Wednesday, April 18, 2012

Las caras de la violencia en la Obra de Teatro "Urtain" (y 5)





 De como la violencia estalla dentro de Urtain y comentarios finales: 

Esta magnífica obra teatral -adaptada para televisión-   basada en  la vida del boxeador José Manuel Ibar Aspiazu,  alias  Urtain, el tigre de Cestona, nos llevó en un buceo desde  su suicidio hasta su nacimiento. En las cuatro entradas anteriores he analizado a la violencia tal como se manifiesta en la obra desde afuera  (la expresión de su suicidio público al tirarse de un edificio, así como  la violencia socio-familiar y la que se halla en el mismo acto de boxear)  y hacia adentro, adentro, hacia el núcleo del personaje. Veamos ahora como toda esa violencia estalla dentro Urtain, tanto como para llevarlo al suicidio.

La obra nos presenta a un padre abusador  psíquica (mensajes negativos) y  físicamente (latigazos) que  lo  refuerza con el ejemplo propio: tiene que ser fuerte y aguantar que otros le salten encima hasta que muere reventado. Nada sabemos de la madre. En el pueblo estas apuestas formaban parte de la idiosincrasia,  en aquella época eran la norma, por más anormal que nos parezcan hoy.  De la madre nada se muestra en la Obra. Supongo lo obvio: que quedaba en casa con las tareas del hogar y sacar adelante a los hijos,  sin muchos medios, pero con mucho esfuerzo y muy probablemente ausente afectivamente.

Urtain  era un niño que desde su más tierna infancia había soportado maltrato y no tenía más opciones que cumplir con el mandato paterno: dejar de llorar y levantar piedras. Vemos en la obra como las levanta y como es inducido al -y abducido por- el  boxeo. No lo vemos ni ir al colegio, ni estudiar, ni leer, todas cosas que le abrirían una ventana al mundo y a otras posibilidades. Tampoco lo  vemos en la obra de joven con amigos divirtiéndose o jugando,  si lo vemos compitiendo, levantando piedras. 

Urtain era un niño traumatizado. Desde su infancia internalizó la violencia del padre.  Su mejor recurso para sobrevivir entonces, era  ser fuerte y golpear. Entonces, el padre lo iba a querer. Entonces, Urtain, sería alguien. 

Al entrar al mundo del Boxeo, Urtain es arrancado de Cestona, su  pueblo natal, y es empujado a una borágine de campeonatos, usos y abusos. A la adulación  de  los que lo rodean y al aplauso del su público que lo marea y endiosa.  Toda frustración, todo dolor, todo sentimiento en Urtain es canalizado en la violencia  del “deporte” del boxeo y a eso es a lo único que se dedica, además de  tener sexo "como si boxeara".   En su presentación en la escena 2, cuando dice “Me llamo José Manuel Ibar Aspiazu. Me gusta el boxeo, antes levantaba piedras”, podemos captar que es un hombre de pocos recursos en la expresión verbal, con poca simbología, manejándose en el terreno de lo muy concreto. Esto  está confirmado en otras partes de la Obra como cuando  dice  y repite de forma monocorde “no entiendo que hice para que todo lo que hago sea tan sucio”.  No lo entiende porque carece de la capacidad de autoreflexión.  Nunca se paró a pensar  y a evaluar si eso  era lo que él quería de la vida para sí mismo. No lo entiende porque eso es lo que aprendió a hacer desde la cuna, lo que le enseñaron que hiciera, lo que le pidieron  que hiciera y por lo que lo aplaudian. Todo ésto  refuerza el trauma de la infancia.  A lo largo de la obra lo vemos agitado, transpirando “hasta debajo de la nieve" -como él mismo nos dice- incluso hipervigilante pero sin saber muy bien a que, ni porqué y muy angustiado: grita, se lamenta,  incluso llora.

El hecho de haber sido arrancado del medio local conocido en el que creciera, llevado a otra ciudad para que combatiera, estafado, insultado y aclamado, sin estar preparado ni intelectual ni emocionalmente para  asimilar los cambios, lo fueron minando por dentro y aumentado su sensación de extrañeza y despersonalización, que es lo que habitualmente  sucede cuando se cortan las raíces de cuajo.  Había sido “construido como una máquina para matar”, cuando finalmente perdió  el título de Campeón de Europa de los pesos pesados,  trató de reconvertirse a la vida civil, pero sin conocer como funcionaba ese mundo en el que había sido arrojado, y sin la formación mínima necesaria,  no tuvo los elementos,  ni las habilidades requeridas para hacerle frente, en parte por su inocencia (habilidades como: poder hacerse de un  marco de referencia, tener esperanza, seguridad, confianza en sí mismo,  independencia, autoestima, voluntad para hacer cosas diferentes de esas a las que fuera entrenado o de aprender cosas nuevas, saber manejar las relaciones personales, tener conocimiento de los negocios  en los que se metía, que aún siendo asesorado por terceros, pudiera tener capacidad de  pensar, evaluar y decidir, etc).

En la obra se nos muestra claramente como es estafado por el Manager, por ejemplo, y  Urtain brinda a su salud.  Cuando se empieza a dar cuenta de que algo raro pasa porque nunca tiene dinero y “a él le dijeron que el boxeo daba mucho dinero” ya es tarde. Se siente solo y embargado  por las sombras  de la depresión y en ellas penetra, sintiéndose fragmentado, escindido, con un vacío interno, con sentimientos de impotencia, de minusvalía y de fracaso, también de culpa, con pérdida de la independencia económica, incapaz de conservar relaciones íntimas estables, o  de poder regular las emociones (ira, rabia, agresividad, amor).  De nada sirvió que su primera mujer -Cecilia- le pidiera una y otra vez que regresara.  De nada sirvió tampoco que su segunda mujer -Marisa o María Luisa- le advirtiera que “se estaban burlando de él”, “que se hacía daño”.  En el fondo debía sentir que no era comprendido por nadie. 

Era tarde porque el mandato del padre le estaba estallando dentro como un cartucho de escopeta con perdigones que iban explotando uno a uno  en su interior: “La vida es angustia, es mala,  tú eres vasco, con  fuerza en la sangre, al final de la vida me he dado cuenta de que todo es engaño, hijo”. “¡Qué vergüenza, un hombre llorando!”. Tu eres hombre y un hombre no llora nunca. No quiero oírte llorar nunca”.

Sintiendo Urtain, entonces,  que no valía nada, porque ya no podía golpear y ganar combates y todos los negocios en los que se metía terminaban mal,  tampoco podía volver a su Cestona natal como un héroe, ni podía quedarse en Madrid como un fracasado sin dinero.  Sintió que su única salida  era volver toda la  violencia -para la cual había sido condicionado- hacia si mismo, una violencia -mezclada con las frustraciones, sentimientos de culpa, impotencia y la rabia por su precaria situación, faltándole además el aplauso de su público que lo vitoreaba-  que lo llevó,  una mañana de julio de 1992, a dar el último espectáculo público y a acabar con su sufrimiento  al arrojarse  del décimo piso de su edificio  en el barrio del Pilar de Madrid,  reventando en el pavimento. 

La Obra “Urtain” nos muestra de manera respetuosa, contundente, eficaz y tremendamente cruda, la tragedia en la vida del Boxeador José Manuel Ibar Aspiazu,  Alias Urtain, el tigre de Cestona y ex Campeón de los pesos pesados de España y de Europa.

La Obra también nos enseña a  recordar -a quienes la vivieron- una época particular en la historia de España. Y a quienes no, nos  provoca el deseo de leer y aprender  sobre ella. Al haber ahondado en la tragedia personal de Urtain, nos mueve a reconsiderar su historia personal, ya no como el mito que fue, sino como la persona que no pudo ser, porque como hemos visto, vivió   su vida no desde el deseo personal, sino desde un inicio traumático en su infancia y luego, aquella  que otros determinaron para él.  La obra nos relata la biografía de un desarraigo, de una fragmentación de la persona, de un vivir una vida falsa, llena de adulación, usos  y abusos.   También nos muestra de forma clara, la brutalidad del  mal llamado “deporte” del boxeo y de como esos golpes afectaron al boxeador: embotando su cerebro, reventando su ojo derecho, su nariz.  

Por último, la Obra  pone en evidencia  lo  imposible que es para alguien que cierra sus opciones  superar una depresión, una crisis existencial, una historia de abusos:  algo que termina estallando por dentro en la persona de José Manuel Ibar Aspiazu -tal como lo encarna soberbiamente el personaje- y en consecuencia,   lo necesaria que es la formación desde temprana edad  en valores que den sentido a la vida de uno y lo hagan crecer como persona, no unicamente en su fuerza bruta.

Circunstancias  extremadamente duras en la vida de un ser humano  pueden superarse  y trascenderse  - de hecho hay incontables ejemplos en el mundo- siempre y cuando la persona sea capaz de abrir sus opciones, de buscar  y pedir ayuda, de aprender cosas nuevas, de querer salir del pozo y de querer reescribir su historia personal con una tinta nueva y en el papel que él elija, pero para eso se necesita mucho coraje (para tomar la determinación)  y humildad (para buscar la ayuda necesaria, porque todos en algún momento de nuestra vida hemos necesitado de esa mano amiga, experta, maestra).  Y por sobre todo, creer que eso es posible, porque lo es.


                                                                            A José Manuel Ibar Aspiazu, in memoriam      


Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.  © Myriam Goldenberg.  


Nota:  Nuevamente, quiero agradecerte a tí -Pedro- por habernos hecho esta magnífica propuesta de lectura (y conducción) y a Estudio 1 Rtve.es, que me permitió a mí desde Israel, haber podido compenetrarme  en esta soberbia Obra teatral que bucea en la vida de José Manuel Ibar Aspiazu a quien no había conocido hasta ahora. Quiero agradecer a mis compañeros de lectura que me llevaron desde la propuesta teatral del personaje a la persona histórica del boxeador y a la época. Y por su puesto, quiero agradecer a los creadores e intérpretes de esta Obra que me ha llegado al alma. Saludos  a todos.
                                                                               

24 comments:

Ele Bergón said...

Por fin he visto la obra de teatro y tiene, mucho, mucho para comentar.

Iré leyendo poco a poco vuestras entradas como esta sobre el por qué de la violencia de este personaje que tan bien analizas, y que tiene una infancia sin juegos, dominada por un padre autoritario y maltratador y por una madre ausente.

Besos

Luz

Bertha said...

Un bravo!: tanto Para tí como para Pedro. Por esta iniciativa.La he disfrutado: leyéndola,aportando mí modesta opinión.La obra la verdad llego un momento que me sobrepasaba.Pero muy bien interpretada el mensaje se entiende perfectamente...

-Cuantos chantajes sentimentales le hicieron. En el fondo parece que era una persona que solo quería cariño...

Un fuerte abrazo Myriam y muchas gracias por estos momentitos:_)

lichazul said...

FELICITACIONES !!!
a Ambos, hacen una pareja magnífica , sus modos de exponer y expresión son llanos a nuestros ojos lectores

desde este lado del mapa abrazo

pd...gracias por tu huella silente una vez más

Merche Pallarés said...

¡Magnífico final, querida Myriam! Has dado en el clavo y has analizado al personaje excelentemente. A mi también me sorprendió que de la madre no dijeran nada cuando en la sociedad vasca, generalmente, son las mujeres las que llevan la batuta familiar al ser, primordialmente, una sociedad matriarcal. Pero esta visto que en el caso de Urtain era el padre el que mandaba y tenía a todos (madre incluida) "esclavizados" bajo su mandato. ¡Qué pena de vida la de Urtain! Besotes, M.

Catalina Zentner Levin said...

La vida de los boxeadores está signada por la tragedia.
Te sigo leyendo, Myriam, besos

Federico L.M. de Luque said...

Querida Myriam:

Sólo agradecerte el que hayas aceptado ser amiga también en Facebook.

Me encanta todo lo que tu escribes, es muy, pero muy interesante.

Un beso, muchacha

Federico

mj said...

Dicen que en la adversidad se crece. Pero eso ocurre cuando te haces consciente de que de verdad quieres un cambio en la vida. Gracias a la crisis mucha gente encuentra otro sentido nuevo a la existencia, un sentido mucho más profundo y rico.

He seguido la serie aquí publicada, y me ha encantado.
Gracias a los dos y, ahora también puedo decir:
besos x dos

pancho said...

Tampoco hay que olvidarse del componente de rebeldía de Urtain. Su vida es una eterna huida de los sitios asignados por la sociedad bien pensante. Se escapa del seminario, del trabajo ( con lo que ello representa de quiebra con los moldes clásicos), de la familia que le quiere atar corto y la huida final: la muerte es su liberación cuando siente el agobio del fracaso.

Excelente acercamiento psicológico al personaje y a la obra.

Un abrazo.

Antonio said...

Como me he incorporado a la lectura de blogs después de la semana santa, iré a visitar las otras entradas para empezar.
Besosss

I. Robledo said...

Que barbaridad, amiga... Como te has metido en el papel... Te lo has trabajado a base de bien...

Mi felicitacion, y un abrazo fuerte

bixen said...

¡BRAVO!
Sinceramente has bordado los rotos y descosidos. No voy a disculparme, mas permíteme felicitarte por este final Capítulo V.

Abejita de la Vega said...

Una madre ausente, pobre mujer con once hijos, sin lavadora y con un caserío. Un padre violento que no soporta que su hijo sea mejor levantador que él. La ambición de tener lo que nunca se tuvo.

Urtain proclama que no ama el boxeo, le gusta porque da dinero. Lo que ama es vivir en el campo y practicar deportes rurales; pero casi nadie vive la vida que soñó.

Un buen análisis el tuyo, Myriam.

Besos, muxus.

Isabel said...

La historia durisima, pero tus conclusiones sobre el tema me parecen muy interesantes y esperanzadoras.

Besos.

bixen said...

Vago análisis para tan acertada diagnosis, creo yo.

Unknown said...

Un encanto tu análisis, podemos trasladarlo a personas de distintos ámbitos; todo lo que implique violencia no es deporte.
Son víctimas de la crianza, 'lxs amigxs que están cuando eres exitosx, la soledad, el vacío existencial.

Abrazos!

lichazul said...

abrazoooo Myr, muchas gracias por la huella, pasa un dia supercachilupi :)

pd...
espero andar mejor (resfriado pesado)

Pedro Ojeda Escudero said...

Qué magnífica entrada-balance, Myr. He aprendido junto a ti mucho en esta serie de comentarios tuyos.
En efecto, toda la violencia estalla dentro: porque el personaje ni siquiera sabe qué le pasa, no puede argumentarlo. Y todo esto lo hace más doloroso. Un retrato de personaje, un retrato de una época.

Paco Cuesta said...

Querida Myriam: In memoriam. El mejor final.
Gracias por tus valiosísimas consideraciones

RETRATOS DE ROBERTO ALAMO said...

Gracias por tu magnífico y extenso trabajo, Myriam. Es un placer leer la cristalina disección que ofreces de nuestro trabajo.
Un abrazo hermoso para ti. ROBERTO ÁLAMO

RETRATOS DE ROBERTO ALAMO said...

Con tu permiso, guardaré todo tu extenso estudio sobre nuestra obra para leerlo y releerlo, pues es (en mi opinión) una verdadera joya.
ROBERTO ÁLAMO

Merche Pallarés said...

¡Qué bonito lo que te dice Roberto Álamo! Ya tienes otro fan :)) Besotes, M.

matrioska_verde said...

¡que detallazo el de Roberto!, enhorabuena Myr, te lo mereces.

biquiños,

Chelo said...

Myriam, me he leído tus cinco posts; en dos palabras: impresionante trabajo.
Me dejas alucinada con tu capacidad de análisis, desde todos los ángulos, aspectos, temáticas...
Me he guardado el enlace de Tve que colocas en el primero de los posts y no dudes que, en cuanto tenga tiempo, y contando con toda la info que me acabas de proporcionar, veré y entenderé la historia de Urtain, un juguete roto sin lugar a dudas.
¡Gracias y un beso enorme!

Myriam said...

CHELO: no tengo palabras para agradecer que hayas leído las cinco extensas entradas. No te pierdas de ver la Obra adaptada para TVe y, a pesar de la violencia del tema, disfrutar de la maravillosa actuación de ROBERTO ALAMO
en el rol de Urtain y del resto del elenco.

Tus palabras me emocionan porque puse mucho trabajo en este análisis y
me pone muy contenta saber que te los has leído completo ¡Chapeau!.
Mil gracias, Chelo, nuevamente desde el fondo de mi corazón.

Besos