Hoy quiero contarles, queridos amigos, la historia de una mujer de origen humilde, esclava y muy valiente de nombre Shayar al-Durr (árbol de perlas) que llegó a gobernar Egipto (que desde las conquistas árabes del Siglo VII era musulmán, finales de la dinastía ayúbida fundada por Saladino en 1171). Todo esto para decir que las mujeres, muy por el contrario que entre mongoles y turcos, estaban confinadas en los interiores de las casas y no gozaban del estatus privilegiado de entre aquellos. Propiamente como sultana actuó sólo 3 meses, aunque desde mucho antes detentaba el poder detrás de las bambalinas y lo continuó haciendo después de abdicar- pues de gran inteligencia estaba dotada y no era cosa de desperdiciarla ya que además y por eso justamente, su marido confiaba plenamente en ella. Tres meses les parecerá poco, pero no para esta mujer que en ese breve lapso derribó la dinastía ayúbida instaurando el sultanato de los mamelucos (esclavos de alto nivel, turcos provenientes de las estepas) y echó al rey de Francia Louis IX y a su séptima cruzada, que tuvo que negociar por su vida y retirarse por cuatro años a Acre (actual Israel y capital entonces del Reino Cruzado) pero empecemos por el principio:
Shayar
al-Durr era de origen turco y es descrita por los
historiadores como una mujer hermosa, piadosa e inteligente; fue
comprada como esclava por As-Salih Ayub en el Levante antes de
convertirse en Sultán y lo acompañó a Al Karak (actual Jordania) durante su
detención allí en 1239, cuando fue traicionado por un primo. Más
tarde, cuando As-Salih Ayyub se convirtió en sultán en 1240, fue con
él a Egipto y dio a luz a su hijo Jalil, (que murió tres meses después pero a ella le dio el estatus de "madre del heredero": Umm Jalil). Algún tiempo después del nacimiento, As-Salih Ayub se casó con ella.
En abril de 1249, As-Salih Ayub, que estaba gravemente enfermo en Siria, volvió a Egipto y fue a Ashmum-Tanah, cerca de Damietta, después de enterarse de que el rey Luis IX de Francia había enrolado un ejército cruzado en Chipre y estaba a punto de lanzar un ataque contra Egipto. En junio de 1249, los cruzados aterrizaron en la ciudad abandonada de Damietta, en la desembocadura del río Nilo. As-Salih Ayub fue llevado en una camilla a su palacio en la ciudad de Al Mansurah que estaba mejor protegida, en donde el Sultán murió el 22 de noviembre de 1249 después de haber gobernado Egipto durante casi 10 años.
Shayar al-Durr informó al Emir Fajr ad-Din Yusuf (comandante de todo el ejército egipcio) y a Tawashi Jamal ad-Din Muhsin (el eunuco jefe que controlaba el Palacio) de la muerte del Sultán, pero como el país estaba siendo atacado por el Cruzados decidieron de común acuerdo ocultar su muerte. El ataúd con el cuerpo del sultán fue transportado en secreto en barco al castillo en la isla de al-Rudah en el Nilo.
Aunque el fallecido Sultán no había dejado ningún testimonio sobre quién le sucedería después de su muerte, Faris ad-Din Aktai fue enviado a Hasankeyf (Una prov. oriental lejana en Anatolia, Turquía) para llamar a Turanshah -hijo del fallecido Sultán con otra mujer anterior a Shajar al-Durr- que gobernaba en ella.
Antes de morir, el Sultán firmó un gran número de papeles en blanco que fueron utilizados por Shayar al-Durr y Emir Fajr ad-Din Yusuf en la emisión de decretos y dando órdenes del Sultán. Ambos en estrecha colaboración, consiguieron convencer al pueblo y a otros funcionarios del gobierno de que el Sultán sólo estaba enfermo y no de que ya era fiambre, el pobre. Shayar al-Durr continuó preparando comida para el Sultán y la llevaba a su tienda. Los altos funcionarios, los mamelucos del Sultán y los soldados fueron ordenados - por la voluntad del sultán "enfermo" (en realidad fiambre) a jurar lealtad al sultán, a su heredero Turanshah.
Muralla Ayúbida en El Cairo
En abril de 1249, As-Salih Ayub, que estaba gravemente enfermo en Siria, volvió a Egipto y fue a Ashmum-Tanah, cerca de Damietta, después de enterarse de que el rey Luis IX de Francia había enrolado un ejército cruzado en Chipre y estaba a punto de lanzar un ataque contra Egipto. En junio de 1249, los cruzados aterrizaron en la ciudad abandonada de Damietta, en la desembocadura del río Nilo. As-Salih Ayub fue llevado en una camilla a su palacio en la ciudad de Al Mansurah que estaba mejor protegida, en donde el Sultán murió el 22 de noviembre de 1249 después de haber gobernado Egipto durante casi 10 años.
Shayar al-Durr informó al Emir Fajr ad-Din Yusuf (comandante de todo el ejército egipcio) y a Tawashi Jamal ad-Din Muhsin (el eunuco jefe que controlaba el Palacio) de la muerte del Sultán, pero como el país estaba siendo atacado por el Cruzados decidieron de común acuerdo ocultar su muerte. El ataúd con el cuerpo del sultán fue transportado en secreto en barco al castillo en la isla de al-Rudah en el Nilo.
Aunque el fallecido Sultán no había dejado ningún testimonio sobre quién le sucedería después de su muerte, Faris ad-Din Aktai fue enviado a Hasankeyf (Una prov. oriental lejana en Anatolia, Turquía) para llamar a Turanshah -hijo del fallecido Sultán con otra mujer anterior a Shajar al-Durr- que gobernaba en ella.
Antes de morir, el Sultán firmó un gran número de papeles en blanco que fueron utilizados por Shayar al-Durr y Emir Fajr ad-Din Yusuf en la emisión de decretos y dando órdenes del Sultán. Ambos en estrecha colaboración, consiguieron convencer al pueblo y a otros funcionarios del gobierno de que el Sultán sólo estaba enfermo y no de que ya era fiambre, el pobre. Shayar al-Durr continuó preparando comida para el Sultán y la llevaba a su tienda. Los altos funcionarios, los mamelucos del Sultán y los soldados fueron ordenados - por la voluntad del sultán "enfermo" (en realidad fiambre) a jurar lealtad al sultán, a su heredero Turanshah.
Muralla Ayúbida en El Cairo
17 comments:
Una mujer singular que quiso sobrevivir en un mundo dominado por los hombres. De ella se puede decir que su ejemplo es un claro referente para todas las mujeres luchadoras, aunque sus orígenes sean humildes.
Un abrazo, Myriam.
La historia está salpicada de historias de mujeres así. Sin ellas ni hubiésemos podido soñar en una sociedad como la que actualmente tenemos. Es más que justo sacarlas del oscurantismo y reconocerles su aportación a la sociedad.
Musu handi bat.
¡¡Otra mujer que no conocía en la historia apasionante de aquellos tiempos!!
Besos.
Las mujeres en la sombra o a cara descubierta han hecho mucho por la sociedad, son muchas las valientes y decididas, En este caso ella es un ejemplo a seguir. Un abrazo
Qué historia más interesante. La verdad es que gozaba de una buena combinación de cualidades: hermosa, piadosa e inteligente, ¡ahí es nada!
Genial, Myriam.
Gracias por dárnosla a conocer. Toda una valiente heroína, belleza aunada a inteligencia en circunstancia particular.
Todo un personaje, mas allá de las connotaciones de ser mujer, y con mucho mas merito por eso mismo...
Besos y salud
Gracias por dárnosla a conocer. Una entrada maravillosa.
Un fuerte abrazo Myriam.
Buen trabajo, amiga... La verdad es que nunca habia oido hablar de ella...
Un abrazo
Como siempre, ilustras con valiosas aportaciones el mundo y sus gentes.
Besos
Me gustan estas historias de la historia. Una dama desconcida para mi. Gran luchadora.
Besos
Fascinante, Myriam. Una mujer que me era completamente desconocida. Tenía que terminar mal, se movía en un mundo demasiado complicado. Pero vaya si tenía arrestos la dama!
Feliz día
Bisous
Desconocía completamente la historia de ésta mujer. Todo un ejemplo de inteligencia y valentía.
Besos
Gracias por traerla y darla a conocer. Abrazos
¡Grandes mujeres!
Ayer tuvimos la oportunidad de conocer la grandeza de Myriam Goldenberg, fue un privilegio estar unas horas contigo, en torno a Zorrilla. Disfruta del sur.
Abrazos, Myriam.
ABEJITA: fue maravilloso estar y concon uds. en persona nuevamente. Lindísimo todo, grande mi corazón que se lleva puesto tantas vivencias extraordinarias.
Muchos besos.
Muy interesante, Myriam, ya me apunté su nombre para tener presente una mujer más que con sabiduría y sin estridencias, hizo grandes cosas. Un abrazo, gran viajera.
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