Isabel, la hija del Campesino rico Pedro Crespo del pueblo de Zalamea es violada por un Capitán que se vale de maquinaciones para atrapar a su presa, que luego de servida es descartada como basura por ser de origen humilde. La acción en la obra de Pedro Calderón de la Barca, escrita en c:a 1636, está situada en las últimas décadas del S. XVI durante el reinado de Felipe II y el personaje de Don Lope, comandante de la tropa, está creado en torno al verdadero General Lope de Figueroa (1527-1598). En la Obra, Dn Lope, defiende el espíritu del cuerpo de los Cuartos que comanda y por lo tanto, protege al violador, mientras que el padre de la víctima, primero ruega, como hombre, al Capitán que se case con Isabel para lavar la afrenta, y al negarse éste -desalmado y soberbio- siendo alcalde Pedro Crespo, administra Justicia.
En La Jornada 3, cuadro 1, de la obra, Isabel relata el ultraje a su padre (que estaba atado a una encina por el Cap y sus subalternos) de esta manera, veámoslo por partes:
Inicia Isabel el relato de los hechos y intercalando quejas:
Después, contarle que su hermano hirió al Capitán y luego decirle (formalmente, porque no creo que lo sintiera):
Inicia Isabel el relato de los hechos y intercalando quejas:
El traidor, pues, en mirando | |||||||||
que ya nadie hay quien le siga, | |||||||||
que ya nadie hay que me ampare, | |||||||||
porque hasta la luna misma | |||||||||
ocultó entre pardas sombras, | |||||||||
o crüel o vengativa, | |||||||||
aquella, ¡ay de mí!, prestada | |||||||||
luz que del sol participa, | |||||||||
pretendió, ¡ay de mí otra vez | |||||||||
y otras mil!, con fementidas | |||||||||
palabras, buscar disculpa | |||||||||
a su amor. ¿A quién no admira | |||||||||
querer de un instante a otro | |||||||||
hacer la ofensa caricia? En estos versos a continuación hay, para mi, intención pedagógica por parte del autor: |
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¡Mal haya el hombre, mal haya | |||||||||
el hombre que solicita | |||||||||
por fuerza ganar un alma, | |||||||||
pues no advierte, pues no mira | |||||||||
que las victorias de amor, | |||||||||
no hay trofeo en que consistan, | |||||||||
sino en granjear el cariño | |||||||||
de la hermosura que estiman! | |||||||||
Porque querer sin el alma | |||||||||
una hermosura ofendida, | |||||||||
es querer una belleza hermosa, pero no viva. |
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En los siguientes versos, el personaje de Isabel muestra sus sentimientos de ofensa, rabia, dolor: |
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¡Qué ruegos, qué sentimientos | |||||||||
ya de humilde, ya de altiva, | |||||||||
no le dije! Pero en vano, | |||||||||
pues (calle aquí la voz mía) | |||||||||
soberbio (enmudezca el llanto), | |||||||||
atrevido (el pecho gima), | |||||||||
descortés (lloren los ojos), | |||||||||
fiero (ensordezca la envidia), | |||||||||
tirano (falte el aliento), | |||||||||
osado (luto me vista), | |||||||||
y si lo que la voz yerra, | |||||||||
tal vez el acción explica, | |||||||||
de vergüenza cubro el rostro, | |||||||||
de empacho lloro ofendida, | |||||||||
de rabia tuerzo las manos, | |||||||||
el pecho rompo de ira. Para luego, pedir comprensión al padre y declarar su inocencia: |
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Entiende tú las acciones, | |||||||||
pues no hay voces que lo digan; | |||||||||
baste decir que a las quejas | |||||||||
de los vientos repetidas, | |||||||||
en que ya no pedía al cielo, | |||||||||
socorro, sino justicia, | |||||||||
salió el alba, y con el alba, | |||||||||
trayendo la luz por guía, | |||||||||
sentí ruido entre unas ramas (...). |
Después, contarle que su hermano hirió al Capitán y luego decirle (formalmente, porque no creo que lo sintiera):
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Otra mujer barroca, que existió en realidad, fue brutalmente violada por el tutor privado que su padre le había contratado para que le enseñara a pintar, puesto que como mujer que era no podía ingresar a la Academia, a la que sólo hombres podían acceder. El violador se llamaba Agostino Tassi y el ultraje ocurrió en 1612, en Roma. Su padre denunció a Tassi ante el Tribunal de la Inquisición. El proceso duró unos 7 meses en los que ella fue también, no sólo el perpetrador, sometida a tortura (para así estar seguros de que decía la verdad). La joven se llamaba Artemisia Gentileschi (1593-1656), hija del pintor Orazio Gentileschi.
Así refiere ella la vejación a la que fue sometida por Tassi en los documentos del proceso:
Así refiere ella la vejación a la que fue sometida por Tassi en los documentos del proceso:
"Cerró la habitación con llave y una vez cerrada me lanzó sobre un lado de la cama dándome con una mano en el pecho, me metió una rodilla entre los muslos para que no pudiera cerrarlos, y alzándome las ropas, que le costó mucho hacerlo, me metió una mano con un pañuelo en la garganta y boca para que no pudiera gritar y habiendo hecho esto metió las dos rodillas entre mis piernas y apuntando con su miembro a mi naturaleza comenzó a empujar y lo metió dentro. Y le arañé la cara y le tiré de los pelos y antes de que pusiera dentro de mi el miembro, se lo agarré y le arranqué un trozo de carne"
Eva Menzio (editora), Artemisia Gentileschi, Lettere precedute da Atti di un processo di stupro, Milán, 2004
Si comparamos ambos relatos, el de Isabel, personaje de Calderón y el de Artemisia, personaje de la vida real, el crudo relato de Artemisia deja en colores más pálidos el de Isabel, que se centra mayormente en la queja por el honor mancillado y en su súplica (formal?) de que el padre la mate para limpiar su honor. Calderón es hombre y por más que dramatice una violación, no puede llegar a plasmarla con la fuerza de una mujer que sí la ha sufrido. La pieza de "El Alcalde de Zalamea" ( o en su nombre original "El garrote más bien dado") es en primer lugar un drama de honor, un honor que se ha mancillado, y como tal el acento está puesto en la restitución de ese honor o -como dice Pedro Crespo al Capitán: en la Jornada III, Cuadro dos- "restaurar la opinión que habéis quitado".
El peso de la trama recae en la restitución del honor arrebatado. La venganza inicial que luego es justicia que el Rey ratifica, la cobra el padre:
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Finalmente, Isabel termina en un Convento, porque como Crespo explica:
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Artemisia, la pintora romana barroca, logra casarse en un matrimonio arreglado por su padre y así limpiar su honra. El violador fue, por siempre, desterrado de Roma, después de, creo, un año de cárcel.
De todas las versiones de artistas barrocos que han tratado el Tema Bíblico de Judith matando a Holofernes, el General asirio de Nabucodonosor que había atacado a Judea, ( un hecho ampliamente representado en la pintura, e incluso en la escultura, tanto anterior como posterior al Barroco), ninguna representación es tan fuerte como la de Artemisia Gentileschi.
Aquí podemos apreciar con prístina claridad la furia expresada en el rostro de Judith, además de la crudeza de la sangre derramada. Es palpable, la fuerza infligida por su mano izquierda sometiendo la cabeza del General y la forma en que Judith empuña la espada, también por la posición ladeada de su cuerpo que marca la dirección de la fuerza con la que se realiza la decapitación.
Aquí podemos apreciar con prístina claridad la furia expresada en el rostro de Judith, además de la crudeza de la sangre derramada. Es palpable, la fuerza infligida por su mano izquierda sometiendo la cabeza del General y la forma en que Judith empuña la espada, también por la posición ladeada de su cuerpo que marca la dirección de la fuerza con la que se realiza la decapitación.
por Artemisia Gentileschi, 1614–18
Galería Uffizi, Florencia
Otra versión del mismo tema por la misma autora:
Otra versión del mismo tema por la misma autora:
Museo Nacional de Capodimonte, Nápoles
Nada que ver con la fuerza, casi una caricia, de la Judith de Caravaggio, quién (además de no haber sido violado :-)) conoce el relato bíblico y sabe que Judith sedujo al General para matarlo y así poder liberar a su pueblo del yugo Asirio.
Galería Nacional de Arte Antiguo, Roma
El personaje de Isabel elaboraría el trauma de su vejación y pérdida de la honra, de ser real, a través de la sublimación espiritual, en el convento. Artemisia, en cambio, casada, lo hará a través de su obra pictórica.
Por último, decir que, mientras que el hombre próspero pero humilde que encarna el personaje de Pedro Crespo, no solo limpia su honor de acuerdo a los cánones de la época, sino que también muestra su honorabilidad en la forma de admnistrar Justicia y en los consejos que da a su hijo Juan antes de que este se fuera al frente, principalmente en lo relacionado a que aspire a ascender, siempre recordando sus orígenes y su lugar, con humildad, con decencia, y respete a las mujeres que son quienes traen hijos al mundo. El Capitán, en cambio, noble de cuna, es una figura manipuladora, despreciable, ruin, egoísta.
De esta Obra dramática, puede concluirse -mejor dicho, puedo concluir- que la nobleza, la honorabilidad, la dignidad, no dependen del estamento social, sí de la calidad humana de la persona.
Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog: La Acequia ©Myriam Goldenberg
Ver art. publ. en El País, El último enigma de Artemisia :
Libre sexualmente, independiente profesionalmente, la artista no se dejó
condicionar ni por el hecho de ser una mujer, ni por el estigma social
del juicio. Negociaba ella misma el precio de venta de sus obras con
coleccionistas privados de renombre —como los Médicis o el duque de
Módena—, viajaba sola por toda Europa e incluso dirigía un taller de
pintura en Nápoles donde trabajaban, exclusivamente, hombres. Su
libertad y su modernidad la convirtieron en un personaje excepcional
para la época.
y este libro
12 comments:
Qué buen análisis de las emociones a través de la obra. Calderón buscaba otra cosa -no solo como hombre-, puesto que no buscaba la defensa del honor de la mujer -que no lo tenía- sino la defensa del honor de un estamento social: el del campesinado. Por razones sociopolíticas del momento. Lo abordaré en una entrada.
Has hecho un estudio perfecto de los personajes. Estoy totalmente de acuerdo con tus conclusiones finales, la nobleza, la dignidad y el sentido del honor no dependen del estamento social y si de la educación recibida y de los valores que nos hayan inculcado nuestros mayores.
Besos Myriam
Las imágenes me han hecho tragar saliva, glup!
Besos y salud
Muy buena entrada. Calderón de la Barca supo conectar con las inquietudes de sus espectadores, por muy modestos que fueran, sin menoscabar un ápice su calidad literaria. Y este tema de la vejación a una mujer no podía concluir sin el castigo ejemplar al culpable, para alivio de la gente menos afortunada, social y económicamente hablando. Una pequeña compensación para un pueblo acostumbrado a las penalidades, a los sacrificios y a ser tratado por los poderosos como gentes sin derechos.
Un saludo.
Me ha encantado tu análisis sobre los personajes y la obra de Calderón de la Barca.
Distintas visiones de un mismo hecho: el femenino y el masculino.
Siempre el poder sobre el más débil con el afán de someterlo como sea.
¡Impresionante!
Me gusta mucho como nos haces ver la diferencia entre la forma de ser y comportarse de Isabel, personaje inventado por Calderón, aunque se base en hechos reales, y la forma de actuar de Artemisa que sí existió en la realidad. El texto que nos dejas escrito por ella misma, es crudo y vital, como no podía ser de otra forma.
También es muy interesante el cuadro que nos dejas de esta mujer violada. Lo que se plasma en una obra de arte, tiene muchísima más fuerza emotiva cuando se ha vivido por el propio autor y en este caso autora, aunque estemos hablando de la época del Barroco.
Un abrazo
Bela postagem, Myriam.
Abraços.
Buenas conclusiones y análisis de la obra nos haces ver los escenarios distintos de la mujer sin salida del momento atrapado.
Un abrazo.
Hola Myriam:
Interesante. La visión desde varios puntos de vistas. Quizás es lo que pretendió el autor.
Las imágenes son sensacionales. La de Caravaggio la vi en mi visita a Roma el verano pasado
Besote guapa
¡Qué interesante la historia de esa pintora!
Sobre la violación de Isabel nos tenemos que imaginar todo, porque todo se resolvía con alusiones.
Calderón muestra sensibilidad cuando pone en boca de Isabel lo del amor con una mujer muerta, que eso es la violación. Aunque no le interese el honor individual de la mujer, como nos explica el profe.
Conocí la historia de la pintora, terrible. Me quedé con el detalle de que la torturaron mortificando sus dedos, el instrumento único de oro para un pintor. En Burgos hubo una exposición con parte de la colección privada de Vittorio Sgarbi. Se llamó "El jardín secreto" y a mis alumnos les impresionó un cuadro tanto como a mi. Era un cuadro de Artemisia,no sé si el mismo o uno parecido al que nos pones en la entrada. Luego dimos con sus triste historia. La fuerza,la rabia de la degolladora nos cuenta mucho. Caravaggio es flojito en el cuadro del mismo tema, sí;cosa extraña en un personaje tan violento como él.
Un placer compartir conocimientos y sentimientos contigo.
Besos, Myriam.
Quiero pensar que Calderón no puede descender al detalle por la época y tal vez por dejar más a cubierto (entendido en su tiempo) el honor de la dama.
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