Elie Wiesel murió el sábado a la edad de 87. Al final, lo que queda
con nosotros, dentro de nosotros, son los recuerdos.
Mucho se ha hablado y escrito acerca de Elie Wiesel, mucho queda aún por escribir sobre él quien después de emerger de los horrores de Auschwitz y Buchenwald, se dedicó a perpetuar la memoria de los millones de Judíos europeos que fueron asesinados en el Holocausto. Al hacerlo, se convirtió en la voz reconocida de sus sobrevivientes. (...)
Mucho se ha hablado y escrito acerca de Elie Wiesel, mucho queda aún por escribir sobre él quien después de emerger de los horrores de Auschwitz y Buchenwald, se dedicó a perpetuar la memoria de los millones de Judíos europeos que fueron asesinados en el Holocausto. Al hacerlo, se convirtió en la voz reconocida de sus sobrevivientes. (...)
No todos los supervivientes fueron capeces de trascender todo lo experimentado en lo que Elie Wiesel llamó "El Reino de la Noche" "El sufrimiento -observó una vez- no le da al hombre privilegios, todo depende que hace este con él: Si lo utiliza en contra de otro hombre, lo traiciona; Si lo usa para luchar en contra del mal, humaniza el destino y se eleva a sí mismo".
Describió sus propia encrucijada existencial en su conferencia al recibir el Premio Nobel de la Paz:. "Un recuerdo. El tiempo: Después de la guerra. El lugar: París. Un joven lucha para re-adaptarse a la vida. Su madre, su padre, su hermana pequeña se han ido para siempre. El está solo, al borde de la desesperación. Y sin embargo, no se rinde. Por el contrario, se esfuerza por encontrar un lugar entre los vivos. Adquiere un nuevo idioma. Él hace unos pocos amigos que, como él, creen que la memoria del mal servirá como un escudo contra el mal; que el recuerdo de la muerte servirá como un escudo contra la muerte ".
Había muchas dimensiones de este individuo único, verdaderamente extraordinario. Elie
Wiesel fue reconocido en
Francia primero, luego en los Estados Unidos, en Israel y más tarde en todo el mundo,
como un autor cuyo uso de las palabras era siempre elegante, directo y
penetrante. El
tema común primordial de sus más de 60 libros de ficción y no ficción
es la supervivencia, no sólo la mera circunstancia sino su poder transformador: El
preso de un campo de exterminio nazi, el Judío de la Unión Soviética luchando para
conservar una identidad nacional y espiritual frente a la opresión
política, el paciente de cirugía a corazón abierto; todos caracteres literarios que son alter ego con los que su autor se
encontraba en
diálogo permanente y por quien enseñó y continuará enseñando al lector
los elementos esenciales de la superación de lo que es más
desalentador, más desgarrador, en la propia vida. (...)
Igualmente
importante fue Elie Wiesel, el maestro que hizo un impacto duradero, a
menudo cambiaba la vida de miles de estudiantes que se presentaron en sus
clases por primera vez en el City College de Nueva York, en la
Universidad de Boston, Universidad Eckerd y más recientemente
también en la Universidad de Chapman. Sus
conferencias en la Calle 92 en Manhattan hicieron que los misterios del jasidismo y el pensamiento bíblico judío fueran accesibles los neoyorquinos, judíos y no judíos por igual. Él
tenía un conocimiento enciclopédico de la literatura y la filosofía,
junto con una curiosidad intelectual que parecía inagotable (...). También era activista por los derechos humanos.
Conocí a Elie desde que era un adolescente, él era muy amigo de mis padres, invitado frecuente en nuestra casa. Él
y mi padre se sentaban durante horas en discusiones sobre la política
del día (...) Uno
de mis mejores recuerdos de Elie es de él y de mi padre cantando melodías
jasídicas (...)
En Junio 6 de 1972, Elie me llamó con voz temblorosa, él y Marion, su mujer, habían tenido un hijo (...). Cuando fue nombrado Profesor Distinguido de Estudios
Judaicos en el City College de Nueva York y yo estaba de regreso en la ciudad después de graduarme en la Universidad John Hopkins, él me pidió
que fuera su ayudante, impartió un curso sobre la literatura del Holocausto y un seminario sobre el pensamiento jasídico. Mis
tareas eran las interactuar con los estudiantes sobre una base
regular, corregir exámenes y dar una conferencia sobre algún libro de Elie, algo que no haría. Lo
que más me sorprendió fue lo accesible que era Elie para sus estudiantes,
especialmente para los hijos o hijas de los supervivientes, que querían
hablar con él no de estudios pero si sobre sí mismos y de sus
relaciones con sus padres y sus esfuerzos para entender lo que sus padres
había experimentado. Escuchaba con paciencia, con empatía, daba consejos. Quizás más que cualquier otra persona era capaz de relacionarse con los hijos y nietos de los supervivientes. Él no sólo nos entienda sino que los facultaba para abrazar nuestra identidad. (...)
Tal
vez mi historia favorita de las muchas que le escuche contar es el
siguiente cuento jasídico: "En algún lugar -dijo el Rabino Najman de
Bratzlav- vive un hombre que hace una pregunta para la que no hay una
respuesta; una generación más tarde, en otro lugar, vive un hombre que hace otra
pregunta para la que no hay una respuesta, lo que no sabe sabe, es que su pregunta es en realidad una respuesta a la primera."
(...) Adiós a mi amigo, mi maestro, mi
mentor, Elie Wiesel.
Artículo escrito por: Menachem Rosensaft, asesor general del Congreso Judío Mundial. Enseña en las Fac. de Derecho en las Univ. de Columbia y Cornell sobre las leyes relativas a Genocidios.
Texto original completo en inglés aquí
Traducción y recortes mios
Cet homme de cœur n'a cessé d’œuvrer pour la paix.
ReplyDeleteReferente de un tiempo terrible, memoria viva -aunque él haya fallecido- de una historia que no debería repetirse.
ReplyDeleteUn abrazo, Myriam.
D.E.P.
ReplyDeleteMe uno a tu homenaje.
Que descanse en paz
ReplyDeleteBesos y salud
Gracias Myriam por este emotivo post.
ReplyDeleteComo dice nuestro amigo común Pedro, que la tierra le sea leve.
Un abrazo muy fuerte amiga.
Los pelos de punta.
ReplyDeleteGran homenaje.
Un beso.
Que la tierra le sea leve.
ReplyDeleteBesos.