Wednesday, February 23, 2011

Rodrigo, su identidad, sus laberintos y el paso de la adolescencia a la adultez. Parte 1

El siguiente es mi aporte - divido en 2 entregas hoy y mañana - a la trilogía de Oscar Esquivias : 1- Inquietud en el Paraíso, 2- La Ciudad del Gran Rey y 3- Viene la Noche, que leemos con la guía de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. Todos mis escritos sobre las obras de este autor se encuentran en la etiqueta que lleva su nombre o pueden acceder a ella pulsando aquí.


El Rodrigo de Oscar Esquivias y de como el personaje es construido por el autor:

Rodrigo Gorostiza es un joven seminarista, músico y poeta de16 años, en busca de su identidad, que Esquivias ya nos introduce en la primera página del primer libro de esta trilogía cuando el joven, sin saber bien porqué fué invitado a la conferencia del P. Cosme Herrera en el Salón Rojo del Teatro Principal de Burgos, quién exponía su interés en armar una expedición al Purgatorio en el mismo momento histórico del fracasado golpe militar del 18 de Julio de1936; suceso que daría comienzo a la guerra civil española y posterior dictadura franquista.

En realidad Rodrigo era del pueblo de Castrojeriz (I, P.13) . De su aspecto físico sabemos por el médico falangista Albiñana que tenía craño etrusco, como su tío Bernabé asentado en el Vaticano ( I, P.15) lo que, según este doctor, era signo de inteligencia soñadora y gran valor para la adversidad (I, P.13). Rodrigo soñador era, porque soñaba con ser hijo de Apolo y ser inspirado por Amor (I, P.12). Además era un chico muy sensible: sentía una intensa emoción cada vez que le permitían tocar en el órgano, corazón de la Catedral de Burgos (I, P. 22) etc.

Rodrigo (R) estaba despertándo a la adultez y en plena busqueda de su identidad, como suelen buscarla todos los adolescentes que van probando distintas "vestiduras" (comportamientos ), para ver cuales incorporaran a su personalidad. R. se obserbaba al espejo: miraba su desnudez que lo exaltaba tanto como la poesía o el deporte (I, P.106); no le atraían las “hembras”, algo que jamás había confesado a nadie (I, P.59) y menos aún cuando se suponía que un sacerdote no tenía sexo ni siquiera en potencia (I,P.59). Hay otros datos que Esquivias nos da sobre Rodrigo en su primer libro: Por ejemplo, que por un modesto estipendio, tocaba música en la capilla del seminario cosa que le permitiría en el verano costearse clases de música (I, P.109). También el descubrimiento del P Cosme de que Rodrigo era excelente en las clases de cultura física que impartía el cap. Mingo e incluso que había participado en un campeonato de pugilato entre los alumnos de ese curso (I, P. 126). Ese verano reemplazaría al organista de la Catedral que tomaba vacaciones en Julio-Agosto (I, P. 21) Rodrigo a veces era impuntual (I, P. 150) o dormía como un lirón, al punto de no haber sentido los disparos la noche del Golpe (I, P. 263). Además de su gusto por la música y la poesía, el autor nos muestra otro signo de sensiblilidad de este joven seminarista al contarnos que le repugnaba la rígida censura de las cartas del Penal, cuyo trabajo le fué impuesto en companía de dos sacerdotes (I, P. 289). En este Penal los golpistas encerraban a los contrarios y ahí mismo y por esa causa, fué llevado su profesor de música (I, P. 301). Al toparse Rodrigo con una carta de él, - encarcelado pidiendo ayuda - impresionado, actuó impulsivamente movido por la decencia y la empatía, sin preveer las consecuencias que le traería su comportamiento: escabullirse del penal para llevar la carta a la casa del Alcalde y rico empresario Perfecto Dorronsoro Ruiz (I, P. 305).

Al enterarse su padre del comportamiento desatinado de Rodrigo, (justo había llegado a Burgos a recibir a su hermano que volvía del Vaticano) quiso llevárselo de regreso a casa (I, P.341). Rodrigo tuvo, entonces, una pataleta y gritó que odiaba el pueblo, odiaba a su familia y que le gustaba el seminario solo porque estaba lejos de ambos (I, P. 344). Rodrigo estaba entusiasmado con la idea de ir al Purgatorio, porque era el único que había leido a Dante. En otro arranque de impulsividad y de rabia, se escapa esta vez del padre (I, P. 345) un otro berrinche, por el que la prostituta Conchitón lo trata de" dramático y simplón" (I, P. 345) y que le acarrea una buena golpiza por parte del P. Cosme Herrera (I, P. 353).

Pero, no importa lo que digan los mayores, ni lo que ellos quieran: Rodrigo probará sus propias alas, recorrerá su propio camino, vivirá sus propias experiencias y se perderá en sus propios laberintos. Rodrigo va en busca de la individuación ( separándose de los mayores), y logra salirse con la suya; pero, como lo veremos más adelante, fracasa en la socialización (re-inserción como adulto en su medio social).

Rodrigo entra entonces, en La Ciudad del Gran Rey - El Purgatorio - con sus incertidumbres y su búsqueda de identidad, perdido y desorientado en un principio, va recorriendo las calles torcidas que suben y bajan, con piedras que se levantan solas (II, P. 21). Se encuentra con monjes voladores como el Hno Filareto, quién le explica que los caminos de ida, no son los de vuelta y que lo llama “príncipe” (II; P. 37), con un músico (II, P: 88-90) que le ofrece trabajo (II, P. 98). En su recorrido, Rodrigo se siente desvalido y con miedo ( II, P. 60) y se siente sólo, sin amigos ni familia ( II P. 92). En un almacén escondido se masturba como única distracción (II, P. 179). Más adelante se encuentra con el joven poeta local - sin ombligo - Nadir Corbi (II, P. 187) con quien tiene su debut sexual sin besarse, pero lo tiene (II, Ps. 189-192). Incluso se topa con tortugas voladoras que lo golpean terriblemete y le deforman su bello rostro (II P. 198) y es recogido en una carretilla por los militares del blocao del Comandante Paisán que habían salido por la aguada y al merodeo (II P. 198); más exactamente lo encuentra el cabo Galaz, alias "el galápago" (II P- 330), que - dicho sea de paso – se enamora perdidamente de él (II Ps. 208, 333, 400).

Rodrigo se niega a volver a la realidad de Burgos con el resto del contingente que del Purgatorio quería regresar a la ciudad de dónde había salido y decide escaparse del grupo atravesando una puerta que da a una alberca que lo lleva a unos canales por los que se va nadando ( II, Ps. 322 ). Como vemos, Rodrigo se escapa tres veces: primero de los curas del penal, luego de su padre y ahora del grupo de sobrevivientes en el Purgatorio. Revelerase contra estas tres autoridades es su forma de separarse de ellas y de afianzarse en el proceso de su indivuduación.


Continúa mañana

15 comments:

Unknown said...

De Burgos, es mi amiga Rosa que ha fallecido hace pocos días.

No he leído ese libro, pobre Rodrigo o no...si ha sido capáz de revelarse con lo que 'se considera imposible'.

Besitos Abupordos :)

Javier said...

Esperaremos la resolución mañana.
Como siempre lo que cuentas lo haces de una manera precisa, sin concesiones.
La sensibilidad de Rodrigo en una época desastrosa para España, país que convirtieron atrasado los golpistas sediciosos, criminales y malvados.
Resultado: 1 millón de muertos y cientos de miles de ilusiones truncadas por estos bandoleros, por utilizar un eufemismo publicable, yo utilizaría otra palabra,

Saludos.

Clara said...

Me encanta¡¡¡¡.

Buscar la identidad,no volver a esa capital (Burgos) poblada de grises, recorrer ese purgatorio ,a veces dificil,pero siempre apasionante...leno de incertidumbre y también de mágia.

Un abrazo inmenso...To be continue...please

Abejita de la Vega said...

Me gusta mucho el personaje Rodrigo, el que se escapa tres veces, como señalas acertadamente. Todo para ser él. Estoy convencida de que volverá...en otro libro, Esquivias lo mete en el agua , rumbo a lo desconocido. La trilogía será tetralogía, ya verás.

Besos

Asun said...

Esto es lo que se dice una extracción de todos y cada uno de los rasgos de Rodrigo a lo largo de toda esta historia. Bueno, en lo que llevo leído de la tercera, todavía no he visto que esté.

Rodrigo es uno de los personajes más entrañables de la trilogía.

Esperaremos a la continuación de mañana.

Besos

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ said...

Besos enormes, querida Myr.

Paco Cuesta said...

Gorostiza huye constantemente buscando su propio yo

Antonio said...

Anduve pegado a la pantalla hasta el final del relato. Eso es buena señal.
Besos

Aristos Veyrud said...

Este muchacho se vio envuelto en verdaderos líos, para mí los principales aparte de los otros tres que nombras son la poesía y la música que en su desenvolvimiento técnico es hasta comprensible, pero existencialmente del todo metamórficos.
Un abrazo Myr!!!

Merche Pallarés said...

Muy buen resumen del carácter de Gorostiza. Esperaré a la continuación. Besotes, M.

pancho said...

Rodrigo es la representación del adolescente rebelde, pero al mismo tiempo sumamente responsable: ahorra dinero para pagarse las clases particulares de música en el verano.

Es un personaje muy bien trazado. Hay generaciones de españoles de posguerra que se ven retratados en él. Casi la única manera que había de salir de los pueblos y formarse, era ingresando en los seminarios, que luego abandonaban una gran mayoría, que coincidió con el desarrollismo de los años 60, cuando ya iba habiendo sitios para estudiar, más trabajo y por tanto posibilidades de salir de la miseria.

Excelente y riguroso trabajo, en línea de los que nos tienes acostumbrados.

Un abrazo.

Unknown said...

Me pierdo aun en estas entradas. Mea culpa! Claro.
No pude encontrar el libro y sigo leyendo lo párrafos y vuestras sugerencias que me parecen de una gran riqueza narrativa.
Un abrazo

matrioska_verde said...

Genial, Myr. Me encanta que analices este personaje porque desde el primer momento empatizando con él porque en el fondo nunca dejamos de ser adolescentes y buscar nuestro camino, ya que a lo largo de la vida, los diferentes sucesos, nos hacen seguir buscándonos a nosotros mismos e ir cambiando.
Riguroso trabajo, Myr. Genial.
Biquiños.

p.d.: mañana la segunda parte.

Pedro Ojeda Escudero said...

Has dado muchas claves. En el fondo, en esas huidas lo que se esconde en Rodrigo es la necesidad de huir de sí mismo para hallarse.
Besos.

MIMOSA said...

Cuando despierta y se mira al espejo, sin ver los rotos pero si otro ser, la incertidumbre de ver que ya no es él, no aquél que recordaba, sino otro, creo que en ese momento se da cuenta de la transición efectuada en sí mismo. Revelarse sobre todo aquél que pretende manejarle es el paso previo a la búsqueda de sí mismo.
Has hecho un perfecto camino y seguimiento. Sigo con el resto.
BEsos.