Wednesday, January 18, 2012

Polonio, el mayordomo en la Sonata de Primavera de Valle-Inclán

Uno de los personajes de los que más interesantes me resultan  en esta Sonata, es el de Polonio. Un mayordomo bien mayordomo, como en los cuentos de misterio conocidos, quizás como uno de los monjes de Umerto Eco en el Nombre de la Rosa. Polonio, brazo ejecutor de  las maldades de la Princesa Gaetani, maldades que, existiendo en el corazón de estas personas,   han sido activadas -como sabemos- por la actitud desvergonzada, sádica e irrespetuosa del Marqués -en la Primavera de su vida- de acosar sexualmente  a María Rosario, joven de veinte años, que está apunto de ingresar  a la vida religiosa de un Convento.

Presentación del Mayordomo a través de las palabras del Marqués: El Marqués de Bradomín se encuentra por primera vez con el mayordomo Polonio cuando sale del recinto  en donde estaba el féretro del cuñado muerto de la Princesa Gaetani en su Palacio: "Halléme con un viejo y ceremonioso mayordomo que me esperaba en la puerta""Excelencia, mi Señora la Princesa me envía para que os muestre las habitaciones" (Cap 5). El mayordomo se muestra contrariado luego, al escuchar de labios del Marqués,  su negativa a quedarse en el Palacio de la Princesa. Pero cuando el Marqués dice preferir el Palacio, con sus cinco doncellas encantadas a los graves teólogos del Colegio Clementino en donde hasta ahora  se hospedaba, el mayordomo lo mira con  asombro, vacila, muestra deseos de hablarle, luego se calla y termina indicándole el camino "acompañando la acción tan solo con una sonrisa" (Cap 5). Aquí en Mayordomo muestra  respeto y servilismo hacia el Marqués.

El Marqués nos describe al mayordomo: "Era un viejo rasurado, vestido con largo levitón eclesiástico que casi le rozaba los zapatos ornados con hebillas de plata" "andaba en la punta de los pies, sin hacer ruido, y a cada momento se volvía para hablarme en voz baja y llena de misterio[...]". (Cap. 5)

EL mayordomo pide  su parecer  al Marqués, porque según parece, María Rosario se ha quejado de su comportamiento: "Excelencia, perdonad que os moleste, pero decid si estáis quejoso de mí. ¿He cometido con vos alguna falta, acaso algún olvido...?"  y luego se lamenta "Pero ella, ella que jamás ha reñido con nadie, venir a reñir con este pobre viejo... ¡Y qué injustamente, qué injustamente!"[...]  y nos cuenta el Marqués que Polonio comenzó entonces el largo relato de las virtudes que adornaban el alma de aquella doncella hija de príncipes, "Y era el relato del viejo mayordomo ingenuo y sencillo, como los que pueblan la leyenda Dorada" (Cap. 9) Aquí muestra aún más servilismo, "adoración" por sus amos  y preocupación por la opinión que el Marqués se hace de él,

La obra escultórica del mayordomo: Más adelante la "escuálida figura" del Sr Polonio, se apersona ante la princesa Gaetani a quien  anuncia "ya he dado el último perfil al paso de las Caídas..." Cap 14, (su escultura para la posesión de Semana Santa), una obra costeada y patrocinada por la Princesa Gaetani, pero que el mayordomo creía  -por lo que el Sacristán  de las Madres Carmelitas le había dicho- que esta obra no saldría a la procesión por el luto del Palacio.

Al final del Cap 14 el Marqués se burla de las dotes artísticas del mayordomo que se ufana entre modestia y orgullo: "¿Pero de que época sois, Señor Polonio?" (Preg. el Marqués) "Vos tenéis razón, Excelencia.... hablando con verdad, no puedo decir que éste sea mi siglo......" "Vos pertenecéis a la antigüedad más clásica y más remota. ¿Y Cuál arte cultiváis, Señor Polonio?" (Preg. El Marqués),  a lo cual  el Señor Polonio repuso con suma modestia: "Todas excelencia".  El Marqués de burla: "¡Sois un nieto de Miguel Angel!" y el mayordomo le responde: "EL cultivarlas todas no quiere decir que sea maestro en ellas, Excelencia". Finalmente la Princesa insta a al Marqués a ver su última obra: "EL paso de las Caídas"  ¡Una Maravilla!". Al oír estas palabras de boca de la Princesa, el mayordomo "llora enternecido". El mayordomo aquí se defiende de los ataques de burla del Marqués, pero le responde con respeto y se enternece por el precio que su ama, la Princesa, le muestra.

El mayordomo muestra al Marqués su obra al tiempo en que le da las explicaciones pertinentes:
"Conviene saber que el  Nazareno y el Cirineo son los mismos que había antiguamente. De mi mano son unicamente los judíos. Los hice de cartón.[...]   Ya en la sala, los ojos del Marqués quedaron extasiados al ver en medio de la sala unas andas con Jesús Nazareno, entre cuatro judíos torvos y barbudos.  Luego el Marqués se hace eco del mito de los judíos como deicidas según se enseñaba en la religión católica antes del Concilio Vaticano II: "EL Señor Polonio daba vueltas en torno de las andas, y con los nudillos golpeaba suavemente las fieras cabezas de los cuatro deicidas" : ¡De Cartón! una idea que le vino al Mayordomo Polonio, como las caretas que hacía para Carnavales de cartón. (Cap 15) El mayordomo muestra orgullo y cariño por su creación y eso se nota en las detalladas y solícitas  explicaciones  de su obra,  que con suma paciencia   da al Marqués.

La disolución de la obra escultórica de  Polonio: En esta parte de la obra, Valle-Inclán hace gala de  una gran ironía y burla  en hacer  que  justo el día de la procesión se largara una lluvia torrencial que disuelve a estos "cuatro judíos fieros y torvos", vestidos de rojo. La Procesión llegaba "pero los cuatro judíos habían depuesto su fiereza bajo la lluvia. Sus cabezas de cartón se despintaban. Ablandábanse los cuerpos, y flaqueaban las piernas como si fuesen a hincarse de rodillas. Parecían arrepentidos". Y todavía es más chistoso aun, cuando "las dos hermanas de los rancios vestidos de gro viendo en ello un milagro, repetían" "¡Edificante, Antonia!" "¡Edificante, Lorencina!"  (Cap. 23). (Debo confesar que largué una carcajada ya me imaginaba yo, lectora, la cara de espanto del mayordomo viendo a su bien-amada creación derritiéndose y esas dos viejecitas agregando ese cierre tan cómico).

El mayordomo  Polonio tiene  una explicación muy peculiar para  tal hecho: acusa  al Marqués y le dice: "Conozco vuestro pensamiento! No basta a vuestra venganza el maleficio con que habéis deshecho aquellos judíos obra de mis manos y con ese anillo queréis embrujarme" Y nos cuenta el Marqués  "Huyó de mi presencia haciendo la señal de la cruz como si hubiese sido del Diablo"(Cap 24)

El Mal, presente en las almas de la Princesa y del mayordomo -brazo ejecutor de las órdenes de la Princesa-  se desata en Palacio por la traición del Marqués que lo activa:

EL mayordomo apuñala al Marqués: "Un aliento jadeante rozó mi cuello, y la punta de un puñal desgarró mi hombro. Me volví con fiera presteza, Un hombre corría a ocultarse en el jardín. Le reconocí con asombro, casi con miedo al cruzar un claro iluminado por la luna" (Cap. 17)
  
Mirada saeta, oblicua del mayordomo al Marqués: "Yo le adivinaba asaetándome con los ojos" "El mayordomo me dirigió una mirada oblicua [...]." Una mirada claramente evocadora de la traición, como lo aclara El Marqués en la continuación de la  frase: "en la que me recordó al viejo Bandelone, que hacía los papeles de traidor en la companía de Ludovico Straza" (Cap. 18)

Robo del anillo del Marqués por Polonio:  que lo lleva  a una bruja para que le haga un maleficio al Marqués del cual éste es advertido por un Capuchino y por María Rosario. También  esculpe una figura de cera representando al Marqués, que entrega a la bruja. (Cap. 22).

No hay límite para lo que el mayordomo puede llegar a hacer  para salvar a la Princesa, su ama, de las afrentas del Marqués. Hasta  lo denuncia luego al Santo Oficio.

A lo largo de esta Sonata vemos como el personaje del mayordomo va evolucionando de un ser servil y respetuoso, misterioso y solícito en una persona capaz de clavar un puñal, hacer un muñeco  del Marqués para ejecutar en el un maleficio, pedir  una brujería a una hechicera y hasta  plantar una denuncia en el Tribunal del Santo Oficio.


Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia.  © Myriam Goldenberg


EL próximo miércoles dirigiré mi atención al estudio de las luces y sombras en esta Sonata.

Nota: Como sabemos, Las Sonatas no están divididas por capítulos numerados, sino por entregas s/n según se fueron publicando en los periódicos de la época, como las páginas varían según la edición, numeré las entregas como si fueran capítulos para que quien desee pueda encontrar más rápidamente las citas de este texto.

5 comments:

Humberto Dib said...

Voy a confesarlo, no sabía nada de lo que cuentas.
Por eso más me gustó, pues considero que la música es la mayor manifestación de arte y, sin embargo, hay muchos huecos que debo tapar... huecos de conocimiento, digo.
Un beso enorme.
HD

I. Robledo said...

Oh, que tiempos aquellos en que las gentes acosaban a las doncellas que iban a ingresar en los monasterios...

Que tiempos...

En la vieja Castilla, donde uno se crió, existe un dicho para referirse a algo que está riquisimo: "Uhm, esto es pura teta de novicia..."

Sin duda es un reflejo, algo asi como un fosil, de aquellos tiempos olvidados...

Un abrazo, amiga

Abejita de la Vega said...

Como estoy empezando, no sé de Polonio nada más que le gusta la pintura y entiende mucho. Un pretexto del escritor para hablar de un tema de su agrado.

Una buena pieza, al parecer. Qué ambiente más tétrico, con lo alegre que es la primavera.

Besos Myriam

pancho said...

Cierto. Polonio adquiere características de personaje principal en el relato. Valle traza el elemento de intriga y misterio alrededor suyo.

La lealtad de estos criados con el ama que les paga es proverbial y muy literaria. Valle lo sabe utilizar para provecho de la historia. En todas las sonatas se trata este tipo de fidelidad ciega.

Un abrazo. Excelente trabajo.

Pedro Ojeda Escudero said...

Excelente análisis del mayordomo. En efecto, es un hombre que esconde lo miserable dentro: la escena en la que se descompone su obra escultórica es toda una metáfora. Pero es un hombre necesario en aquel Palacio tan lleno, en efecto, de luces y sombras...
Besos.