El círculo mágico por John W. Waterhouse
EL MILAGRO DEL CÍRCULO MÁGICO
( Conto galego )
Cursaba
1º de especialidad de Filología Románica en la Universidad de Deusto,
Bilbao. De aquella, que diría un gallego enxebre castellanizando su
modismo, en lugar de nuestro por aquel entonces, en Bilbao no se
estilaba beber cerveza y a quienes lo hacían los consideraban poco menos
que esnobs. Las cuadrillas de txiquiteros del bocho bebían vino tinto
de Rioja en unos pesados vasos ad hoc. El Departamento de Filología
inglesa organizó un viaje cultural de cinco días a Londres en las
vacaciones de Pascua. El segundo día de estancia en Londres tuve un
encuentro con el diablo, quien dirigió mis pasos a un Irish Pub y me
puso delante las pintas de cerveza negra. Confieso que me pasé, no siete
pueblos, como por acá se dice, pero sí dos linios o canteros, lo que,
traducido a cerveza, vendría a ser dos pints of stout de más. Cuando nos
congregamos ante la entrada de la Tate Gallery para una visita guiada,
yo me sentía entre chispo y ajumao, dicho con más concreción, entre
eufórico y calamocano. Hasta el punto de que, una vez dentro de la
Gallery, no tardé ni cinco minutos en perder de vista al grupo. Me di
de cuenta, otro galleguismo del castellano hablado por gallegos, me di
cuenta, digo, de que me encontraba solo y señero delante del cuadro The
magic circle, de J.W. Waterhouse. Lo primero que me vino a la cabeza fue
un pensamiento digno de un especialista en Antropología filosófica: “
Esa mujer ha tenido que ser niña. ¿ Cuándo y cómo una mujer muta de niña
a mujer?” Pensé preguntárselo a mi padre en cuanto regresara del viaje;
pero enseguida rechacé la idea, temeroso de la repuesta que pudiera
darme… Pensé luego si el pintor no habría querido hacer una alusión al
coro de brujas que inicia la ópera Macbeth de Verdi-Shakespeare . Lo
rechacé, porque una bruja, por muy bruja que sea, no puede formar un
coro. Luego pensé que tal vez el pintor quisiera retratar a una fanática
de las muchas sociedades secretas y esotéricas que pulularon durante la
era victoriana. Fui rechazando a la Sociedad Teosófica, a los secuaces
del ocultismo, de la francmasonería… y me quedé con la Sociedad de la
Panacea como posibilidad más plausible: estos defendían la
experimentación posibilista para obtener un fármaco capaz de erradicar
todas las enfermedades que la raza humana pueda contraer, negando así
que pueda ser verdad la catástrofe final del Apocalipsis… Quise a todo
trance saber el contenido de la caldera y, obsesionado, vi cómo la
señora me miraba con total extrañeza, mientras yo ponía la empuñadura de
mi paraguas encima de la caldera, la agitaba repetidas veces
lateralmente para desviar la parte baja de la columna de humo y poder
así ver el contenido de la caldera. Juro por Tutatis y por mis dioses
manes y lares que lo que vi fue un pulpo de dimensiones regulares, o
sea, conformes con la regla, de 2’50 kg. a 3 kg… Al día siguiente,
resacoso, recordé el sabio consejo para estos casos del tío Millán, un
agricultor montañés de Tarilonte de la Peña, Palencia: Si quieres que
una mierda no te haga daño, échale un remiendo del mismo paño. Ni que
decir tiene que obré en consecuencia: del sabio, el consejo…
Lo
mismo que la primavera llega con sus golondrinas, el verano llegó con
sus vencejos. Veraneaba la familia en Chanteiro, una aldea coruñesa
entre la Coitelada y el Segaño. En una escapada a Coruña, actualmente A
Coruña, compré en un estanco una hoja de papel barba y un sobre y, tras
comer en un bar restaurante de la Calle Los Olmos, me acerqué al Jardín
de San Carlos, pequeño, recoleto, silencioso, bien arbolado, con la idea
de descansosestear. Me senté junto al muro que da al castillo marino de
San Antón, extendí sobre un mármol el papel barba y, sacando mi
flamante estilográfica Parker 45, recién llegada en un petate militar de
un bazar indio de Ceuta junto a un pequeño envoltorio de piedras de
mechero, pergeñé una señora epístola laudatoria, la introduje en el
sobre, que cerré de un lametazo en el borde engominado, escribí “ A la
atención de Sir John Moore” y , sin sello, la deposité en la lápida que
cubre el monumento funerario tumba del General británico muerto en
combate frente a las tropas de Napoleón. La misiva era un
reconocimiento de gratitud al pueblo británico, que había mandado tropas
para expulsar del suelo patrio al corso y había dado al pueblo gallego
la receta de un manjar acreditado aujourd’hui y heutzutage en el mundo
mundial, que diría Elvira lindo: el pulpo a feira…
Conto galego escrito por José Tejerina para la Convocatoria de relatos jueveros de Myriam desde su blog De amores y relaciones, y como no tengo blog, lo publico en el suyo y aquí mismo pasaré a leer los comentarios de quienes los dejen.
Todo sea por el pulpo!!! ummmm :)
ReplyDeleteUn relato estupendo. Felicidades
Desde luego es toda una odisea seguir los pasos pero sin duda nos llevan aun buena historia en la cual he aprendido mucho. Gracias por compartir y te deseo una magnifica noche. Un abrazo.
ReplyDeleteJOSE: Muy sabio tu tío y muy generoso el General John Moore. Mira por dónde vino el pulpo a aparecer jajaja y a transformarse esa receta en un clásico gallego. Divístidisima toda la anécdota de tu visita al Pub Irlandés y a la Tate Gallery of London, con tamaña inmersión en "The magic circle". Estoy muy contenta de que mi convocatoria te haya hecho recordar esta gran anécdota y te agradezco de corazón que quisieras compartirla con nosotros. Quiero también, en nombre de todos los compañeros, darte la bienvenida al grupo de los relatos jueveros.
ReplyDeleteUn fuerte abrazo,
Un relato bien ensortijado entre cervezas y pulpos una y otra vez evocados! he tenido que detenerme en palabrass como esta: descansosestear! un hallazgo jeje.
ReplyDeleteAbrazos jueveros
=)
José cuanta elocuencia , heutzutage da gusto leer textos como el tuyo.
ReplyDeleteUn placer darte la bienvenida.
Un fuerte abrazo.
¡Me encanta este cuento gallego! La verdad es que más que darme ganas de viajar a inglaterra para ver los cuadros, me da ganas de viajar a Galicia ;)
ReplyDeleteUn besazo, José
El humo tiene toda la pinta de oler a plupo a feira, pero nunca esta de mas cercionarse. No comentas nada dee si tuviste oportunidad de contrastar la edad y madurez de la brujacinera, se entiende.
ReplyDeleteya tenemos algo que agradecer a los ingleses, algo contemporaneo, me refiero.
ya que te has apuntado al carro de los relartos jueveros, comprobaras que no es tan facil escapar como del cuadro de la bruja
Bienveludos
el comentario anterior soy Gabiliante.blogspot.com. no estoy con mi ordenador y me sale todo anonimo o no sé como pornelo
ReplyDeleteGABILANTE: Gracias , muchas gracias por aclararlo, justo iba a pedir a UNKNOWN que se identificara. Abrazos.
ReplyDeleteTe he ido acompañando de un lugar a otro y me ha encantado pero me quedo con el pulpo. Muy buen relato. Besos.
ReplyDeleteEN NOMBRE DE JOSE, agradezco los comentarios de SYLVIA, CAMPIRELA, MÓNICA, BERTA, DAFNE, GABILIANTE y de MOLI DEL CANYER. Abrazos a todos.
ReplyDelete-Casi es una tesina,en vez de un cuento: porque mira que tiene tela esto para ser un pulpo de ocho patas.Se nota que ud domina el verbo y la narrativa, madre del amor hermoso y un viva por este manjar ; pulpo a feira...
ReplyDelete-Gracias José , con este viaje guiado y tan entretenido.
José me has transportado con tu relato de cocina de brujas al último pulpo a la gallega que me comí hará ya casi un año, yo no sé de donde sacaría el brujo o la bruja del cocinero su magia pero desde luego, magia tenía, fíjate que me convirtió uno de esos pulpos como el que tenía tu bruja en la cazuela de 2 o más kilos en una feria de dos o tres escuálidas rodajas flotando en aceite sobre el círculo del plato.No sé pero creo que a pesar de la magia a mí no me funcionó el hechizo pero seguramente fue porque no iba ahumá. Muy divertido tu relato y lo bueno es que como siempre nunca se sabe a dónde nos lleva al final. Saludos
ReplyDeleteTe ha llevado lejos, y bien documentada. Un gusto leerte
ReplyDeleteUn abrazo
Bueno, bueno, bueno... Me has dejado impresionada con tu aportación, nunca te había leído, así es que te felicito y me felicito por tenerte entre los Jueveros.
ReplyDeleteDicho ésto te diré que nunca creía que unas pintas iban a dar para tanta elucubraciones filosóficas, te prometo que la próxima vez que visite un museo me las tomaré esperando que surtan los mismos efectos que se dieron en ti.
Todo un placer.
Interesante tu participación , te doy la bienvenida y mi felicitación.
ReplyDeleteUn abrazo.
¡Menudo barambán como decimos por estas tierras! Eso sí, no le falta ni un punto de ironía ni un alarde a la tierra. Pura ironía en muchos puntos y obliga a leer como si te hubieras tomado tres pintas, vamos, entre la tontera de no poder parar.
ReplyDeleteTe felicito por el relato, José, y te agradezco el relato que me ha hecho sonreír :-)
Espero puedas participar más veces y nos sigamos leyendo.
Un beso enorme.
Gracias, Myr, por darle cabida en tu espacio. A ver si se anima a hacer un blog porque si escribe así, será un placer seguir descubriéndole.
Besos.
BERTHA, ESTHER, ALBADA, TRACY, MARIA y MAG, en nombre de JOSE les agradezco mucho su aprecio y comentarios. Muy buen fin de semana, Abrazos a todas y a cada una.
ReplyDeleteMuy buen relato para sumarse por primera vez a una convocatoria de los jueves.
ReplyDeleteMe gustó la interpretación del personaje del famoso y artístico cuadro.
Sobre que era la bruja, hechicera.
Y sus fracasos para entrar a diversas sociedades secretas. Parece que tampoco le fue bien en la que logró ingresar.
Bien contado.
DEMIURGO: En nombre de JOSE, muchas gracias por tu comentario. :-) Un abrazo mío y saludos de él.
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