Saturday, September 11, 2010

Ana Felix y el travestismo en el Quijote - Caps. 1,26; 1,28; 2,60; 2,63


El presente escrito es una contribución al grupo de Lectura del Quijote que dirige Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. 


Cervantes usa claramente el travestismo como elemento paródico en el capítulo 26 de la Primera Parte cuando hace que al cura le viniera "un pensamientro muy acomodado al gusto de DQ" al querer disfrazarse de doncella  andante (y el barbero de su escudero). Cervantes juega en ese momento con las fantasías eróticas de la audiencia, amén de ridiculizar al clero, dominado por el yugo inquisitorial de aquel entonces. Como sabemos será luego el barbero quien asuma ese papel, porque el cura  lo pensó mejor,"que asi se profanaba menos su dignidad". No importa. La sóla idea de que el cura o el barbero  intentaran vestirse como mujer, es tan divertida como ridícula y debió arrancar una gran carcajada a la audiencia ya anticipada en la reacción de Sancho al verlos disfrazados.  El fin que se proponian ambos personajes lo sabemos:  "ayudar" a Don Quijote, convenciéndolo de ir a dónde la doncella quiera, para en realidad llevarlo a un lugar para tratar de curarlo de su locura. Nótese que en el caso de trasvestismo de hombre a mujer, siempre busca  Cervantes evocar la risa del público, por lo paródico. Esto no es así en los casos de trasvestismo de mujer a hombre en que, como lo veremos en los ejemplos que siguen, busca  Cervantes otros efectos.

Otro ejemplo lo encontramos en el capítulo 28  también de la primera parte "Cuando detrás de un peñazco vieron sentado al pié de un fresno a un mozo vestido como labrador". Ese mismo mozo, más adelante en el relato "se quitó la montera y sacudiendo  la cabeza a una y a otra parte, se comenzaron a descoger y desparcir unos cabellos, que pudieran los del sol tenerles envidia. Con ésto conocieron que el que parecia labrador era mujer y delicada [...]"  y continúa uno de los pasajes más eróticos de toda la novela, describiendo la belleza de Dorotea quien se peinaba con las manos y tenía los pies en el agua.  Un varón que se transformaba en mujer y muy bella.... ¡cuán tremendamente estimulante para las fantasías de cualquier lector de aquella época y de la nuestra también!.

Encontramos un ejemplo más en el capítulo 60 de la Segunda Parte, cuando Don Quijote y Roque Guinart sienten a sus espaldas "un tropel de caballos y no era sino uno solo, sobre el cual venía a toda furia un mancebo [...]" que al acercarce dijo llamarse Claudia Jerónima, hija de Simón Torrellas. Una mujer que demuestra ser una muy hábil jineta, como una verdadera amazona. Los lectores debían de estar fascinados y erotizados con ella.

Pero el ejemplo  de trasvestismo más llamativo, por su fuerza y por todo lo que explica Pedro Ojeda en su clase del capítulo, lo desarrolla Cervantes en el personaje de Ana Félix en el Capítulo 63 de la Segunda Parte.

Ana Felix, morisca cristiana nueva, hija de Ricote, el vecino de Sancho y arráez o sea, capitán de un bergantin turco,  se enfrenta con La Capitana, la galera en la que estaban DQ y S., uno de "los más ligeros bageles que en la mar navegaban".  En total 4 galeras rodean al bergantín  y lo obligan a ir a la playa.  Sólo cuando  el Virrey que a la sazón estaba en el pueblo y el General de las galeras quieren ahorcar al arráez   , Ana Felix descubre su identidad y cuenta su historia. Una historia de raiz bizantina llena de aventuras y peligros en las que relata como fué llevada por dos tios de ella a Berbería... Ana Felix es, una mujer valiente y activa que ha tomado las riendas de su vida. Muchas mujeres de la época han  soñado sin duda con poder gozar de esa libertad suya en los mares. De hecho la historia recoje testimonios como el de Catalina Erauzo, la monja Alferez o un poco más tarde a principios del S XVIII  la existencia de mujeres piratas en la vida real como  Anne Bonny   o  Mary Read.

Verónica Azcué en El vestido en Don Quijote: espejo o espejismo de una sociedad,
sostiene que  el Quijote contiene una teoría de la vestimenta  con una indagación sobre el dualismo apariencia /realidad ,  que termina cuestionando su eficiacia como identificador de clase y su función como fachada de una sociedad jerárquica sin aparente mobilidad. La autora concluye en que el uso del vestido en la Novela de Cervantes, cumple una función: a- clasificadora social, b- como motivo cómico ( paródico, ridículo) y c- como elemento determinante de las posibilidades y alcance de los mismos. Produciendo a través de estos signos visuales de carácter simbólico el movimiento del texto que oscila entre perpetuación y desestabilización del sistema.

Es justamente al punto c- que quiero referirme. Para la mujer de Renacimiento como lo  analiza  M. Fernandez Alvarez en su libro  no había muchas posibilidades, en el mejor de los casos o bien casada o monja.Tampoco las había en el Barroco. El cambio de ropa no necesariamente significaba que la mujer fuera lesbiana. Muchas veces este cambio de ropa era transitorio, hasta lograr el objetivo:  escaparse de la casa o del convento. Otras han hecho como  Catalina Erauso que consiguió el Favor del Rey Alfonso IV  para continuar vistiendo ropa de hombre como premio a sus hazañas.  La mayor de las veces  ésta era la única salida para una mujer que no quería  vivir de acuerdo a los ideales del Renacimiento, ni de acuerdo a los preceptos del misógeno  Fray Juan de León,  y su Manual de La Perfecta Casada , es decir para la mujer  que no queria casarse, ni  tener hijos, que quería estudiar y hacer otras cosas. Ya en la  Baja Edad Media, tenemos constancia de un caso que la Iglesia trató de tapar por todos los medios: El de La papisa Juana, cuyo testimonio de su existencia se recoje en dos documentos  unos doscientos años más tarde ( de Martin de Opava y del también  dominico Jean Mailly) pero que ha dado lugar a una intensa polémica  y su vida ha sido novelada por la escritora Donna Woolfolk Cross, 1996. ¿Leyenda o realidad? Lo cierto es que a partir de entonces  para la elección de los Papas se contó con una silla curial con un orificio en el centro del asiento,  para saber si el  Nuevo Papa "Testiculum habet et bene pendant", aunque hay quienes nieguen también ésto.

Igualmente, en la vida real del Siglo XVIII con los metodos más modernos de  identificación e inspecciones, la mujer  se ve obligada a dejar de disfrazarse para poder escapar a su destino marcado por una sociedad que la asfixiaba.

En el Quijote, entonces para mí, Cervantes al indagar sobre las posibilidades del travestismo en las mujeres, por un lado erotiza a los lectores varones con los cambios de ropa en las mujeres y por el otro, denuncia la situación de la mujer a la vez que deja  que sus lectoras jueguen vivamente con la imaginación... ¿y quién sabe? Quizás alguna fuera aún más allá.

14 comments:

El Drac said...

Me has dejado impresionado con este pequeño ensayo sobre el travestismo en el Quijote, la verdad siempre lo había leído como una forma jocosa y sin darle mucha importancia, gracias a ti he podido abrir los ojos del conocimiento. Un gran abrazo

Janeth said...

Tienes razon amiga Myrian en decir que la lectura del Quijote es tremendamente sensual y estimulante, es una de las obras de Cervantes que me atrae profundamente por todas esas cualidades, la simbologia es atrapante, y ahora que lo mencionas la sensualidad de sus letras en algunos capitulos tambien, sin duda es una novela exquisita en todos los ambitos, y desde luego agarra al lector desde su principio hasta el final

Manuel de la Rosa -tuccitano- said...

Se añoraban los comentarios psicoloquijotescos. Era muy de moda el travestismo en la literatura de la época.... Besos

Paco Cuesta said...

Muy cierto, el travestismo mujer-hombre perseguía -y posiblemente persiga- huir de una situación complicada, o del rol que la sociedad les tiene asignado.
¡Siempre consigues hacernos pensar!

Asun said...

En esa época, y durante muchos años, para la mujer, era la única forma de poder acceder a una forma de vida y a unas experiencias que le estaban vetadas por su condición de mujer.
Así pues, no es de extrañar que Cervantes, que como estamos viendo a lo largo de la novela se servía de ésta para denunciar públicamente muchas de las realidades de entonces, persiguiera despertar la imaginación de las lectoras vistiendo de hombre a algunas de las mujeres. Y si además conseguía erotizar a los varones, ya tenía a todo el público en el bolsillo.

Leí en su día el libro "La papisa" y me encantó.

Veo que después del receso vacacional tienes ya las neuronas a pleno rendimiento.

Besos

Micaela said...

El Quijote está tan lleno de sabiduría por todas partes, en cualquier capítulo...Una entrada muy interesante. Un beso grande.

Merche Pallarés said...

¡Myriam, chapeau! Magnífica tu exposición quijoterótica. Desde el principio, he percibido que "Don Quijote" es una obra MUY lanzada y MUY erótica para su época. No solo hace una velada crítica de la condición de la mujer que se tenía que trasvestir en hombre para que la respetaran--aunque choca con todos los comentarios misóginos, sea dicho de paso...-- pero sobre la homosexualidad que está MUY latente en toda la obra, hasta el punto que creo que "Don Quijote" es un panegírico a la misma. La "amistad" entre Quijo y Sancho es MUY homosexual. Besotes, M.

Abejita de la Vega said...

¡Qué interesante lo de la Papisa!
Era un salida desesperada, pero salida: hacerse pasar por hombre, para hacer na vida distinta de la de esposa y madre.
Cuando era niña cantábamos el romance de la doncella guerrera:

ROMANCE DE LA DONCELLA GUERRERA

En Sevilla a un sevillano
siete hijas le dio Dios,
todas siete fueron hembras
y ninguna fue varón.

A la más chiquita de ellas
le llevó la inclinación
de ir a servir a la guerra
vestidita de varón.

Al montar en el caballo
la espada se le cayó;
por decir, maldita sea,
dijo: maldita sea yo.

El Rey que la estaba oyendo,
de amores se cautivó,
—Madre los ojos de Marcos
son de hembra, no de varón.
—Convídala tú, hijo mío,
a los rios a nadar,
que si ella fuese hembra
no se querrá desnudar.

Toditos los caballeros
se empiezan a desnudar,
y el caballero Don Marcos
se ha retirado a llorar.

Por qué llora Vd. Don Marcos
por qué debo de llorar,
por un falso testimonio
que me quieren levantar.

No llores alma querida
no llores mi corazón,
que eso que tú tanto sientes,
eso lo deseo yo.

http://www.poesia-inter.net/indx0031.htm

Pedro Ojeda Escudero said...

Excelente análisis, Myriam. Otro regalo tuyo a nuestra lectura.
En efecto, hay múltiples aristas en el travestismo: una de ellas denuncia la posición de la mujer, que para hacer determinadas cosas debe vestirse de hombre y fingirse tal; otra también la señalas acertadamente, el indidudable efecto en el lector masculino, como tantas mujeres vestidas de hombre en el teatro española de la época.
Besos.

MBI said...

Ese mundo personal...¿esta vedado?
X

Antonio Aguilera said...

No puede estar más completo este pequeño ensayo, como dijera otra comentarista. El hombre vestido de mujer, la mujer de hombre.

Dos casos me llaman sobre todo la atención, 1º) Dorotea con su melena al viento y sus pies blanquísimos sumergidos en el arroyuelo: la estampa no puede ser más erótica; 2º)el caso de Catalina Erauso que consiguió el favor del rey para seguir vistiendo de hombre por sus hazañas de guerra. Ésta última tiene todas las pintas de haber sido "marimacho", por su ardor guerrero.

Felicidades por esta puequeña joya

pancho said...

Perdona la tardanza, pero llevo unos días bastante ocupado, aunque no te haya comentado hasta ahora leí el trabajo hace unos días, icluso lo imprimí para leerlo con más calma.

Me parece un buen estudio de la situación de la mujer en esos siglos. Me llama la atención la importancia que ha tenido las instituciones religiosas como refugio de artistas y literatos. Al fin y a la postre eran los que podían pagar por su trabajo. Los monasterios y conventos como refugio de poetas y literatos. Debía ser la única forma que tenían de poder vivir de lo que les gustaba.

La liberación de la mujer es algo muy reciente. Ahora se quejan de que tienen que trabajar el doble: en casa y fuera. Lo mejor es ser millonario y vivir del cuento.

Cervantes construye una historia inverosimil alrededor de Ana Félix. Era consciente de que no se lo creería nadie. No podía ser de otra forma tratándose del asunto tan candente de la expulsión.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ said...

Bueno, aquí estoy, querida Myr. Como te dice Antonio Aguilera, esto es un ensayo, y además extraordinario. He disfrutado leyendote y me ha gustado muchisimo todo lo que dices y, sobre todo, el rigor cientifico con que lo dices.

Estupendo.

Un beso y abrazo enormes...!

Alatriste said...

jejeje, vaya! este artículo sólo podías escribirlo tú Myriam. Coincido contigo en esos matices eróticos sobre todo en algunos casos. Hay que recordar que la mayoría de los lectores de la época eran varones.

Por otro lado el travestismo si no recuerdo mal era algo común en el teatro, y Cervantes, no lo olvidemos, viene de allí.

Bravo por tu análisis, a ver si te veo en la lectura del youtube chiquilla.