Retrato de Doña Carlota Ferreira, óleo sobre tela, 1883
por Juan Manuel Blanes
Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay
Blanes,
fundador del arte uruguayo, con una iconografía patriótica que lo
popularizó más allá de los límites territoriales, fue también un
retratista de envergadura cuando envuelto por la pasión amorosa registró
a Carlota Ferreira en la plenitud de sus facultades pictóricas. Mucha
ha sido comentada la presencia mágica de esta arrogante (y maciza)
figura femenina. Hay un efecto de atmósfera radiante que aleja esta
pintura de la luz “tenebrista” de Caravaggio y la acerca al clima
luminoso del modernismo. Al descender el punto de visión (que en el
retrato decimonónico solía encontrase a la altura del rostro) al nivel
de la cintura, enfatiza el tratamiento voluptuoso del cuerpo y “acerca”
compulsivamente al espectador (1)
¿Pero quien era esta musa que inspiró al pintor? Poco se sabe a ciencia cierta y sin embargo, mucho se ha dicho de ella y ha disparado las fantasías populares en tiempos en que imperaba la moral y el supremo recato al mejor estilo de Juan Luis Vives o mejor aún, de Fray Luis de León, y la hipocresía era moneda corriente. Igualmente, se han hecho eco de su historia la literatura, el teatro y la pintura.
Hija natural, según los documentos hallados, de Mercedes Ferreyro García, fue bautizada como Petrona Mercedes Ferreyro García el 9 de diciembre de 1840 en la Iglesia del Carmen en el barrio el Cordón, de Montevideo.
Hija natural, según los documentos hallados, de Mercedes Ferreyro García, fue bautizada como Petrona Mercedes Ferreyro García el 9 de diciembre de 1840 en la Iglesia del Carmen en el barrio el Cordón, de Montevideo.
En 1883 esta voluptuosa señora -a la sazón, viuda del Min. de Hacienda Dr Emeterio Celedonio Regunaga (Digno nombre para tamaña mujer!!!) 23 años mayor que ella y del cual tuvo 2 hijos- visitó el taller de pintura de Juan Manuel Blanes, con el objeto de encargarle una pintura de su difunto primer marido, que a la época la Señora ya era viuda de un segundo marido, descendiente del célebre militar español y Gobernador de Montevideo, Don Juan Joaquin de Viana, matrimonio que fue considerado por la familia de tan insigne antepasado como un bochorno ya que era, huelga decirlo, de rancia estirpe española.
Al momento del encargo de la pintura del difunto Regunaga, Blanes, el pintor, que ya tenia un buen pedigree de amores complicados (como el de hacerle un primer hijo e incluso un segundo, a una mujer casada -María Linares- con la cual termina casándose al enviudar ésta del deshonrado marido que lo quería matar). En 1883 cuando Doña suculenta lo visitó, Blanes quedó de tal forma seducido pro sus encantos que de inmediato iniciaron un turbulento romance que colapsa estrepitosamente tres años más tarde cuando Nicanor, el hijo menor de Blanes con María, que ya tenía 26 años, huye con la irresistible amante de su padre. Nicanor se casó en Buenos Aires con Doña Carlota, 22 años mayor que él, pero a los seis meses Carlota pidió la anulación del matrimonio y Nicanor, alicaido y con el rabo entre las patas, regresó a Montevideo antes de perder su rastro en Europa (Su hno mayor había muerto en un accidente, al poco tiempo, su madre también lo hizo, y con su padre, la relación se había roto antes, como hemos de suponer; nunca más se vieron, y cuando Blanes padre lo buscó en Europa, no pudo hallarlo).
"Carlota tiene la atracción del abismo"(2) había dicho María Linares en 1889, que había vivido en carne propia la infidelidad a gritos del marido y el drama de su hijo menor.
Doña Carlota Ferreira se nos casa una vez más en 1895, esta vez, con el Médico Psiquiatra polaco Julio Jurkovsky, que tenía una brillante carrera en Uruguay, era decano de la Facultad de Medicina, viudo, con una hija - María Esther- de 12 años. Con Carlota y María Esther, este médico se mudó a Salto, bien cerca de la frontera Argentina y allí puso una Clínica Psiquiátrica, por la que Doña Carlota, ya adicta a la morfina, se paseaba por sus jardines.
"Carlota tiene la atracción del abismo"(2) había dicho María Linares en 1889, que había vivido en carne propia la infidelidad a gritos del marido y el drama de su hijo menor.
Doña Carlota Ferreira se nos casa una vez más en 1895, esta vez, con el Médico Psiquiatra polaco Julio Jurkovsky, que tenía una brillante carrera en Uruguay, era decano de la Facultad de Medicina, viudo, con una hija - María Esther- de 12 años. Con Carlota y María Esther, este médico se mudó a Salto, bien cerca de la frontera Argentina y allí puso una Clínica Psiquiátrica, por la que Doña Carlota, ya adicta a la morfina, se paseaba por sus jardines.
"Mi colega polaco ha caído en brazos de una circe vieja y seductora, Carlota Ferreira. Ella y las dosis de morfina pronto terminarán con ese hombre tan capaz y trabajador, totalmente empobrecido y venido abajo. Por sus venas pasó por año, seguramente, medio quilo de morfina" dijo su colega, el Dr Carl Brendel (3).
El escritor Horacio Quiroga conoció a la hija del Dr Jurkovsky, María Esther, en el carnaval de 1898 y ella se convirtió en su primer amor. Pero Tanto Carlota como familiares de él, impidieron ese amor. En su libro "Cuentos de amor, de locura y de muerte" hay un relato inspirado en ese amor truncado donde Carlota es representada como la malévola cuñada del Dr Arrizabalaga.
La unión de Julio Jurkovski y Carlota tiene un final trágico.
El matrimonio se muda a Cosquín, Provincia de Córdoba, Argentina y allí Julio junto con otro médico polaco que se vino con él, instalan una clínica para el tratamiento de la Tuberculosis. Este fue un fracaso empresarial que llevo al socio a suicidarse, mientras que, Julio abandona a Carlota por una enfermera de la clínica -Rosalía- y ambos se trasladan a Apóstoles, en la Pcia de Misiones, Argentina. Rosalía enloqueció de amor -eso dicen- después de que Julio Juskovsky -que ya se había hecho heroinómano- muriera de una sobredosis en 1813.
De Carlota poco o nada se sabe desde que el psiquiatra la abandonara. Pudo haberse quedado en Córdoba o ido a Misiones tras la pareja. Cuenta la leyenda que la llamaban -por entonces- "la loca" por subir desnuda a los árboles cantando óperas italianas y que harta de la vida, terminó ahorcándose.
Más sobre esta apasionante mujer en el libro de Diego Fischer Riquena "Carlota Ferreria. Retrato de la mujer que se inventó". he aquí el prólogo.
Detrás de cada cuadro pintado, siempre hay una historia y aún más, si es un retrato.
Notas y Fuentes:
(3) Moebius, 2010, Memorias del Dr Brendel
WIKIPEDIA
11 comments:
muy interesante,
besos
Ufffff !!!! Madre mia que vida !!! de culebron vamos....creo q hasta me gana al mio jejeje... Me encanta aprnder con todos vosotros...creo que me va a ir genial esto de volver :)
Tqm .Besazossss
Intento inventarme una novela con protagonistas tan peculares y no me invento ninguna vida así. Tremenda la señora y los amante, y todo el mundo. Gracias por traernos historias tan curiosas.
No tengo ganas de leer tanto, estoy malito...:(
Besos y salud
Cómo te agradezco esta serie de escritos sobre estos personajes de los que desconocía todo.
Gracias, Myriam. Un beso.
No idea tenia de este artista ni de esta mujer...
Feliz domingo, amiga
Une belle plantureuse qui étouffait un peu dans son corset !
Muy interesante Myriam. Un artista, una persona siempre tiene algo que aportar.
Besote
Completamente de acuerdo con tu comentario sobre Luis Vives y Fray Luis de León, en esa sociedad hipócrita y dominante.
Es muy interesante toda la historia que cuentas y en especial los personajes que nos vas dejando. Del único que sé es de Horacio Quiroga y de sus cuentos extraños y llenos de fuerza.
Gracias por informarnos sobre la cultura sudamericana que bien lo necesitamos.
Besos
¡Qué fascinante toda esta historia!
Gracias!
Besos.
;)
Toda una enciclopedia erótico-sentimental.
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