Wednesday, November 10, 2010

El trabajo con la sombra (4)




 De los comentarios de la entrada anterior surge la pregunta:


¿Qué pasa  cuándo somos incapaces de aceptarnos, de dar el primer paso aunque hayamos pasado muchas experiencias que nos hacen daño? Nos bloqueamos ¿cómo proceder a ese desbloqueo?   Para poder desbloquear algo, debemos llegar a la raiz. La raiz de todo bloqueo está en el miedo que nos produce la sola idea de enfrentarnos a nuestros lados oscuros, a nuestra sombra. Ese miedo nos paraliza de tal manera que nos impide cualquier movimiento y por eso, seguimos en la senda conocida aunque ésta nos haga daño y lo sepamos...... Hasta hay un dicho popular que lo resume "más vale malo conocido que bueno por conocer".  ¿Quién de nosotros no lo  ha oido al menos una vez en su vida?

Pero...  ¿Qué es el miedo? la RAE en su primera acepción lo define como: (Del lat. metus).   Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.
 
El origen del miedo se halla  en un pensamiento al que le siguen otros del mismo tenor,  en los que  anticipamos la posibilidad de que nos ocurra algo malo, doloroso, que nos desestructure. Esos pensamientos negativos nos van a hacer sentir mal y porque nos sentimos mal,  nos vienen pensamientos peores. Asi armamos sin darnos cuenta una espirial negativa que se retroalimenta.

A continuación voy a ejemplificar con  el discurso de un o una  comentarista en un blog de los que suelo visitar.  Por favor, si alguien reconoce a la persona, no lo manifieste en los comentarios,  porque aquí me interesa traer a cuento el contenido del mensaje y no a su autor.

Se trata de una persona que ya amigos íntimos que la aprecian  le han señalado que es dogmática, cosa que también el dueño del blog le señala. Ella responde  algo así como que no se percibe así misma de esa forma, pero  que le ocurre que sus propias  palabras las siente como cárceles, barrotes que le  impiden acercarse a las personas.

Saber como los otros nos perciben (en lo lo bueno y lo malo) nos  sirve, porque entre otras cosas, podemos cotejar con la de los otros nuestras autopercepciones o las percepciones que tienen o tenian nuestros padres de nosotros y que hemos interiorizado, hecho carne en nosotros. Podemos pensar que alguien que nos llama " dogmáticos" se equivoca en su percepción de nosotros, pero cuando son varias las personas que lo hacen y  que además no se conocen entre si.... Híjole, más bien que por ahi andan los tiros.  Párate a  observarte y ve si hay algo de ti que efectivamente hace que los demás te perciban de esa forma, algo, alguito, no digo mucho, pero algo...  La persona del ejemplo anterior, siente que sus propias palabras son como barrotes pero cuándo  la vida le pone en el camino la posibilidad de observarse, tomar conciencia y rectificar... la rechaza.  ¿La razón? El miedo  la supera y reacciona  escupiendo una respuesta en la que agrede al dueño del blog. Hasta aquí el ejemplo.

¿Miedo a qué podemos tener?  Hay muchos  miedos:  a ser herido, maltratado, a perder el control, a ser rechazado, manipulado,  miedo a la intimidad (acercamiento genuino al otro), al fracaso, a la impotencia ..... etc.  Para cualquier cambio que querramos hacer debemos como primera medida,  identificar  cual es el miedo o los miedos que nos frenan  e imaginarnos  como podríamos cambiar si ese miedo o esos miedos no existieran.  Usemos papel y lapiz y escribamos la lista de nuestros miedos. Observemos cuales son los pensamientos asociados a ellos. Escribámoslos. Al hacerlo los estamos objetivizando, dándoles forma y delimitándolos.  Tomemos conciencia también dónde sentimos el malestar en el cuerpo.

Todo esto con respecto a nosotros. Pero ¿qué pasa, cuando queremos ayudar a un ser querido, por ejemplo, que vemos  que es incapaz de aceptarse, aunque  muchas experiencias le demuestren que su camino le hace daño?
Como para casi todo en la vida, no hay una única respuesta sino que dependerá del caso. Trataré sin embargo de dar una respuesta general.  Pero antes que nada  voy a decir algo que aprendí:  sólo Moises puede extraer agua de las rocas:    Hay personas que no quieren cambiar. No pueden y no quieren.  ¿Tengo yo derecho a obligarlas a cambiar?  Por supuesto que no: debo respetar su decisión.  Debo respetarla porque  ¿Quién soy yo para decirle a otro lo que debe o nó hacer?

No puedo hacer que esa persona  cambie. Puedo, eso si, cambiar mi actitud hacia ella.
En la teoría: Volvemos al ejemplo de los 3 carpinteros  de la segunda entrada.

En la práctica: ejemplo de la clínica ( caso real) :  mi cliente tuvo un padre ausente y una madre castradora, egoísta y miserable.  El  creció siendo hijo único con un gran vacío de afecto y sin ninguna palabra o gesto amable que le manifiestara que él era un buen chico sino que además  abundaron los  mensajes negativos sobre lo malo que era y de lo poco que valía como persona.

¿Puede él hacer que su madre de 75 años cambie?  No, pero puede cambiar su actitud ante ella y no "cazar" la pelota podrida que ella le tira cada vez que la va a visitar.  Hay varias maneras: que se retire cuando empieza el ataque, que haga que  le resbale como un impermeable, que se desconecte yéndose con la mente a otro lugar  o que haga una broma que  sorprenda y que descoloque  a la madre, que al cambiarle el guión,  no sabe como responder.

Pero ¿qué pasa cuándo  en este otro ejemplo, también tomado de la clínica,  los padres están desesperados porque ven que su hija de 15 años consume alcohol y anda con un chico que la va llevando por el mal camino? ¿Pueden el padre y la madre bajar los brazos y aceptar que ella  hace su propio  camino y que aprenderá de la vida  por sí misma?  ¿Podría yo  quedarme tranquila si eso le sucediera a mi hija? Claro que no,  hasta el último aliento de mi vida haría lo que fuera porque ella entendiera  el daño que se está causando así misma. Recalco, que entendiera ( no obligarla a cambiar; esa decisión quedaría en sus manos).

En ese caso buscaría la llave que abre la puerta y así he aconsejado cuando  he sido consultada al respecto.  En estos casos de adolescentes que creen que se comen el mundo y que  ya son independientes de sus padres sin serlo en realidad, que no escuchan a los padres por mejor intencionados que éstos sean, buscaría que el mensaje le llegara por otra vía: por ejemplo por vía de  la mejor amiga o compañera de colegio a la que  le haría ver - si es que ella ya no lo ha visto- el daño que mi hija se hace y que ella ( la amiga)  si realmente la quiere nos podría ayudar a encaminar haciéndole ver dónde se está equivocando.

Podría dar infinidad de ejemplos de casos distintos,  pero no me quiero alargar más.  Espero haber respondido a la pregunta de forma suficientemente clara pero si surgen dudas relacionadas con lo expuesto o necesidad de ampliación,  por favor háganmelo saber en los comentarios.

El próximo miércoles seguiremos avanzando en este proceso de autoconocimiento.





13 comments:

Paco Cuesta said...

Querida Myrian:
Me pregunto si podría llegar a la amiga transmisora del mensaje con mayor éxito que con la hija -se que debemos intentarlo- tal vez, y digo tal vez la distancia de ambas con todos los padres sea la misma.
Quizá haya que empezar desde la cuna, pero, ¡tenemos tantas obligaciones!.
Gracias. Un abrazo

Aristos Veyrud said...

La madre de todas las sombras es el miedo y el padre la ignorancia de nosotros mismos, afortunadamente las ciencias del alma cada vez tienen más difusión y ahora crece el número de personas que estando antes indefensas ante estos problemas actualmente tienen la posibilidad de adquirir herramientas para su defensa y bienestar.
Gracias Myr por tu generosidad un abrazo!!!

Asun said...

Muchas veces no tenemos la perspectiva y objetividad adecuada para con nosotros mismos. Tenemos un concepto de nosotros muy arraigado que nos hace vernos a través de un prisma determinado. Estamos tan convencidos de ser únicamente tal y como nos percibimos que no somos conscientes de qué es lo que realmente transmitimos. Tal vez el otro nos ve de manera muy diferente (puede ser que con más aspectos positivos o puede que con otros negativos que nosotros no vemos). Por eso creo que es es muy bueno, con una mente abierta, conocer cómo nos ven los demás, sobre todo si lo que nos están diciendo es algo que se repite una y otra vez. Si lo que nos dicen es positivo, podremos querernos un poco más y mejorará nuestra autoestima, y si no es tan positivo, nos dará la oportunidad de reconocer nuestros defectos y a partir de ahí intentar suavizarlos.

Normalmente cuando hacemos frente a nuestros miedos y traspasamos la barrera que nos imponen, vemos que las consecuencias no eran tan horrorosas como nos las imaginábamos, que eran más bien fantasías.

Respecto a ayudar a otro: es imprescindible que la otra persona se haga consciente de que tiene un problema (hay gente que por mucho que se les ponga delante son incapaces de reconocerlo). A partir de ahí sería necesario que aceptara ser ayudada. Si no, no hay nada que hacer.

MYRIAM, muchísimas gracias por todas estas lecciones prácticas que nos estás dando para ayudarnos a enfrentar nuestras sombras y nuestros miedos, para ayudarnos a conocernos y crecer como personas.

Un beso muy grande, amiga.

Unknown said...

Es bien recibida la percepción que tienen de nosotros, nos ayuda a modificar ciertas conductas que molestan a los demás y así tener una mejor relación.

Me he quedado pensando sobre los hijos...no recurrí a ninguna amiga, hablar, escribir cartas...todo se ha tornado en una agresividad total.
Hablaré nuevamente con mi terapeuta, sobre la forma de obligar (aunque te parezca loco) a que podamos entender lo que sucede. No sé si un juez puede hacerlo.

Besos mi bella, buen análisis :)

María said...

Interesante este tema que nos traes los miércoles.

Hay personas que pueden hacer sombras a otras, haciendo que la autoestima quede por los piés.

Conozco el caso de la madre de una niña que saca muy malas notas, que esa madre, en vez de apoyar a su hija, y ayudarla, lo que consigue es el efecto contrario porque siempre la está transmitiendo mensajes negativos como que: vas a suspender el curso, no vales nada, no me extraña que tus compañeros se rían de tí...

¿Tú crees que se puede ayudar a alguien con estos mensajes?

Intentemos ser positivos, y no, no sólo, no hacernos sombras a nosotros mismos, tampoco a los demás.

Un beso.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ said...

Absolutamente fantástico. Lo he imprimido Myr.

Hablaremos.

Besos enormes.

Pedro Ojeda Escudero said...

Excelente, excelente, excelente.

Hada Saltarina said...

Indentificar los verdaderos miedos que se tienen resulta muy interesante, porque es verdad que a veces uno cree temer algo en concreto y en el fondo el miedo que subyaces es otro. Gracias por esas buenas ideas para indagar en el autoconocimiento y esos buenos consejos de actuación.
Besos

virgi said...

Te felicité por tu cumple bloguero.
Ahora por tu dedicación a este tema.

Un fuerte abrazo

Clara said...

Muy interesante.Ignorar,negar,aparcar los miedos...nos alejan de nosotros mismos.Darnos cuenta es la llave para conectar con esa pasión que es vivir.No me pierdo un miércoles.Un abrazo

MIMOSA said...

La lucha interna con uno mismo, que se traduce en esos miedos por conocer lo que quizás sabemos pero no queremos ver. Las percepciones que tienen los demás sobre uno pueden ser un punto de partida en ese viaje interior al conocimiento, y pueden ser un buen reflejo.
En cuanto a ayudar a un ser querido, tendemos a hacerlo instintivamente, sin pedir siquiera permiso, pero creo que en eso erramos, puesto que primero, deberíamos dejar que sea el otro quién se de cuenta de la necesidad de esa ayuda, y nos la pida, porque por más que queramos dársela, será en vano, hasta que no sea la otra persona quien comprenda que la necesita. Pero si podemos estar vigilantes y dejar claro que puede contar con nosotros en el momento en que la pida. (Creo que me estoy liando un poquito).
Gracias Myriam por este trabajo que nos ofreces con la sombra.

pd: por cierto, con respecto a lo dicho en mis palabras en lo del tiempo, es una forma de expresar que no guardo rencor a nadie, y que se, porque creo conocerme un poquito (que llevo trabajando en ello un tiempo), que si alguna de esas personas me necesitara, no dudaría en acudir, pero gracias no obstante por el aviso.
Un fuerte abrazo!!!

Antonio said...

Solo una palabra: EXCELENTE.
Besos

Merche Pallarés said...

Me sorprende haberme perdido este post... MUY interesante e instructivo, querida MYR y sí los miedos son atenazantes. No sé si será debido a mi inconsciencia innata (como te habrás percatado soy bastante inane...) no sufro de miedos, gracias a todos los dioses. Besotes, M.