¡Vaya Myriam! Qué buen trabajo tan concienzudo... Los que conocemos la idiosincrasia vasca, esta obra es muy dolorosa porque está, desgraciadamente, muy bien reflejada. El padre, un bestia porque también su padre lo fue, retando a sus "amigos" a que él era más fuerte que su hijo dejándose matar. En fin, todo un despropósito por el "que dirán". Besotes, M.

pancho said...

Me acuerdo perfectamente de la derrota contra Henry Cooper en Londres. Fue una desgracia nacional, como si la selección de fútbol hubiera perdido la final del campeonato de Johanesburgo.

Yo era adolescente y entonces el boxeo era un deporte con mucho seguimiento. Quisieron hacer de Urtáin de la noche a la mañana otro Paulino Uzcudun y eso era imposible.

De lo de su padre, nadie sabía nada.

Excelente y exhaustivo análisis.

Un abrazo.

Bertha said...

Aunque tenía tanta gente a su alrededor lo que más padecía Urtaín era soledad.A lo mejor porque dentro de su particular forma de ser como muy cercano: era lo que se suele decir un paleto y claro se lo comieron entre todos.Pobre infeliz no se me ocurre otra palabra para definirlo mejor.-Seguramente si no lo hubieran movido de su mundo pués hubiera llegado a ser feliz. Pero en el ambiente en que se metió o lo metieron ,es muy dificíl salir bien parado.La parte del padre me deja alucinada, como se puede ser tan brutito mental.

-A VER QUE NOS DEPARA ESTA 4ª PARTE.

Un fuerte abrazo Myriam :-)

bixen said...

Lo de su padre, yo tenía entendido que lo hacía asiduamente, apostando que aguantaba tumbado, el caer de cualquiera sobre su barriga, desde la altura de la barra del bar que regentaba.
Su hijo menor (de muchos, según me dijeron) vino alguna vez a la casa que compartía con estudiantes de biología (de su clase, creo recordar) en Lejona: ¡Una bellísima persona y no por guapo!, que igual también.
P.D.: No me parece bien que seas "amarillista", porque su "contrapeso" también deja lecciones que deberíamos aprender por parte de URTAIN y su ESPOSA, y madre de sus hijos.

Myriam said...

BIXEN: Bienvenido a mi blog y gracias por tu comentario, gracias por aportar tus recuerdos. No entiendo muy bien a que te refieres con ser "amarillista": esta entrada forma parte de un conjunto de entradas en las que analizo la violencia tal como es representada en la Obra de teatro. No hago comparaciones con, ni juzgo a la persona del Boxeador en la cual se basa esta Obra. Mis compañeros de lectura tocan aspectos relativos a la persona de José Manuel Ibar Aspiazu en sus trabajos, al igual que el profesor Pedro Ojeda, que dirige la lectura.

Un saludo

bixen said...

Con "amarillista" digo "sensacionalista". Creo que confundes "violencia" con "tragedia", a la hora de hablar de "Obra dramática".

Abejita de la Vega said...

Urtain te ha ganado el corazón. Qué trabajo tan bueno, estaría orgulloso el buenazo de José Manuel de haberlo podido leer.
En el de Cooper, faltó poco para que le hicieran picadillo. Le dejó secuelas, ese derrame que su personaje nombra tanto.

Precisamente, el actor Roberto Álamo habla de una revolución educativa que consista en educar a la gente sin miedo y sin violencia. Algo que no tuvo Urtain.

Urtain no debería llevar tilde, ni en la a ni en la i. Lo explico en el de Merche. Pero si el profe pone un atilde, sus motivos tendrá.

Besos, feliz viernes santo, sin penitencias...

Pedro Ojeda Escudero said...

Qué magnífico análisis, Myriam. Al hacerlo así, te has adentrado en lo más profundo del ser de Urtaín. Se comprende lo que llevaba dentro y que terminó explotándole.

L. said...

Jo¡¡¡ ;Mi Myr... que bien has diseccionado el cuadrilátero...
Y los golpes...

Una entrada violenta (desde dentro)

Un beso

Paco Cuesta said...

Magnifico desarrollo en torno a la violencia del.... perdón pero no se si llamarlo deporte de las doce cuerdas.
Un beso