Ahí quedó refocilado -y extenuado- Gumersindo Díaz Rodriguez después del ardiente encuentro con su
querida Pola Alegría Alarcón quien dejó su impronta sellada como indeleble recuerdo de su
paso por los orgullosos atributos del susodicho aquella primaveral tarde en la vibrante y acogedora ciudad de Tel Aviv en Israel.
Pobre sin defensa...
ReplyDeleteElla dejó su impronta y el dejó en ella un recuerdo para no olvidar. Curiosa estatua. Abrazos
ReplyDeleteEs que con la caló que hace...se tiene que hacer ejercicios en la noche :D
ReplyDeleteBesote guapa.
No lo entiendo, seria diferente si pusiera ¡¡oh que polla!!¿que es eso de pola?.
ReplyDeleteSaludos
Y yo que pensaba que estaba tomando el sol en una playa nudista :-)
ReplyDeleteMusu bat.
Derrengado, exhausto, pero quién sabe si muy feliz :-)
ReplyDeleteUn abrazo
Jajajajaja
ReplyDeleteVaya mi querida Myriam, que este Gumersindo tuvo una faena de p...madre!
ReplyDeleteBueno, para eso se tiene lo que se tiene :)
Besitos y feliz verano.
Vaya si quedo exhausto, nada mas mira como quedo!
ReplyDeleteLe exprimio toda la adrenalina. Jajajja
Un saludo!
Desde luego, quedó hecho polvo, según parece... :)
ReplyDeleteBesos y salud
Agotadito se quedó el pobre de tanto trasiego y ajetreo nocturno. Jejeje.
ReplyDeleteUn abrazo, Myriam.