Esta novela premiada por La Junta de Castilla y León este año, es la que nos toca ahora leer en el Club de lectura y he aquí pues, mi aporte. La acción está situada en el año 1977, poco después de la muerte de Franco e inicios de la transición hacia la Democracia, ese año se legaliza el Sábado de "los días Santos" (Miércoles a Domingo de la Semana Santa) el PCE. Pero antes y para las Celebraciones llega de Madrid a un pueblo ficticio de la meseta castellana el hijo del alcalde franquista -Germán-hijo, comunista- huyendo de la tensa situación en la Capital y lo hace acompañado de un acoplado primero, luego amigo, antropólogo alemán -Peter- que toma fotografías con su Laica, mientras el primero va mostrándole las "extravagancias" de la gente del pueblo y filmando en su imaginación -como si-. las escenas de las celebraciones, las gentes y los lugares, en "una inmersión al pasado del país, cuarenta o cien años atrás" (P19).
"La primera luna llena de primavera lleva corona de espinas" (...) "Los habitantes de Barrio de la Piedra lo olvidan de un año para otro y en esos pocos días enloquecen" (...) "Y dicen que todo esto lo causa una sola espina, la que cada año, puntualmente, el pájaro solitario le arranca a la primera luna llena de primavera" (P.13)
La novela comienza con una prosa poética introductoria de la cual cito unas lineas más arriba que nos conecta con la Naturaleza, los pájaros, la luna, la primavera y dos personajes de los que vamos a leer más adentro en el libro: Antonio Lozano, alias el pajarero, profesor y estudioso de los pájaros y el poeta Claudio Pino, ermitaño de origen francés que se la pasa meditando y escribiendo versos en el aire.
Esta espiritualidad natural, sencilla, auténtica, profunda y directa de la que encontramos una segunda derivación en la del Padre Luis de Alas, del monasterio, estudioso y cura progresista según los cánones dictados por el Concilio Vaticano II que, además, soporta pintadas fascistas del tipo "al paredón los curas rojos" (P299, P348); sacerdote-monje que solía retirarse a su escritorio y en privado levantaba su propio "muro de las lamentaciones" (P64); ya desde su época de formación había desarrollado la costumbre de velar, es decir, de "desarrollar un trabajo intelectual a la luz de una vela o una candela"(P64). Con respecto a las festividades de Semana Santa, el P Alas condena la glorificación de la barbarie y la hipocresía social: "Fijaos en cuánta aberración se esconde en este dolor recogido (....) (P 36) o como cuando se pregunta hablando con Tapias, el restaurador: "¿Cómo era posible que un pueblo entero se arrodillara ante semejante espectáculo de sadismo? un cadáver (...), un vampiro (...)" que representa la esperanza de resurrección en la esta tierra. (P208); a la vez que piensa que "el silencio de Dios es un problema. Y como tal existe una solución escondida (...)" cuya revelación espera que alguien la desvele (P260), pero como siente que "en el fluir del río hay otra respuesta"( P261) el P. Alas pide al poeta Claudio Pino que le enseñe a escuchar el río: "-Déjame pasar un rato a tu lado. Necesito limpiarme, no se por dónde empezar. Enséñame a escuchar el río (P324) en un tiempo de Desierto interior, vaciamiento del yo y de toda especulación intelectual para conectarse con la esencia misma de la vida presente en la Naturaleza y en ese fluir del río, adentrándose en la inmensa niebla cada uno con un remo en la mano.
Y una tercera derivación de la espiritualidad la hallamos en el amor puro, sensual y carnal de una parejita de jóvenes Juan (católico estudiante para cura) y Ashma (musulmana marroquí) que antes de lanzarse a sus brazos lo hace a los del Jesús de madera, como si de un ser vivo se tratara: "la chica reclinada sobre el pecho de madera de Jesús (....) eran dos amantes abrazados en su lecho de amor y muerte" (P166) pero que el P Alas que escribe en sus cuadernos sobre el amor cuyos ejemplos encuentra en La Biblia y en los poetas, teme mirar (P109 y P116) (no vaya a ser que quede encandilado y se derrita).
Lo mismo podría decirse del escultor-restaurador Alias Tapias, alias el imaginero, que llega a la espiritualidad siendo ateo confeso, a través del arte, pero con la salvedad de que él no teme destruir un árbol añejo de madera blanca "La Pina" para obtener materia pura para sus esculturas: "El Resucitado y la Virgen tienen que ser de la pina" (P227) El sin embargo, es "un infatigable perseguidor de la verdad oculta" (P107, P108)
Esta espiritualidad va a contrastar con la religiosidad -siempre apegada al dogma y los ritos dirigidos por la Institución eclesial- de la mayoría de los habitantes del pueblo que agrupados en hermandades desfilan encapuchadas portando estatuas con las que representan los distintos estadios de la Pasión y Pascuas de Resurrección. El rito se repite cada año llevando en andas para las procesiones estatuas que parecería que cobran vida: "(...) un pueblo henchido de fervor que se echa a las calles camina y cae junto a su Cristo cargado con la cruz y consuela a su amantísima madre" (P33) (....) en el interior del templo, (...) un grupo de hermanos y mujeres devotas se afanaba dando los últimos retoques a los pasos procesionales. Discutían los límites de la tradición y la novedad (...)" (P33) He aquí un ejemplo -de los muchos que hay- de la humanización/deificación de las estatuas, cuando el pueblo asistía al Desenclavo: "-Pero, míralo, pobrecillo, si parece que está queriendo hablar. ¡Ay, Señor!" (P208).
Esta religiosidad popular la aprovecha para su beneficio la cúpula de la Iglesia encarnada en la figura del Obispo Mons. Satrústegui que actúa siempre en consonancia con el poder político de derechas para el que estas fiestas sirven para dar al pueblo pan y circo "que mientras andan en estas manifestaciones pías no se meten en otras más tendenciosas" (P134); actitudes de este Obispo que el P Alas rechaza, siendo que está "harto hasta... los huevos de un Obispo que le baila el agua a políticos y militares torturadores (...)" (P318)
"La primera luna llena de primavera lleva corona de espinas" (...) "Los habitantes de Barrio de la Piedra lo olvidan de un año para otro y en esos pocos días enloquecen" (...) "Y dicen que todo esto lo causa una sola espina, la que cada año, puntualmente, el pájaro solitario le arranca a la primera luna llena de primavera" (P.13)
Carduelis, pájaro solitario
La novela comienza con una prosa poética introductoria de la cual cito unas lineas más arriba que nos conecta con la Naturaleza, los pájaros, la luna, la primavera y dos personajes de los que vamos a leer más adentro en el libro: Antonio Lozano, alias el pajarero, profesor y estudioso de los pájaros y el poeta Claudio Pino, ermitaño de origen francés que se la pasa meditando y escribiendo versos en el aire.
Esta espiritualidad natural, sencilla, auténtica, profunda y directa de la que encontramos una segunda derivación en la del Padre Luis de Alas, del monasterio, estudioso y cura progresista según los cánones dictados por el Concilio Vaticano II que, además, soporta pintadas fascistas del tipo "al paredón los curas rojos" (P299, P348); sacerdote-monje que solía retirarse a su escritorio y en privado levantaba su propio "muro de las lamentaciones" (P64); ya desde su época de formación había desarrollado la costumbre de velar, es decir, de "desarrollar un trabajo intelectual a la luz de una vela o una candela"(P64). Con respecto a las festividades de Semana Santa, el P Alas condena la glorificación de la barbarie y la hipocresía social: "Fijaos en cuánta aberración se esconde en este dolor recogido (....) (P 36) o como cuando se pregunta hablando con Tapias, el restaurador: "¿Cómo era posible que un pueblo entero se arrodillara ante semejante espectáculo de sadismo? un cadáver (...), un vampiro (...)" que representa la esperanza de resurrección en la esta tierra. (P208); a la vez que piensa que "el silencio de Dios es un problema. Y como tal existe una solución escondida (...)" cuya revelación espera que alguien la desvele (P260), pero como siente que "en el fluir del río hay otra respuesta"( P261) el P. Alas pide al poeta Claudio Pino que le enseñe a escuchar el río: "-Déjame pasar un rato a tu lado. Necesito limpiarme, no se por dónde empezar. Enséñame a escuchar el río (P324) en un tiempo de Desierto interior, vaciamiento del yo y de toda especulación intelectual para conectarse con la esencia misma de la vida presente en la Naturaleza y en ese fluir del río, adentrándose en la inmensa niebla cada uno con un remo en la mano.
Yacente y Virgen
Y una tercera derivación de la espiritualidad la hallamos en el amor puro, sensual y carnal de una parejita de jóvenes Juan (católico estudiante para cura) y Ashma (musulmana marroquí) que antes de lanzarse a sus brazos lo hace a los del Jesús de madera, como si de un ser vivo se tratara: "la chica reclinada sobre el pecho de madera de Jesús (....) eran dos amantes abrazados en su lecho de amor y muerte" (P166) pero que el P Alas que escribe en sus cuadernos sobre el amor cuyos ejemplos encuentra en La Biblia y en los poetas, teme mirar (P109 y P116) (no vaya a ser que quede encandilado y se derrita).
Lo mismo podría decirse del escultor-restaurador Alias Tapias, alias el imaginero, que llega a la espiritualidad siendo ateo confeso, a través del arte, pero con la salvedad de que él no teme destruir un árbol añejo de madera blanca "La Pina" para obtener materia pura para sus esculturas: "El Resucitado y la Virgen tienen que ser de la pina" (P227) El sin embargo, es "un infatigable perseguidor de la verdad oculta" (P107, P108)
La caída
Esta religiosidad popular la aprovecha para su beneficio la cúpula de la Iglesia encarnada en la figura del Obispo Mons. Satrústegui que actúa siempre en consonancia con el poder político de derechas para el que estas fiestas sirven para dar al pueblo pan y circo "que mientras andan en estas manifestaciones pías no se meten en otras más tendenciosas" (P134); actitudes de este Obispo que el P Alas rechaza, siendo que está "harto hasta... los huevos de un Obispo que le baila el agua a políticos y militares torturadores (...)" (P318)
En la próxima entrada, la 2nda parte que versará sobre las interpretaciones de Germán y Peter (o una mirada desde dentro y otra desde fuera).
En mi última entrada sobre este libro trataré otro tema: Los estereotipos y prejuicios en torno a la figura de Judas.
Contribución a la lectura colectiva
virtual que hacemos bajo la conducción de Pedro Ojeda desde su
blog: La Acequia © Myriam
Goldenberg
Notas: las fotos son de la red
Notas: las fotos son de la red
En cursivas negras gruesas o en verde grueso: citas textuales del libro.
La verdad es que este tipo de lecturas, a nada que profundices un poco en ellas, te lleva a un duro trabajo de análisis y reflexión. Y si ya lo compartes con nosotros, mucho más.
ReplyDeleteEkerrik asko :-)
Pues parece bastante interesante, ese época nos la hemos contando poco y quizás ahora tengamos la distancia necesaria para hacerlo y entendernos.
ReplyDeleteun beso
Es interesante pertenecer a un taller de lectura, los libros se leen y analizan mucho mejor. Un abrazo
ReplyDeleteBuens dia Myriam: Veo que sigues todavia con el club del profesor Ojeda. Me parece estpendo, y este libro premiado debe de ser muy bueno que este mismo año ya lo empeceis. Solo con la introducción ya señala que va ser una lectura estupenda. "La luna llena de primavera lleva corona de espinas" Preciosa frase Saludos especiales para tí.
ReplyDeleteEn este asunto de la religiosidad, hay mucha variedad en la forma de entenderla. Hay beatos o beatas que no se plantean nada, gente que no es consecuente con su credo y no practica a diario ni la caridad ni el amor al prójimo, gente que se involucra y se sacrifica y sirve a los demás e incluso agnósticos pero respetuosos como yo que se extasian ante la belleza y la espiritualidad de las catedrales.
ReplyDeleteUn abrazo, Ambar.
Incluso ateos que por convencimiento han decidido que Dios es el otro, es decir el prójimo. Cosa que teológicamente hablando es la cuadratura del circulo.
DeleteCosas de la edad, que se lía uno.
ReplyDeleteMis disculpas, Myriam, por cambiarte de nombre.
Un abrazo.
Una de las más importantes claves para la lectura de esta novela: esas fronteras entre la religión, la espiritualidad y la vida normal de la gente. Acertadísimo enfoque.
ReplyDeleteBesos.
Otra de tus sesudas y acertadas entradas... :)
ReplyDeleteBesos y salud
Parece un muy buen libro, la verdad que la religiosidad es un tema que desconozco profundamente, la espiritualidad es tal ves más conocido para mi, pero la religión siempre a sido afecto de los mas afanados y sufridos, algo que la iglesia a sabido aprovechar, voy a seguir con mucho interes los siguientes posteos sobre este magnifico libro que estas leyendo....
ReplyDeleteTal como has expuesto la reseña, dan muchas ganas de leer el libro, parece muy interesante.
ReplyDeleteGracias y besos
ELOY: Dicho de otra manera, ignoran esos ateos que mencionas, siguiendo a Meister Eckhart, que lo que están viendo es la Chispa Divina en el Otro. El hombre que lo hace se vuelve solidario y en su microcosmos actúa en consonancia con el Macrocosmos, lo que lleva a la armonía e incluso, a la plenitud. Un abrazo
ReplyDeleteMe ha llamado mucho la atención el libro luego de leer la entrada.
ReplyDeleteCada quien tiene su perspectiva de religión, que a veces, el de entrente no acepta...
Besote
Emoción. Con todo mi respeto he entrado en un ámbito de arenas movedizas. En una habitación a oscuras, diría Kafka. Gracias infinitas por tu cuidada lectura, Miriam
ReplyDeleteLa Semana Santa tiene muchísimas lecturas, incluso sin salirnos del ámbito religioso. Como bien señalas hay quien se deja llevar por esa religiosidad popular, muy gore por cierto, y hay quien aprovecha para profundizar en la fe, pero sinceramente creo que son los menos.
ReplyDeleteLa mayor parte o no va o se deja llevar.
La Semana Santa tradicional es un resto de esa sociedad vieja que empezó a morir en aquellos años de la transición democrática española. Toneladas de folklore y fiesta con unos gramos de religión. Pan y circo, así es.
ReplyDeleteEn la novela, me gustan los personajes que huyen de los pasos en la piedra: el río y los carrizos del Pajarero, el paraguas del tejo en que se esconde Alas, el chivitero del poeta budista.
Muy buen trabajo, Myriam.
JOSÉ MANUEL de la HUERGA: un honor tenerte aquí, en mi casa, comentando y además, agradeciendo. Gracias a ti, así da mucho más gusto trabajar la lectura.
ReplyDeleteUn fuerte abrazo