Wednesday, July 9, 2014

Lo arquetípico en “El Río que nos lleva “ de José Luis Sampedro. La permanencia de los cambios que llevan al autoconocimiento:

Símbolo es la unidad sintética de sentido que une la expresión manifiesta y su significado oculto. Es aquello que unifica, congrega, re-liga, integra.  Está cargado de valores ideales y emocionales y nos conecta directamente con  los mitos, las leyendas,  las imágenes primordiales, ceremonias y rituales, folclore, estructuras lingüísticas, etc.   La obra de Sampedro, El Rio que nos lleva (1), está cargada de simbología, comenzando por considerar a la vida como un río que fluye (2).  En la obra se presentan muchos símbolos particulares de las circunstancias históricas en las que transcurre la novela en la España de la  Post Guerra Civil, 2nda Post Guerra Mundial  y posterior dictadura franquista, con una constante referencia y choque  de lo viejo y lo nuevo,  entre pueblerinos sedentarios y trabajadores  del rio forasteros, un mundo que agoniza y otro que se anuncia. Pero no me referiré a ellos, sino a los símbolos universales que dan validez y permanencia a esta obra en el tiempo.
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Un Hexagrama del El I CHIN  (o I King, según la versión  fonética empleada  en “El río que nos lleva” de Sampedro, en adelante, SP)   encabeza cada una de las tres partes   en que SP divide su libro. El I CHIN, Libro de las Mutaciones, es un libro sapiensal chino antiguo (c:a 1000-  600 aC) con por lo menos 4 autores en épocas sucesivas  (3) que apunta a lograr la armonía del individuo en consonancia  con el cambiante fluir de las corrientes universales. Para eso, el individuo debe pasiva o activamente adaptarse a los cambios.  Como  libro oracular sirve  de herramienta para orientar la vida,  algo así como  si fuera una especie de brújula; una herramienta de meditación para el conocimiento de sí mismo. Su orientación está  dirigida   hacia las casualidades, el azar, más que a las causas, tal como acostumbramos a hacerlo los occidentales.   Es decir que el I CHIN va observar la configuración formada por los  hechos casuales  -en su totalidad- en el momento de la observación (I  Chin, P 24).  Estos hechos casuales  provienen de la tensión constante  entre dos principios opuestos: luz-oscuridad, frio- calor, duro-blando,  sedentario-nómada, Ying y yang,  etc.

El I CHIN consta de 8 trigramas  básicos que combinados  de dos en dos darán 64 hexagramas.   A continuación la tabla de los  ocho  trigramas básicos y señalados en naranja los elegidos por Sampedro,  dos trigramas dobles cada uno de los 3 hexagramas que eligió:

Nombre
Cualidad
Imagen
Familia
Chien.png
ch’ien
lo creativo
fuerte
Cielo (dragon)
padre
Kun.png
kun
lo receptivo
abnegado
tierra
madre
Chen.png
chen
lo suscitativo
movilizante
trueno
primer hijo
Kan2.png
kan
lo abismal
peligroso
agua
segundo hijo
Ken2.png
ken
el aquietamiento
quieto
montaña
tercer hijo






Sun2.png
sun
lo suave
penetrante
viento, madera
primera hija
Li1.png
li
lo adherente
luminoso
fuego
segunda hija
Tui.png
tui
lo sereno
regocijante
lago
tercera hija
Combinando estos  ochos trigramas básicos, entonces,  se forman los 64 hexagramas.   Hay 8 hexagramas dobles con dos trigramas repetidos cada uno, los demás son combinados.  Una vez que se han obtenido los dos trigramas, se busca el número que resulta de la combinación de ambos en el orden correcto. La columna (Vertical) de la izquierda representa el primer trigrama, el de la parte inferior en el hexagrama; la fila de arriba (Horizontal) representa el segundo trigrama que en el hexagrama está situado en la parte superior (La formación de los trigramas y del hexagrama es desde abajo hacia arriba). Este número nos lleva al hexagrama concreto formado por ambos trigramas,  y a partir del cual se obtendrá la interpretación de la respuesta del oráculo:
   OBS: ver los dos cuadros   en la fuente, porque al copiarlos no me salen los dibujos (Fuente: WP)

Lo permanente, entonces dijimos,  es el cambio, la mutación,  de ahí que el Libro del I CHIN,  se llame el Libro de las mutaciones.   Para la tirada, primero hay que concentrarse en una pregunta: ¿En qué situación actual estoy con  respecto a…? o ¿Cómo  resulta la relación con X  persona en  este momento?, etc,  etc.  Luego se tiran tres  monedas 6 veces.  Los resultados se anotan, repito,  de abajo hacia arriba.  Las tres líneas inferiores van a formar el trigrama inferior y las otras tres el superior. Cara (la figura) vale 2 y se representa con una raya partida  -  - ;  Cruz ( $) vale 3 y se representa con una raya entera ____.  (Se pueden usar tallos de milenrama, pero para nosotros occidentales es más difícil).

Los gancheros de Sampedro van por el rio de la vida, pasando por distintas estaciones del invierno al verano en un viaje de autoconocimiento, cada uno, desadaptado en cualquier otro medio que no sea el rio,  va a realizar su propio viaje heroico:   algo así como “juntos, pero no revueltos”.  Todos llegan al grupo con  dolores y secretos a cuestas;   en el proceso de ese viaje vital y con la solidaridad que encuentran en la unión del grupo, van a ir procesando cambios y terminarán el viaje siendo distintos que cuando lo comenzaron, es decir que saldrán de él, transformados, cada uno de acuerdo a sus propias posibilidades y capacidades.
 La entrada y salida de ese ciclo, está muy bien representada en el personaje de Shannon, el irlandés que entra “por la puerta en la roca”,  con  el pie roto de un ganchero y lo termina, saliendo a la casa de Don Pedro,  con su propia pierna rota.  Es decir, hay una entrada y una salida y en el medio, el viaje experiencial. El tiempo es, circular, va  a cumplirse un ciclo.

La primera parte del Libro de SP nos conecta con  Ken, Hexagrama 52:  ”EL aquietamiento”, La Montaña, quietud que aplicada al hombre, consiste en alcanzar la quietud del corazón.  La quietud, según el  I CHIN -contrario al Budismo, por ej.,  que aspira al aquietamiento total hasta llegar al Nirvana-  es un estado de polaridad que siempre tiene por complemento el movimiento. 

La quietud  debe buscarse  de forma natural, no hay que forzarla. Eso no sirve. Ken coincide con el invierno.  Shannon, por ej.  está atormentado por los recuerdos  de su actuación en la 2nda Grr. M. en Italia,  siente asco de pensar en el regreso a casa, pero, para lograr esa quietud de corazón,   Shannon debe conectarse primero con lo auténtico y elemental (SP 52). Las imágenes que lo invitan a eso son: cerro, sol, mar, pescador (SP 59),   razón que además,  lo lleva a quedarse en España al llegar a Alicante con el barco (SP 389).  Esas imágenes que invitaban  al silencio interior lo sedujeron porque respondían –evidentemente-  a una necesidad interna suya.   Son imágenes que conectan con su inconsciente.

Shannon prueba el gancho de los hombres del Rio (SP  30): Primera estación en su viaje  de autoconocimiento,  que no es otra cosa que el viaje mítico  del héroe.    Este empieza, en su caso incluso, con “un bautismo” en el rio, cuando accidentalmente se cae, una ablución que limpia y prepara para el viaje    (SP 45).   Ya estando con el grupo de los gancheros,  y habiendo sido aceptado por ellos,  sale a recorrer la zona aledaña al río, investiga  Buenafuente en dónde  hay un convento,  una eremita, observa, pregunta,  interroga (SP 66).   Shannon era un hombre de fe, porque creía  en la realidad de lo sobrenatural (SP 67). Todo buscador de sí mismo debe ser un buen observador de todo cuanto lo rodea: “escucha sin ser visto”, por ej.,   los consejos que El Dámaso da a El Galerilla (SP 85, 86).  La  fe (en sí mismo, en la Naturaleza,  en el Cosmos, en La Luz)  va a ser el motor que lo impulse en ese viaje hacia adelante en el rio y hacia adentro de sí mismo. Shannon se da cuenta del peso que tienen las palabras y cuánto las usamos con ligereza  (SP96) por lo que hablará poco,   contrario al El Americano.
EL Americano, por su parte, -para poner otro ej.-  en esta etapa siente como que “ha llegado el instante de poner en orden el pasado”  (SP 57) y  siente la imperiosa necesidad de desahogarse hablando  con Shannon, con el padre Ángel, con el muerto ermitaño con el que compartía apodo (aunque fuera un monólogo en que el fenecido no pudiera contestarle, al mejor estilo Delibiano (4)).  En América sólo le importaba estar vivo, lo demás le daba igual. Esta vez, ahora, quiere aligerar  la carga de los recuerdos, quiere estar más liviano (SP57).  
Hay un punto interesante en  la experiencia vital que emprenden  en paralelo, ambos personajes. Mientras Shannon se va a otro país que el suyo,  o mejor dicho, se pierde en otro al regreso de la Guerra en Italia,  el Americano regresa de su vagar en América, vuelve a su país.  Es que, cuando emprendemos un viaje  heroico, poco importa donde lo hagamos físicamente. Lo que importa es lo que vamos procesando en nuestro interior.  Tampoco  importa desde que perspectiva lo hagamos, puesto que será la nuestra distinta de la de cualquier otro, pero  no menos válida por eso la una o la otra.  Viaje heroico, hemos dicho, es todo viaje que emprendemos para conocernos interiormente, en ese proceso, vamos venciendo los obstáculos que encontramos en nuestro camino hasta llegar a la meta.

La parte central del libro de SP nos conecta con CHIEN (TCHAN según SP)  Hexagrama 1:    Lo creativo, el Cielo.  Imagen relacionada: El dragón (5) Este es un signo fuerte, enérgico, conectado con La Primavera.  En su aspecto macrocósmico se expresa la fuerte acción creativa de la divinidad, como en la Naturaleza en la que todo puja, germina y florece.  En el microcósmico, denota la acción creadora  del hombre, del sabio que  monta en el dragón y busca elevarse al Cielo.  En ese transitar quien tiene perseverancia, puede lograr el éxito, porque  quien comprende las polaridades: fin-comienzo;  muerte-vida; ying-yang;  podrá elevarse por encima de lo perecedero, trascendiendo la cotidianeidad de la existencia.

A Shannon, por ej, Lo alborota la Primavera. “Y También aquella noche la tibieza del aire, los efluvios de la tierra y el ardor de las estrellas desasosegaron tanto a Shannon que…….”  Al inicio del Capítulo de Sotondo  (SP 143 y sgtes),  SP nos da una maravillosa descripción de ese pujar de la Naturaleza que ha  estado  dormida todo el invierno.  Pero,   así como la Naturaleza despierta y Shannon se desasosiega,   los instintos de los gancheros también serán despertados. EL Dámaso se disfraza de toro en la  fiesta del pueblo de Sotondo y el Cacholo de mujer parturienta.   Y los malos instintos afloran también: El cacique del Pueblo da orden a su mastín de atacar al Dámaso, disfrazado, que sabe defenderse bien y destripa  al perro a punta de navaja.

Los secretos  se van revelando.  Las  personas buscan guía y consuelo o van comprendiendo ciertas cosas. Shannon entiende en esta etapa  el valor de la resurrección anual de la Naturaleza y llega a la conclusión de que la desesperanza es fruto de la ceguera (SP 116, 117). EL Americano y el Padre Ángel, entienden que la única salida vital posible es volver a las raíces, a lo auténtico de ahí que el cura rechazara honores y fama y se recluyera en una iglesita de un pueblo perdido.  Pero mientras que el cura encuentra la paz  y la autenticidad en la entrega del servicio al prójimo, El Americano, que  también busca la paz, se reconoce en el  ermitaño muerto  (SP  314, 115), presagio o señal,  de su propia muerte.  Paula aparentemente se reconcilia consigo misma,  ayudada por la guía del P.  Ángel, al aceptar que   hay cosas que ocurren como ocurren,   “porque Dios lo quiere así”, es decir,  implícitamente perdonándose a sí misma por haber permitido que su tía le quitara (y probablemente matara) a su bebé.

EL dragón, la imagen relacionada con este hexagrama, para los chinos –contrario al monstruo malo medieval occidental- representa el genio de la fuerza y las bondades del espíritu de cambio y por lo tanto de la vida misma (5).

La parte final del libro nos conecta con LI,  Hexagrama 30: “lo adherente”, el fuego, lo luminoso. Significa estar adherido a algo, basarse en algo.  El fuego, la imagen que lo representa, no tiene forma definida, sino que adhiere a las cosas que arden.  Li simboliza la Naturaleza en su radiante transformación.  Todo lo que expande luz en el mundo,  necesita de algo a lo que quedar adherido para poder alumbrar  de modo duradero.  Por ejemplo, el Sol y la Tierra,  adhieren al cielo, los granos, las plantas, los árboles adhieren a la Tierra. El hombre  para superarse y transformarse, debe adherir a lo recto. A partir de ahí, podrá realizar transformaciones  (para bien) en el mundo, pero esta operación requiere de concentración interior para no dejarse arrastrar por el torbellino de la vida.  El hombre que con docilidad fluctúa con los ritmos de la Naturaleza, estará capacitado para lograrlo.  Docilidad y humildad, por supuesto.

Esta es la razón por la que Shannon siente la imperiosa necesidad de salvar a alguien ( al galerilla que cae al río y casi, se ahoga, SP 331) y en ese proceso, salvarse a sí mismo. Una segunda ablución. Su propia rotura de pierna,  en la empresa, le recuerda sus orígenes humanos y lo regresa a su ambiente: lo  ayuda y le da amparo un  colega anciano, Dr en letras como él, Dn Pedro.     Las dos mujeres que interactúan con Shannon: Paula, de la cual él se ha enamorado   en las estaciones anteriores, pero que lo ha rechazado, simboliza  la naturaleza en su forma nítida, más cierta:  “me volveré a tu lado un hombre como un árbol, como un barranco….. “(SP 251)  que le ha enseñado “la muerte, el pan, la risa y la navaja”  (Volveré sobre la navaja más adelante) Pasión, vida. La otra, Cecilia,  la candidez, la pureza, esa que quiere ser monja, clara   dicotomía “Madonna Cecilia-prostituta Paula”,  polaridad  de la que Shannon, deberá hacer su síntesis,  porque para él ni la una ni la otra son. Sino que podría ser una tercera, entre ambas, porque habiendo asumido su propia Naturaleza, Shannon, podrá conectarse con su verdadero ser interior y desde esa autenticidad que le confiere dignidad, podrá hacer  una mejor elección de pareja, al volver a su tierra, si es que vuelve, sino a  donde sea que lo lleve el corazón.  

 EL Americano, que ha recibido la iluminación en la renuncia, encuentra paz en su propia muerte. No antes ni después,  sino en el preciso momento en que se va de este mundo ( y quien sabe, quizás  hasta le haga compañía al ermitaño homónimo muerto).

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La navaja, que cincela, alimenta o mata,  como  símbolo de  autenticidad, pobreza,  violencia, pero también de  DIGNIDAD, dependiendo de cómo se use el instrumento. Ejemplos que surgen en el texto:

1. “Shannon no pudo reprimir un impulso de besar aquellas manos cuyos dedos acariciaban el talón, aquella mano que acercaba navajas a los pechos, aquella mano marcada”  (SP 75)
2. EL mastín que ataca a Dámaso disfrazado de toro, por orden del cacique, su amo, es destripado por las navajas del Dámaso (SP 160, 162, 164)
3. Antonio “mete la navaja”  en el cuerpo del hombre que tuvo sexo con su hermana y no sabe si lo ha matado, pero eso lo hace huir y buscar trabajo con los gancheros (SP  174)
4. Shannon a Paula le dice que ahora entiende “….la risa y la navaja” (SP 251)
5. Y finalmente, en la SP 389,  Shannon le cuenta a Dn Pedro sus razones por las que desembarcó en Alicante y la respuesta que le dio el viejo pescador de haber merendado “Pan y navaja”, aludiendo a la pobreza, que Shannon contrasta en su diálogo con Dn Pedro con el “Pan y circo” romano.


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Hemos  señalado o  analizado en  este trabajo algunos símbolos universales en “El Río que nos lleva” de José Luis Sampedro: El río, como metáfora de la vida que fluye;   los hexagramas del I Chin que nos invitan a comprender que todo en La Naturaleza y en la Vida humana se transforma - ergo, lo estático se estanca y pudre- y que  es de sabios fluir con los cambios, con  firmeza (decisión, perseverancia), pero también con la ductilidad de la caña de bambú que no se quiebra  al viento o,  como el agua que busca su cauce,  evitando, pues,  oponer resistencia inútil.  La navaja que cincela, alimenta (corta el queso, el pan, la carne)  o que mata, que nos recuerda la importancia de volver a los orígenes,  conectándonos con nuestro ser interior,  único paso posible para lograr una existencia auténtica y en ella,  recobrar nuestra  dignidad como personas…  y en ese devenir transmutatorio que nos lleva al autoconocimiento… dar lo mejor de nosotros mismos, conociendo y aceptando nuestras debilidades, en suma, asumiéndonos como seres integrales,  abiertos siempre  a la pro-actividad solidaria. 

Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.   ©  Myriam Goldenberg

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Notas y referencias:

(1)  El Río que nos lleva” de José Luis Sampedro,  Ed. De Bolsillo, Novoprint SA, Barcelona, España, 2007
(2)  Este símbolo es una constante en el universo simbólico personal de José Luis Sampedro. Véase a tal efecto, su obra póstuma “Sala de Espera” Ed. Plaza Janés, España , 2014
(3)  “I Chin, Libro de las Mutaciones” escrito por Fu Hi, el Rey Wen, el duque de Zhou y Confucio (dur. Dinastia Zhou,  1045- 256 a.C)  Traducido y analizado del Chino al alemán por Richard Wilhem,Hellmut Wilhem y del alemán al español por D.J. Vogelmann. Ed. Edhasa, 1977
(4) Alusión a “ Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes.
(5) “Chinese symbolism and art motifs”, por C.A.S. Williams, Tuttle Publishing, Singapore, 2006.




7 comments:

Katy said...

Cualquier método que nos lleve al autoconocimiento es positivo.
Estupendo post. Bss

Pedro Ojeda Escudero said...

Qué buena y original aportación la tuya, Myriam. Da luz a ese juego entre lo permanente y lo cambiante, el fuera y el dentro, el individuo y el grupo... qué acierto. Gracias.
Besos.

Janeth said...

¡Waoooo! amiga, hiciste un análisis completo y bien estructurado de este libro que ya me lo vendiste si esa era la intención,...realmente me encanto y quede muy prendada de el,...el I Chin siempre me a maravillado pero es algo que no conozco bien,...y siempre quise aprender,...un libro al parecer maravilloso que te conecta con la sabiduría del arte de vivir,....

Ele Bergón said...

Qué gran trabajo. Es para leerlo despacio. Como el río que nos lleva cuando hace su recorrido por los meandros. Lo leeré con más calma, ahora no tengo un buen ordenador.

Besos

Abejita de la Vega said...

Para leer muy despacio, tiene razón Luz. Y empaparnos de sabiduría antigua y oriental.

Buena reflexión en torno a los héroes de la novela, héroes de otras tierras, como el mítico Ulises. Tal vez no lleguen nunca a Ítaca.

Gancheros somos y vamos empujando troncos entre aguas filosóficas, religiosas, sociales, políticas...tronco va, cuidado.

Besos y pásalo bien. Paso a ver tu cerámica.

Paco Cuesta said...

Un poco complicado para mi mentalidad mediterránea pero que aporta la luz necesaria para comprender el porqué de la elección de José Luis Sampedro que, ciertamente, me había quedado un tanto difusa.
Gracias, Myr
Besos

María Luz Evangelio said...

No he leído el libro y tu texto es denso y profundo. Te leeré despacio y el libro lo anoto al grupo de libros pendientes. Me gustan las novelas de viaje interior, al final el argumento de Ulises es un filón. Besos.