Wednesday, November 20, 2013

A- Un estudio de los personajes femeninos en La estafeta romántica, Episodios Nacionales Serie 3, 26, de Benito Pérez Galdós (2)

Viene de aquí

Valvanera:  Lo que primero sabremos de esta mujer, lo sabremos por la carta V,  que  Fernando  escribe a su mentor, el cura Pedro Hillo,  "de su mujer (la mujer de Juan Antonio Maltrana, o sea Valvanera, en cuya casa está hospedado) te diré que sin ser muy hermosa que digamos, cautiva más que si  lo fuera, por su gracia, su afabilidad, su señorío, maravillosamente fundido con la llaneza"... es "la encarnación del  buen gusto".....tiene "el don de la forma"...."nacida de noble cuna, educada en los mejores colegios de Francia"....." verdadera castellana en el sentido feudal del término".... que desde hace 12 años vive en Villarcayo, lejos del bullicio de Madrid y de la Corte que para nada echa de menos, al contrario. Madre de cinco niños vivos y el mayor, muerto hace tres años, de tuberculosis. Felizmente casada con Juan Antonio "viven como príncipes", "suelen bajar a Burgos  por temporadas y a Bilbao algún verano", etc. etc.  Fernando admira la cualidad "centrifuga" de Valvanera que retiene a su esposo en el campo. Y agrega algo más    sobre su carácter: "es un tanto melancólica por la influencia de las soledades agrestes".  Por  el efecto halo, ya nos cae muy bien esta generosa mujer que hospeda en su casa al hijo ilegítimo de su  amiga de infancia Pilar,  lo cuida  y le da cariño  como si fuera su propio hijo y en cuatro cartas de la Estafeta, además de dedicarse a su familia amorosamente y a sus hijos  aún más  cuando caen enfermos, va a ser receptáculo de las confidencias de Pilar, y va a darle consejos muy atinados, recomendándole paciencia, prudencia,  que no quiera apurar las cosas (referido a los deseos de Pilar de que su hijo supere el desengaño amoroso sufrido recientemente, enamorándose de su candidata "la sin par" Demetria) "Déjame a mí la ejecución lenta y gradual....", le dice.  Incluso, Valvanera considera el cuidado de Fernando, "la santa misión" que Pilar ha puesto en sus manos (Carta IX).

 Ya desde la infancia, eran Valvanera y Pilar "dos cuerpos con una sola alma", pero  Pilar era la de las ideas y Valvanera, la de las acciones.  En la Carta XIX Valvanera se adscribe la función de "reguladora" del carácter de Pilar en "este negocio" que ambas se traen entre manos. Considera disparatado el romanticismo de la amiga, tanto como algunas ideas malas que le vienen a la cabeza, y del Romámnticismo (R) en sí mismo, piensa  y así se lo expresa a Pilar "...te digo para que veas cuan malo es el R. ... "inmenso servicio se haría a la Sociedad suprimiendo tales invenciones que no sirven más que para dar malos ejemplos a la juventud".  No vacila en servirse de "la diplomacia y delicada trastienda" para alcanzar los  objetivos que ambas amigas tienen (Carta XIX) llamémoslo directamente por su nombre: manipulación. Incluso miente, cuando lo necesita.  Para lograr que Fernando se abra a ella, no vacila en servirse de "la severidad combinada con las expresiones más dulces de cariño materno".(Carta XIX). Ante el romanticismo de Fernando (exaltación caballeresca y dramatismo) ella reacciona con fría calma razonando, le suelta "todas las andanadas del buen sentido del respeto que debemos a las leyes y prácticas sociales", también  saca "su Cristo" y manipula  a Fernando generándole sentimientos de culpa con respecto al daño que causaría a Pilar si él llegaba a producir un escándalo "por tales violencias (referido a un supuesto suicidio)" (Carta XIX). Se desvive por sus hijos y tiene una "ansiedad mortal" durante la enfermedad de ellos. También está intranquila por si "el drama" (de Bilbao) llega a las puertas de su casa. (Carta XIX). Capta la ansiedad de su amiga Pilar (con respeto al gran secreto de ella y de cuánto éste la atormenta) lo cual demuestra su capacidad de empatía (Carta XXXI) y está ansiosa por cómo se resuelve  "la gran crisis" (la revelación del secreto de Pilar).   Hace gala de un espíritu conciliador cuando  le dice a Pilar que su marido es en el fondo, en su corazón, bueno, que le mire con respeto y cariño  y "si cariño no puede existir, sálvese la estimación y el respeto" (Carta XXXI) También aconseja muy acertadamente a Pilar revelar su secreto a Dn Beltrán -padre de Valvanera-, cuando la visite,  que sea sincera y cariñosa con él, "ganando su voluntad", encontrando en él, "un excelente apoyo, un leal consejero y auxilio" (Carta XXXI).  Mujer de fe, piadosa, cita al Kempis, o sea al libro de devoción católica "La imitación de Cristo" escrito por Thomás de Kempis (Carta XXXI). Anticipándose al peligro, previsora y precavida,  cuando oliéndolo, despacha a un jinete que alcance al cura Pedro Hillo (que se ha ido con Fernando), para que sepa que hacer y  "esté con cuidado y evite en lo posible el encuentro con ese maldito bilbaino" (Zoilo Arratia, que se casó con la ex-novia de Fernando) cuya presencia inesperada en  la casa de V.  "viene a turbar mi gozo y el buen giro que toman los asuntos de Pilar y Fernando" (Carta XXXIX de ella a P. Hillo).   Por último, es ella quien le revela a Fernando,  previo consentimiento de la madre,    el enigma de su vida tal como  Fernando lo expresa en la Carta XXI al cura P. Hillo, su mentor: "Valvanera con infusión maternal y en presencia de Juan Antonio me descifró el enigma de mi vida".

Valvanera es una mujer noble de cuna, inteligente, muy educada, de clase, con gustos refinados, sencilla, llana, pero  que con la distinción y elegancia propias de una gran dama, también sabe moverse con  prudencia y buen tino, en el sentido que desea, sin contravenir abiertamente  las normas sociales. Hábil estratega de su tiempo, gana -mejor dicho, hace ganar a Pilar- la guerra que la malvada de Juana Teresa arremete  contra la media hermana cuyos secretos quiere averiguar para destruirla. Por la buena causa que enarbola, Valvanera, no duda en manipular a Fernando para evitar, lo que su madre y ella  creen que podría llegar a un suicidio. Pródiga es en el afecto a su marido, a sus hijos por quienes vela con ansiedad mortal, cuando caen enfermos;  igual de pródiga es en su afecto hacia su amiga de infancia, Pilar, y al hijo bastardo de ella, Fernando, a quien recibe en su casa como a un hijo propio y a quien supervisa de cerca y entretiene para que éste no cometa ninguna locura. Una mujer, nos dice Galdós, de esa nobleza campesina que ya no va quedando. 

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Pilar: Amiga de infancia de Valvanera, y por lo tanto comparten  la misma educación y círculo social, noble de cuna con varios títulos y casada con el duque Felipe, en un matrimonio sin amor y muy infeliz (que analizaré en la parte B de mi aporte a esta lectura, la semana que viene) guarda un gran secreto que le corroe el alma el cual sólo Valvanera y tres personas más conocen y guardan. Un secreto  que la ha obligado no sólo a crear un muro de silencio en su relación marital sino que la ha obligado a una "existencia frustrada" con una vida falsa, impostada y de disimulo social.   En la Estafeta Romántica ella va a escribir a Valvanera 11 cartas, que hacen  a poco más de un cuarto de total de cartas  numeradas. En ellas  podemos ver como en las cuatro primeras (la XXII, XV, XIV  y XVII) pone en evidencia su amor de madre,  su dolor (y culpa) por haber tenido que abandonar al bebé recién nacido, la preocupación por como Fernando toma su gran desengaño amoroso, sus intentos de alegrarle la vida con bromas (como cuando le escribe una carta haciéndose pasar por un amigo de Fdo), lo mal que se lleva con su media hermana Juana Teresa, que sabe, por experiencia lo mala persona que es (Carta XXVI). Su deseo de que Fernando sea feliz con Demetria y olvide su mal de amores y desengaño con Aura. Incluso es capaz de manifestar su enojo  para con esa mujer que tanto daño hizo a su hijo:  "¿no está Fernando convencido  de que la maldita Negretti es la esposa de otro?"  y "¡muera Cintruénigo!" (es decir, Juana Teresa  y sus planes de casar a Demetria con su hijo Rodrigo) y su más dulce venganza sería para ella, la de  quitarle  Demetria a Juana Teresa (Carta XXVI).  Pero, como mujer piadosa que es y lectora también de "La imitación de Cristo", se arrepiente enseguida de tales exabruptos: "Qué disparates pienso y escribo" <1>. Pilar reconoce que es una "pura pólvora" de impaciente, también lo mal que se lleva con el marido y lo coqueta que ha sido en su vida "He sido una coqueta formidable, ha sido mi defensa contra la soledad del alma", a partir de los cuarenta disminuyó sin embargo, su coquetismo,   encontrando consuelo en la lectura; incluso intentó ser beata pero  no le funcionó.

En la Carta XXIV continúa con la preocupación por  Fernando y el objetivo que se ha trazado de casarlo con Demetria,  habla de las ideas tétricas que se le meten  a ella en la cabeza por el Romanticismo, ideas que quiere espantar de su cabeza <1>. Pero  lo principal, "si para el fin que persigo (ver felizmente casado a Fernando con Demetria) no hubiere más remedio que romper con todo, romperé, estallaré como una bomba, que ya toda esta pólvora, toda esta metralla que llevo dentro de mí años y más años, quieren salir a que les de aire". En la Carta XXVI, busca una salida airosa a su problema, de la mano de un sabio jurisconsulto y amigo, Manuel Cortina, a quien pide asesoramiento y ayuda. Su pesimismo y tremendismo, con temores infundados: la llevan a agravar las situaciones y a hacen "escenas terroríficas", "levanta a su alrededor aparatos de consternación", reconociendo que es mejor no pensar tanto y tener más fe "Qué sea lo que Dios quiera" <1>, es que tal como ella dice, "el cerebro se me ha convertido en un nidal de dramas". Si en la Carta XVII se preguntaba muy angustiada  si sería capaz de "romper la insoportable ficción" en la que vive y arrostrar las humillaciones que suponen las papeletas de Felipe arrojadas sobre ella "en terrible avalancha", en esta Carta, se la percibe más sosegada y paciente después del consejo de Cortina (el abogado)  de que se tome las cosas con serenidad y paciencia.   Le aburre la chismografia social, cuyos temas encuentra desabridos e insignificantes,  por el contrario, las ideas revolucionaras alborotan su espíritu. Ha creado una representación falaz de sí misma para poder vivir, pero según ella misma  lo reconoce, en Pilar "el histrionismo es más meritorio que en ninguna, por la enorme distancia entre lo que soy y lo que represento, entre mi ingenio secreto y mi estolidez pública", que siendo mujer inteligente y aguda, se hace pasar por tonta y banal, o "una tonta de trapo" como ella lo dice.

 En la Carta XXIX, sigue avanzando el tema de la solución para que ella pueda dejar a Fernando dinero y títulos, dinero es posible por medio de un Fideicomiso, pero  títulos, no puede (por la sanción  de la  Sociedad y minimizar el costo del escándalo),   para como ella dice: "construir la personalidad de Fernando, sacándole de esa denigrante situación de inclusero", es decir,  la construcción de su yo-social, que elevaría su autoestima.  Aquí la motiva su amor de madre, pero también su culpa. La enorme culpa por haberlo abandonado de bebé y su necesidad de repararla. Se decide también en esta carta que será el abogado quien revele el secreto a Felipe porque ella no tiene ese valor, que es un "valor suicida". <1>. La angustia de ella crece, con la cercanía de la revelación, siente pánico: "Mi pánico es tal que se me ocurre huir a la calladita"....  El abogado le recomienda serenidad, que permanezca en la casa, entonces piensa:  "debo disponer mi alma para el sacrifico y la penitencia, realizando un acto religioso en mi capilla. Confesaré...comulgaré......"  "Después mi estado nervioso me impondrá un reposo absoluto"..........uno,  dos tres, días encerrada en sus aposentos  con sólo una doncella. "Desfallezco y parece que me acabo".  Interrumpe ahí la carta y sigue al día siguiente,  para comunicarle a Valvanera que ha tenido momentos de delirio en los que le "ha faltado poco para revelar todo" a la primera persona que entre en su casa y que se ha sorprendido por momentos hablando como una cotorra sin saber lo que dice (como una lección aprendida para embelesar a quienes la oyen). Termina la carta preguntándose si llegará, tras el peñón áspero de Felipe,  a alcanzar la paz el sosiego, la vida <1>.

 Las siguientes  cuatro cartas (XXX; XXXII , XXXIII y XXXVII)  están reservadas a la revelación del secreto, -primero que todo- a su marido Felipe,  en la  XXX, en que el abogado va a hablarle para ponerlo en autos y a acompañarlo hasta la media noche "procurando conservar en su ánimo la serenidad y prepararle para los actos razonables.  Lo que no tiene remedio debe afrontarse con valor y espíritu de concordia"  y las dos últimas,  a la espera angustiosa y terrible de la sentencia de Felipe y  el designio que a ella le fije su marido. En la XXX la angustia, el pánico, el terror, la ansiedad  de Pilar van in crescendo. El miedo es de tal magnitud que hasta tuvo una visión-delirio (magníficamente narrada desde el pto de vista de la psicología)  en la que El Duque, su marido, la llamaba a la sala de armas para darle el veredicto, era sin duda  "la hora del miedo".  Durante el delirio -y provocada por el pavor que la invade- siente una especie de despersonalización: "Me fui de sala en sala arrastrando por los pavimentos esterados de fino junco la cola de mi vestido sin que entonces ni después supiese yo la causa de aquella prolongación de mi ropa, ni entendiese lo que me decía  el extraño ruido que tras de mi iba dejando".  Busca luego, Pilar consuelo el "La imitación de Cristo" de Thomás de Kempis<1>. Extenuada, siente  una especie de "atonía cerebral".  Siente más miedo, incluso "un pánico horroroso",  trata de huir, pero recordando el consejo del abogado, vuelve  a sus aposentos, y una vez más busca consuelo en el Kempis en donde lee "Cuando el hombre se humilla por sus defectos, entonces fácilmente aplaca a los demás y sin dificultad satisface a los que le odian", etc, etc.  Silencio y quietud sepulcrales reinan en la casa de los duques. En la carta XXXII  cuenta Pilar a Valvanera que Felipe está en estado de sorpresa y dolor,  desquiciada su naturaleza,  revolviéndole desde lo más hondo", o sea en estado de chock (Lo sabe por el mayordomo).  Pilar se siente en una cárcel de silencio y soledad, para  salir de esa "atmósfera de panteón o presido",  se va unos días a la quinta de una tía de ella en Carabanchel, por sugerencia de su abogado. La Carta XXXIII, la escribe Pilar en la quinta. No se aguanta y se va a Madrid, en donde entra sigilosamente en su casa y espía a Felipe a quien ve  subrepticiamente completamente encanecido, encorvado, con paso vacilante y cadavérico. Al regresar a la quinta. Pilar llora agobiada por el dolor, entra en lo que ella llama "una angustia contemplativa", "solo sabe sentir, pensar no puede".

Después de todo este sufrimiento  de Pilar, con toda esta angustia por la incertidumbre sobre su futuro, que dependerá de la voluntad de su marido, Felipe, más la pena tan grande por haberlo visto en ese estado lamentable, en la Carta XXXVII de Pilar a Valvanera, tenemos noticia del veredicto: ¡Felipe la perdona! y consciente en facilitar "todos los arbitrios legales que propone  Cortina", el abogado, para transmitir a Fernando una parte de los bienes de ella, además decreta su libertad, pero que si es posible, lejos de Madrid. Pilar se emociona por la grandeza de alma demostrada por Felipe. La sentencia definitiva la comunica Felipe a través del abogado. Pilar valora "la magnanimidad de Felipe"(que ya le inspira veneración, incluso, un amor puro y acendrado)  y lamenta que siendo "almas desvirtuadas - tanto el uno como la otra-  por el artificio social, no se descubren en su íntimo ser sino cuando las agitan graves problemas emanados de la Naturaleza"
                                           

Pilar  es una mujer  noble de cuna y muy culta, intrínsecamente buena, casada en un matrimonio desgraciado y asfixiante, que ha  cometido un grave error –imperdonable para la moral de la época- en su juventud que ha logrado mantener secreto, y ha vivido con el peso de ese gran secreto,  que de tanto pesarle -agravado  por  la culpa que la carcome y la necesidad de reparar el daño-  está por estallarle en cualquier momento.     Secreto  por el cual se ha visto obligada a crear una muralla de silencio entre ella y su marido; un secreto que comparte con muy pocas personas, una de ellas,  Valvanera, su amiga de infancia,  que la ayuda amorosamente, con eficacia y  sensatez,  en este tema y que  calma sus ansiedades y apuros. Pilar es una mujer que se ha visto obligada a abandonar a su hijo ilegítimo, para no contravenir las estrictas normas sociales, y en el camino,  ha edificado una representación ficticia de lo que es ella y de lo que siente y  como ella misma lo dice: a vivido  "una existencia frustrada que ha perdido su órbita" (Carta XVI).   Es por medio de este personaje  femenino que Galdós se vale, principalmente, para criticar la enorme hipocresía social imperante y la vacía  fatuidad de vivir una vida de apariencias, especialmente en lo que atañe a las mujeres en la sociedad  española del siglo XIX.  De ahí que las cartas que Pilar escribe sean 11 de las  40 numeradas que conforman La estafeta romántica.   

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Aura:  Ex-novia de Fernando, nombrada por primera vez por Ma Tirgo a Juana Teresa en la Carta I. Fernando le escribe la carta X, recriminándola de no haber esperado a confirmar  su supuesta muerte.  "Tan persuadida estabas de mi muerte que ni siquiera la pusiste en duda.....?"  No se explica como de haber tenido ella "hermosos arranques de su corazón....."como se trocaron en "endeblez, impotencia y pasividad". En la Carta XIV, Uhagón hace averiguaciones sobre el tema del casamiento de Aura con Zoilo,  primero aporta noticias, o  más bien chismes, de que ambos han sido vistos tomados del brazo como dos tórtolos y que no hubo coacción en la decisión que tomó Aura. Luego, Udagón se desdice y confirma "plenamente que hubo coacción horrible y un complot pérfido" fundado en la falsa noticia de la muerte de Fernando y cuando ella se entera de los artificios de los Negretti, Aura "se volvió loca, es decir loca enteramente, no: llamémoslo trastorno, rabia, furor insano contra sus embaucadores" y haciendo uso de su "energía expansiva" y "su furia de libertad", la dama se les escapa y está camino de La Guardia, en busca de Fernando.     Valvanera en Carta XIX la llama "hembra loca" y tiene una muy mala impresión de ella "si ahora   después de dejarse secuestrar tan torpemente, rompe con su nueva familia, atropella a toda conveniencia...etc". Inverosímil o no, la carta de Uhagón "le huele a verso" (En Carta XXIII de Gracia   a Fernando esta le cuenta que una mujer lo fue a buscar mal vestida y sucia, en compañía  de dos hombres de mala traza, que cayó enferma y la llevaron al Hospital Miranda  en donde fue ingresada con nombre anónimo. El criado Sabeas informa a  Fernando ( Carta XXV), que esa mujer (supuestamente Aura) que había sido internada en el Hospital, había muerto y que por más rápido que llegara, llegó tarde, pues "acaban de darle sepultura" por lo que no pudo  confirmar la identidad de la mujer. Sólo sabe el criado de acuerdo a lo que testigos le dijeron que era "mujer  en quien por encima de lo cadavérico se traslucía una gran hermosura". 

 Aura encarna la mujer atormentada, que es fuertemente manipulada por la familia, que se revela y es tomada por "hembra loca" hasta como por personas   sensatas  como Valvanera (quien, siendo capaz de entender el secreto de su amiga y aceptarlo, con todo lo que ello implica, reprueba, sin embargo, la conducta desbocada de Aura).  Aura; por unos criticada  por andar del brazo "como dos tortolitos" con su marido bilbaíno, por otros,  por haber reaccionado como una loca al enterarse de las manipulaciones de la familia y querer escapar al triste destino que le habían  asignado. En estos casos, nos dice Galdós,  -o más bien, así interpreto yo que nos dice- sólo hay  dos opciones para una resolución: el acatamiento sin más, como si esta mujer fuera una descerebrada y descorazonada,  o:  el escape por medio de la locura o la muerte, optando en  este caso, por esta última.



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Nicolasa y Pepita:  de 16 y 14 años respectivamente, la mayor más frágil de salud,  ambas hijas de Valvanera  y Juan Antonio Maltrana y ambas actúan en la pieza de teatro que Fernando prepara con ella "El sí de las niñas"  de Moratín, obra que adscribe a la estética neoclásica, estrenada en Madrid en .... y que fuera, en su momento, un éxito en tablas. Tal como Fernando le relata al cura Pedro Hillo en la Carta V y como evidentemente él las ve: son "tiernas y lánguidas...." "desaplicadas...." "rebeldes a la educación clásica", "inflamadas ambas con el santo horror  de la gramática y delirantes por el baile, por las comedias,---" "inocentes aún y cerradas a toda malicia". 

Es decir, dos típicas adolescentes de entonces, muy similares a las adolescentes de nuestra época. 
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Justina: Criada muy antigua, considerada casi miembro de la familia y guardadora hasta su muerte de los secretos de Pilar, secretos que según consta en la Carta IV, Juana Teresa, la especialista en tirar de cualquier hilito,  no pudo arrancarle.  Fue fiel a Pilar hasta su muerte.

Jerónima:   Hermana de Justina que reside en Cintruénigo, quien al volver a su casa, le dijo a Juana Teresa  que  "Pilar menudea cartas contigo (Valvanera)"  "Y cada semana te emborrona cuatro pliegos" (C IV)- No sabemos si habla porque ella es  cotilla o  inocentemente, por la habilidad que tiene Juana Teresa en tirarle de la lengua. 

Carlota Cisneros:   Informadora de Valvanera con respecto a la relación de Pilar con su media Hrna la Marquesa Juana Teresa de Sariñan (Carta IX), una mujer  en cuyo criterio Valvanera confía, pues, también escucha., aunque coteja y corrobora la información recibida, exponiéndosela a Pilar, para un eventual descargo. En un cuadro tan variado de la época pintado por BPG, no puede faltar, efectivamente,  la mujer corneta

Tia Consolación:  Tía de Pilar de Loaysa, en cuya quinta  en Carabanchel, Pilar pasa unos días luego de la terrible revelación a Felipe, su marido,   de su secreto. Según la apreciación de Pilar en Carta XXXIIII:   esta tía es "un calmante energético" del estado "espasmódico" de Pilar "por su bendita indiferencia de todos los asuntos que no sean sus devociones y paz de su casa, por carecer en absoluto del defecto esencialmente femenino, la maldita curiosidad".  Toda una "pasta de ángel", goza de "un profundo egoísmo"  "no le importa nada de nada: vive siempre en, por y alrededor de si misma, contenta del medio social, como los pececitos en su redoma de agua limpia; hablando mucho de las excelencias de la otra vida, y y procurando por todos los medios permanecer en esta el mayor tiempo posible; rodeada de curas y médicos, a quienes oye y atiende como a sibilas de la salud espiritual y física, disfrutando de sus riquezas con parsimonia y régimen intachables, practicando al caridad con medida: exacta en todo. Fría en sus afectos, cuidadosa de sus pelucas y de sus huéspedes...".

 Esta tía Consolación, resume a una personalidad de mujer ególatra y egoísta, cero empática,  indiferente a  todo lo que no tenga que ver con su persona y su hogar.  Y religiosa de la boca para afuera, ajustada a las tradiciones y por supuesto, a las apariencias e hipocresía de su tiempo. 

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  <1>Puntos por los que -contrario a la opinión de Sara Cosano Laguna en "La atracción del abismo en Galdós: El suicidio en La estafeta romántica"- no considero a Pilar una suicida en potencia, sí una mujer muy angustiada. 
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<1>

 

Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.   ©  Myriam Goldenberg



15 comments:

LA ZARZAMORA said...

Un estudio exhaustivo y extremadamente minucioso e interesante, Myr.
Me fascinas siempre por esa capacidad tuya de modernizar cualquier clásico.
Te aplaudo por el aporte.
Besos.

Paco Cuesta said...

Tremendo y valioso trabajo. Coincido contigo, muchas alusiones al suicidio lo son solo como símbolo de desesperación o impotencia.
Agradecidos besos.

Ele Bergón said...

He tenido que hacerme un esquema de quién es quien en este galimatías de personajes. La entrada de Mimosa me ha ayudado y ahora esta tuya también me va a servir para definir cómo son estas mujeres de este libro de Galdós en el que no acabo de entrar en su lectura. Siempre se me atragantaron los Episodios Nacionales.

Gracias por tu aportación

Un abrazo

Luz

Bertha said...

Una labor ardua pero vale la pena Myr:ahora ya nos adentramos a la revelanción del secreto de Pilar.

Ya nos iras desvelando en las siguientes cartas este secreto a cuatro.

Feliz día hasta la próxima carta:)

Bertha said...

Muy bien esquematizado se entiende muy bien cada personaje y el papel de cada uno.

Te felicito es una labor bastante ardua pero vale la pena.

Pués entre unos y otros vamos a ver en que queda el futuro del pobre Fernando.

Katy said...

Hace años que leí esta novela y me impresionó mucho. Buen aporte las dos entradas
Posiblemente habrás notado que había desaparecido. Entre mi operación y la muerte de mi cuñado andaba un poco alejada del mundo virtual.
Poniéndome al día con los blogs a ratos.
Bss

Tracy said...

No quites la entrada, porfa, que ahora no tengo tiempo de leerla y me interesa mucho, la iré leyendo poco a poco.

Myriam said...

Gracias TRACY, mañana tengo que publicar si o si el final, pero mira vete a mi lateral derecho, en donde están enlazados mis aportes al Club de Lectura y en la etiqueta a Galdós te saldrán. Sino aquí pulsa en la etiqueta "La estafeta romántica" y te sale. Este aporte sobre las mujeres en la Estafeta tiene 3 partes. Besos

Myriam said...

ZARZA, PACO: me emocionan vuestras palabras. Mil gracias.

ELE BERGON (LUZ): espero que se te des-atragante al menos La estafeta romántica. Créeme que vale la pena, a mi me gustó mucho, en todo caso me alegra serte de utilidad.

BERTHA: gracias por tus palabras. Te lo cuento aquí: Fernando recibe una cuantiosa herencia en vida por parte de la madre, a través de un fideicomiso. No puede pasarle ninguno de sus títulos nobiliarios, porque la sociedad lo condena, pero PIlar ha minimizado el escándalo y obtenido el perdón de su marido. Todo parece indicar que él y Demetria, serán pareja en el futuro.

KATY: NO sabía lo de tu operación, espero que estés ya repuesta, en todo caso te lo deseo pronto. Lamento la muerte de tu cuñado, que descanse en paz.

BESOS a TODOS

Genín said...

Pues yo opino igualito que la ZARZA :))
Besos y salud

Pedro Ojeda Escudero said...

De esta entrada quiero resaltar en tu análisis la permanencia de algunos caracteres hoy en día, como si Galdós hubiera sabido captar lo universal de estos comportamientos por encima de las cuestiones de época.
Gracias de nuevo, Myriam.

Colotordoc said...

Descriptiva y didáctica. Se entiende y se lee sin aburrir. Me hubiese gustado tener un análisis de este estilo cundo tenía que hacerlos yo ;P

Besote guapa

Marisa said...

Gran trabajo, Myriam. Las lecturas compartidas son un rico filón de intercambio de conocimientos y reescrituras del propio libro.

Un abrazo.

Myriam said...

PEDRO: muy de acuerdo contigo y tomo lo que dices en las conclusiones.

MANUEL: gracias por tu apreciación.

MARISA: gracias, lo son y mucho: no tienes idea de cuanto me divierto y aprendo con la participación en este grupo de lectura virtual que en tan buena hora dirige Pedro.

ABRAZOS A TODOS

Aristos Veyrud said...

Lectura especializada que bien puede ser endosada a un ensayo ya sea sobre el tema de lo femenino o sobre la interpretación de la obra.
Análisis y pasión suficientes para perpetuar esta obra, estudio digno para abrirse un espacio en el estudio histórico que contempla el libro.
Besos Myr!!!