Friday, March 20, 2020

Este jueves, un relato: "Altruismo", dos ejemplos de vida (Mi participación)



Popularmente conocidas   las historias de Oskar Schindler y la de Wilhelm Hosenfeld por las películas "La lista de Schindler" (1993) dirigida  por Steven Spielberg   y "El pianista" (2002) dirigida por Roman Polansky, respectivamente,  traigo aquí dos historias menos conocidas pero  magníficos ejemplos de altruismo de  dos ingenieros  alemanes que fueron miembros del Partido Nazi, pero que no comulgaron con las políticas antijudías del Tercer Reich; al cumplirse  75  años de la Liberación del Campo de exterminio se Auschwitz por las tropas Soviéticas   el 27 de Enero  2020.

Tal como Hosenfeld, que salvó al pianista,  escribió en su diario: -"¿será que el diablo ha tomado forma humana? (...) Nos hemos llenado de una vergüenza inexpugnable, de una maldición imborrable. No merecemos misericordia, todos somos culpables. Me avergüenzo de caminar por la ciudad [Varsovia], cualquier polaco tiene el derecho de escupirnos en la cara"- ambos personajes  vivieron el resto de sus vidas atormentados por la culpa  de no haber podido salvar  más vidas y por  la vergüenza de pertenecer al pueblo que produjo tales atrocidades.

Karl Plagge y Helmut Kleinicke   fueron, en virtud de testigos,  sobrevivientes por sus acciones altruístas, reconocidos por  Yad Vashem, el Museo  de  Conmemoración del Holocausto, sito en Jerusalén,  como Justos entre Las Naciones, Título honorífico que otorga Israel en reconocimiento a no-judíos que aun a costa de  un enorme peligro para sí mismos, salvaron vidas de judíos sin importar las consecuencias. Hasta la fecha, 627 alemanes han sido distinguidos.

Que por  su conducta altruista  y pro-social ambos, tal como Schindler y Hosenfeld,  sean   Plagge y Kleinicke  siempre recordados en el panteón de los héroes  que nos  enseñan y recuerdan  siempre que la Humanidad  tiene esperanza.


➽➽➽

A continuación una muy breve biografía de cada uno de ellos para quien desee leerlas  y entender mejor la dimensión de sus hazañas:


Karl Plagge (1897-1957)

Karl Plagge  fue un ingeniero y militar alemán con el grado de mayor  perteneciente al Estado Mayor del Ejército (Werhmacht), comandante de la unidad de recuperación mecánica Heereskraftfahrpark, abreviado:  HKP 562 localizado en Vilna.  Realizó una gran labor  humanitaria al salvar  alrededor de  un millar de vidas judías del exterminio en el Gueto de Vilna, en  Lituania durante la Segunda Guerra Mundial.

Plagge nació en Darmstadt en 1897, era hijo de un médico de esa ciudad, quedó huérfano de padre a los 7 años. Fue voluntario en el Reichswerh y participó como soldado de infantería en la Primera Guerra Mundial. Estudió Ingeniería mecánica  en la Universidad Técnica de Darmstadt,  adicionalmente obtuvo un grado en tecnología en Análisis químico  en 1924. En 1931 se unió al NSDAP o Partido Nazi al sentirse identificado como un patriota   idealista con los apostolados de Hitler en relación al resurgimiento nacional de Alemania; sin embargo no comulgó con las políticas antijudías de 1935 desde un principio y fue excluido de sus cargos en el partido por considerársele proclive a fraternizar con masones y judíos. En 1939 finalmente se des-afilió del partido sin haber pagado una sola contribución monetaria. 

En 1939 fue reclutado por el ejército como parte de una unidad móvil de recuperación mecánica alcanzando en 1942 el rango de Mayor y asimilado al Estado Mayor del Ejército (OKH). En 1943 fue enviado junto con su equipo a Lituania  y asignado como ingeniero-comandante de una unidad de recuperación de blindados y vehículos de la Werhmacht con base en un campo dentro de la ciudad de Vilna  (el HKP 562). Dicho campo de mantenimiento estaba bajo la tutela de las SS pero prestaba servicios al cuerpo mecánico de la Werhmacht como un gran garaje de  recuperación y mantenimiento de vehículos blindados.
 
Karl Plagge fue testigo de las atrocidades contra la población judía del Gueto de Vilna En agosto de 1943 tuvo lugar a una deportación de judíos  a los bosques de Ponary para ser brutalmente  asesinados.  Hasta ese momento, las SS  habían exterminado a unas 40.000 personas judías de Vilna y  estaban planeando o bien   liquidar el remanente humano del Gueto o bien  enviarlos a campos de trabajo forzado en Estonia. Consecuentemente, Plagge resolvió utilizar su posición para salvar vidas judías por lo que  de inmediato despidió la mano de obra polaca y,  bajo la excusa de  utilizar  mano de obra esclava barata,  reclutó a todos los prisioneros judíos del Gueto que pudo. 

Plagge logró enlistar para su unidad a unos  mil judíos con la tarjeta de "trabajador esencial" (wesentlicheworker)  para diferentes labores de mecánica aunque la mayoría no tenía instrucción alguna en esta especialidad (eran peluqueros, granjeros, carniceros, rabinos, maestros, médicos, etc,  etc.) sin  la menor noción  de mecánica. Cada tarjeta wesentlicheworker permitía ingresar un trabajador varón, a  su mujer y hasta dos hijos a la unidad. De este modo, unos 1250 judíos del Gueto fueron trasladados  a su garaje. 

En el garaje, Plagge permitió condiciones de vida relativamente benignas a sus prisioneros,   por ejemplo, podían hacer  trueque  entre sus guardianes y la población cautiva,  recibían comida caliente, tenían barracas y vestuario, bienes muy escasos en aquella época. Sin embargo no pudo desembarazarse de las SS y estos ocasionalmente realizaban inspecciones y barridas;  en una ocasión, un batallón de las SS capturó y envió a casi la totalidad de los trabajadores de Plague a la muerte.

En agosto de 1943 Plagge fue advertido de la próxima liquidación del Gueto de Vilna y se apresuró a reubicar a su unidad de mantenimiento mecánica en la periferia de la ciudad protegiendo a sus trabajadores de los intentos de las SS por llevárselos. En septiembre de 1943 se produjo la liquidación final del resto del Gueto de Vilna y los judíos remanentes, fueron masacrados en los bosques de Ponary, en Lituania.

Karl Plagge vivió en su ciudad natal de Darmstadt trabajando para la firma Hessen GmbH sumiéndose en el olvido hasta su muerte en 1957 a los 60 años de edad, víctima de un cáncer cerebral.



Helmut Kleinicke (1907- 1979)


Helmut Kleinicke nació  en  noviembre de 1907  en Wildemann, en Baja Sajonia, en una familia de silvicultores. En su juventud estudió ingeniería civil. Se unió al Partido Nazi en 1933.  En 1941, Kleinicke fue reclutado en el equipo que comenzó la planificación y construcción del Campo de  exterminio de Auschwitz.  Recién casado, se mudó con su mujer a la ciudad polaca de  Chrzanów, cerca del campo.  

En Chrzanów, Kleinicke tuvo que elegir a los habitantes judíos que eran jóvenes y aptos para trabajar en el campo. Kleinicke trató a sus trabajadores relativamente bien e hizo esfuerzos para evitar el transporte a los campos de exterminio en los últimos años de la guerra. No permitió que los miembros de las SS causaran daño  a sus empleados.  En algunas ocasiones, advirtió a los judíos acerca de las  próximas redadas, los rescató de ser deportados, los escondió en su ático y su cobertizo, o los ayudó a huir a través de la frontera. 

A fines de 1943, sus supervisores sospecharon que estaba ayudando a los judíos a escapar después de notar la tendencia de la desaparición de los judíos a su cargo, por lo que fue removido de su puesto y reclutado en una unidad de artillería de la Wehrmacht para luchar en el frente norte. Muchos de sus antiguos empleados que se quedaron después de su partida sobrevivieron al Holocausto y aportaron pruebas de su rescate de judíos perseguidos.

 Murió en 1979 de un  derrame cerebral dos días después de haber visto la Serie televisiva "Holocausto"que justo se había aireado en Alemania. 



Nota:  Podría haber escogido ejemplos más actuales relacionados con la situación actual de esta pandemia vírica que vamos a  controlar como hemos controlado las anteriores, pero a 75 años de la liberación de Auschwitz,  me hirvió la sangre cuando hace unos días entré en una librería de un centro comercial de esta ciudad y vi en su escaparate exhibido  a cara amplia el infame libro "Mi lucha" de Adolf Hitler en una edición no comentada, que al parecer se vende bastante pues el librero muy ufano me dijo  que  ya ha tenido a la venta otras ediciones  no comentadas.


12 comments:

  1. Dos ejemplos que son insignia de lo que es el altruismo. Muy bien llevado. Me alegra y agradezco la información que ofreces sobre ambos.

    Un abrazo y feliz entrada de primavera

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  2. Siempre hay gente por la que merece la pena creer en la humanidad.
    Muy bien traído, ahora que andamos faltos de medios para luchar contra todo esto que se nos ha presentado.
    Un abrazo, Myriam.

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  3. Estas historias que nos has hecho llegar , es lo que da al hombre esa fuerza y esa confianza en seguir creyendo en él ..Gracias y abrazos florales.

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  4. Gente que su mano izquierda no supo que lo que mano derecha hacía o al revés...
    Siempre hay quienes hacen que te reconcilies con la humanidad

    Besote

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  5. Hay que dar cuenta también de esto. Gracias, Myriam.

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  6. Justamente, el otro día, estuve viendo una película donde un judío húngaro salvo a muchos de sus congéneres de los nazis durante la invasión de Hungría. Me encantó. Hablaba también de Carl Lutz y la casa de cristal.
    Hay gente que merece ser recordada siempre.
    Un beso enorme.

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  7. Bien merecido recordatorio. Ser reconocidos como justos entre las naciones, habiendo sido nazis los expone como meritorios de una digna recordación. Un abrazo

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  8. Gracias por llevarme a conocer estos ejemplos. Besos.

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  9. Interesante ambas biografías. También me parece altruista tu gesto de darlos a conocer, aunque sea un pequeño detalle comparado con otros altruismos.
    Soy de valorar los pequeños gestos y tú os tienes continuamente.
    Beso

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  10. En momentos extremos nos encontramos con el egoísmo y la sordidez, pero también con el altruismo y la generosidad.

    Un abrazo

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  11. ¡Qué bonitos homenajes! Una persona me dijo una vez: "Los alemanes fueron los primeros en sufrir el horror nazi" y tiene razón. He visto las películas que comentas (La lista de Schindler y El pianista) pero no conocía estos dos casos. También he leído La ladrona de libros, de Markus Zusak, que si no lo has leído te lo recomiendo totalmente junto a su adaptación :3
    No participaré en esta convocatoria juevera, pero os voy leyendo :3
    Un besazo, Myriam

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  12. me sorprendió ese numero: 627 alemanes que son reconocidos por los judíos. Que lindo ejemplo de todo esto que hablamos este jueves. Y LOS DOS QUE ELEGISTE también.

    Curioso eso de morir poco después de ver la serie Holocausto. Besos para vos...

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