Esta es la segunda y última parte del análisis mío del primer libro de la trilogía de Oscar Esquivias : 1- Inquietud en el Paraíso, 2- La Ciudad del Gran Rey y 3- Viene la Noche, que leemos con la guía de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. Esta última parte la publico, por razones de espacio, dividida entre hoy y mañana.
Veamos como O. Esquivias construye al personaje que tanto invoca a los Macabeos:
El Arzobispo Manuel de Castro era un hombre pequeño, ojeroso , de aspecto enfermiso. con ropas grandes que parecían ajenas a su figura, como si fuera un actor mal disfrazado ( P. 151). El organista P. Belzunegui lo percibía como un hombre de costumbres austeras (P. 22). La Srta Urraca Pastor, dirigente del Partido Carlista, lo veía como un hombre severo, que en cualquier momento acabaría con "la patochada" del P. Cosme Herrera de querer hacer la excursión al Purgatorio (Ps. 31, 32). La voz del narrador, nos lo confirma: "La Srta Urraca Pastor tenía razón al presumir que al severo arzobispo de Burgos le iba a parecer de locos que alguien pretendiera pasearse por el Más Allá". (P. 32) . Además era famosa la animadversión entre ambos, el P Cosme y el Arzobispo de Castro. (P.32). Por su parte, el P. Cosme lo consideraba intransigente ( P. 180), un cavernícola que no era capáz de meditar que el mensaje de Cristo pudiera ser de " signo facista" ( P. 128) que además obligaba a santiguarse cada vez que pasaban por calles con nombres cristianos que habían sido rebautizadas por las autoridades republicanas ( P.212). Rodrigo - el seminarista músico - percibía al Arzobispo de Castro como alguien a quien no le gustaba para nada la música, ni la poesía, es más: como alguien que miraba con sospecha cualquier cosa escrita en verso ( P. 108) En sí, todo lo que era arte era considerado por el Arzobispo como peligrosísimo, que se colaba en la liturgia y envenenaba la verdadera espiritualidad ( P. 109). La música era - según él - la más perversa de las artes porque se metía dentro y parecía ser uno mismo quien pensaba lo que el aire envenenado de sonidos le dictaba (P. 111). Aleccionaba sobre estos temas a Rodrigo cada vez que iba a buscar el estipendio que él le pagaba de su propio peculio personal. (¿Quíen lo entiende?).
Veamos como O. Esquivias construye a los personajes de los 3 generales que ignoran quienes son los macabeos:
Gral Emilio Mola: Con arrogancia y voz fria "depone" por teléfono desde Pamplona al Gral Batet (P 252). Fingió lealtad a la República, mientras que por detrás planeaba el golpe junto con otros generales (P. 253) con la intención de ¨"regenerar" España ( P. 255). Lamenta de corazón la "ligadura sentimental" de Batet con "un régimen espúrio" y quiere restablecer "la equidad y el orden" en su Patria por el camino de las armas (P. 255). Después de la muerte del gral Sanjurjo en un accidente de avión, hace colocar el Gral de mayor antiguedad al frente de la rebelión: El Gral Miguel Cabanellas (P: 302) pero muy habilmente manteniendo el mando en una dirección colegiada (P. 255) la llamada Junta de Defensa Nacional (Ps 329 y 333). "No disfruta " deponiendo a Batet y haciéndolo encarcelar, tampoco firmando ordenes de fucilamiento, pero cumple con su deber sin que le tiemble el pulso( P. 255).
Gral Miguel Cabanellas: Es el Gral Jefe de la Div. de Zaragoza ( P. 308) y de mayor antiguedad entre los afectados al movimiento. Gran militar y patriota, según Mola ( P. 302). Que con su anciano aspecto paternal y sus ideas liberales, hasta extravagancias, daría una imagen muy aseada como cabeza del alzamiento, quizás hasta más conveniente, que el Gral José Sanjuro o marqués del Rif. El Gral Dávila por el contario, lo considera un tibio, que en el pasado significó con la República, también masón, trastornado; según afirman, fué su Estado Mayor el que le obligó a proclamar el El Bando de Guerra, queriendo llevar a la imprenta en su lugar, un cuplé de la Chelito. También el P Cosme Herrera lo considera como que está al borde de la enajenación (P.323) Por su lado, el Captitán Paisán afirma que Cabanellas ha sufrido alguna crisis, pero que loco no está (P. 323) . Sin embargo, nosotros como lectores somos testigos de la crisis que padeció en la peluquería en la que creyó ser representante de la loción Nemo, "la mejor después de afeitarse"; incluso Cabanellas se echó a llorar ( P. 328) (en la misma peluquería en que la Iglesia había mandado a cortar el pelo a la estatua del Santo Cristo). Cabanellas teme al poder de Mola ( P. 329) que lo tiene "secuestrado" en Palacio ( P. 329). Hasta él mismo -al salir de la peluquería luego de sus crisis, pero muy erguido(P.330) - reconoce que es un viejo que a veces dice disparates (P. 329). Levantarse contra la República le supuso un dilema ético fortísimo y las decisiones que ha tenido que tomar ultimamente lo han desgarrado por dentro ( P. 303)
Gral Fidel Dávila: Pasó a reserva con la ley del Min. Azaña; de unos 70 años, de aspecto pacífico y bonachón, ridiculamente petizo, gran calva, bigotazos ya pasados de moda, siempre saliendo con un gran paraguas aún bajo sol de plomo. En apariencia vivía como jubilado, frecuentaba tertulias de los cafés, leía la prensa concienzudamente. El Gral Gonzalez Lara ( Gob, militar) lo había apodado "Madamma Butterfly" y le sacaba de quicio su caracter prudente y metódico. El Cap. Paisán no se sentía cómodo a su lado, dudaba a veces de si era muy inteligente o un perfecto idiota ( por sus largos silencios y su sonrisa que no venía a cuento) y hasta sudaba cuando lo veía venir de improviso (P.119). El Gral Dávila coordinaba la sublevación en Burgos y era el único que conoccía cuantas personas civiles y militares estaban implicadas en el golpe (P. 113) Agustín Garrús - el filólogo - lo espiaba, además de creer que estaba armando "un fiestón increible", lo consideraba un tesoro linguístico (P. 118), pero le disgustaba su aspecto hosco y retraido ( P. 119) Dávila mostró temeridad al organizar la reunión de los insurgentes para informarles los avances del golpe - primero en su casa, luego en la de la vecina agonizante a cuya casa trasladó al grupo ( P. 202) - Sin embargo, la agenda oculta de la reunión era el temor que sentía ante la posibilidad de que los implicados - que hasta el momento - no se conocían entre sí, negaran luego su responsabilidad en los hechos ( P. 206). Davíla consideraba al Gral Sanjurjo como una bestia inculta (P. 243) pero odiaba también a "señoritos de provincia ricos" como el Perfecto Ruiz Dorronsoro.
¿Cuándo y en qué circunstancias son nombrados los macabeos por el Arzobispo de Castro?
La primera vez que vemos citado en el libro de Esquivias a los macabeos, es cuando el Arzobispo le dice al Gral golpista Emilio Mola, ya instalado en el Palacio de La División, luego de haber hecho encarcelar al Gral Domingo Batet: "- No, no, permita que sea yo quien bese su mano, mi General, mi caudillo ¡mi macabeo! porque Ud. es el nuevo macabeo, excelencia"( P. 274) . No sólo le besa las manos el Arzobispo, en una clara inversión de roles, pués debería ser el Gral quien debiera besar el anillo del Arzobispo. También se las besaron todos los civiles ahí presentes que apoyaban el golpe mientras que afuera una multitud esperaba. (Ps 274, 275). Queda clara la figura del General Mola como libertador, salvador.
Mola, entonces, se dejó besar las manos complacido sin saber quienes era los macabeos. Pensó hasta que "eran esos que tenían fama de aburridos". El Gral Dávila tampoco sabía quienes eran, pero supuso con acierto, que el Arzobispo había querido elogiar a su superior ( P. 274). Se observa claramente aquí la ignorancia y estupidez de ese Gral "Salvador"
La segunda vez que el Arzobispo menciona a los macabeos es cuando la guerra había estallado con toda su fuerza y tres ataudes de seminaristas compeñeros de Rodrigo, de 21, 23 y 24 años, que habían caído en el frente de batalla, estaban en la Catedral y el Arzobispo les dedica estas palabras desde el púlpito: "Sin efusión de sangre no hay redención y vosotros, como buenos seminaristas, luchabais por la salvación de España y del cristianismo, estabais dispuestos a dejar la vida en ello y llegasteis hasta el sacrificio último. Vosotros sois los macabeos que trocasteis gustosos el bonete por el gorro militar y con vuestro fusil y vuestro corazón rebosante de ideales, saltasteis desde los umbrales del santuario a las avanzadas trincheras. Habéis demostrado ser santos y héroes. Me siento, y conmigo España entera, muy orgulloso de vosotros, mis macabeos" (P. 338). Obviamente, el arzobispo alaba la valenía de los soldados.
Por su lado, el Gral Mola que sigue ignorando quienes fueron los macabeos, le susurra al oido al Gral Dávila "¿Miró Ud. quienes son los macabeos? " y agrega; " Ese hombre se lo aplica a todo el mundo desde un General a un soldadito [.....]" ( P. 339). Acto seguido le pide al Gral Davila un informe en su despacho para ese mismo día. Esquivias reafirma aquí, la ignorancia de los Generales.
El arzobispo quizá estaba necesitado de héroes pensando en su particular idea de la liberación.
ReplyDeleteDespués de esta radiografía caracterológica del Arzobispo y los tres generales y una vez puesta en evidencia la ignorancia del General Mola y del General Dávila sobre los macabeos, esperaré a mañana para leer el final de esta entrada por entregas.
ReplyDeleteUn beso.
Muy interesante.
ReplyDeleteY sabes lo mejor? No aburre.
Saludos.
Excelente: la perspectiva de análisis a partir de los personajes y el contexto en el que se producen las citas anuncia ya un certero comentario. Cómo te agradezco estas aportaciones.
ReplyDeleteBesos.
Defintivamente: imposible engancharme a la lectura de Esquivias. Ello no me impide pasarme por los amigos y daros un fuerte abrazo a todos.
ReplyDeleteUna vez más, gracias por traer esta interesante entrada.
ReplyDeleteUn beso
Las descripciones son geniales como las caras de un prisma....
ReplyDelete.Los temores ante la posibilidad de que los implicados -, se vuelvan atrás.Ese general Mola pagado de si mismo y un poco estupido.Espero la continuación y me pongo al día. Un abrazo grande
Excelente tu análisis pero esos personajes: Mola, Dávila, Paisán, el arzobispo De Castro eran un rollo macabeo, querida. Besotes, M.
ReplyDelete"Sin efusión de sangre no hay redención", siempre que sea la de los demás, no la propia, porque si es la de uno, se acabó la condenación y la redención.
ReplyDeleteCertero seguimiento de la evolución de los golpistas a lo largo de la novela.
Un abrazo.
Magistral análisis.
ReplyDeleteLeí los dos artículos con atención.
Me hiciste recordar a Eduardo Galeano que describe ( creo que en su libro " Espejos") una apreciación con respecto a Mola y otros personajes señalando su ignorancia y " limitaciones " con un tono satírico y puntual.
Muy bueno.
Besos.