"Desaparecen un día, se
pierden y quedan borrados para siempre, como si hubieran muerto, como
si hubieran muerto hace tantos años que ya no perduran en el recuerdo de
nadie que ya no hay signos tangibles de que hayan estado en el mundo" (P121)
Por eso debemos recordarlos. Por eso, la
memoria histórica debe ser memoria, para recordarse. Debemos recordar a los muertos, a los asesinos,
a los delatores, pero también a
quienes sin importar las consecuencias
trataron de salvar vidas, aun poniendo las suyas en peligro. Por eso en Yad VaShem, se honran a éstos como Justos de entre las Naciones.
"Entraron en Hungría el 14 (19) de marzo (de 1944), me acordaré siempre, aunque estuve muchos años sin
acordarme de esa fecha, sin acordarme de nada (dice el
Señor Salama de AMM en Tánger) Llegaron
en marzo y para el verano puede que ya hubieran deportado a medio millón de
personas, pero como temían que los rusos llegaran demasiado pronto y no les dejaran
tiempo para enviar ordenadamente a todos los judíos húngaros a Auschwitz,
a muchos los mataban de un tiro en la cabeza en medio de la calle, y tiraban
los cuerpos al Danubio, los alemanes y sus amigos húngaros, los Cruces
Flechadas, les llamaban, con los uniformes negros como los de los SS, y todavía
más sanguinarios que ellos, todavía más rudos, menos sistemáticos" (P126)
Angel Sanz Briz (Foto Yad VaShem)
Angel Sanz Briz (Foto Yad VaShem)
Y en su relato Salama recuerda al
diplomático español Ángel Sánz Briz que sacó del infierno a
cuantos judíos húngaros pudo. Ángel Sanz Briz, a quien los judíos apodaron “El
Ángel de Budapest” que actuó junto con su Embajada con la aquiescencia de
Franco, cierto, como cierto es que salvó
a unos 5.200 judíos, un héroe al que El Gobierno de Israel le otorgó la distinción de
Justo entre las Naciones, esto es, por su valentía, desinterés y
buen hacer. Y su modestia que nunca le permitió, a posteriori, hacer alarde de sus actos ni siquiera en privado.
Sí, lo fueron porque al final de la Guerra habían sido
exterminados dos tercios del total de judíos húngaros (sin hablar del resto de Europa) y gracias a ellos, estos se salvaron. Adolf Eichmann fue en persona a Hungría a supervisar las
deportaciones: tenían que ser super-rápidas
y eficientes, ya habían adquirido práctica en Polonia (en donde, por
ej. las deportaciones a la muerte se habían venido realizando durante 4 años), en Galitzia, en Checoslovakia, etc., etc, y los Soviéticos se iban acercando por el Este, así que desde el 14 de mayo de 1944 comenzaron a salir para el campo de Exterminio de Auschwitz 3 o 4 trenes por día cada uno con entre 3.000 y 4.000 personas, unos 12.000 seres humanos al día, cuyo único
pecado había sido el de ser judíos. Cerca de 500.000 judíos de Hungría fueron llevados a los Campos de la Muerte. Eso y los asesinatos perpetrados por el Partido xenófobo-nacionalista húngaro de la Cruz Flechada, cuyos miembros iban en escuadrones o patotas asesinando con mucho sadismo y arrojando cadáveres amarrados a vivos al Danubio. Al final de la Guerra, su líder,
Ferenc Szalasi, fue condenado a muerte por Crímenes de Guerra, en Marzo de 1946, por el Tribunal de Justicia Húngaro: El había sido responsable de
asesinar a unos 15.000 judíos, (que desaparecieron en el Danubio).
Memorial de Zapatos de las Víctimas judías
asesinadas y arrojadas al Danubio por Los Cruz Flechada.
Obra de Can Togay y Gyula Pauer (Foto de internet)
Obra de Can Togay y Gyula Pauer (Foto de internet)
Por eso, Justo es el Cónsul
Carl Lutz, de Suiza en Budapest, el primer diplomático de país neutral en salvar judíos, creó el
concepto de las “Schutzbrief”, cartas de
protección; en negociaciones con los
nazis consiguió 8.000 que siendo en principio individuales, fueron por él consideradas por grupo familiar. El sólo salvó a unos 62.000 judíos y plantó banderas en 76 Propiedades, que convirtió en anexos de su Embajada. Justa
también es su mujer Gertrude que no cejó en aliviar el sufrimiento de
los refugiados en “sus” casas.
“Quién salva a una vida, salva al mundo entero” dice El Talmud, Mishna 5
Por eso, Justo es Angel Sanz Briz, llamado El ángel de Budapest,
que emitía cartas de protección y alquilaba Casas-Refugios como anexos de la Embajada plantando la bandera
española en cada una, llegando a tener
11 Propiedades y salvar a 5.200 personas. Cuando Sanz Briz fue ordenado a regresar a
España, se quedó -según testimonio de sobrevivientes- el comerciante Giorgio Perlasca en la Embajada fingiendo estar a cargo y así
seguir expidiendo cartas de protección y asistencia a los refugiados y con esa
mentira tuvo la fuerza de oponerse a los Cruces Flechadas, por eso también es Justo, aún cuando se hubiera vanagloriado a posteriori de sus hazañas. Otros miembros de la
Embajada también son dignos de recuerdo, como el abogado Zoltan Farcas que conocía
todos los resortes legales y a quienes sobornar de entre los nazis o la Canciller Elizabeth
Tourné, quien venía ayudando a judíos desde tiempo atrás.
Igual, hizo el delegado de la Cruz Roja
Internacional, Friedrich Born, en
hospitales, ancianatos, etc., salvo a 6.000 niños ubicándolos en las Casas protegidas de la Cruz Roja, también él y sus asociados llevaban comida y medicinas al Ghetto, entre otras cosas. Salvados por su obra han testificado los riesgos que corría. Por eso, Justo
es en medio de un océano de asesinatos,
silencios, delaciones.
Raoul Wallenberg, Foto de su pasaporte, 1944
Roaul
Wallenberg, (R.W.) arquitecto,
hombre de negocios y diplomático sueco que en Julio de 1944 cuando llegó a
Budapest tenía 32 años, también otorgaba a diestra y siniestra miles de Schutz-Pass, pasaportes protegidos para “súbditos suecos en
espera de repatriación”, e iba plantando
banderas suecas en los edificios que alquilaba (32 Edificios, 2 hospitales y un
comedor) como anexos de su Embajada.
R.W. fue cuatro veces a la Estación de
Jozsefvaros en la que marchaban trenes a
los campos de Exterminio ahora Ravensbruck y
Mauthausen, porque Auschwitz en Noviembre del 44 por el avance soviético hacia Polonia, había dejado de operar por ordenes de Himmler. Cuatro veces, Wallenberg arrancó sentenciados
de los trenes y les salvó la vida. Incluso cuando comenzaron las Marchas de la
muerte en Noviembre de ese año, Raoul Wallenberg tomó la misma ruta
que los convoyes de la Cruz Roja (que trataban desesperadamente de dar agua y
algo de comida a los debilitados judíos que eran obligados a marchar casi sin ropas ni zapatos en la nieve infinitos km por día) y manejó en su auto hasta casi la
frontera austríaca para repartir cartas
de protección y poder salvar así a unos cuantos judíos más. En total 4.500 judíos
fueron directamente salvados por él.
También Portugal estuvo presente en la
figura de del diplomático Carlos Liz Texeira Branquiños que otorgó 800 cartas de
protección que inicialmente serían 500.
Cuando el Partido Nazi de los Cruces Flechadas tomó el poder en Hungría
y en patotas iban asesinando judíos por
las calles de Budapest, el representante
vaticano, Nuncio Ángel Rota, también Justo, creó el ghetho Internacional en el
que el Vaticano y las demás delegaciones extrajeras (España, Portugal, Suiza, y Suecia) plantaron sus banderas, 25.000
judíos de allí sobrevivieron, gracias a esa protección.
Hubo otros casos en que los protectores no
fueron diplomáticos muchas monjas en conventos o civiles como la inglesa Jae
Haining que estaba protegiendo a 400 niñas judías en una escuela en Budapest perteneciente a la
Iglesia Escocesa cuando la Gestapo la tomó prisionera y asesinó, poco después.
Poco antes de que entraran los
Soviéticos en Hungría, y lo tomaran prisionero, Raoul
Wallenberg le dijo a un colega -asistente suyo- de la Embajada, Per Anger, también Justo, según su
propio testimonio: “He tomado esta asignación y jamás podría volver a Estocolmo
sin saber muy dentro mío que he hecho todo lo humanamente posible por salvar la
mayor cantidad posible de Judíos”. Por eso, se quedó hasta el final, cuando
ya se habían ido casi todas las Delegaciones Extranjeras, por eso, la última
vez que se lo vio fue el 17 de Enero de 1945 cuando el Ejército Soviético que ya había entrado a Budapest se lo
llevó detenido a la “Liubianka” ( El tan temido Cuartel de la KGB y cárcel anexa, en Moscú) en
la que según las investigaciones posteriores, fue asesinado en 1947. Desde 1963, se cuenta entre Los
Justos de entre Las Naciones, honrados por Yad VaShem.
NO, no: "Desaparecieron un día, se perdieron y quedan borrados para siempre, como si hubieran muerto, como si hubieran muerto hace tantos años que ya no perduran en el recuerdo de nadie que ya no hay signos tangibles de que hayan estado en el mundo" Por siempre ellos y los otros tantos que se suman en el Parque de los Justos, en Yad VaShem, mientras exista un sólo Judío sobre la Tierra, serán recordados, Bendita Sea su Memoria. Sabiendo, sin embargo, que si hubieran habido muchos más, El Museo del Holocausto Yad VaShem, no hubiera tenido razón de existir.
Pero, siempre creyendo en que la Solidaridad, el Altruismo, La Compasión, La Colaboración , La Generosidad, son valores que rescatan nuestra Humanidad de las Tinieblas de la maldad y la bajeza y que, sí, somos muchos más que ellos y estamos destinados a mejorarnos como especie. Ese es el sentido de la Evolución.
"Por el sentido que pueda tener tratar de explicar las causas por las que mi vida, entre millares de otras equivalentes, ha podido resistir la prueba, diré que creo que es a Lorenzo a quien debo el estar hoy vivo; y no tanto por su ayuda material como por haberme recordado constantemente con su presencia, con su manera tan llana y fácil de ser bueno, que todavía había un mundo justo fuera del nuestro, algo y alguien todavía puro y entero, no corrompido ni salvaje, ajeno al odio y al miedo; algo difícilmente definible, una remota posibilidad de bondad, debido a la cual merecía la pena salvarse." Primo Levi, "Si esto es un Hombre", 1947 (Sobre su experiencia en Auschwitz), P.68 (Lorenzo era un obrero italiano, civil, que se acercó al "Lager" (El Campo de Extermino) durante seis meses a hurtadillas, entabló "amistad" con Primo Levi y le llevaba un pedazo de pan por día, también le dio su camisa remendada).
Nota 1: Me ha costado mucho escribir esta entrada por todo lo que significa para mis congéneres y gente muy cercana también, hijos de sobrevivientes del Holocausto, amigos míos. ¿Qué hubiera sido de mí y de los míos de haber vivido en la Europa en ese entonces?. Mi abuela paterna nacida en Odessa, actual Ucrania, de joven, y algunos familiares más escaparon de los progroms rusos a Argentina, en donde conoció a mi abuelo.
Nota 2: Antonio Muñoz Molina, "Sefarad", Ed. Círculo de Lectores S.A, , Barcelona, España, 2001
Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog: La Acequia © Myriam Goldenberg
Nota: Citas del texto en color verde; enlaces en color azul. Otras citas en color rojo.
Julio de 2019, adenda:
Juan Carlos Sanz Briz, hijo del diplomático Ángel Sanz Briz, visita Yad Vashem e inaugura una exposición "Más allá del deber" que rinde homenaje a diplomáticos que salvaron judíos durante el Tercer Reich.
Juan Carlos Sanz Briz, hijo del diplomático Ángel Sanz Briz, visita Yad Vashem e inaugura una exposición "Más allá del deber" que rinde homenaje a diplomáticos que salvaron judíos durante el Tercer Reich.
14 comments:
Me ha encantado. Se nota el esfuerzo que has realizado. Pero sobre todo me emociona el recuerdo de un pasado tan.... terrible a la vez que humando.
Un beso.
Por eso mismo no hay que perder la memoria de aquellos que estuvieron y ya no están.
Un abrazo, Myriam, sé lo que ha significado para ti. Excelente entrada, excelente la fotografía inicial.
Voy hacer una entrada conmemorativa del 70 aniversario del fin de la guerra. Ya te avisaré
Besote
Terrible lo que los humanos pueden hacer...
Besos y salud
Que mejor testimonio aunque ya se sabe que los sentimientos son traicioneros.Es deber como personas tener siempre viva la llama del recuerdo y ojalá que algún día haya servido para algo tanto horror.
-Te soy sincera, contra más testimonios puedes escuchar no deja de sorprender como el ser humano puede ser tan cruel.
Un fuerte abrazo Myriam.
La historia se repite lamentablemente y parece que no se haya aprendido lo suficiente de tanto horror... Tu post admirable lleva todo tu sentimiento y esfuerzo para mantener viva la ùltima llama de la memoria,
me uno a ti en un gran abrazo Myriam :)
La memoria histórica debe ser memoria para recordarse del pasado, de los que fueron perseguidos, de los que sobrevivieron, de los que murieron, de los que ayudaron ( por lo menos lo intentaron) a salvar vidas...para no olvidar a los asesinos; pero la memoria histórica tiene que estar alerta no solo con la experiencia del pasado (y con base en esa experiencia) tratar de ayudar a salvar a otros pueblos que hoy sufren persecución, a todos esos hombres y mujeres asesinados en cada rincón del planeta.
Querida Myriam, te dejo un beso y un abrazo.
Bendita sea su memoria. Tu entrada he de leerla despacio, es todo un testimonio. Desde Sefarad te escribe esta amiga bloguera.
Hermoso reportaje, tu estilo periodístico contribuye a hacer fluidos y comulgar historia y sentimientos ¡Genial!
Besos
André
Gracias Myriam por aportarnos ese recuerdo y olvido de la historia de los buenos actos y de los malos. Se borran los nombres, pero el dolor perdura, porque se repite la historia.
Un gran abrazo.
Amplio reportaje, a uno le duele lo que hace la maldad, magnifico texto, saludos desde El Blog de Boris Estebitan.
Fantástico trabajo por dos motivos: La labor de investigación en sí misma y la reivindicación de todos aquellos que se esforzaron aun a riesgo de su integridad para impedir muertes injustas.
Gracias
Besos
Olá, Myriam!
Necessária sua postagem; mais uma importante denúncia contra as atrocidades cometidas pelos Nazistas, que o mundo não pode esquecer.
Um abraço.
Tengo que leer esta entrada tuya, con la calma de la entrada que acabo de comentarte.
Volveré cuando alcance ese estado.
Besos
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