Sonata de Estío (2)
Hoy me toca hablar de la Consumación "nupcial" en el ámbito sagrado del Convento y posterior "daccapo" del Marqués de Bradomín con la Niña Chole, según el plan que me tracé de análisis, pero antes me gustaría dejar claro algo:
Estoy fascinada por el virtuosismo polifónico de Valle en sus Sonatas. La acción, el ritmo, el tono, los contrastes, las ambientaciones y las descripciones tan plásticas, senestésicas, irónicas, llenas de parodia, que fluctúan entre lo melodramático y divertido, entre lo convencional y escandaloso, entre lo sagrado y lo profano, entre lo serio y lo banal. Estupendos también, los juegos intertextuales que Valle hace con autores románticos, etc. He elegido poner el acento en la Sonata de Estío en como Valle construye la psicología de sus personajes centrales: el Marqués de Bradomín y a su contraparte femenina, en este caso la Niña Chole, y en como interaccionan, porque me parece que Valle lo hace de manera genial y totalmente verosímil y hasta real, actual, moderna.
No podemos odiar al Marqués, creo yo, justamente por eso: por lo humano que se muestra el personaje que no esconde sus debilidades, aunque en alguna oportunidad las lectoras femeninas lo querríamos cachetear y los negros se sientan mortalmente ofendidos -y con razón- por como los describe. Valle, era hijo de su época y nos señala una realidad del pasado colonial, que además nos viene muy bien recordar y analizar, porque la discriminación al diferente sigue -lamentablemente- viva hoy en nuestras sociedades. No podemos odiar al Marqués, porque cada uno de nosotros -si lo pensamos bien- nos podríamos reconocer en él o en su contra-parte femenina, en algún punto de nuestra vida o en alguna de las situaciones que plantea, traídas, claro a nuestra realidad y a nuestro tiempo.
Cuatro Sonatas, cuatro estaciones en la evolución del alma humana, narradas desde la vejez con fidelidad en la coherencia interna de la obra en su conjunto y de los personajes. Cuatro joyas de la literatura española.
Por último y antes de empezar: Agradezco a Pedro Ojeda que nos haya hecho leer las Sonatas en el orden de publicación y no en el argumental, porque el impacto de los contrastes es mayor como lo es también ese saltar entre las estaciones que las convierte además en una danza, que es la danza la vida. Muerte. Vida y muerte. Vida.
En el Monasterio: (Caps. 11 a 14):
Lugar: La Niña Chole y el Marqués piden hospedaje en un antiguo priorato de las Comendadoras Santiaguistas. El Monasterio, que hoy se llamaría Convento, es de una orden femenina vinculada a la
orden militar española de los
Caballeros de Santiago. que sigue la
regla de San Agustín, que como sabemos, es extremadamente rigurosa en su ascetismo.
Recibimiento:
"Una monja donada, toda blanca en su hábito apareció en el umbral"."Pasen hermanos si quieren reposar en la santa casa". Un santo lugar que desde su inicio es profanado por una mentira por parte del Marqués: "llego a esta santa casa para cumplir un voto" y cuando la monja toma a la Niña Chole por la Señora Marquesa: "¿La Señora mi Marquesa también?" ni él ni ella -que cambian entre sí una mirada burlona- la contradicen. Al contrario el Marqués lo reafirma "También, hermana, también".
La actitud transgresora posterior del Marqués que viene más adelante, se va a ver contrastada con esta presentación de la que Bradomín hace gala: "Yo, como caballero santiaguista, recé mis oraciones dispensado de arrodillarme por el fuero que tenemos de canónigos agustinos".
Las monjas los reciben con generosidad y cordialidad: Dos legas traen una fuente cargada de refrescos y confituras. Luego entra la Abadesa flotante el blanco hábito, que ostentaba la cruz de Santiago y les da la bienvenida, era oriunda de España y había conocido al abuelo de Bradomín.
En el Parador: Daccapo sexual, Cap 23:
EL Marqués y la Niña Chole habían salido ya del Monasterio y regresado a Veracruz a la fragata que aún atracaba en el puerto. Poco después la nave se hace a la mar y en el siguiente puerto, ellos descienden rumbo al vetusto Parador en el que hicieron alto, en cuyo portal "unas viejas caducas se peinaban".
Desde la noche de bodas en el Monasterio, el Marqués y la Niña Chole habían "vivido en forzosa castidad" y la noche de bodas en el convento le parecían a Bradomín ya muy lejanas. Pero como algunas esperas tienen su recompensa, en este Parador gustó el Marqués "de las mayores venturas amorosas urdidas con el hilo dorado de la fantasía".
El Marqués quiere que la Niña suelte su cabello trenzado. Todos sabemos la gran carga erótica de la melena suelta en la mujer (de ahí que se cubran los cabellos en algunas religiones con mantillas, hijab o sombreros). Bradomín vive luego su fantasía de que la Niña Chole es una princesa prisionera y el un capitán conquistador. Y es pura fantasía, porque él es incapaz más adelante, frente al padre de ella, de llevarla a cabo. Pero regresan los bombos y platillos en forma de Siete Sonetos uno por cada sacrificio. Incluso el último Soneto, lo repitió dos veces ¡Aleluyiah! Función doble para el Marqués. Luego se duermen como dos satisfechos y dulces angelitos, hasta que penetra en la alcoba "un rayo de sol juguetón, tan vivo, tan alegre, que al verse en el espejo se deshizo en carcajadas". ¡Esto sí que un allegro troppo, ma Troppísimo!
La semana que viene: (4) Las conclusiones de este trabajo en las que
responderé a las preguntas: 1- ¿Guarda -desde el punto
de vista de la Psicología- coherencia interna el personaje del Marqués?
2- ¿Se salva la Niña Chole con esta relación?
Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. © Myriam Goldenberg
Nota: Desde la leyenda de amor engullida por la madre Abadesa hasta el final de los ocho pasos de la Consagración Nupcial me quedó todo el texto en negrita, cuando solo la puse en los títulos o en alguna palabra relevante. Escribí este trabajo en la nueva interfase de Google y renuncio ya a cualquier intento de modificación después de varios fallidos. Así que, lo siento. ¿O será la Mano Divina que actuó?
El colmo de la irreverencia y transgresión:
Después de haber sido conducidos por la Madre Abadesa al jardín y dejados solos, la pareja llega a una fuente a cuyo pie estaban sentadas dos legas. La Niña Chole tiene sed y termina bebiendo agua bendita de "la cándida virilidad" de la estatua que resultó ser del Niño Jesús. "La Niña Marquesa prefería saciar la sed aplicando los labios al santo surtidor de donde el agua manaba". No puedo dejar de pensar en como tomarían ésto los lectores y las lectoras de la época. Lo cierto es qué, después de éste introito, cualquier cosa siguiente que como sabemos se pone cada vez más candente, va a poder ser tolerada por los lectores de la época sin que quemen al autor en una hoguera, porque sabemos que eso no llegó a suceder.
El Marqués además -y como si fuera poco- se siente tentado por la bella Madre Abadesa con su hábito blanco, "pero no fue más que una tentación", en el siguiente capítulo que calma los ánimos del lector antes de:
La consagración nupcial en 8 pasos (en numerología cristiana es el número de Cristo, Χριστός : 888):
1- La Niña Chole estaba dormida. El la despierta con su "primer beso de esposo"
2- El Marqués tuvo que recordarle sus "deberes conyugales".
3- La Niña Chole se lamenta (no es amenaza o advertencia, como en los casos señalados la semana pasada ¡ojo!): "¡Oh! ... ¡Qué terrible venganza tomará el general Diego Bermudez!...."
4- El se ríe de sus cuitas y ella se pone "ciega de cólera". Ahora viene una actitud por parte del Marqués que me resulta incomprensible: él le toma las manos a la Niña y se las aprieta y cuando ella chilla de dolor, él se siente despechado, pero se domina y se las besa. Ella solloza y se deja caer en la almohada. El siente "un fiero desdeño de injurias altaneras" por lo que, para disimular el temblor de sus labios sonreía. Honestamente no me lo explico más que por una total y absoluta falta de empatía del Marqués, hacia lo que de verdad le pasaba a la Niña Chole que ya había sucumbido a sus encantos y que temía por su muerte. Falta de empatía y un egocentrismo absoluto, por parte del Marqués, es lo que veo. Ella solloza. El se retira aunque siempre tiene "un corazón dispuesto a perdonar".
5- La Niña Chole lo llama: "¿Señor, no conoce la señal de la agonía?" a ver si se entera éste Marqués de que va la cosa. Y le advierte una vez más -refiriéndose a él- el peligro que corre en manos del General Bermudez. La Niña Chole llora, él está a su lado. Tañido de campanas, susurros de follajes en el jardín, brisa con aromas se suceden y el Marqués ya ha esperado suficiente.
6- Juzgando propicio el instante Bradomín la besa.
7- Ella parece consentir -¡chán, chán! se cree el Marqués- cuando la campana dobló a muerto ¡Plop!
8- La Niña da un grito y se estrecha a su pecho "palpitante de miedo" y vaya que el miedo obra milagros, porque pechos desflorados de por medio, por las "manos doctorales" del Marqués, celebraron sus bodas "con siete sacrificios", que yo llamaría bombos y platillos ¿O sería que ella -bien pudiera ser- tuviera siete orgasmos?.