¡Agua! ¡Agua! quiero agua, digo la zorra al camello, mientras transitaban, casi agotados, por el desierto. El camello entonces paró en seco, abrió la mochila y sacó una cantimplora alcanzándosela. La zorra que tenía sed, bebió de ella hasta la última gota y siguieron caminando, lentamente, hasta Samarkanda. Cuando llegaron, el pueblo entero salió a recibirlos y hubo fiesta, nadie hasta entonces había hecho la ruta de la seda, en medio de un sol ardiente completamente disfrazado y aquí tenían a dos que de muy lejos habían llegado.
Llegaron felizmente gracias a la resistencia del camello y a la sagacidad de la zorra. Buena pareja.
ReplyDeleteUn abrazo, Myriam.
Bien está lo que acaba, ¿no?
ReplyDeletejajaja Me he imaginado la joroba del camello abriéndose como si tuviera bisagras para sacar la cantimplora, dentro tenia de todo, hielo y hasta una botella de ginebra...jajaja
ReplyDeleteBesos y salud
Agua= Vida.
ReplyDeleteEl agua es vida!!!
ReplyDelete¡Ah, Samarkanda, deseos de ir!
ReplyDeleteY emular a mi querido Corto Maltés.
Muuuuuuuchos besos
Que buena es cuando se tiene sed.
ReplyDeleteUn abrazo.
¡Agua! ¡Vida!
ReplyDeleteyo escribí un libro entero porque la necesitaba cerca...
ReplyDeleteBesos.