El pastor André Trocmé era el líder espiritual de la congregación
protestante en la aldea Le Chambon-sur-Lignon del departamento de
Haute-Loire en el sureste de Francia. Su predecesor, Charles Guillon,
había sido elegido alcalde de la villa a principios de los años treinta y
André Trocmé le reemplazó en el cargo. Cuando Francia fue ocupada en
junio de 1940 y se formó el régimen colaboracionista de Vichy, Trocmé instó a sus
feligreses a brindar refugio a fugitivos del “pueblo de la Biblia”. Al
hacerlo siguió los pasos de Guillon que había educado a la comunidad en
ese espíritu de generosidad humana. Esa actitud y la bondad de muchos
congregantes convirtieron a Chambon y las aldeas circundantes en un
refugio único en Francia, en el cual muchas familias judías
sobrevivieron la guerra.
Cuando comenzaron las deportaciones de Francia en 1942 Trocmé exhortó
a su congregación a dar refugio a cualquier judío que lo solicitara. La
aldea y sus alrededores se llenaron rápidamente con centenares de
judíos. Algunos encontraron refugio permanente en la región montañosa de
Le Chambon y otros recibieron asilo temporario hasta que lograron
escapar a través de la frontera, especialmente a Suiza. A pesar del
peligro que ello implicaba los judíos eran alojados en las casas de los
habitantes del pueblo y de granjeros, en instituciones públicas y en
hogares para niños. Con la ayuda de los habitantes algunos judíos fueron
conducidos por senderos peligrosos a la frontera suiza. La comunidad
toda se alió para el rescate de judíos considerándolo un deber
cristiano.
De acuerdo a una estimación alrededor de 5.000 judíos pasaron por Le
Chambon y aldeas aledañas antes de la liberación. La gente de Le Chambon
actuó acorde a la convicción de que era su obligación asistir a sus
“vecinos” necesitados. Varios factores coadyuvaron para la creación de
ese espíritu: la historia de persecuciones de los protestantes en
Francia como una minoría religiosa, la empatía hacia los judíos por ser
el pueblo del Antiguo Testamento y la herencia bíblica compartida, y por
último, y no por eso menos importante, el poderoso liderazgo y el
ejemplo demostrados por su pastor André Trocmé y su mujer Magda.
Magda Trocmé estaba profundamente involucrada en la creación y
mantenimiento de ese refugio para judíos perseguidos. Ella ubicaba
familias dispuestas a alojar refugiados y arregló con los numerosos
colegios internos del pueblo para que aumentaran el número de
inscripciones. Muchas personas cooperaban activamente en la tarea.
Voluntarios alertaban a la estación de tren para que recibiera a los
refugiados que llegaban y que luego serían hospedados en casas de los
habitantes de la villa o conducidos a lugares seguros.Todas esas labores
que frustraban la política antijudía del régimen nazi se realizaban bajo el
patrocinio y el aliento del pastor Trocmé.
Las autoridades colaboracionistas del Régimen de Vichy del Mariscal Pétain, tenían sospechas de lo que ocurría, ya que
era imposible ocultar esas amplias actividades de rescate por mucho
tiempo. Éstas exigieron al pastor interrumpirlas de inmediato. Su
respuesta fue tajante: “Esa gente ha venido aquí por ayuda y refugio. Yo
soy su pastor y un pastor no abandona su rebaño... yo no distingo quién
es judío y quién no. Yo conozco sólo seres humanos.” Las presiones
ejercidas por las autoridades y las pesquisas realizadas por agentes de
seguridad no hicieron disminuir la determinación de Trocmé y sus
colaboradores y no lograron interrumpir sus actividades. El 15 de agosto
de 1942 Trocmé expresó vehementemente su opinión ante Georges Lamirand,
un ministro del gobierno de Vichy que se encontraba en visita oficial
en Le Chambon. Algunos días más tarde llegaron gendarmes al pequeño
pueblo para “purgarlo” de los residentes “ilegales”. Dos semanas
después, el 30 de agosto, el suspenso llegó a su apogeo con los rumores
sobre una orden de arresto que habría sido emitida contra el pastor.
En su templo colmado de feligreses Trocmé exhortó a los congregantes a
“cumplir el deseo de Dios, no el de los hombres” y destacó el
mandamiento de Deuteronomio 19: 2 – 10 acerca del derecho del perseguido
de obtener refugio. Ese día no hubo arrestos y algunos más tarde los
gendarmes fueron evacuados del pueblo, después de que su misión se
convirtiera en un resonante fracaso.
En febrero de 1943 Trocmé y dos colegas – el reverendo Edouard Theis y
el maestro Roger Darcissac – fueron arrestados y confinados al campo de
Saint Paul d’Eyjeaux cerca de Limoges. El pastor fue detenido por cinco
semanas mientras el comandante del campo trataba de coaccionarlo a
firmar un compromiso de obedecer todas las órdenes del gobierno. El pastor no sucumbió a la presión pero después de ser liberado se vio
obligado a pasar a la clandestinidad. ¡ Aún así, su ausencia no disuadió a los
habitantes de Le Chambon que permanecieron unidos en el propósito de
cumplir un mandamiento moral supremo, y mantuvieron el legado del pastor
Trocmé, alojando a los judíos perseguidos en sus hogares y
permitiéndoles vivir en calma relativa hasta el fin de la guerra.
El 5 de enero de 1971 Yad Vashem reconoció al Reverendo André Trocmé y
a su esposa Magda como Justos de las Naciones. Treinta y dos residentes
de Le Chambon sur Lignon también fueron honrados con el título y en
1998 la villa recibió un diploma de honor especial como tributo a su
conducta humanitaria durante la guerra.
El sobrino del pastor, Daniel Trocmé, enseñaba física, química y ciencias naturales
en Les Roches, un antiguo y prestigioso colegio internado protestante
situado en Verneuil, en el departmento de Eure. En 1941 su tío, el
pastor André Trocmé, le pidió asumir el cargo de director de Les
Grillons, un internado para niños judíos refugiados establecido por el American Friends Service Commitee (comité fundado por los cuáqueros, en 1917) en Le Chambon-sur-Lignon. Un hombre determinado y de
aspecto adusto, Daniel Trocmé, poseía cualidades humanas sublimes.
Jonathan Gali que a
los dieciséis años encontró refugio y trabajo en Les Grillons recuerda a
una persona fascinante y profundamente cultivada. “Daniel Trocmé nunca
pensaba en sí mismo. Era profundamente aplicado. Por la noche era
posible encontrar al director trabajando a la luz de una débil lámpara,
reparando los zapatos de los niños con trozos de neumáticos”. En las
mañanas de invierno Trocmé cocinaba sopa en una enorme olla de metal. A
pesar de sufrir de una enfermedad cardíaca cargaba el almuerzo de los
niños en una carretilla y la empujaba por dos kilómetros de un sendero
empinado. A la hora de dormir leía historias a los jóvenes y las
comentaba con ellos largo y tendido.
Después de algunos meses Daniel Trocmé aceptó la oferta de asumir la
dirección de su antiguo colegio de Les Roches. Allí continuó con sus
actividades de salvataje. El 29 de junio de 1943 la Gestapo realizó un
allanamiento en Les Roches con el propósito de arrestar estudiantes
judíos y al director. Trocmé no se encontraba en el colegio porque había
pasado la noche en Les Grillons. A pesar de haber tenido la oportunidad
de huir prefirió regresar y sumarse a sus alumnos judíos. Dieciocho de
ellos fueron arrestados con su director y conducidos a la ciudad de
Moulins. Durante su detención Trocmé continuó demostrando coraje y
determinación, alentando el espíritu de sus educandos. Durante el
interrogatorio en la jefatura de la Gestapo en Moulins fue acusado de
proteger a un joven judío de dieciséis años. A esto respondió que sólo
estaba ayudando a los oprimidos. En agosto de 1943 Trocmé fue trasladado
al campo de detención de Compiègne y de allí deportado a los campos de
Dora y Majdanek. En abril de 1944 Daniel Trocmé pereció en la cámara de
gas de Majdanek. Tenía 34 años de edad.
El 18 de marzo de 1976 Yad Vashem confirió a Daniel Trocmé el reconocimiento de Justo de las Naciones.
Fuente: Texto tomado de La página oficial de Yad Vashem, Museo de Conmemoración del Holocausto cito en Jerusalén.
Y parece que no aprendemos y nos encaminamos a repetir lo mismo. No hay más que echar un vistazo al panorama nacional e internacional. Y ver cómo el extremismo fanático se va posicionando de nuevo. Esto empieza a dar miedo.
ReplyDeleteUn abrazo, Myriam.
Habría que recordar siempre. Hoy decían que el 66% de jóvenes norteamericanos no saben nada del holocausto. Y ne Europa, España excluida, sólo el 30%. Hubo múltiples instituciones y personas a título personal que ayudaron más allá de lo posible durante esa monstruosa guerra inhumana.
ReplyDeleteUn abrazo y gracias por compartir
Un caso de ayuda de los muchos que hubo durante esa época, en mayor o menor escala, muchas iglesias fueron lugares de escondite y muchos judíos salvaron sus vidas, cuando encontramos casos con un salvamento tan numeroso, no es que sea mas importante, pero si que hay que darlo a conocer. Un abrazo
ReplyDeleteMe ha preocupado mucho una encuesta que se ha publicado estos días. Un tanto por ciento de la población occidental, muy alto, no conoce el significado de la palabra holocausto ni tiene conocimiento de lo que pasó. ¿Cuántas generaciones más para olvidarlo del todo salvo un puñado minoritario? Muy, muy preocupante.
ReplyDeleteBesos.
Ayer vi un documental en la dos, que justamente habla sobre el tema que traes.
ReplyDeleteY pesar que la historia puede repetirse... simplemente por vanidades humanas y pensamientos fanáticos...
Besos
Sin duda una entrada genial, hay que recordar las cosas, nunca se puede olvidar el daño que sufrieron tantas personas, sería injusto para ellos y sobre todo que jamás vuelva a ocurrir.
ReplyDeleteUn abrazo y un buen día.
Un recuerdo emocionado para los justos limpios de corazón. Un merecido homenaje. Besos Myriam.
ReplyDeleteEstos días se ha hablado mucho de aquellas personas que consiguieron salvar miles de vidas burlando a los nazis.
ReplyDeleteSu trabajo y su sacrificio quizá no hayan sido reconocidos con la fuerza que se merecen.
Aunque nunca es demasiado tarde para ello.
Musu handi bat.
De justos habia modestos y totalmente desconocidos igual que mi padre que salvo muchas personnas...
ReplyDeleteFue una época tan trágica que recordarla te hiere los sentimientos
ReplyDeleteSiempre me gusta leerte porque traes cosas interesantes y como en este caso, al menos para mí, no tan conocidas como debieran ser. Muy oportuna tu entrada en los días que la has hecho.
ReplyDeleteUn beso grande.
Estremece recordar aquellos tiempos oscuros para toda la humanidad, una vergüenza y cruel ignominia, que nunca debió haber sucedido y nunca mas se debería repetir, y ojalá lo estén pagando eternamente los responsables y colaboradores de esos crímenes...
ReplyDeleteBesos y salud
ReplyDeleteHe leido mucho sobre este tema y visto documrentales, impactante, estremecedor y de un sufrimiento enorme...
Un beso.
Estos días en TVE2, han pasado diversos documentales y películas para dar visibilidad en Auschwitz, hace 75 años y es importantísimo que se conozca por las nuevas generaciones.
ReplyDeleteHe visitado el campo de Mauthausen en Austria y también el de Buchenwald, en la bonita ciudad de Weimar. Al principio me resistía a entrar, pero después pensé que había sido necesaria la visita. Ya se sabe que: " Es necesario conocer nuestra historia para no repetirla".
Un abrazo