Saturday, March 24, 2012

Mi abuelo paterno Jacob, el enólogo saltarín



No llegué a conocer a mi abuelo Jacob, llamado en Argentina Jacobo, porque murió poco antes de nacer yo y por un pelo me salvé de que me pusieran su nombre. No exactamente por un pelo, pero Uds. ya me entienden, no voy a entrar en detalles anatómicofisiológicos. Sea como sea, cuando vi mis escarpines rosados me puse muy contenta, a decir verdad.  No por el hecho de pertenecer al género femenino sino por el cambio  súbito en la decisión del nombre que mis padres me pondrían. Pero no vamos a hablar de mi nombre hoy, sino de mi abuelo.

Don Jacobo nació en 1890, y lo hizo en el pueblo de Rishon-Le-Zion, a  unos 50 km al sur de Tel Aviv-Jaffa en lo que hoy es Israel, entonces bajo dominio del Imperio Otomano, cuyo sultán de esa época era Abdul Hamid II   quien alquiló o vendió a judios  unos terrenos para la edificación de la Primera Escuela de Agronomía de la zona, Mikveh Israel, en la que mi abuelo estudió Enología. Esta escuela se edificó con fondos provenientes de las donaciones del Barón Edmond Rothschild. En 1905 se fundó la primera vineria: la Vinería del Carmel , que es hasta la fecha la mas grande de Israel, aunque hoy en día existen también otras más pequeñas que producen vinos de excelente calidad.

La pasión por los vinos era ampliamente difundida en el Israel bíblico. El Rey David (1040–970 a.e.c.), por ejemplo, tenía dos oficiales de vinos, uno dirigía los viñedos y el otro las bodegas. En las épocas de  las dominaciones Griega,  Romana y  Bizantina, siguió habiendo buenos vinos en la región, pero bajo los árabes (durante 975 años) y luego el Impero Otomano ( dur. 400 años),  se perdieron las vides, porque al ser musulmanes  les estaba prohibida la producción de vino, ya que según el Corán no puede beberse alcohol. Por este motivo, para reflotar la producción vitivinícola de la región se trajeron cepas de Francia y más tarde de Estados Unidos  y asesoría experta para ponerla en marcha de manera eficiente.

En épocas antiguas el vino tenía múltiples usos. En primer lugar, se bebía mucho  más que el agua, porque era mucho más seguro que ésta, pero también se desinfectaban heridas con él, se lo utilizaba como digestivo, como tinte o en el ritual religioso (en el que se bendice el vino como fruto de la vid y el pan como fruto de la mies). La evidencia arqueológica muestra que con  una prensa se conseguía el mosto de las vides, ese liquido se hacía correr por una canaleta hasta unos filtros y se dejaba fermentar naturalmente  3 o 4 días. Tan pronto como la producción de CO2 (un subproducto de la fermentación) terminaba, y antes de que se oxidara, el vino era canalizado a una pileta en donde    se llenaban las ánforas, que luego eran cerradas con resinas de pino, etiquetadas y  se les colocaban  sellos con nombre del viñedo de origen, año de cosecha, tipo de vino y color. A algunos para realzar el sabor se los condimentaba con especias, como la canela.

Volviendo a mi abuelo Jacob, resulta que lo llamaron a filas y tenía que hacer el Ejercito imperial Turco, que no eran ni 2  ni  3 años,  sino de 8 a 10, así que decidió no hacerlo y dejando a la familia atrás (a sus padres y  de sus  5 hermanos,  a los 4 que quedaban vivos)  se escapó a Marruecos, con un pasaporte legal.  Un buen día,  tomando  un café  en un bar leyó que en Argentina, necesitaban enólogos en la provincia de Mendoza. Así que miró en un mapa a donde quedaba y  se fue a Buenos Aires en Barco y se las arregló para llegar por tierra hasta Mendoza que queda a  más o menos 1. 800 km  de Buenos Aires. lo que en aquella época era toda una aventura.  Lo que no sabía  mi abuelo era que en la ciudad de  Mendoza encontraría al amor de su vida, mi abuela Zipe, con quien  se casaría y tendría tres hijos: El mayor y el menor nacidos en la ciudad de Mendoza y el del medio, que era  mi padre, en la ciudad de Santa Fe, Argentina, en donde vivieron unos años.  Luego más adelante   toda la familia se trasladó a vivir Buenos Aires.  Mi abuelo viajaba mucho vendiendo vinos y mi abuela criaba prácticamente sola a sus  hijos  hasta que mi abuelo tuvo un accidente en la ruta del que quedó mal y murió tiempo después.

¿Ven ahora, amigos míos,  como ésto de viajar de un país a otro lo llevo estampado en mis genes?  Sí....si, también mis abuelos maternos procedían de Europa (él del Norte de Italia, ella era vasco-francesa).


Nota: Para leer sobre el Comienzo de la Producción vitivinícola en a la Argentina, a la que no me he referido por razones de espacio: pulsar aquí. Verán en el enlace anterior que la Provincia de Santa Fé no está comprendida en las zonas vitivinícolas, pero mi abuelo vendía los vinos mendocinos allí. Igualmente más tarde en Buenos Aires.

Foto: de Internet

41 comments:

TORO SALVAJE said...

Gracias por compartir una parte de tu vida.
8 a 10 años de servicio militar?
Es para huir. Hizo bien.


Besos Jacoba.

LA ZARZAMORA said...

No conozco ninguna fiesta judía de la que no haya salido completamente ebria...

;-)

נשיקה, Myr.

Isabel said...

Sabor a uva, vino e hstorias familiares.
Una entrada jugosa e interesante, Myriam.

Besos.

Ele Bergón said...

Muy interesante la historia de tu abuelo enólogo que se marchó a la Argentina. Yo también nací, ya sabes en Pardilla, donde al menos cuando yo era pequeña se usaba más el vino que el agua y no podías despreciar un trago de vino pues estaba muy mal visto, era como un pecado. Ahora el vino de allí tiene denominación de origen Ribera del Duero y miman con esmero y cariño sus cepas. Ahora es el tiempo de la poda, después crecerán. Es todo un ritual.

Me hagustado la historia de tu familia y efectivamente lo debes llevar en los genes eso de viajar.

Las uvas del cesto, deben de esta buenísimas. Es una de las frutas que más me gustan.

Besos

Luz

Bertha said...

Hola Myriam!

-Muchas gracias por esta deferencia de contarnos un pedacito de la vida de tú abuelo Jacob.

Eran tiempos duros e injustos.Pero que legado nos han dejado nuestros mayores con su afan de superación y contando con los mínimos.-Sobre todo esas mujeres que parian y criaban y encima eran un ejemplo de sentido común.

-Me quito el sombrero Myriam ante esa herencia genética que tienes.Por decirte que yo me siento tambien mezclada cómo tú en cuatro estaciones jeje como le decía a una de mís abuelas.Ah y...por matrimonio jiji.

Un besazo y feliz semana =^.^=

Spaghetti said...

No conozco a ninguna Jacoba, pero seguro que las hay.
Mendoza tiene fama de buenos vinos ... hay una familia española propietaria de grandes bodegas y un restaurante allí...Pero el vino más famoso del mundo no procede de las cepas sino del agua, que es el vino de las bodas de Canaán...la zona de procedencia de tu abuelo...jeje.
bssos

Manolo said...

Te hubieran puesto Jacoba, como la madre de un amigo mío, a quien no le quedaba mal el nombre.
Me ha ilusionado tu mención de los vinos, todo un mundo y una cultura ancestral. También el saber porque te gusta viajar, aunque con una familia como la tuya te podía haber dado por asentarte y no moverte.
Besos.

mj said...

Vida interesante y agetreada la del abuelo Jacob. De Israel a Marruecos y desde allí a la Argentina. Interesantes recuerdos. Todo eso se va impregnando en el ADN.
Un abrazo Myriam, feliz fin de semana

Unknown said...

Donde intuyo vino, allí que voy.
Esta entrada me trae muchos recuerdos sobre mi Padre.
Un abrazo

lichazul said...

que interesante y didáctica entrada Myriam!!
Felicitaciones
el vino y el hombre es un binomio amalgamado

mi padre no fue enólogo, pero sí trabajó para patrones que tenían viñas, y era de los que podaban y preparaban y cosechaban desde los nueve años por un jornal diario o un puñado de semillas

tiempos sin duda que en los campos ya no se ven después de la reforma agraria chilena
aunque si muchos casos de abuso en horarios y condiciones físicas deplorables para los temporeros

Besitos y Fleiz finde

Javier Rodríguez Albuquerque said...

Historia y vida, vida e historia ¿Qué hay más apasionante?
Un beso.

LOLI said...

Y volvio a ver su familia?

chusa said...

Qué personalidad emprendedora la de tu abuelo. Preciosa historia Myriam la de tus antepasados. Cuàntas historias y culturas se cruzan en tus genes viajeros, ahora comprendo que te adaptes tan bien en cualquier parte.
Un abrazo y feliz semana
Chusa

Abejita de la Vega said...

Conocí a una Jacoba, ya era ancianita y la llamaban la tía Jacoba. La categoría de tío o tía venía, en los pueblos de por aquí, cuando se llegaba a una edad avanzada.

De buena te libraste. Jacobo y Jacoba se prestan a rimas fáciles. Por aquí se dice: Jacobo cuanto más grande más bobo. Aunque Jacob queda muy respetable, muy bíblico, el de los doce retoños...

Está claro, lo llevas en los genes, saltas de continente a continente, recorres miles de kilómetros y como si no fuera nada.

No me imaginaba a un judío enólogo, qué cosas. Por cierto, que los musulmanes de Granada sí apreciaban el vino...

Te pusieron un nombre muy bonito, al fin.

Besos, Myriam.

Antón de Muros said...

Muy buena la historia, Myriam.

Misteriosamente llevamos con nosotros a nuestros abuelos emigrantes.

Abrazo.

Antón.

pancho said...

Jacob, pronunciado a la inglesa, es bien bonito. Bob Dylan se lo puso a un hijo cantante que tiene.

Está bien eso de que se bebía mucho más vino que agua. El agua estropea los caminos.

Siempre le oí a mi padre que hizo seis años de mili. Pero eran otros tiempos, justo después de la guerra.

De casta le viene al galgo esa afición de asalta continentes que tienes.

Un abrazo.

amelche said...

Caray, ¡es para escribir una novela! Yo también habría huído si hubiera tenido que hacer de 8 a 10 años de servicio militar, ¡uff!

Julia said...

Eso ya es una buena historia, seguro que se podria escribir un libro muy interesante.

Por suerte naciste chica, Myriam me gusta mas, besitos

I. Robledo said...

Una preciosa evocacion, amiga... Un honor poder conocerte un poco mas a traves de quienes te precedieron...

Un abrazo

Asun said...

Pues si te hubieran llamado Jacoba, ahora tendrías en Pamplona —que también es tierra de vinos— un rincón dedicado a ti. Bueno, no un rincón exactamente, sino un pasadizo.

Sabía de los orígenes diversos de tus abuelos, pero lo que no me habías dicho era que tu abuela maternaera vasco-francesa. ¿De dónde?

No me extraña que tu abuelo se marchara por patas ante la perspectiva de ir ocho o diez años al ejército.

Y del vino, qué decirte, que eran muy listos cuando antiguamente se bebía más vino que agua, porque como dice la canción: el agua para lavarse y para las ranas que nadan bien. jejejejeje.

Muchos besos, querida viajera incansable.

Fernando López said...

Buena cronología familiar Myriam, y que valiente, pero gracias a eso, los pueblos al final se acercan. Si hay vino por medio mucho más.
Un beso y feliz semana

Catalina Zentner Levin said...

Mi bisabuelo, en cambio, se escapó de Rusia con el nombre cambiado, ya que el ejército lo iba a requerir por ¡25 AÑOS!
Eso si, aunque no era enólogo, a todos sus descendientes nos agrada saborear el vino, ya sea blanco, tinto o rosé.
Como decía un conocido folclorista argentino (Horacio Guarany), "no lo quiero para pintar".
Un beso,

Edurne said...

Una abuela vasca también? Ya ves, alos vascos nos entra una alegría en el cuerpo cuando nos enteramos de los ancestros euskaldunes de los demás...jejejeje!
Huy, qué mezcla de sangres tan interesante la tuya!

Desde luego que hizo muy bien en largarse tu abuelo Jacob, eso de 10años de servicio militar es una esclavitud!

Muchas gracias por compartir tus historias familiares con nosotros!

Un besote!
;)

virgi said...

¿Ya estás escribiendo la historia de tu familia? Seguro que sería de lo más atractivo.
Me encanta todo lo que nos cuentas.
Un buen abrazo, Myriam

Dirección de Educación said...

Bellísima historia, muy bien narrada.
Te dejo mis saludos, mi afecto y mi alegría por descubrirte a través de tus vivencias.

besitos!

Myriam said...

HOLA A TODOS: ¡Qué emoción! gracias por vuestros cariñosos comentarios.

TORO: De nada, jajaja y lo de Jacoba, es un golpe bajo jajajaja indigno de un boxeador de tu talla jajaja-

ZARZA: igualmente besos para tí , yo tampoco.

ISABEL: Gracias

ELE: Gracias, Luz. Por supuesto que he probado el Ribera del Duero, ¡¡Me encanta!!

BERTHA: De nada. Veo que compartimos historia de mezclas genéticas, cosa que me alegra. Por experiencia propia jajajaja y además super-modesta, aquí inter nos: ¡Qué buenas son las mezclas!

SPAGHETTI: Mendoza tiene excelentes vinos, ¡Sí señor! no lo dudes... ya que mencionas las Bodas de Canaán, en las que Jesús actúa como anfitrión. Siempre me quedó la duda: ¿No serían sus propias bodas con María Magdalena?
En esa época la norma era que los judíos de ambos sexos se casaran muy jóvenes y bien podría haber sido así... Algo para pensar ¿no?

MANOLO: si me hubieran puesto ese nombre, Manolo, me hubiera suicidado jajajaja. Y si vieras como sueño asentarme, sé que éste no es mi destino final (en vida). Vine aquí cumpliendo una signatura pendiente, pero ya la he cumplido.

MJ: Un abrazo también para tí y muy buena semana.

JAN: Me alegro haberte evocado tu padre, querido amigo, Ven.

ELISA: Entonces tu y yo tenemos en común las viñas en la sangre. Espero que mejoren siempre las condiciones para los trabajadores de la tierra.

JAVIER: Gracias, Javier... ¿Quizás el amor?

LOLI: no lo creo, lamentablemente. Eran épocas en que viajar era muy dificil. Tampoco contaban con recursos económicos para ello.

CHUSA: Gracias y un abrazo para tí. Y sí, soy como una margarita que crece en cualquier clima y terreno. Me adapto fácil, porque para mí lo importante son las personas, no los lugares.

Paco Cuesta said...

Querida Myriam: Somos de tierra de vino "Ribera del Duero" y ¡como no! amantes de los buenos caldos y de la cultura enológica. Gracias.
Un abrazo

matrioska_verde said...

Supongo que sí, que se lleva en los genes porque a mí esos viajes, me marean sólo de pensarlos.

También me quedé alucinada con los 8 o 10 años de servicio militar... Sí que es para huir.

biquiños,

Myriam said...

ABEJITA: Gracias, me alegro de que te guste mi nombre. ¡Imagínate! Ya demasiado sufrí con mi apellido judío estudiando en colegios laicos primero y luego católicos...

ANTON: así es, somos la suma genética para riqueza nuestra.

PANCHO: no sabía lo de Bob Dylan. ¡tú padre hizo 6! ¡qué horror!
galga soy jajajjaja y además tengo escoba propia.

AMELCHE: jajajaja gracias, en eso estoy.

JULIA: gracias, me alegro de que mi nombre te guste. Lo mismo que a AMELCHE, te digo que en eso ando.

ANTIQVA: el honor es mio, también el agradecimiento. Me alegra tanto haberte conocido por este medio, al igual que el resto de los amigos...

ASUN_ ¡uy! cuántas cosas lindas me dejas. Gracias por todos los enlaces incluido el callejón jajajaja. Ella era, según creo recordar, de Dordogne
(Aquitaine)

FERNANDO: sí él era muy valiente. Eso es lo bueno, que los pueblos se acercan. Como debe ser. Todas las gentes, al final de cuenta tenemos las mismas necesidades, los mismos miedos, similares deseos. Entonces ¿por qué tanta rivalidades?

CATALINA: ¡Uffff terrible 25 años! Una locura, una sinrazón...

EDURNE: jajajaja si me apuras, tengo vínculos familiares con un cuarto de Planeta jajajaja y sino, me los invento. Mi abuela venía de Dordogne, en Aquitania. Espero no decepcionarte.

VIRGI: Gracias, amiga. En eso estoy... jajaja algún día la terminaré.

DIRECCIÖN DE EDU: un millón de gracias.

Myriam said...

PACO: ¡Obvio que estando en España he degustado los Rivera del Duero!
¡Salud!


BESOS Y ABRAZOS A TODOS

Myriam said...

LDABRA: jajajajaja pero bien que te mueves en moto con tu CONGO. jajajaja
Y sí, están los sedentarios y estamos los nómades. Yo voy a donde el corazón me lleve y aún no he dicho mi última palabra. Besos

Unknown said...

Jacovita no te hubiese pegado mal jajaja esas historias de nuestros abuelxs, bisabuelxs, tíxs...impregnada mi vida de niña, me sentaba a escuchar, también de adolescente.

Semejante esfuerzo de recorrer distancias, en esos tiempos donde solo por barco que tardaban meses y luego aquí, caminando...lxs míos muy agradecidos por la vida que tuvieron. Me contagiaban de buen humor, risas :)

Myriam said...

GRACIELA: lo de jacobita te lo perdono solo porque eres tú jajajajajaja. Eran tiempos duros aquellos y para gente recia. Tus parientes ocmo los míos, siempre fueron agradecidos ocn la Tierra de acogida... Siempre. Besos

Pedro Ojeda Escudero said...

El vino, pero ese vino cosechero, del terreno, no el que se hace ahora, da textura a las zonas y marca el carácter.
Qué hermoso texto este, Myriam.
Besos.

Unknown said...

jajaja nooooo sería espantoso!

Merche Pallarés said...

¡¡LLego tarde!! Pero me ha en-can-ta-do las aventuras de tu abuelo Jacob. Menos mal que se zafó de hacer la mili y se fue a la bella Argentina. Besotes, M.

Mariluz GH said...

Qué vida fascinante y qué tiempos tuvieron que vivir; el círculo migratorio se completa con tu regreso a Israel ¡curioso! :)

Me gusta el buen vino acompañando una buena comida y una agradable velada

abrazos para ti y saludos a Don Jacobo 'wherever he is'

Aristos Veyrud said...

Supongo que en esa carta genética de trotamundos algo hay de bebedora de vinos también ja ja ja.
Maravillosa historia Myr contada con pasión y sentimiento que la hace todavía más interesante.
Un abrazo!!!

Myriam said...

PEDRO: Así es. ¡Gracias!

GRACIELA: jajajaja Menos mal que lo reconoces... jajajaja

MERCHE: Nunca es tarde, lo importante es llegar. Y sí la mili imperial turca no era moco de pavo y mi abu no tenía un pelo de tonto. jajaja

MARILUZ: se completa el circulo y se abre la espiral (te lo cuento otro día jejejeje) Gracias por los abrazos ) los abrazos a mi abu, se los doy -si me lo permites- cuando me lo encuentre en el otro mundo jajaja

ARISTOS: Gracias y si por supuesto, y del bueno con una buena comida y en buena companía.

BESOS Y ABRAZOS A TODOS

Angeles said...

Para emborracharse esta entrada, todos llevamos algo de vinos y de inmigrantes y así vamos de copa en copa...
Riquísmo el vino de Mendoza y por ser santafesina se que no es zona vitivinícola, quien te dice que Jacobo le haya vendido algún vinito a mis abuelos???
Te dejo un gran abrazo.

Myriam said...

¡jajajaja! ANGELES, de lo más seguro que les vendió. Y sí de vino en vino vamos. Me alegro de que seas tan santafecina como mi padre. Besos