En la Primera Parte Vimos como Teresa, rústica aldeana rechaza en el Capítulo 2,5 las ideas de grandeza de su marido por estravagantes e imposibles y en el Capítulo 2,50 como Teresa recibe al paje que enviaron los duques y poco a poco va cayendo en el engaño de ser la mujer de un Gobernador.
Recuerdo un dicho que, evidentemente Sancho olvidó enseñar a su mujer: “ cuándo la lismosna es grande, hasta el Santo desconfía”. Teresa, a pesar de que el cura, el barbero y el bachiller no creen en el cuento, elije creer su sueño acogiéndose a las pruebas de la sarta de corales y del vestido de caza y de las dos cartas que el paje le lee de su marido y de la duquesa.
La vida de la mujer aldeana en sl Siglo XVII era muy dura, lo sabemos. Teresa se encontraba al frente de su casa, con dos hijos adolescentes y un marido lejos siguiendo aventuras. Hilaba, cocinaba, lavaría la ropa en el rio -aunque su hija la ayudara- daba de comer a las gallinas, ordeñaba las cabras al amanecer... en fin, todas tareas rudas.
Más de una vez habrá despotricado en contra de su marido, en contra de las inclemencias del tiempo o las cuentas que no podría pagar o la lumbre que no podría encender porque entre tanta cosa habría olvidado hachar la madera.
Más de una vez, habría soñando al hacer sus tareas con la vida regalada de las mujeres de la Corte o en sus propios palacios con miles de criados a su servicio. Más de una vez habría maldecido su suerte. Pero que va, sólo le queda apechugar y seguir tirando para adelante.
En este contexto, Teresa recibe un regalo del Cielo, un milagro. Una oportundad de salir de la pobreza y las preocupaciones cotidianas, como lo podemos apreciar en el Capítulo 2, 52.
En la carta que Teresa le manda a la Duquesa, se refiere a Sancho en un intento de hacerse la fina como “Mi consorte” Ésta es una locución que viene, según el RAE del lat. consors, -ortis, participante, marido, y que queda diametralmente opuesta a la explicación coloquial que Teresa le da a la duquesa de que todos en el pueblo lo ven a Sancho como un porro o sea, torpe, rudo, necio.
La noticia de que Sancho es Gobernador “ha recibido mucho gusto en este lugar puesto quien no crea” Es decir todos se rien y nadie lo cree. Excepto Teresa, que tampoco lo creería, pero lo termina creyendo en virtud de las pruebas de la sarta de corales, el vestido de caza y las dos cartas: la de su marido y la de la duquesa.
Teresa se siente tan feliz, tan, pero tan feliz por la buena nueva, que está, “estoy determinada [.....] a meter este buen dia en mi casa” . Teresa sigue manteniendo su cabeza fría y sus cualidades de mujer práctica en eso de que le pide le diga la duquesa a su marido que le mande “unos dinerillos” y le explica el por qué: Teresa sabe muy bien los precios de pan y de la carne en la corte y sabe que no tendrá con que pagarlos.
Teresa está tan deseando ponerse en camino y vivir su nueva vida que sus pies “están bullendo”. En su simpleza ella cree que por el hecho de pasear en coche con su hija y que al verla la gente va a preguntar, "¿quiénes van en el carruaje?" así su marido va a ser conocido como el Gobernador. Se me ocurren dos alternativas de explicación a esta creencia suya: O no tiene idea de la tarea que un Gobernador realiza o, cree realmente que ella es más lista que “su consorte” por pasearse en coche porque él, lo sabemos, es... “ un porro” a sus ojos. O ambas cosas.
Referirse a un Grande de España como “ Su pomposidad” es tan ridículo como que una aldeana utilice el vocablo “Consorte“ y tiene un efecto gracioso. Es decir, que a lo largo de todo esta deliciosa carta, podemos palpar lo absurdo o paródico de la situación de una aldeana escribiendo a una duquesa, queríéndose hacer la delicada, culta y agradecida. La carta no tiene desperdicio.
Ahora veamos la carta que Teresa le envía a su consorte, el porro:
Lo primero que salta a la vista es el enorme afecto con el que Teresa se dirije a su marido “Sancho mío de mi alma” Luego manifiesta la alegría de ella y de su hija junto con la sorpesa que les causó la noticia, tanto que a “Sanchica, tu hija, se le fueron las aguas sin sentirlo, de puro contento” .
Le costó creer y pensaba que era “Todo un un sueño porque quien iba a pensar que un pastor de cabras habría de venir a ser gobernador de ínsulas?”
El cura, el barbero y el bachiller, siguen sin creer, pero ella mira la sarta de corales y mira el vestido y rié de alegría.
Y ahora se dispara la fantasía de Teresa y sus ansias de grandeza cuándo dice que piensa no parar hasta convertirlo en “arrendador o alcabalero” y aclara que son oficios “que tiene y manejan dineros” Teresa sabe muy bien que quien quiere subir en la escala social, necesita manejar dineros. Los dineros abren muchas puertas y tocan muchas influencias.
Pobre mujer, cuándo descubra que sus sueños eran sólo eso, sueños y su marido, seguiría siendo lo que siempre fué: Sancho Panza, escudero de Don Quijote, criador de cabras y porro suyo.
Contribución a la lectura colectiva virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su blog La Acequia. © Myriam Goldenberg.
Como dije en la primera parte, es difícil resistirse a la evidencia, máxime cuando, como bien dices, Teresa soñaría más de una vez con la buena vida que para ella debían de llevar las mujeres de la Corte comparada con la suya. ¿Quién no se obnubilaría si viviendo penurias le pusieran delante la posibilidad de dejar todas las miserias atrás y cambiar a una vida mejor? Yo sí.
ReplyDeleteTeresa está viviendo un sueño, aunque sea momentáneamente. Dejémosla disfrutar mientras pueda, ya llegará el momento en que tenga que despertar.
Lo que yo ahora me pregunto es cómo reaccionará cuando se entere de la verdad.
Besos y feliz sábado.
El conflicto interno de Teresa debe ser importante. El ansia por salir de la pobreza, la sospecha del engaño, la inseguridad de su incorrecta conducta, la obnubilación por el impacto... debieron dejarla tocada, pero en el fondo, sabedora de su marido porro, su fantasía voló hacia ser ella la verdadera gobernadora de la ínsula y hacer vida cortesana, como señora del gobernador.
ReplyDeleteMe voy sabiendo más de ese maravilloso libro y sus irónicas realidades. Gracias.
Un beso
Pobre Teresa!
ReplyDeleteUn momento de sueños lo tiene cualquiera, solo que cuando despiertas :(
Se me ocurre Myr, más allá de la obra, que habemos muchas de ellas en el mundo-mundo, hayyy el día que descubres la verdad!
Te sigo, deseo saber el viernes su reacción.
Besos, buen fin de semana!
Excelente comentario de los entresijos de las dos cartas de Teresa.
ReplyDeletePara mí lo más significativo es la utilización que Cervantes hace de la correspondencia para darnos a conocer los puntos de vista del pueblo llano de los temas candentes del momento; como dice nuestro profe, el perspectivismo. Es de resaltar el humor con el que se tratan los temas del honor y de la honra, tan usados en el teatro del XVII.
Tampoco se olvida de la escasez y hambrunas seculares en las zonas rurales de la península hasta hace bien poco.
Un abrazo.
Muy bueno el análisis del personaje de Teresa en la obra Cervantina. Es el reflejo de una persona práctica, acostumbrada a un nivel social pobre, del que difícilmente podrá escapar. Sueña con una vida mejor. Es lógico, todo lo hacemos. Un fuerte abrazo, Myr.
ReplyDeleteNo creo que Teresa sueñe con un mundo mejor...es que la han engañado y ahora es cuando monta sobre este bulo todo el cuanto de la lechera... pobre....saludos
ReplyDeleteFascinante sintesis de la mujer de Sancho, me encanta la forma en que la novela da esos giros y pone a sus protagonista en estados limite, muy lindo post, un placer siempre leerte
ReplyDeleteBesitos miles
Janeth
Hola Myr:
ReplyDeleteEn el contexto en el que se situa la acción es normal que Teresa por un lado desconfie (la pobreza hace desconfiar al ver las mejoras como un imposible) y por otro, desee y llegue a creer que es una realidad. Al final, lo que deduzco es que tiene, a pesar de todo, una fe ciega en sancho y le ama, aunque de vez en cuando lo ponga de vuelta y media.
Un beso
Muy buena aportación.
ReplyDeleteUn abrazo
Maite
Ya vera, ya veras tú, cuando tenga un día tiempo... Te voy a hacer un contra análisis, que te vas a quedar... pasmá!
ReplyDeletejeje
jajajajaja... Si, sí, es que yo, a veces, soy como un poco "abogao del diablillo"... jeje
;)
Besicos.
Querida Myr: No voy a comentar nada del Quijote, porque no estoy preparada para ello. Pero si voy a darte las gracias por incluirme entre tus lecturas favoritas de hoy. Me ha hacho mucha ilusión verme ahi, porque creo sinceramente, que no merezco tal deferencia. De veras lo siento así.
ReplyDeleteTe mando un abrazo fuerte i agradecido.
Tu contribución es excelente, Myriam, todo un regalo para nuestra lectura. Teresa es un personaje secundario pero que apuntala a Sancho, sin duda. EStudiarlo a través de sus pocas apariciones es todo un ejemplo de atención lectora y académica.
ReplyDeleteEs curioso que esos oficios de arrendador y alcabalero en aquella época no estaban muy bien vistos por la población, el mismo Cervantes trabajó recaudando para la Corona y eso le llevó a la cárcel por motivos que ya conocemos.
ReplyDeleteMuy interesante ese acercamiento a Teresa Panza, la pobre ha caído en el engaño de los desalmados duques, de la misma forma que su marido, qué disgusto se llevará cuando vuelva a ver Sancho tan porro como siempre.
Buena entrada, felicidades.
Pero, en medio de sus sueños, Teresa no deja de pisar tierra firme y habla del precio de la carne y el pan, en esa corte tan cara, que nunca ha pisado. Y mejor que gobernador, recaudador de impuestos que eso de tener en mano los dineros es mejor que gobernar.
ReplyDeleteUn abrazo, Myriam.
Tras el certero comentario que aportas, veo un mensaje oculto en los modos, tratamientos e ilusiones de Teresa Panza "la ignorancia es la madre del atrevimiento".
ReplyDeleteGracias