“Nuestro hermoso deber es
imaginar que hay un laberinto y un hilo” J.L. Borges. Con
ésta frase comienza Mario Vargas Llosa (MVLL) su novela “El héroe
Discreto”, así que yo voy a tirar del hilo del amor, la sexualidad y el
erotismo en esta novela, no siendo la primera vez que lo hago; ya lo hice con todo El Quijote de Miguel de Cervantes,
aquí la parte A y aquí la parte B (de entre todos los trabajos que escribí sobre el Quijote, que puesto que estamos en año de celebraciones,
lo menciono y a los que puede accederse
en este enlace). Específicamente a las relaciones
de pareja me he referido en “el Hereje” y en “Cinco horas con Mario” ambas obras de Miguel Delibes.
También lo he hecho en “La Estafeta Romántica” Episodios Nacionales 3/26 de
Benito Pérez Galdós. ¿Se
acuerdan de Sancho Pansa y su mujer Teresa?,
también sobre ellos escribí en:
“Sancho Pansa, mi consorte; un porro” Parte 1 y parte 2. Así
que no seré original, pero no me pude resistir porque a medida que leía la obra
de MVLL, iba viendo como ese hilo se
desenrollaba.
Hay algo que considero muy importante y que de entrada me gustó _ no sólo el hecho
de que MVLL nos presenta variedad de relaciones
de pareja en una ciudad pequeña del
Norte de Perú, Piura, y en Lima, la Capital_ y es que las parejas descritas son de mediana edad, alguna tirando a jubilación (otra, un poquito más :-), con
inclusión de una buena pincelada de juventud que escandaliza a la sociedad limeña tan dada
a las malas lenguas con su “malsana curiosidad" P274) y MVLL
nos da un muestrario de sexualidad
de manera muy creíble, rompiendo además, estereotipos y mitos. Uno de los
cuales tiene que ver con la sexualidad del hombre maduro y en especial, la del anciano.
Los
personajes y sus relaciones de pareja:
En
Piura,
una pequeña
ciudad del Norte de Perú, tenemos
a Felicito Yanaqué, de la etnia Tallán,
nacido en Yapatera, y que había estudiado la escuela primaria en Chulacanas (P14), bien
matecito-indígena, de 55 años “menudo y muy flaquito, parco y
trabajador” “sano, laborioso y ágil” que hacía “ejercicios matutinos de Qi Gong”
(P14) El nombre de su Empresa de transporte es: “Narihualá”, nombre de la que se considera capital de la
nación tallán, 17 km. al sur de Piura en la que hoy hay un
museo, en el enlace del museo, pueden observar piezas cerámicas de esta cultura pre-incaica.
Este hombrecillo menudo se encuentra
inmerso en una relación marital “mueble”
tediosa, rutinaria, falta de amor, de erotismo, de complicidad, con
su mujer Gertrudis, con quien se casó obligado acusado de estupro: es decir, de tener sexo con una menor, dejarla
embarazada y querer “volarse”. La madre de la mujer –dueña de una Pensión y
proxeneta - lo planeó porque ella misma
prostituía a su hija (P54). De hecho su primogénito no se parecía en nada al padre, al contrario,
era bien “fuerte, atlético, blancón, de ojos y cabellos claros”
(P80). En cambio, su segundo hijo Tiburcio, era de “piel requemada, el pelo lacio
y renegrido y de cuerpecito esmirriado como su progenitor” (P80).
También tenemos la relación
“apasionado-cariñosa” de Felícito con su amante Mabel, de “silueta de gimnasta”,
“cintura ceñida”, “pechos erectos”,
“potito redondo y empinado
que seguía cimbrando alegre al caminar” (P41), aunque para gustos los colores, el Cap-Culo
prefiere el poto de Josefina porque a este él lo ve sin terminar de desarrollar
(P114).
E incluso tiene nuestro Felícito una relación platónica monocorde con la cantante Cecilia Barraza, cosa que ella ni se
imagina, por supuesto, ya que Barraza,
personaje real, ni enterada está de su existencia (P86) a
menos, claro, que hubiera leído el libro de MVLL., cosa que ignoro.
Otro
personaje de Piura, el Capitán Silva, al que yo llamo Capitán – Culo P73, P113, P190) está interesado por la secretaria de Felícito, Dña
Josefita, (P75, P190), cuya descripción tenemos en la comparación que el Cap- Culo hace entre -valga la redundancia- los culos de Mabel
y el de ella: “muy serio y con ademanes escabrosos explicaba a su subordinado
que aquellos glúteos no sólo eran grandes, redondos y simétricos, además daban
un respingo al caminar, algo que le removía el corazón y las criadillas al
unísono (..) Por eso, Josefina era “una hembrita de la Pitri mitri” (P113, 114).
Del Sgto
Lituma “Que raspaba los 50
ya” (121) se menciona que su amor de juventud Bonifacia
lo dejó por otro (P117, P 118), desde entonces concentra todas sus
energías (libidinales) en su trabajo e incluso, pone al Capitán –Culo en vereda:
”Por qué no se concentra en la investigación, mi capitán” (P114)
Otra relación de pareja que se menciona es la de José León, dueño
de un taller, primo del Sargento Lituma,
que se había casado con una trujillana, resultando su matrimonio
en un desastre, por lo que se había divorciado,
del que tenía dos hijas que estudiaban
en la universidad, la mayor Odontología y la menor, Farmacia (P125).
En
Lima,
tenemos la relación madura, comunicativa y muy cordial,
del gerente Rigoberto de 62 años (P26) con su segunda mujer, Lucrecia.
Rigoberto, es un personaje clase media
alta, agnóstico, cultivado, amante de
los viajes, de Europa, de la música clásica, de la lectura y el arte (P62; P71;
P202, P203), padre cariñoso y
preocupado por su hijo Fonchito (P97, P94, P207), hijo con su primera mujer Eloisa (P102)
de la que no sabemos si enviudó -presumiblemente sí- o se
divorció, ella en todo caso, está bien ausente;
un hombre que apoya a su jefe y
dueño de la Empresa, Ismael pero que no se
confunde, sabe que en esa relación de poder, no puede ser “amigo” de su
jefe, o sí… “si es que entre
patrón y su empleado puede haber de veras amistad (…)”aunque lo
estime bien e Ismael lo considere amigo “Tú y yo somos buenos
amigos, ¿sí o no?” (P29)
por haber sido, además de su hombre de confianza, siempre su paño de lágrimas y confidente (P36) si bien es cierto que le tiene cariño y en el entierro de Ismael, Rigoberto contiene las ganas de llorar (P276). Lucrecia por su parte, es una mujer que
quiere y se preocupa genuinamente por el hijo de su marido y hasta le quita el sueño (P97) o por la desaparición de Armida, muy afectiva, comprensiva, observadora, atenta , sensible (P275, P285).
Ismael
Carrera, octogenario (P194), que
de joven había sido “muy buen mozo”, “elegante ,
distinguido, sociable “ (P28) viudo de Clotilde. Una
relación ésta al parecer, convencional, al uso, rutinaria, por como Rigoberto habla de ella con su mujer: “Por primera vez en su visa Ismael (ahora casado en segundas nupcias) sabe lo que es tirarse un polvo
de verdad, Lucrecia. Los que tenía con Clotilde era pasatiempos conyugales. (…)” (P201) Ismael mismo reconoce no haber disfrutado (de la vida conyugo-sexual) inmerso obsesivamente en su trabajo cuando
Ismael le dice a Rigoberto: “Tú sabes mejor que nadie que hasta ahora sólo he vivido para
trabajar” (P244).
Ismael y su relación “escandalosa” con su “sirvienta” Armida
de 38 años (P39) (quien
resulta ser hermana de madre, seguro, de
Gertrudis) “morenita, de cabellos muy negros, de ojos vivos”, “una cholita bastante presentable” al decir de
Rigoberto ( P32), con quien para
sorpresa de muchos, pero principalmente de sus dos testigos de matrimonio uno,
Rigoberto, su gerente (P 30, 31, 32) y el otro, su chofer Narciso (P 33) se
casa y encima, se la pasa genial, tanto
que ni viagra -dice- tiene casi que usar (P40). Rigoberto lo presume feliz (P201) cosa que confirma más adelante : “tú estás alegre
como un cuete” (P243). E Ismael
aspira con esta relación como él mismo
lo expresa: “a pasar mis últimos años tranquilo y feliz (…) Espero que
con salud también, gozando un poco de la vida, al lado de mi mujer (…)” (P244).
Lucrecia supone que Armida “lo planeó todo con astucia
(…)” (P64) pero luego de
haber hablado con ella lisa y
llanamente, porque Lucrecia es una mujer frontal, queda convencida de “la
inocencia” de Armida inocencia en cuanto a que Ismael diera el primer paso
para entablar la relación de pareja entre ambos, lo que exonera a Armida
de una conducta impropia de acuerdo a los estándares de la alta sociedad limeña, ya que –lo
repetimos- de acuerdo a esa sociedad, ésta es una relación “escandalosa” en sí misma, por
contravenir el orden de clases en un
matrimonio Señor-sirvienta, en primer lugar, y en segundo, por contravenir un
prejuicio generalizado de que personas
muy mayores no pueden tener una vida
sexual: “Me dijo la verdad (….) Meto mis manos al fuego que me contó lo que
ocurrió, sin añadir ni quitar nada. (…)"(P369-371).
Por
último, también en Lima, hay también un esbozo de una relación, según la suposición de Lucrecia, lesbiana de
su empleada doméstica Justiniana con Armida (P72).
En las siguientes entradas,
profundizaré en las relaciones de
Felícito con su mujer y con su amante, y por último, en la de Rigoberto con Lucrecia.
Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog: La Acequia © Myriam Goldenberg
Nota: Citas del texto en color verde; enlaces en color azul.
7 comments:
Un buen hilo conductor Myriam;es un poco complicado quedarse con los nombres y situaciones pero después de seguir este planteamiento a la segunda ya se coge el tranquillo.
Me encanta estas definiciones que empleas para cada personaje.-Y la forma de definir las distintas partes del cuerpo:como lo de potito redondo, una definición muy simpática para la parte noble ;)
Nos seguimos leyendo.Me encanta estas lecturas guiadas.
Besos y feliz jueves.
Vi el libro en estos días en una librería. Me llamo la atención solo por ser Vargas Llosa.
Besote guapa
Mi querida MYR, seguro que es interesantísima esta nivela de Vargas Llosa pero me he perdido entre el culo de Silva, los gluteos de del gerente Rigoberto y el polvo de Israel con Lucrecia jaja es broma, lo explicas todos de maravilla ( pero he tenido que dejar tu entrada para la madrugada con algo más de tiempo ;-)... a veces me pregunto como eres capaz de ser tan meticuloso, ordenada y disciplinada desmenuzando las obras.. tus profes deben ponerte dieces en fila india;)
Mil gracias preciosa y montón de besos.
Excelente forma de abordarlo. En efecto: en esta novela de Vargas Llosa las personas mayores también tienen sexo y no lo ocultan. En todo su abanico.
Gracias, como siempre, por tu sabiduría.
Besos.
Excelente trabajo. Vargas Llosa nos da un amplio abanico sexual.
Machorros sádicos como el capitán Silva, el capitán Culo como dices. Se deja decir lo que piensa hacer con el culo de Josefita. Que Josefita quiera o no quiera, le es igual. Me desagrada.
Por el contario, me encanta la complicidad sexual juguetona de Rigoberto con su Lucrecia.
Voy a leerlo otra vez, que no tiene desperdicio tu trabajo.
Un abrazo, Myriam.
Hay una especie de canto a la capacidad ¿emotivo?-sexual de la tercera (o cuarta) edad que con tu trabajo queda perfectamente definida.
Besos
Uno de los textos que más me ha gustado del texto de Vargas Llosa ha sido el juegp sexual que tienen Rigoberto y Lucrecia imaginando los amores entre Ismael y Arminda. En las obras que he leído de VALL el amor y en especial la sexualidad están en lugar destacado. En este libro, llevas razón, se centra en las personas de ya una determinada edad
Buena presentación de los personajes y sus relaciones amorosas y eróticas.
Besos
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