Thursday, November 17, 2011

De la "Sonata de Otoño" de Valle-Inclán al "Cortinado carmesí" de Barbey d'Aurevilly y algo llamado intertextualidad en una breve comparación - Parte 2



Viene de la entrada de ayer

Los personajes  principales  de ambos autores  tienen algunas semejanzas  pero difieren entre si: 

Personaje Vizconde de Brassard  (de Rideau): Barbey lo describe en las primeras páginas de la novela -en la voz narradora del compañero de carruaje- como a un hombre de  52 años,  de carácter inglés -había sido criado en Inglaterra nos dice- valeroso capaz de desafiar a la muerte después de ser herido gravemente "un vieu beau (un viejo bello)" o "un beau (un bello) abreviando", amado por las mujeres (La marquesa V hasta guardaba en un brazalete un mechón de su bigote) pero -agrega- solo "bello" no le haría justicia porque por su espíritu  y maneras, el Vizconde, era generoso, rico, opulento, lleno de una lentitud patricia como se daba en el más magnífico de los dandis.  De origen normando -según cree el narrador- al igual que Guillermo el Conquistador, que conquistó mucho,  hubiera el vizconde llegado a mariscal francés  de no haber sido por que su carácter de dandi se oponía a la disciplina y rigor del ejército.  Toda esta presentación del personaje la hace Barbey d'Aurevilly en los primeros folios de la novela. Es  digno de mencionarse aquí que el autor nació en Normandía y él mismo era un dandi. La relación con Alberte la tiene el vizconde  de muy joven, cuando nada sabía de amores y pasiones y  el relato del recuerdo de estos sucesos comienza en el folio10/43 de la versión de texto que utilizo.

Personaje Marqués de Bradomín (de la Sonata): un Don Juan que ama a muchas mujeres, pero  incapaz de comprometerse seriamente con ninguna y que se pierde en sus  laberintos interiores, pero que sí es capaz de estar con Concha hasta el final y hacerla feliz en sus últimos momentos, porque ya de mayor y con canas en las sienes,  para eso ha vuelto al Palacio de Concha, para estar con ella.  Y es ahí y entonces que tiene lugar el encuentro pasional de ambos. Según tengo entendido, Valle-Inclán en su propia biografía mezcla realidad y ficción con este personaje del cual dice ser un sobrino o algo así. El Marqués es, además, un personaje cuya personalidad irá desplegándose a lo largo de las Cuatro Sonatas.

Personaje  bautizada Albertine, llamada luego Alberte (de Rideau): De 18 años y recién llegada del Internado de Señoritas. Actúa de manera adusta, distante y correcta en apariencia, habitualmente silenciosa (21/43) pero que provoca de forma consciente al joven  imberbe e inexperto subteniente, tocándolo por debajo de la mesa del comedor con la mano y el pie. Ante tal inesperado roce siente el subteniente la braza   encendida  de la pasión estallar en su cuerpo, debiendo de igual manera,  obligarse a contenerse y disimular delante de los padres de ella. Luego  Alberte se hace desear por seis meses, mostrándose altiva, fría y distante hasta que una noche  se aparece en la alcoba de él (31/43) y dan rienda suelta a la pasión hasta entonces contenida. Ella sigue viniendo noche  de por medio y para llegar hasta la alcoba del subteniente, Alberte  debe atravesar  -a pies desnudos sobre el frio suelo para no hacer ruido- la de sus padres, que siempre dejaban la puerta abierta y dormían como un par de troncos o mejor dicho, "meduzas". Aventura ésta que duró seis meses.

Personaje Concha  (de la Sonata) la agonizante Concha amó cándidamente y desde  que era pequeña su primo el Marqués de Bradomín, aún conociendo sus flaquezas y a él -poniéndose "el mundo de montera"- se desnudaba como  desnudaba las rosas de su Jardín.


Ambas mujeres mueren en los brazos de sus amantes:

Muerte de Alberte y reacción del joven Vizconde y subteniente de Brassard:

En el primer encuentro amoroso de ambos (31/43) ella va a la alcoba de él que al verla sintió terror al verla. Ella le tapa la boca para que no grite y luego se engrapan en un beso de fuego,  acto seguido la puso sobre el canapé de marroquín azul, ella estaba medio desnuda y descalza en la que - siempre a partir de entonces- el primer movimiento amoroso de él era sobre los fríos pies de ella para calentárselos y que no enfermara del pecho. Los amantes noche de por medio, no tenían "la menor inquietud" -después de que él venciera el miedo de tal innombrable imprudencia (33/43)- de hacer el amor sobre el canapé "esa lámina de sable  suspendida sobre un abismo"(32/43). De ninguna manera vulgar, Alberte, con sus trazos de rígida princesa y terriblemente pálida se arrojaba a sus brazos, reclinando su cabeza sobre el pecho de él y luego  la separaba mirándolo con sus enormes ojos negros. Luego se fundían en un beso, luego el canapé. Ella siempre silenciosa, le producía el efecto (34/43) de "una espada y dura cobertura de mármol que quemaba desde abajo..." El creía que en algún momento el mármol se fundiría pero no, éste seguía manteniendo su rígida densidad. Aún así este amor, esta pasión le daba al subteniente que jamás volvió a sentir con niguna otra mujer, incluso a aquellas a quienes amó más que a Alberte.  El vizconde ya otoñal comprende que hubo aquí felicidad en el ocultamiento y poder del misterio en la complicidad.

Esa noche en cuestión, la noche del trágico suceso, Alberte estaba más silenciosa y también más amorosa que nunca. El comprendía el lenguaje de su cuerpo silencioso y tenía la experiencia "de los espasmos voluptuosos de Alberte" (38/43) El la sentía desmayar y volver a la vida, pero esa noche, Alberte estaba muerta y el sintió el rígido cadáver bajo sus labios" (39/43). El subteniente entra en pánico, trata de cargar el cadáver de Alberte sobre su espalda y llevarlo hasta su alcoba atravesando la de los padres de ella y lo intenta, pero el peso y el terror lo vence y no logra traspasar el umbral, regresando con ella a su cuarto. ¿Cómo explicar la inexplicable muerte de ella en su alcoba y deshonrada?. Luego piensa en arrojar el cadáver por la ventana simulando un suicidio, etc.... al final se escapa de la casa y va a ver a su Coronel, que lo saca del atolladero enviándolo a otro destino fuera del pueblo. Aunque el Coronel le prometió contarle como solucionó el tema de el que él se hacía cargo, jamás se lo contó.

Muerte de Concha y reacción del ya otoñal  Marqués de Bradomín:

Remito aqui en primer lugar al texto de Pedro Ojeda "Párpados cera"  y sobre como reacciona el Marqués ante la muerte de Concha a mi entrada  "De laberintos en la Sonata de Otoño de Valle-Inclán", especialmente en lo que refiere al Cap.25 y su prima Isabel.



 Para concluir y resumiendo: 

Ambas mujeres son transgresoras. Ambas quieren vivir el amor y la pasión en sus últimos momentos, porque Alberte aunque no lo sepamos con certeza, quizás esa rigidez de esfingie  que su amante dice que tenía,  se debiera a que se sentía enferma. Pero  mientras que Concha es cándida y se desnuda, Alberte calla y no desvela su interior.

Tanto el Vizconde como el Marqués abrazan a sus mujeres, que mueren en sus brazos. El vizconde es un muchacho de 17 años  que recién despierta  con esta experiencia su sexualidad, el Marqués un hombre ya otoñal que  ha tenido mucho mundo. Pero ambos reaccionan ante el abrazo de la muerte con el mismo terror. El vizconde  no puede devolver a Alberte a su alcoba y huye despavorido después de barajar otras opciones.  El Marqués si la devuelve a su alcoba y atraviesa para ello, los laberintos de Palacio, en el que Valle despliega en su prosa poética esperpento y dolor. Barbey en la voz del Vizconde ya mayor que recuerda los hechos, pone un tono de melancólica tristeza y franca amargura.

Si Valle-Inclán partió para su Sonata de Otoño de la idea central de la novela de Barbey d'Aurevilly,  Valle-Inclán va mucho más allá convirtiendo a la Sonata de Otoño  en una re-escritura de la escritura en la que siendo la suma y burla de los tópicos finiseculares novocentistas lo parodia todo.  No solo juega -a mi juicio- con el romanticismo del texto francés, sino que añade además elementos  nuevos como  el fetichismo, lo macabro y el esperpento, etc,  en una magnífica prosa poética, lo que convierte a la Sonata de Otoño -junto a las otras tres sonatas que aún no he leído- en lo mejor de la prosa modernista española y en un producto original por lo novedoso y transgresor. Al menos para mí- lo repito- ésta lo es de pleno derecho.


Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.

© Myriam Goldenberg


6 comments:

Merche Pallarés said...

Pues sí que en tu segunda entrega se parecen mucho ambos argumentos... Al final ¿pudiera ser un plagio de Valle Inclán? Bueno, que quieres que te diga, con la fama de pícaros que tenemos, bueno, tienen, los españoles (aquí yo me abro porque me considero canadiense...) y ese cariño a todo lo picaresco y corrupto, no me extrañaría nada, querida. A ver lo que encuentras del resto de las Sonatas... ¡Estupendo trabajo de investigación! Besotes, M.

Pedro Ojeda Escudero said...

Qué gran contribución a la lectura.
Hoy, al lector español no le sonará Barbey D'Aurevilly, pero fue un escritor muy popular entre los escritores modernistas hispanos. Véase otro juego interextual con este autor en "Cosas del Cid" de Rubén Darío.

pancho said...

William The Conqueror conquistó la Gran Bretaña para los normandos y la pastorearon mucho tiempo. Todavía me acuerdo algo de cuando lo estudiábamos.

Como dice Merche, el final de las dos novelas se parecen mucho. El erotismo parece mucho más evidente en el francés que en Valle. Con el español hay que imaginárselo, es más sutil e inteligente, creo.

Excelente remate al trabajoso análisis.

Un abrazo.

Montserrat Sala said...

Querida Myriam: menos mal que acabas resumiendo, porque yo ya dudaba si estaba leyendo una tesis fin de carrera o un post.
Has estado inmensa, Myriam, y se ve que has trabajado el tema mucho e intensamente.
Leerte es un placer siempre. Un beso.

lichazul said...

soy ajena a esta lectura, mal podría opinar, de todos modos te dejo mi abrazo grande y mis buenas vibras
mil gracias por tus huellas

Abejita de la Vega said...

No conozco a ese escritor pero supongo que no es plagio ni nada parecido sino beber de las mismas fuentes. Y , además, el corazón humano siempre es igual, en todas las épocas y culturas.

Quiero escribir una entrada con un texto de otro autor, español y posterior a Valle, que recuerda bastante al de Concha muerta en brazos de Bradomín. El de don Ramón gana por goleada.

Besos, Myriam.