El riego por goteo introducido por la compañía Netafim es una de las aportaciones tecnológicas israelíes más utilizadas en todo el mundo / NETAFIM
Aaron Ciechanover necesita que le hablen alto. Según cuenta el científico israelí, se quedó medio sordo por culpa de una gran explosión durante la guerra del Yom Kippur, en 1973. Cuando Egipto y Siria atacaron su país, prestaba el servicio militar como médico de campaña del ejército y con solo 25 años asumió la responsabilidad de tratar a compañeros enfermos en circunstancias imprevisibles. Reconoce que vio poca sangre, pero aprendió mucho. Pasó los siguientes tres años desarrollando dispositivos médicos para tratar a los soldados en el campo de batalla y considera que su tiempo en las Fuerzas de Defensa de Israel fue la mejor escuela para aplicar la ciencia en la vida real. No solo eso. Según el Nobel de Química de 2004, aquella experiencia le sirvió para “conocer lo mejor de la sociedad israelí”. “Allí entras en contacto con ciudadanos que vienen de todos los lugares y son de toda condición y aprendes a trabajar en equipo, a ser solidario y a pensar en tu vecino”, continúa.
El premio Nobel de Química de 2004, Aaron Ciechanover / TECHNION
La alabanza de Ciechanover a las fuerzas armadas y al papel que desempeñaron en su formación y su carrera pueden llamar la atención en los ámbitos académicos fuera de Israel, pero son naturales allí. De hecho, se venden como parte de la receta del éxito para un país de ocho millones de habitantes con capacidades científicas y tecnológicas muy por encima de su tamaño. Durante los últimos siete años, Israel ha logrado más ayudas a proyectos competitivos del Consejo de Investigación Europeo que Italia, España o Suecia y solo la Universidad Hebrea de Jerusalén (UHJ) puede presumir de ocho premios Nobel y un medallista Fields. Israel es además el país con más compañías emergentes de alta tecnología por cabeza del mundo.
La semana pasada, Israel quiso mostrar al mundo su éxito y su pasión por la ciencia en una gran conferencia celebrada en la UHJ. Allí, en un evento bautizado como World Science Conference Israel, reunió a 15 premios Nobel junto a jóvenes y brillantes estudiantes de todo el mundo. Durante la inauguración de la conferencia, el ex presidente del país, Shimon Peres, aseguró que “la ciencia es más importante que la política”, una declaración que podría asumir cualquier responsable político, pero suena menos vacía en un país que, frente al 1,3 de España, invierte casi el 4% de su PIB en I+D. Durante una semana, un contingente de periodistas de medio mundo (entre ellos, EL PAÍS) fue invitado a un intenso programa de visitas organizadas a centros de investigación y empresas tecnológicas con el que se trató de mostrar el secreto del éxito israelí.
En Beerseba, en el desierto del Néguev, se encuentra uno de los polos tecnológicos del país. Allí, en la Universidad Ben-Gurión del Néguev, una institución surgida de la visión del primer primer ministro de Israel para promover el desarrollo del sur del país, se gradúan el 50% de los ingenieros del país. En este lugar donde el calor de agosto golpea como un mazo están surgiendo algunas de las empresas que prometen las soluciones más innovadoras a los problemas de ciberseguridad del mundo. En la sede de JVP Cyber Labs, una incubadora con apoyo estatal dedicada a identificar y apoyar en sus primeros pasos a este tipo de compañías, se encuentra SCADAfence. Su director, Yoni Shohet, comenta los riesgos del mundo ultraconectado para las grandes infraestructuras industriales. Cita como ejemplo el ataque a una planta metalúrgica en Alemania a finales de 2014. Entonces, los hackers lograron secuestrar los sistemas de control de la instalación y provocaron un fallo en un alto horno que causó graves daños. Otro de los casos clásicos que menciona Shohet es el ataque del virus Stuxnet, diseñado para infectar los sistemas de control de infraestructuras industriales, que destruyó hasta un 20% de las centrifugadoras empleadas por Irán para enriquecer uranio. Antes de llegar a SCADAfence, el que ahora es su director fue capitán de una unidad tecnológica de élite del ejército israelí de la que no puede revelar el nombre. Gente como Edward Snowden ha atribuído a este tipo de unidades la elaboración del código que puso en marcha Stuxnet. Shohet asegura que en su compañía se dedican solo a proteger frente a estos ataques, no a crearlos.
Sin embargo, el nivel de pobreza en el país, con un 21%, es, según la OCDE, el mayor del mundo desarrollado. Esos pobres son, en gran parte, los ciudadanos que no son llamados al servicio militar, principalmente los árabes israelíes y los judíos ultraortodoxos. Pese a que algunos hombres árabes obtienen títulos de ingeniería, pocos consiguen encontrar trabajos acordes a su formación, según explican Senor y Singer. La experiencia en el ejército es clave para muchos emprendedores israelíes. El servicio militar es obligatorio y dura tres años, y es parte fundamental en la vida de gran parte de los jóvenes del país. Según cuentan Dan Senor y Saul Singer en Start-up Nation, un libro que trata de explicar las bases del éxito israelí, el ejército tiene la potestad de seleccionar a los más capacitados para determinadas habilidades técnicas y asignarles a unidades de inteligencia como la que lideró Shohet. Allí reciben una formación específica y se enfrentan a un entorno de conflicto en el que deben aplicar sus conocimientos para producir soluciones bajo gran estrés y a veces en situaciones de vida o muerte. El ejército se convierte así en un entorno extremo de aprendizaje en el que además los israelíes forjan fuertes vínculos para toda la vida. Esos vínculos forman después una extensa y estrecha red de contactos en los que se apoyan los futuros emprendedores.
Los israelíes presumen de su capacidad para sobreponerse a las dificultades. El terreno ganado al desierto, la capacidad para desperdiciar menos agua que nadie en el mundo o la fábrica de microchips de Intel en Tel Aviv incrementando su producción bajo los misiles de Sadam Husein durante la Guerra del Golfo son ejemplos de victorias frente a la adversidad. En la ciencia pura, los judíos también consideran que sus éxitos le deben algo a las penurias vividas como pueblo. Ada Yonath, Nobel de Química de 2009, que también participó en el encuentro de Jerusalén, trataba de explicaren una entrevista por qué casi un 30% de todos los premios Nobel de la historia son judíos: “Tenían prohibidas muchas profesiones, así que una de las pocas que les quedaba era la ciencia y estudiaron para ser médicos, músicos o científicos. La idea de que aprender es importante, de que está en la raíz, sigue vigente”.
El acelerador de partículas del Instituto Weizmann, en Rejovot, Israel / DAVID SHANKBONE
La llegada de inmigrantes más beneficiosa para la ciencia y la tecnología del país fue la que llevó a más de millón y medio de judíos rusos a Israel tras la caída del muro de Berlín, en 1989. Con un elevado porcentaje de ingenieros, médicos o científicos, supusieron un importante impulso para la ciencia y la tecnología israelí. Dada la relevancia de esta multiculturalidad para la ciencia, Zajfman, que nació en Bruselas (Bélgica), está preocupado por el futuro. “En los próximos años vamos a perder ese valor, porque todos seremos solo israelíes”, lamenta.
Esa tendencia a la insatisfacción era difícil de encontrar en la conferencia científica de Jerusalén, pero sí ha sido expresada por algunos representantes importantes del mundo académico y empresarial de Israel. Algunos de los grandes emprendedores israelíes han presionado para buscar una solución al enfrentamiento con los palestinos. Yossi Vardi, el gran gurú de las empresas tecnológicas, ha reclamado una salida para el conflicto y un esfuerzo para integrar mejor a las comunidades pobres. Después, se podrán buscar otros caminos para que los jóvenes israelíes sigan entrenando sus habilidades y su solidaridad, sin tener que causar dolor a sus vecinos ni exponerse a los riesgos que dejaron sordo a CiechanoverPoco después de dejar al presidente del Weizmann, en el nuevo centro de medicina personalizada del instituto, su directora, Berta Strulovici, puso un ejemplo de otro de los valores judíos e israelíes que pueden explicar sus triunfos. Frente a la aparente despreocupación de Zajfman por la aplicación de los conocimientos del centro de investigación que preside, Strulovici desdeñó su desinterés y aseguró que muchos científicos del Weizmann han montado sus propias empresas y han hecho mucho dinero con ellas. El centro que ella dirige tiene una vocación clara de llevar sus descubrimientos a los pacientes y cuenta con un departamento dedicado a buscar nuevos fármacos. La naturalidad con la que llevó la contraria a su director delante de un periodista forma parte de lo que muchos consideran uno de los rasgos del carácter judío. Hanoch Gutfreund, director del Centro Einstein de la UHJ donde se guarda el legado intelectual del físico alemán, cree que este factor fue clave en el descubrimiento de la Teoría de la Relatividad. Albert Einstein, uno de los fundadores de la Universidad Hebrea de Jerusalén, revolucionó la ciencia moderna gracias a su audacia para llevar la contraria a los grandes físicos de su tiempo que consideraban que la obra de su ciencia estaba prácticamente completa. En Start-Up Nation, Shimon Peres afirmaba que “la mayor contribución del pueblo judío a la historia es la insatisfacción”. “Eso es malo para la política, pero bueno para la ciencia”, concluía.
(Las negritas son mías para facilitar la lectura)
Artículo publicado en El Pais, España, Ago. 28 de 2015
11 comments:
Hola Guapa:
La investigación es fundamental para el desarrollo social. Son pocos quienes lo ven así. Celebrar más a un científico que al deportista debía ser natural, pero no es así...En España quedamos cortos, (por la misma visión corta de los políticos)...
Besote guapa ,uy interesante artículo
Un artículo muy interesante.-La insatisfacción o mejor dicho el afan de superación es necesario y más cuando en este caso se trata de ofrecer unos conocimientos científicos que aportan tanto bienestar
Por ejemplo el riego por goteo que es uno de los experimentos más logrados para tener buenas cosechas; en terrenos que eran en su momento baldíos.
Muchas gracias por compartir esta entrada.
Un beso feliz domingo Myr.
...el probema de nuestra querida España ,es la poca unión y punto.
Investigar, superarse, gran articulo.
Yo subrayo esto que esperamos todos cuanto antes:
" una salida para el conflicto y un esfuerzo para integrar mejor a las comunidades pobres. Después, se podrán buscar otros caminos para que los jóvenes israelíes sigan entrenando sus habilidades y su solidaridad, sin tener que causar dolor a sus vecinos ni exponerse"
Buen dìa Myriam. Besos!
Supongo que lo importante es saber como ven a Israel sus vecinos, porque de nosotros mismos siempre hablamos de nuestras cosas buenas y somos muy comprensivos con nosotros mismos y muy poco críticos.
Salud y besitos
Hola a todos!!!! que bueno verlos por mi casa hacia el final del verano!
Bienvenidos todos
GENIN: ¿sabes lo que pasa? que la prensa extranjera, especialmente en España, siempre publica lo malo (aunque en otras partes sucedan cosas peores que no tienen prensa). Excepcionalmente EL Pais publicó este artículo que muestra una fasceta de Israel poco conocida afuera, por eso lo traje a mi blog.
Aqui te dejo un artículo de un joven árabe de Egipto que estudio en la Un Universidad de Tel Aviv que sirve de ejemplo. Hay muchos más, pero necesitaría más tiempo (del que no dispongo) para buscártelos. Un abrazo
CHUSA: Estamos trabajando para ello desde el Instituto para la Democracia en Israel y muchas ONG, partidos políticos, movimientos populares, etc. Un gran abrazo, amiga.
Fabuloso, Myriam. Enhorabuena, amiga querida
me llena de alegrìa que se trabaje para ello y no lo pongo en duda viniendo de ti
Besos a mares :)
Las dificultades son, por lo general, el motor que nos impulsa a surgir. Israel se ha sobrepuesto a muchas cosas gracias a su capacidad investigativa, ejemplo para el mundo.
Un abrazo.
Me gusta este artículo: no esconde el lado oscuro de la realidad. Como dice el anterior comentarista, las dificultades suelen agudizar el ingenio.
Besos.
Post a Comment