Cuando las vísceras gobiernan el mundo, Texto e imagen por Pedro Ojeda Escudero

Cuando las vísceras gobiernan el mundo se hace más necesaria la razón. Aunque parezca débil. Propongo un inicio: decir las palabras que deberían nutrirnos, no repetirlas sino decirlas lentamente, fijándonos en su significado esencial y cómo crecen cuando se juntan: libertad, igualdad y fraternidad. Libertad de los individuos antes que de las naciones o de los colectivos (los nacionalismos -sean cuales sean- son sentimientos gregarios que nacen de la manipulación emocional y de las relecturas intencionadas de la historia, solo los individuos libres componen una sociedad libre); igualdad de todos los seres humanos, una igualdad esencial ante todo y ante todos, para todo y para todos; fraternidad para amparar las diferencias, reconocerlas con empatía y colaborar entre todos con solidaridad respetando el mundo que te rodea.

Hay que decirlas, decirlas lentamente, interiorizar lo que significan y actuar en consecuencia cada día. Para ello, actúa con razón, nunca con las vísceras. Aunque al inicio te veas impotente y solo. No creas, piensa. No apoyes jamás aquello que haga sufrir a otros seres humanos porque antes o después todos sufriremos, tú también por mucho que las estrategias de desagregación social quieran que te sientas en el grupo que no sufrirá las consecuencias. No creas aquellas ideas que te hagan sentir mejor que los otros, con más derechos, con más privilegios. No te dejes llevar por consignas políticas de ningún tipo ni por mercachifles de lo espiritual ni por absurdas teorías conspiranoicas. Lo que quieren es desarraigarte para que dependas de otros. Vive cada día con la alta conciencia del ser humano que se siente parte de esta especie antes que miembro de un club, de una clase o de una nación. Sé libre. Desecha toda aquella idea que aparezca como grande y que te aparte de esto: libertad, igualdad y fraternidad. Se ha desatado lo irracional y no hay otra forma de actuar en esta intemperie.

Original publicado aquí.

Translated into English by Myriam Goldenberg:

When Guts rule the World, Reason becomes more necessary. Even if it seems weak. I propose a beginning: to say the Words that should nourish us, not to repeat them but to say them slowly, focusing on their essential meaning and how they grow when they come together: Freedom, Equality and Fraternity. Freedom of Individuals rather than of Nations or Collectives (Nationalisms - whatever they are - are gregarious sentiments born of the emotional Manipulation and intentional re-readings of History, only free Individuals make up a free Society); Equality of all Human Beings, an essential Equality before all and before everybody, for all and for everybody; Fraternity to protect the differences, to recognize them with Empathy and to collaborate among all with Solidarity respecting the World that surrounds you.

You have to say them [those words: Freedom, Equality and Fraternity] slowly, internalize what they mean and act accordingly to them each day. To do this, you should act with Reason, never with your Guts. Although at first you may look impotent and alone, do not believe it, but think!. Do never support that which causes other Human Beings to suffer because sooner or later we will all suffer, included you, however much the Strategies of social disaggregation want you to feel part of the group that will not suffer the consequences. Do not believe those ideas that make you feel better than others, with more Rights, with more Privileges. Do not allow yourself be carried by political slogans of any kind or by "mercachifles" of the Spiritual or by absurd conspiranoic Theories. What they want is to uproot you so that you will depend on others. Live each Day with the high Consciousness of the Human Being who feels himself part of this Specie before being a member of a Club, a Class or a Nation. Be free. Please, discard any idea that appears large and that separates you from this: Freedom, Equality and Fraternity. The Irrational has been unleashed and there is no other way to act in this bad Weather. Written by Pedro Ojeda Escudero.