Habían llegado de distintas partes del mundo y el tema que iban a debatir no era nada baladí porque tenía que ver con como hacer del mundo un lugar mejor para vivir, sin guerras, sin hambre, sin envidias; pero en lugar de ir a lo fundamental se quedaron colgados en tonterías y discursos entre escatológicos, utópicos y si me apuran, bizantinos, mientras que el sol se retiraba y una oscura nube de langostas avanzaba muy sigilosamente a toda velocidad. No se la imaginaron, ni siquiera quisieron verla cuando la tuvieron casi en la narices. Entonces, aquel de entre ellos y ellas que se llamaba Moisés, que de tonto no tenía un pelo, se acordó de Noé que cuando el diluvio armó una barca y "patitas pa-que te quiero" la llenó de parejas que después de una larga travesía deambulatoria re-poblarían la Tierra. Así que Moisés, llamó a Aladino, quien cruzado de piernas llegó sentado en una alfombra, pero al oír sonar el cuerno de carnero, recordó no sólo que habían caído las murallas de Jericó sino también que se había olvidado la lámpara en la cueva que tenía por casa allá en Persia y como era tarde para buscarla, no tuvo más remedio que arreglárselas sin ella. En eso, llegaron los cuarenta ladrones, sin Ali Babá que a la sazón estaba echándonse una siesta en el Mar Muerto, y se llevaron todo lo que pudieron dejando a los miembros de la Convención prácticamente en pelotas -a ellos- y a ellas, pues.... ¡en braguitas!. Estaban muy en lamentaciones cuando llegaron las hambrientas langostas que como no eran vegetarianas los dejaron en los huesos. A todos menos a Moisés y a un pequeño grupo de seguidores renegados que se fueron con Aladino en su alfombra voladora que para que todos cupieran la multiplicaron por mil (esto lo hizo uno del grupo que se llamaba Jesús). Así que los mil y uno volaron al País de Alicia, cruzaron el espejo, y luego dejaron escritos una serie de relatos que Zoraya, con voz angelical relató a un escriba el que estando en una ocasión fumado con hashish, me contó esta historia delirante que hoy les he relatado y a la que no le he cambiado siquiera una coma.
Espera que me la releo :-)
ReplyDeleteMusu bat.
Mientras discuten sobre si son galgos o son podencos, llegan los perros -o las langostas- y se meriendan a los conejos. Bonito dibujo. En estas reuniones, suele haber un esqueleto que dice al camarero: joven, ponga otra ronda y traiga una fregona y un cubo.
ReplyDeleteUn abrazo, Myriam.
No está lejos de la realidad.
ReplyDeleteAbrazos.
Espero que tuvieran los pasaportes en regla para viajar...jajaja
ReplyDeleteBesos y salud
Ironía fina que se me escapa en algunos detalles pero que capto en espíritu.
ReplyDelete=)
No sé por qué me recuerda ciertos hemiciclos...O quien sabe si es nuestro día a día...
ReplyDeleteBesote guapa
Me gustó, es "casi" actual jeje. Un abrazo
ReplyDeleteSiempre es un placer leerte querida Myriam.
ReplyDeleteBesos.
Pues ha salido una metáfora un tanto inquietante de estos tiempos, mientras los de siempre discuten tonterías y son incapaces de arreglar nada, llegas otros y arrasan con todo lo que encuentran...
ReplyDeleteMe lo he tenido que leer dos veces :)
Interessante e hilária essa convenção!
ReplyDeleteGostei de ler!
Um beijo, Miriam, um ótimo fim de semana!
Apuesto a que el escriba puso de su cosecha! :D
ReplyDeleteFeliz día.
Bisous