Convocatoria de Mónica del blog Neogémenis.
Los Cinco elementos están señalados en marrón.
Espero que les guste y Mónica, gracias por anfitrionar este desafío.
Todo lo que sigue forma parte del texto:
El otoño había arrojado en las aceras
las hojas secas de los árboles
al sacudir el frío viento su entramado.
Nada era igual, Shlomo, el violinista, lo sabía.
En ese momento el ángel Querubín
-bajado del Cielo esa mañana-
En ese momento el ángel Querubín
-bajado del Cielo esa mañana-
le recordaba lo difícil del encuentro que tendría
aquel atardecer en la Bahía.
Una nave atracó en el Puerto de Jaffa.
Shlomo - el violinista- que de nervios perdió todo su pelo,
colocó en posición Il Cannone Guarnerius
y como bienvenida al ilustre pasajero ruso
que descendía, músico él también, ejecutó
[Shlomo Mintz] el Concierto para Violin y Orquestra Nro.1
del gran Niccolo Paganini.
El 6 años más joven y virtuoso Alexander Markov, estaba emocionado.
Esa misma noche en la Sala de Conciertos
con la Orquesta Sinfónica de Jerusalén, ejecutaría:
el Caprice Nro 17 (y el resto de los 24 Caprices)
del muy querido y venerado Paganini.
del gran Niccolo Paganini.
El 6 años más joven y virtuoso Alexander Markov, estaba emocionado.
Esa misma noche en la Sala de Conciertos
con la Orquesta Sinfónica de Jerusalén, ejecutaría:
el Caprice Nro 17 (y el resto de los 24 Caprices)
del muy querido y venerado Paganini.
Después del aclamado Concierto, todos los músicos se reunieron en la vieja,
antigua casa parental de Shlomo en Rejavia -de Jerusalén, un barrio-
para festejar el éxito a lo grande.
para festejar el éxito a lo grande.
Bandejas con canapés, ensaladas y bebidas eran ofrecidas
a los huéspedes que alegres conversaban y reían.
Cuando las campanadas del viejo reloj la Medianoche dieron,
de pronto, las luces tintinearon
y un sepulcral silencio se produjo
seguido de un murmullo que iba in crecendo.
En el rincón más oscuro de la sala, rodeado de una luz amarillenta y tenue,
como salido de un daguerrotipo, cobraba forma y sonido
genial y apasionado, un personaje.
como salido de un daguerrotipo, cobraba forma y sonido
genial y apasionado, un personaje.
-¡Paganini! - exclamaron al unísono con asombro los testigos.
José Simal de la Fuente comenta:
ReplyDeleteHe disfrutado con el relato y con las audiciones. A lo mejor Heifetz se merece otra entrada tuya en el blog...
Lo tendré en cuenta.
ReplyDeleteGracias por la sugerencia!!!!
Un abrazo, JOSE.
Siempre combinan bien los encuentros, los lugares, la música y los textos con significado.
ReplyDeleteUn abrazo, Myriam.
Yo leía con ansia, rápido, esperando que apareciera en cualquier momento, pero no, "El violinista en el tejado" no apareció... :)
ReplyDeleteBesos y salud
GENIN: Eso es porque ya ha aparecido en otra entrada sobre violines. Si quieres buscarla, está en la etiqueta "vioniles" al pie de esta entrada. Besos
ReplyDeletePero que belleza de entrada, Myriam!fechada con las imágenes y música de excelencia para aclimatar ambientalmente al lector. Perfecto! Muchísimas gracias por sumarte con tanta dedicación! Un fuerte abrazo
ReplyDeleteMechada, no fechada, quise poner... Este corrector!
ReplyDeleteEslabón a eslabón
ReplyDeletefloreven las palabras
...y uno las sigue
con melodía.
Termino la lectura
con sonrisas pero,
hay algo más:
La imagen de la siesta
y mi vuelta
llevada de tu mano
a esa aldea
con recuerdos
a mi pueblo...
Cuantas cabras
mulas y
moscas,
pueblan mi cabeza...
Que hermoso ya me imagine estar ahí en vivo y en directo escuchando la belleza de aquellos violines. genial... y gracias por dejarnos escuchar esta hermosa pieza musical
ReplyDeleteLeerte ha sido como tener en la mano una carta de presentación perfecta: Cada imagen acompañada de las letras pertinentes, como quien abre un cuaderno de opereta ya va descubriendo una trama que creía conocer pero no... Es algo nuevo.
ReplyDeleteUn beso enorme.
Vaya preciosidad de entrada es que no le falta de nada:poesia, imagenes, musica... un placer esquisito. Besos.
ReplyDeleteNo solo creaste el relato sino que lo musicalizaste. Excelente. Saludos!!
ReplyDeleteMe emocionaste, qué maravilla sería estar ahí
ReplyDeleteUn saludo
Siempre tan intelectual y didáctica.
ReplyDeleteBravo.
Relato que nos ha ido envolviendo en una atmósfera propicia para el desenlace apoteósico final, la aparición en escena del mismísimo Paganini. Me ha gustado mucho la perfecta combinación de texto y música.
ReplyDeleteUn abrazo.
Se creó la atmósfera propicia para que el gran músico asistiera
ReplyDeleteUn abrazo