Una pareja estable de hetero u homosexuales (para el caso, es lo mismo) pasa a lo largo de la vida por diferentes etapas en las que cada una de las partes se va acomodando y reacomodando....
Antes que nada, no debemos olvidar que se trata de dos personas, cada una con su propia personalidad que se unieron para participar de un proyecto en común.
Al principio de la relación es muy común que cada uno idealice al otro. Claro que este ver al otro como lo soñamos, como lo imaginamos, como desearíamos que fuera o como aquel que satisface absolutamente todas nuestras necesidades y suple nuestras carencias, no es algo que dure eternamente. Es semejante a una embriaguez... y como toda borrachera, pasa...... y queda después el guayabo... y que va!!!!! Flor de guayabo, darse cuenta...... y comenzar a ver al otro como es el o ella en realidad. Aquí es cuando comienzan a surgir los primeros desentendimientos.
Cualquier cosa podrá solucionarse, cualquier diferencia podrá zanjarse, sin embargo, si hay voluntad de ambas partes y un vínculo amoroso en el que prime el respeto por el otro.
Las heridas se producen cuando las personas se insultan o critican, cuando se desvalorizan mutuamente. Cuando uno se siente superior al otro y lo aplasta.
Cuando uno descalifica al otro y le hace sentir que solo dice tonterías.... y que no cuenta... Cuando hay falta de confianza....
En fin, hay mil maneras... esas heridas van calando profundamente hasta deteriorar casi completamente el vínculo si es que no lo fracturan irreparablemente.
Los sujetos se van llenando de odio y de rencor.... y cada vez se alejan más del otro.
Quién ama profundamente y sin condiciones, de una forma madura, sabe ponerse en el lugar del otro, también sabe exponer sus puntos de vista con asertividad, es decir de una manera clara y directa, así como cuando conciliar, dar la razón a su pareja o calmar los ánimos....
Es todo un arte, si , pero se puede lograr.... la clave está en primero, querer hacerlo
y segundo, en salir de nuestro ombligo, dejar de ser tan egoístas .... tan yo-yo,
para meternos en los zapatos del otro.....
Pero que cosa difícil, esa de ponerse en el lugar del otro, ¿no?
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