Sunday, November 7, 2010

de como Cervantes hace puré al apócrifo de Avellaneda en 9 pasos. Parte 3


Viene de la entrada de ayer 

Capitulo 2,72 Alvaro Tarfe: uso del personaje del adversario. Séptimo paso: Como Pedro Ojeda nos lo señala"Cervantes introduce en la narración  el  motivo del doble, algo que no ha sido tan extraordinariamente tratado hasta la Literatura del siglo XX" ( Tampoco ha sido tratado en  la Psicología en la que no va a aparecer hasta el Siglo XX como un derivado importante  de las Teorías del Inconsciente del psiquismo humano con: S. Freud, O. Rank, T. Reich, J. Lacan, C.G. Jung, etc ).  Cervantes  en ningún momento niega la existencia del libro falso, sinó que por el contrario, nos lo trae a cuenta y  confirma como la realidad que es, a la vez presenta batalla oponiendo sus personajes a los personajes de Avellaneda para así desplegar su superioridad. A través de esta oposición que Cervantes hace entre sus personajes y los del aragonés, nos muestra permanentemente a  los de Avellaneda como la sombra de los suyos (que no sabe si son buenos, pero malos con seguridad,  no son). Cervantes no sólo muestra las diferencias entre los dos pares de DQ y S, sino que va aún más allá al utilizar a un personaje creado por Avellaneda al que hace ingresar en su propia obra, para ridiculizarlo a más no poder y hacer que él mismo  certifique las diferencias que hay entre ese DQ y ese S que andan por ahí (que son tan "simples"y... ¿malos?); un personaje que hasta duda de su propia cordura al haber visto a esos DQ y S y a éstos,  ya que -como hemos podido apreciarlo-  al no poder  explicárselo cree que hasta ha podido ser  manipulado por los encantadores y Sancho, nuestro Sancho,  se mofa bien de Tarfe  al decirle que él debe  estar encantado como la Dulcinea ( que el encantó) ofreciéndole darse latigazos ( ¿en los árboles?) para desencantarlo.

Cervantes introduce a este personaje Alvaro Tarfe en un momento especial, cuando en el libro falso éste ha internado a DQ en un manicomio:  La casa del Nuncio en Toledo, para que se cure de su "rematada locura". Una gran diferencia, pués "nuestro" DQ - al menos en esta Segunda Parte- no está loco sino que elige autoengañarse hasta donde le da la gana, de la forma que más le place  y por el tiempo que lo desea - amén de que tiene conciencia de ser personaje de libro- por eso por ejemplo, frena a Sancho, cuando éste lo cuestiona con el tema de la Cueva de Montesinos  en el Cap.  2, 23  con la historia de las labradoras, como queriéndole decir, "déjame a mí  con mis inventos e ilusiones que yo me trago los tuyos".  O cuando al final de este capítulo le dice a Sancho que se deje de sandeses (por su discurso del héroe que regresa a casa) para entrar con pié derecho a su lugar en dónde darán vado a sus imaginaciones y traza para la pastoral vida que piensan llevar (Quién sabe que imagina, obviamente, no está loco, tampoco  es inconsciente de sus actos). Esto es una constante a través de toda la Segunda Parte de Cervantes. Me explico, si en la Primera Parte del Quijote, podríamos diagnosticar clinicamente a DQ de padecer de un síndrome hipomaníaco delirante de un trastorno bipolar ( por su deliro de ser caballero andante: su núcleo psicótico, unicamente en este tema, mientras que era "discreto" en otros asuntos) en la Segunda Parte, este diagnóstico no puede sostenerse, por lo antes dicho. Es decir que el personaje fué evolucionando y su  ideación delirante, se fué lentamente transformando en una toma de conciencia de la realidad y del juego que él aún quería seguir manteniendo con su escudero. Un juego  y un regreso a casa, cada vez más agobiado por el cansancio y la desilusión de haber sido cruelmente vencido  en las playas de Barcelona, cenit de la derrota de sus sueños.  Esta es una diferencia abismal, entonces, con el DQ de Avellaneda, que permanece "loco  de atar (esquizofrénico)" y es internado por Tarfe en un manicomio. 




Resulta doblemente  irónico servirse, por lo tanto, de Dn Alvaro Tarfe,  ridiculizándolo y haciendo que él -como dije antes- certifique que ellos, los DQ y S que están en la venta son los verdaderos y hasta haciéndolo jurar ante el alcalde y el escribano.  Más aún, como nos explicó Pedro, por su origen morisco y en las condiciones de la época,  para luego -dando una vuelta más de tuerca- reirse Cervantes de sus mismos personajes que salieron con ello "contentos", como si no  fuera suficiente el hecho de que obran de manera diferente y sólo por eso, ya son reconocibles.  Una vez más  Cervantes nos  señala  a los lectores  que estemos atentos a "nuestro" Quijote y  las diferencias entre sus personajes y los de Avellaneda. Todo un estudio de literatura comparada.


Alvaro Tarfe llega al mesón en dónde están DQ y S y DQ lo reconoce de haberlo  visto nombrado en el libro de Avellaneda al hojearlo y quiere saber su nombre  "que me ha de importar saberlo más de lo que buenamente podré decir. Tarfe le cuenta a DQ   que él fué quien  movió al  DQ de Avellaneda a que viniera a Zaragoza a unas justas. El DQ de Cervantes le pregunta si él se parece al otro, a lo que Tarfe dice que no, que de ninguna manera. DQ le pregunta además  si el otro traía  escudero y Tarfe dice que sí pero que aunque tenía fama de muy gracioso, nunca le oyó decir gracia alguna., que tenía más de tonto que de gracioso.   Don  Alvaro le cree a nuestro Sancho, " porque más gracias habeis dicho vos, amigo, en cuatro razones que habéis hablado que el otro en cuantas yo le oí hablar, que fueron muchas!"  Alvaro Tarfe, cuenta que quizás lo persiguen los encantadores, porque juraría que dejó a DQ en casa del Nuncio en Toledo, para que lo curen y ahora ve a otro frente a él que nada tiene que ver con ese.  Y DQ por su parte le cuenta que para sacar a la gente de la mentira, no quiso entrar en Zaragoza y se dirigió a Barcelona y DQ reafirma que él es " DQ de la Mancha, el mismo que dice la fama, y no ese desventurado que ha querido usurpar mi nombre y honrarse con mis pensamientos"

 DQ suplica a Alvaro Tarfe que haga una declaración ante el alcalde de que no lo ha visto a él antes que ahora. Don Alvaro  acepta de buena gana pués " causa admiración ver dos Quijotes y dos Sanchos a un mismo tiempo, tan conformes en los nombres como diferentes en las acciones y vuelvo a decir y me afirmo que no he visto lo que he visto ni ha pasado lo que ha pasado"

Entran en el mesón el alcalde junto  con un escribano  a tomar declaración a Albaro Tarfe quien  declaró que  el DQ que estaba  presente  era el verdadero y no aquel "que andaba  impreso en una historia intitulada; Segunda parte de DQ de la M, compuesta por un tal de Avellaneda, natural de Tordesillas". "Finalmente, el alcalde proveyó juridicamente; la declaración se hizo con todas las fuerzas que en tales casos debían hacerse; con lo que quedaron DQ y S muy alegres, como si les importara mucho semejante declaración y no mostrara claro la diferencia de los dos DQ  y la de los dos S sus obras y sus palabras.  [....]" . Finalmente, luego de desengañar a Don Alvaro del error en que estaba, mostrando "el machego  toda su discreción y de muchas cortesías DQ y S son abrazados por Don Alvaro, que sigue su camino, distinto del de DQ y S, que continúan de regreso a su aldea.
 


Capitulo 2,74 - Mate  en el testamento, con "perdón" incluido y pluma colgada. Octavo Paso: la última claúsula  del testamento de DQ, la reserva Cervantes a su adversario: "Iten, Suplico a los dichos señores mis albaceas que si la buena suerte les trujere a conocer al autor que dicen que compuso una historia que anda por ahí con el títuló de Segunda parte de las hazañas de Don Quijote de la Mancha, de mi parte le pidan, cuan  encarecidamente ser pueda, perdone la ocasión que sin yo pensarlo le di de haber escrito tantos y tan grandes disparates como en ella escribe; porque parto desta vida con escrúpulo de haberle dado motivo para escribirlos". Cerró con ésto su testamento.  Obsérvese la burla apoteósica de la falsa modestia, culpa y preocupación de Alonso Quijano, por haberle dado la ocasión [Cervantes] a su contrincante de servirse de su historia y personajes.

Noveno Paso: Remate, segundo golpe de gracia. Cervantes, hace que después de muerto DQ, ahora Alonso Quijano el Bueno, el Cide Hamete Benegeli  cuelgue su pluma  " aquí quedarás colgada de esta espetera (Tabla con garfios) y este hilo de alambre " para no ser profanada por ningún otro historiador y a modo de epílogo, por si nos había quedado a estas alturas algún resquicio de duda,  la misma pluma aclara: " para mí sóla nació DQ y yo para él; el supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y a pesar del escritor fingido y tordesillezco que se atrevió o se ha de atrever, a escribir con  pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero [....]" Y como si ésto no bastara, también aquí un escribano certifica su muerte: ¿nos quedó claro? Muerto, re-muerto, certificadamente muerto, sin posibilidad alguna de resurreción.  Acta est fabula. FINE. FINE. RE-FINE.



 Conclusión: 
 
"[...]  silencio [...]  no le pudieron poner a las plumas, las cuales [....] suelen dar a entender a quién quieren, lo que en el alma está encerrado [....]" 
Cervantes  DQ 1,24 

A las pruebas presentadas me remito - La pluma de Cervantes dio fé  en estos nueve pasos  de la poca gracia que le hizo a él la usurpación de sus personajes por parte de Jerónimo de Pasamonte, según lo  creemos Cervantes y yo, entre otros - alias Alonso Fernandez de Avellaneda- y el odio, desprecio e indignación que Cervantes seguramente sentía por él y hacia él - ¿a quién de nosotros no le hubiera dolido algo así?- al punto de hacerlo magistralmente  puré, con la fuerza de la palabra.... y de su pluma,  en este duelo al que Pasamonte-Avellaneda se prestó desde un principio y del que él salió - como hemos visto- muy mal parado. Una excelente lección de Cervantes de que para vencer a alguien no es necesario ir a los puños -o a las armas- siendo palabra y pluma harto suficientes, si saben esgrimirse con maestría. También nos dió Cervantes,   una excelente lección de como una persona puede, a través de la escritura, elaborar sus propias emociones. No, amigos, no es obsesión de su parte (clinicamente hablando): Es de justicia.

Por otra parte, nosotros tenemos que agradecer a Avellaneda  que diera luz a  su apócrifo, ya que por su causa y para diferenciarse de él, Cervantes dió lo mejor de si en el desarrollo de sus personajes y de la trama de esta Obra Maestra de la Literatura Universal cuya lectura grupal  hoy,  4 de Noviembre de 2010, concluimos  con la guía del Profesor titular de Literatura de la Universidad de Burgos  y querido amigo nuestro Dr Pedro Ojeda Escudero desde su blog La Acequia.


¡Gracias Pedro!


Myriam Goldenberg ©

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Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote  de la Mancha,   Ed.  Planeta, 2005 revisada y comentada por Martín de Riquer.


Pedro Ojeda Escudero,  Para una lectura  del Quijote,  Blog La Acequia, Fundado 2006.

Martín de Riquer, Cervantes, Pasamonte y Avellaneda, Ed. Biblioteca Nueva, 2005 


Notas: 1-Todos los subrayados en las citas son míos. 2- Las notas citatorias de la bibliografía consultada fueron incluidas en el texto y no al final, como debe hacerse, para simplificar la lectura en el blog.



Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.  © Myriam Goldenberg.  

11 comments:

Asun said...

Querida MYRIAM, perfectamente explicada y argumentada esta disertación en tres entregas sobre la manera de Cervantes de, como tu dices, hacer puré al apócrifo de Avellaneda.

Es un lujo y un placer poder contar con análisis de este tipo que dan una visión global de todos y cada uno de los momentos en que Cervantes ataca a su impostor. Igual que todos los otros aspectos de la novela que has tratado.
Todo un trabajo bien realizado el que has hecho y que nos compartes.

ENHORABUENA Y UN MILLÓN DE GRAAAAAACIAS

BESOS

Asun said...

Ah, se me ha olvidado decir:
EX-CE-LEN-TE

Aristos Veyrud said...

Gracias Myr por tu detallado comentario a la luz de la ciencia de la psicología, tal vez de aquí se derive algún estudio a profundidad de las raíces emocionales y no meramente económicas de esta suerte de piratería intelectual, de la cual Cervantes magistralmente desde la literatura desarrolló tan eficientes y efectivos anticuerpos como bien tu lo recalcas a modo de una de las moralejas de estos escritos sin acudir a las armas siendo el un hombre diestro en ellas al igual pero en menor medida que su universal personaje.

Felicito a todos los participantes en esta convocatoria de lectura que aporta tanto a nuestra cultura iberoamericana, no me involucré en esta expedición lecto-interpretativa porque me dí cuenta demasiado tarde a pesar que hubiera podido sumarme en cualquier momento. Estaré pendiente de alguna otra aventura similar.
Un abrazo Myr!!!

El Drac said...

Qué didáctico este post querida amiga, tienes un gran talento (y una gran profesión) para ver entre líneas el trasfondo de las cosas. Un abrazo

Merche Pallarés said...

¡Magnífico! Cervantes fue genial haciendo polvo al Avellaneda y como tu bien dices no con puños sino con la fuerza de la palabra, con la pluma. La verdad es que no se necesita mas. Una humilde pluma de ave y la sabiduría para plasmarlo en un pergamino. Gracias por este maravilloso análisis, querida Myriam. Besotes, M.

Antonio Aguilera said...

Si un paisano mío, abogado y 1ºPresidente de la II República Española, escribió un libro intitulado "Don Quijote visto por un abogado"; ahora se echa en falta otro tomo con título de "Don Quijote visto por una sicóloga-socióloga" con autoría de Myrian Goldembert. Y no es broma. Porque tú buceas por lo más profundo -como Dostoyevski- del alma humana.

Nos queda que aupar, también, a nuestro superprofe Pedro por ver si le publican su magna obra "Para una lectura colectiva del Quijote". Aunque el título se lo debe de buscar él. Apoyémosle, a ver.
Lo de "Lectura revulsiva del Quijote", ya suena más cutrecillo jajaja.

Gracias por tus palabras "suavizadoras" de cardiopatías. hoy me encuentro bastante mejor. A ver qué me dice el galeno el miercoles.

Besos provisionales, en espera de los definitivos

pancho said...

Bien trabajado y expuesto todo lo que para la obra significó la aparición del copión de Avellaneda. Cervantes supo aprovecharlo para darle a la novela algunas de las innovaciones más importantes del Quijote, cuatrocientos años antes que otros. También supo utilizarlo en su provecho para profundizar en el tema de la fama de los protagonistas, que ya venía usando desde el principio de la segunda parte. DQ ya no dice "ese soy yo" sino "yo no soy ése", que es volver a reforzar el asunto de la permanencia y del renombre desde otro punto de vista. Así ya no le importa tanto morir, sabe que su inmortalidad está asegurada al dar la novela a la estampa.

Un abrazo

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ said...

Te aplaudo de pie, Myr. Me ha encantado esta entrada, en la que magistralmente narras como Cervantes dinamita a Avellaneda.

Extraordinaria.

Un abrazo.

Abejita de la Vega said...

Tu trabajo es interesantísimo, Myriam. El Quijote de la primera parte podría ser diagnosticado como psicótico, según tu exposición. Pero dices que el de la segunda parte sigue un juego... Luego, don Quijote es un cuentista que sigue el cuento hasta sus últimas consecuenciaS. ¿Un loco cuerdo o un cuerdo loco? ¿Cómo se lama a eso?

Un abrazo,estudiaré bien estas entradas.

Paco Cuesta said...

Don Quijote desfacía entuertos con su lanza y espada, Cervantes con pluma y papel, cada uno utilizó las armas que mejor manejaba.
Cuando un lugar, por conocido que parezca, se recorre de la mano de buen guía, se descubren detalles en los que no se había reparado.
Gracias por hacer de cicerone.

Pedro Ojeda Escudero said...

Es una mirada que faltaba en el análisis del Quijote, querida Myriam. Quizá no seas consciente de que has lanzado una piedra al agua, provocando ondas sucesivas.
Mil gracias.