Nacido en Tudela (Tuteila, en sus tiempos), Navarra, España, este rabino judío sefardita, hijo de Jonás, emprendió un viaje de 13 años desde 1160 a 1173 de la era común, tomando notas de cuanto observaba en su largo periplo o recabando de boca de terceros (de lugares a los que no había podido llegar), por eso, hacía largas paradas para darse el tiempo de recolectar y de verificar la información recibida, según los cánones de la epoca. No sólo recogía información de las comunidades judías por dónde iba, también se interesaba por la cultura, la política, la educación, la economía y la industria, en general, por las sociedades, naciones, pueblos, reinos, etc que iba visitando, así por ejemplo da cuenta detallada de la actividad de centros de comercio internacional como Barcelona, Montpellier, Constantinopla y Alejandría; da una clara descripción de las peculiaridades de las Repúblicas de Genova o Pisa; cuenta con detalle sobre los Valacos (antigua tribu Tracia, en actual Rumania) y de como se iban infiltrado en Grecia a través de los Balcanes; también relata que hizo estrecho contacto con funcionarios del Imperio Bizantino, incluso hizo una comparación del Califa de Bagdad con el Papa de Roma. Su interés principal estaba centrado, empero, en las comunidades judías que iba visitando, dejando un pormenorizado detalle de ellas, de sus actividades y de la cantidad de sus habitantes.
De las notas que iba tomando en el camino compiló, a su regreso a España, un libro manuscrito: "Los viajes del Rabino Benjamin de Tudela" en hebreo, en un estilo fluido y sencillo (ya me dirán Uds, si lo leen) que se asemeja a las Rijlas musulmanas. Se imprimió una primera edición en Constantinopla en 1543. En 1575 fue traducido al latín por Arias Montano y se publicó en Amberes, Flandes, bajo el título de "Itinerarium Banjamini Tudelensis" y una de las mejores ediciones modernas, en inglés, es la de Adolf Asher, Londres, GB, 1840 (aquí el libro completo) o esta de Marcus Nathan Adler de N.Y., EEUU, 1905 (aquí el libro completo). En El British Museum se encuentra un manuscrito del S. XIII.
Su itinerario le llevó de Tudela a Zaragoza, Tortosa, Barcelona,
Narbona, Montpellier, Arles, Marsella, Génova, Pisa, Roma, Nápoles,
Salerno, Tarento y Otranto; luego recorrió el Imperio Bizantino y las
islas del Egeo; también recorrió los reinos cristianos de los cruzados
en Siria y Palestina; se adentró en el mundo musulmán visitando el Imperio Selyúcida; visitó Mosul, Bagdad, en Basora (Bashra, en Irak) se embarcó para circunnavegar
la península Arábiga, llegando hasta el Egipto fatimí; y de allí volvió
a España pasando por Sicilia.
Aquí les dejo un trozo traducido por mi de esta edición en inglés de cuando llegó a Jerusalén en 1167, después de la Segunda Cruzada, y la ciudad formaba parte del reino cristiano en el que el Almarico había sucedido a su hermano, el rey Balduino III muerto en 1162. La provincia de Siria estaba Gobernada por Nur-ed- Din (Nuradin) de la dinastía zanguí (musulmana), Vasalla del Imperio Selyúcida.
" [...] De allí (del valle de Ayalón) había tres parasangas (alrededor de 15 km) a Jerusalén, una pequeña ciudad fortificada con tres paredes. Contiene
una población numerosa, compuesta de jacobitas, armenios, griegos,
georgianos, francos, y de hecho, de personas de todas las lenguas. La casa de la de tintura se alquila por los judíos por un año, que ellos tenían el privilegio exclusivo del
teñido, un derecho adquirido del rey de Jerusalén. Doscientos judíos habitan en una de las esquinas de la ciudad, bajo la torre de
David. Cerca de diez yardas de la base de este edificio muy antiguo, construido por nuestros antepasados; la parte restante fue añadida por los mahometanos. La ciudad no contiene ningún edificio más fuerte que la torre de David.
La ciudad contiene dos edificios de los cuales uno -el hospital- puede alojar a 400 caballeros y por lo tanto todos los enfermos que allí llegan son cuidados tanto en vida como en la muerte. El otro edificio es llamado el Templo de Salomón y es el palacio construido por Salomón, rey de Israel. Trecientos caballeros están acuartelados ahí. Todos los días hacen prácticas militares. Además llegan allí caballeros de la tierra de los Francos y de otras partes de la cristiandad con el voto de servir uno o dos años hasta cumplir su voto. En Jerusalén hay un gran iglesia llamada del Sepulcro, y está allí la tumba de Jesús, hacia donde los cristianos hacen peregrinajes.
.
Jerusalén tiene cuatro puertas, la puerta de Abraham, la de David, la de Sion, y la de Josafat. Esta
última se encuentra frente a nuestro Antiguo Templo, que está ocupado ahora por un edificio llamado Templo Domini. Omar Ben Al-Khataab había erigido allí un santuario (la mezquita de Omar) con una magnífica cúpula encima, en donde los Gentiles (gente que no profesa la religión judía) no tienen permitido introducir cualquier imagen o efigie en este lugar,
pero si pueden entrar a rezar. Frente a ella se ve el muro occidental, una de las paredes que formaban el Santo de los Santos del Antiguo Templo; es llamada la Puerta de la Misericordia (El Muro de los Lamentos), y todos los Judíos recurren allá a decir sus oraciones cerca de la pared del patio.
En Jerusalén, adyacentes al Palacio que pertenecía a Salomón, están los establos construidos con piedras inmensas, tan grandes como no se han visto en ningún otro lugar. Aún hoy se observan vestigios de la pileta que los sacerdotes usaban antes de hacer los sacrificios y los judíos inscribían su nombre sobre una pared adyacente.
La Puerta de de Josafat, lleva al salir al Valle de Josefat, lugar de encuentro de las naciones. Allí es posible ver el pilar
llamado El Monumento de Absalón y el sepulcro del Rey Ozías y la gran
fuente llamada las piletas de Siloé, que conecta con el arroyo de Cedrón. Encima de esta fuente hay una estructura construida en los tiempos de nuestros ancestros. Muy poco de agua se encuentra en Jerusalén; los habitantes en general beben agua de lluvia, que se acumulan cisternas en sus casas.
Desde
el Valle de Josafat, el viajero asciende inmediatamente al Monte de los
Olivos, como este valle sólo interviene entre la ciudad y el monte. A partir de ahí el Mar Muerto es claramente visible. A dos parasangas del mar (alrededor de 10 km) se encuentra el pilar de sal en el cual se transformó la mujer de Lot; y aunque las ovejas continuamente lo lamen, el pilar crece de nuevo, y conserva su estado original. También se tiene una perspectiva de todo el valle del Mar Muerto, y del arroyo de Shitim, incluso hasta el monte Nebo. El Monte Sión también está cerca de Jerusalén, en cuya loma no se destaca ningún edificio, excepto un lugar de culto de los nazarenos (cristianos). El viajero ve que aún hay tres cementerios judíos, donde estaban enterrados los muertos; algunos de los monumentos tenían piedras con inscripciones sobre
ellos, pero los cristianos destruyeron estos monumentos y usaron las
piedras en la construcción de sus casas.
Jerusalén está rodeada de altas montañas. En el Monte Sion se encuentran los sepulcros de la casa de David y de los reyes que reinaron después de él. Como consecuencia de las siguientes circunstancias, sin embargo, este lugar en la actualidad casi no puede ser reconocido:
Hace quince años, una de las paredes de la Iglesia del Monte Sion, cayó, y el Patriarca mandó a un constructor a reparla. Así lo hizo y veinte obreros fueron contratados con salarios establecidos, que picaron para tal fin, las piedras de los cimientos de los muros de Sion. Dos de estos trabajadores, que eran amigos como carne y uña, en un día determinado conversaban entre sí y regresaron a su trabajo después de la comida agradable. El supervisor les preguntó ¨"¿por qué llegan tan tarde a trabajar?" y ellos respondieron "¿por qué te quejas? Cuando nuestros compañeros estén comiendo iremos a hacer nuestro trabajo". Cuando sus compañeros comían, se fueron a picar piedras, hasta que uno de ellos levantó una roca que dio con una boca de una cueva y uno le dijo al otro "vayamos adentro a ver si encontramos un tesoro" . Entraron en la cueva y llegaron a una gran sala, que descansaba en columnas de mármol, con incrustaciones con oro y plata, y en la cual había una mesa, con un cetro de oro y la corona. Este era el sepulcro de David, rey de Israel, a la izquierda del cual vieron el de Salomón en un estado similar, y así sucesivamente todos los sepulcros de los reyes de Judá, que fueron enterrados allí. Vieron más cofres cerrados cuyo contenido nadie conoció porque cuando estaban a punto de entrar en la sala, una ráfaga de viento como una tormenta emitida salió de la caverna tan fuerte que las arrojó casi sin vida en el terreno. Y allí permanecieron hasta la tarde, cuando otro viento se los precipitó adelante, al tiempo que se oyó una voz como la de hombre que clamaba en voz alta, "Levántate, y sal desde este lugar." Los hombres se levantaron llenos de miedo fueron al Patriarca para informar de lo que había sucedido. El eclesiástico llamo ante sí al Rabino Abraham el Constantini, un asceta piadoso, uno de los testigos dolientes de la caída de Jerusalén (a los cruzados), aquel hizo repetir a los trabajadores frente a este, lo que habían informado anteriormente. El Rabino Abraham respondió entonces "han descubierto los sepulcros de la casa de David y de los reyes de Judá. Vayamos por la mañana y veamos todo esto". A la mañana siguiente los obreros fueron enviados otra vez a la cueva, pero se encontraron tendidos en sus camas y todavía llenos de miedo; dijeron que no querían ir de nuevo a la cueva, ya que no era la voluntad de Dios que cualquiera la descubriera. El Patriarca ordenó, pues, que la entrada al lugar fuera tapiada con el fin de ocultarla. El Rabino Abraham mencionado me relató todo esto.
Hace quince años, una de las paredes de la Iglesia del Monte Sion, cayó, y el Patriarca mandó a un constructor a reparla. Así lo hizo y veinte obreros fueron contratados con salarios establecidos, que picaron para tal fin, las piedras de los cimientos de los muros de Sion. Dos de estos trabajadores, que eran amigos como carne y uña, en un día determinado conversaban entre sí y regresaron a su trabajo después de la comida agradable. El supervisor les preguntó ¨"¿por qué llegan tan tarde a trabajar?" y ellos respondieron "¿por qué te quejas? Cuando nuestros compañeros estén comiendo iremos a hacer nuestro trabajo". Cuando sus compañeros comían, se fueron a picar piedras, hasta que uno de ellos levantó una roca que dio con una boca de una cueva y uno le dijo al otro "vayamos adentro a ver si encontramos un tesoro" . Entraron en la cueva y llegaron a una gran sala, que descansaba en columnas de mármol, con incrustaciones con oro y plata, y en la cual había una mesa, con un cetro de oro y la corona. Este era el sepulcro de David, rey de Israel, a la izquierda del cual vieron el de Salomón en un estado similar, y así sucesivamente todos los sepulcros de los reyes de Judá, que fueron enterrados allí. Vieron más cofres cerrados cuyo contenido nadie conoció porque cuando estaban a punto de entrar en la sala, una ráfaga de viento como una tormenta emitida salió de la caverna tan fuerte que las arrojó casi sin vida en el terreno. Y allí permanecieron hasta la tarde, cuando otro viento se los precipitó adelante, al tiempo que se oyó una voz como la de hombre que clamaba en voz alta, "Levántate, y sal desde este lugar." Los hombres se levantaron llenos de miedo fueron al Patriarca para informar de lo que había sucedido. El eclesiástico llamo ante sí al Rabino Abraham el Constantini, un asceta piadoso, uno de los testigos dolientes de la caída de Jerusalén (a los cruzados), aquel hizo repetir a los trabajadores frente a este, lo que habían informado anteriormente. El Rabino Abraham respondió entonces "han descubierto los sepulcros de la casa de David y de los reyes de Judá. Vayamos por la mañana y veamos todo esto". A la mañana siguiente los obreros fueron enviados otra vez a la cueva, pero se encontraron tendidos en sus camas y todavía llenos de miedo; dijeron que no querían ir de nuevo a la cueva, ya que no era la voluntad de Dios que cualquiera la descubriera. El Patriarca ordenó, pues, que la entrada al lugar fuera tapiada con el fin de ocultarla. El Rabino Abraham mencionado me relató todo esto.
A dos parasangas de Jerusalén (alr. de 10 km) se encuentra Belén de Judea, llamada Belén [...]"
Notas:
Las imágenes son de WP
Fuentes:
Marcus Nathan Adler de N.Y., EEUU, 1905 (aquí el libro completo)
o Adolf Asher, Londres, GB, 1840 (aquí el libro completo)
Aquí y aquí.
16 comments:
Cuantas maravillas nos propones !
Los grandes viajes se acabaron a final del siglo XIX principios del XX, una pena ya no hay magia.
Saludos
me pondre a investigar con mas tiempo.
besos
Un largo periplo, no exento de riesgos y peligros, que tiene más de rito iniciático -búsqueda de los orígenes históricos y religiosos- que de viaje de placer; aunque sin duda alguna revista un enorme gozo visitar la tierra de los ancestros en busca de sus raíces. Algo así como una "odisea" en tiempos medievales, con mayor abundancia de secanos que de mares por atravesar, aunque siempre con el riesgo cierto de toparse con "cíclopes" o "sirenas" que amarguen su camino.
Un saludo, Myriam.
Como bien dices incansable viajero era Benjamín de Tudela, su libro manuscrito
nos dejas sus vivencias en toda su andadura.
Hermosa historia y de un español...digno de admirar.
Gracias por compartir.
Un abrazo.
Tantos años buscando la entrada de la cueva con un tesoro y después de leerte me doy cuenta que la cueva con el tesoro, está aquí ¡Eres tú!
Besos
André
Sana envidia tengo de Benajamin de Tudela. Un viaje que me hubiese gustado realizar. Si tuviese tiempo (y dinero), es lo que haría: Viajar. Es la mejor inversión. Aumenta la cultura y disminuye el racismo.
Besote guapa
Hoy dia, se lo hubieran cargado... :(
Besos y salud
Viajeros como él nos han dejado historia, testimonios de lo visto que gracias a ellos otros han seguido sus rutas.
Magnificas rutas siguió.
Un abrazo.
No sabes como agradezco la traducción que has hecho de esas páginas del libro de los viajes de Benjamin Tudela. Leer la descripción que hace de la ciudad de Jerusalen, de sus habitantes y de los modos de vida de éstos es todo un lujo.
Besos Myriam
Sin duda un buen viaje el de ese hombre que sirve para que nos dejes un buen monton de sitios para visitar.
Besotesssssssssssssss
Maravillosa tu crónica, gracias por ponernos al tanto de sucesos históricos que solemos dejar pasar inadvertidos.
Abrazos.
Hola Myriam: Ahora se viaja mucho, pero no nos enteramos de la misa la mitad. las prisas lo pueden todoo. A lo mejor si dispusiéramos de 13 años, y trasladándonos en carreta nos daría tiempo para escribir, obervar y jugar a las cartas.
Ahora en serio: nos has dado una lección de historia magistral. No he acabado de leerla,
(por las prisas claro), pero hasta donde he llegado, es muy intersante.
Te deseo mucha salud y muchos viajes maravillosos-
Interessante a trajetória de Benjamín de Tudela.
Bom final de semana, Myriam.
Abraços.
Un documento de alto valor histórico el del sefardita Benjamín, para leer despacito y saborear.
¿Qué ha sido de tantas maravillas?
Gracias, Myriam.
Esta entrada es para leerla despacio y degustarla, como hacía el propio Benjamín. Eran otros tiempos y en qué condiciones se viajaba.
Besos
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