Monday, September 4, 2023

Con determinación, el amor todo lo puede: Un austríaco católico y una mujer protestante y 18 años menor fueron los protagonistas que dieron el sí en esta historia

Alois Tabernig nació en Austria en 1829 y llegó a la Argentina en 1860. Después de una estadía corta en la ciudad de Buenos Aires, se radicó en Rosario, pero atraído por el empuje que comenzaba a mostrar la Colonia Esperanza se trasladó hacia esa ciudad santafesina en 1864 y abrió una herrería.

En su país natal Alois se había casado con una mujer con quien había tenido tres hijas: Regina, Magdalena y Catalina. Sin embargo, su esposa falleció y él debió quedar a cargo de las tres niñas. Pero esa doble función, la de madre y la de padre, no le impidió soñar con alguna vez volver a enamorarse para formar una nueva familia.

Una segunda oportunidad en el amor

Alois, católico practicante, conoció en Esperanza a una joven protestante, Magdalena Moritz, 18 años menor que él, se enamoraron y al poco tiempo él le propuso matrimonio, algo que para esa época era imposible debido a que tenían diferentes religiones. No existían el Registro Civil, ni el Código Civil.

En el Museo de la Colonización en Esperanza se encuentra un espacio preferencial donde se pueden ver retratos de los protagonistas de este antecedente del matrimonio civil, el chal que utilizó la joven y un juego de living que les perteneció.
En el Museo de la Colonización en Esperanza se encuentra un espacio preferencial donde se pueden ver retratos de los protagonistas de este antecedente del matrimonio civil, el chal que utilizó la joven y un juego de living que les perteneció.
 

“Corría el año 1867. Relata un periódico que el cura se opuso a celebrar el matrimonio alegando ser la novia protestante y declarando que los casaría únicamente si la misma abjuraba su fe. Sin embargo, otra versión indica que el motivo del párroco era de índole personal. Algunos de los colonos que iban a misa los domingos a la iglesia frente a la plaza, dejaban sus arados y sus herramientas necesitados de reparación en la herrería de Alois, frente al templo, mientras asistían al servicio religioso. Los martillazos incesantes de Tabernig sobre el yunque ponían fuera de sí al sacerdote que estaba celebrando la misa y, por lo tanto, se habían enfriado las relaciones. En vano fueron los ruegos del novio y la intervención de otros vecinos en favor de Alois, quien por su inteligencia como fabricante de arados y por su carácter jovial, era muy querido por sus vecinos”, cuenta a La Nación José Luis Iñiguez, ex presidente del Centro de Estudios Históricos de Las Colonias (Esperanza).

“A las cinco y media apareció el novio con traje dominguero llevando a la novia fuertemente del brazo”

Ante esta situación que parecía no tener una resolución favorable, Alois recordó una vieja tradición alemana y con permiso de la Municipalidad plantó un árbol muy alto, equidistante de las Iglesias Católica y Protestante del pueblo, donde colgó un letrero que decía: “Árbol de la Libertad”. Después, de acuerdo con los padres de Magdalena Moritz, notificó a todos los vecinos de Esperanza, invitándolos a reunirse el domingo a la tarde en la plaza donde se tratarían importantes asuntos para la colonia.
Un retrato de Magdalena Moritz.
                                          Un retrato de Magdalena Moritz.
 

“A las cinco y media de la tarde apareció Luis, el novio, con traje dominguero, llevando a la novia fuertemente del brazo. Se acercó al árbol, se subió a un banco y contó las causas por las cuales no los dejaban casar. Ante ello, pidió a los presentes que fueran sus testigos para tomar como esposa a Magdalena, asegurando que los hijos que nacieran serían considerados legítimos y reservándose el derecho de celebrar en la iglesia el acto, tan pronto como lo permitiese el señor cura”, explica a La Nación Guillermo Bonvin, concejal de Esperanza que presentó un proyecto, aprobado por unanimidad, para que este hecho tan importante y trascendental que tuvo lugar en Esperanza, sea identificado en “Plaza San Martín”, en el lugar donde se realizó, con un monumento - monolito con placa en homenaje a esta unión que se llevó a cabo en 1867.

 

El chal que usó la novia para la boda.
                                         El chal que usó la novia para la boda.
 

¿Cómo se resolvió la situación?

Cuando parecía que el amor se iba a imponer por sobre la religión, al día siguiente el cura se presentó en la casa de los novios para notificarles que estaban en pecado ya que el matrimonio no tenía validez. Alois, que tenía muy en claro que su decisión ya no tenía marcha atrás, le dijo: “Padre: no trate de enemistarme con mi esposa ya que para mí la familia es lo más importante”. Finalmente, el Obispo de Paraná debió reconocer al matrimonio y tiempo después la pareja se casó en la Iglesia de Esperanza.

Con Magdalena Moritz, Alois tuvo tres hijas mujeres y tres hijos varones. Su segunda esposa falleció en 1917 y él en 1920. Sus restos descansan en el cementerio Municipal de Esperanza.

 

Con Magdalena Moritz, Alois tuvo tres hijas mujeres y tres hijos varones.
Con Magdalena Moritz, Alois tuvo tres hijas mujeres y tres hijos varones.
 
Seguramente Alois no habría imaginado que una calle de la Ciudad de Esperanza llevaría su nombre ni mucho menos que el Museo de la Colonización de la ciudad le dedicaría un espacio preferencial donde se pueden ver retratos de los protagonistas de este antecedente del matrimonio civil, el chal que utilizó la joven y un juego de living que les perteneció.
 
 
 
 
Artículo por Alejandro Gorenstein, publicado originalmente para la Nación. 

21 comments:

Noelia Cano said...

Aunque disiento con la cita clásica porque creo que el amor no lo puede todo y que ciertas interpretaciones románticas pueden terminar fatal...he disfrutado mucho de la historia, y de cómo nos la has contado.
Besos.

Ester said...

El amor es el principio luego hay que cultivarlo para conseguir adaptarse a algunas situaciones difíciles. Abrazos

Javier Rodríguez Albuquerque said...

Ya estamos de vuelta. Y qué mejor que con una bella historia de amor de las de toda la vida. :-))
Musu handi bat.

Susana Moreno said...

Un hombre decidido sin duda. Un beso

Tatiana Aguilera said...

En tiempos donde el verdadero amor anda un poco extraviado, es bello sentir que sí son posibles segundas oportunidades y, que la persistencia y perseverancia son armas fundamentales para conseguir tan anhelado objetivo.

Besos querida Myriam

DUlCE said...

Cuando el amor es considerado pecado, qué nos queda? la religión es más pecadora que el sentimiento. Bonita historia de amor que no conocía.

Besos dulces y dulce semana.

JLO said...

Linda historia y donde se afirma, como siempre, que el amor todo lo puede. Saludos!

Carlos Augusto Pereyra Martínez said...

El amor está por encima de todo, Que bien lo cuentas en tu crónica, apreciada, Myriam. Un abrazo. Carlos

Campirela_ said...

Una romántica historia sobre todo el tesón de ese hombre por convertirla en su mujer.
Las religiones a veces no entiende a palabra del pueblo.Un besote.

Pedro Ojeda Escudero said...

Cuánto daño hacen las religiones.
Besos.

María Pilar said...

Hola, Myriam, me ha encantado esta historia. La verdad es que Alois y Magdalena tuvieron que tener mucho coraje y fuerza de carácter. “Con la iglesia hemos topado”, recuerdo que decían los de antes por estas tierras. Lo difícil que tuvo que ser en la época que sitúas la historia. En realidad, si las sociedades han ido avanzando ha sido gracias al paso que dieron algunos rompiendo vetos y costumbres que solo sometían y esclavizaba.

Un fuerte abrazo!

Neogeminis Mónica Frau said...

Qué historia tan particular e interesante, Myriam. Pese a la cercanía geográfica, no la conocía. Muchas gracias por hacerte eco de estás historias que bien merecen conocerse. Un fuerte abrazo y muchas gracias por el alerta jeje

Albada Dos said...

Muy interesante. Hicieron bien en no hacer caso, la vida demostró, con seis hijos, que el amor real se impone.

Un abrazo, y gracias por compartir.

manolo.dj said...

Preciosa historia esta que cuentas. Gracias por compartir!!!!

Beauséant said...

a veces pienso, más bien sospecho, que ese tipo de relaciones hoy en día no se darían. Creo que nos hemos acostumbrado a no esforzarnos demasiado en las relaciones, casi todo parece usar y tirar, al más mínimo problema lo tiramos todo por la borda.

Una historia muy interesante, como todas las que nos traes.

El Demiurgo de Hurlingham said...

Una historia para ser llevada al cine, con un actor bien elegido para representar al cura, con cara de amargado, siendo el personaje antagonista.
Me gustó que haya triunfado el amor.
Besos.

Myriam said...

HOLA A TODOS:

Muchísimas gracias por vuestra cariñosa presencia y comentarios en esta casa, los estoy visitando uno a uno en las vuestras.

¡Qué bueno que estamos volviendo todos a la Blogosfera!.


Abrazos a todos y a cada uno.

silvioafonso said...

Não importa a quem você dê o seu amor.
Dá-lo a todos ou a qualquer um foi o
que Jesus fez.
Gostei muito do conto, parabéns.
Um grande abraço.

Somos Artesan@s de la Palabra said...

Hola Myriam, hermosa historia que no conocía, me quedé pensando si la soprano de origen santafesino Daniela Tabernig será descendiente de esta pareja, de este señor.
Gracias por contarla.
Un abrazo.
PATRICIA F.

Alfred said...

La sensatez se impuso a la intolerancia.

Un abrazo.

Pablo Jesús Gámez said...

Entrañable historia.
Me ha gustado mucho, Myr.
Un fuerte abrazo.